jueves, 29 de mayo de 2014

Deadly - Capítulo 27 - Las Amigas no Dejan que sus Amigas Salten

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Traducido por: Daniela
Corregido por: Andrea, Raúl S.

            Esa misma mañana, Spencer y Melissa estaban de pie en las áreas recreativas de Rosewood Day. Todos los ciento seis compañeros de último grado de Spencer, vestidos con túnicas en blanco y negro y gorras de birrete azul, estaban sentados en sillas plegables frente a un escenario improvisado. Spencer, sin embargo, estaba en un simple vestido de algodón y no llevaba gorra.
            Las caras de los chicos con los que había pasado los últimos doce años formaban las filas. Phi Templeton estaba sentada junto a Devon Arliss. La amiga de hockey sobre hierba de Spencer, Kirsten Cullen, se reía con Maya St. Germain. Noel Kahn, aún luciendo algo débil, estaba sentado con sus amigos de lacrosse. Naomi Zeigler, Riley Wolfe, y Klaudia Huusko susurraban entre sí. Compañeros de elenco de incontables obras de teatro escolares con los que Spencer había sido protagonista jugaban con sus birretes. Su séquito del periódico y del anuario se abanicaban con sus programas. Ninguno de ellos la miraba. Ni siquiera había cuatro asientos vacíos indicando donde Spencer, Aria, Emily, y Hanna deberían estar sentadas. Era como que Rosewood Day las había borrado de su recuerdo.
            Spencer miró alrededor, preguntándose si alguna de las otras había venido. Finalmente vio a Aria y a su madre al otro lado del campo. Hanna estaba bajo las gradas. Emily no estaba en ningún lado. Quizá ella tuvo la idea correcta.     
            El director Appleton aclaró su garganta en el escenario. - Y ahora, les presento a nuestro Graduado con las mejores calificaciones, Mason Byers.
            Hubo un aplauso explosivo mientras Mason se paraba de un asiento en la fila frontal y tomaba el escenario. Spencer sacudió su cabeza imperceptiblemente. ¿Mason Byers? Claro, él era inteligente, pero ella no tenía idea que él era el siguiente en la fila para el mejor graduado. Se suponía que ella estaría allí arriba ahora mismo. Había tenido un discurso preparado desde segundo grado. Conociendo a Mason, quien nunca se estresaba por nada, probablemente había escrito el discurso anoche.
            Melissa se acercó y apretó la mano de Spencer. - Todo estará bien.
            Spencer se tragó un nudo en la garganta, agradecida de tener a alguien a su lado quién entendía lo doloroso que esto era. Pero era demasiado. - Vayámonos de aquí, - gruñó, caminando hacia el estacionamiento.
            Melissa la siguió. Cuando pasaron junto a la gran fuente frente al gimnasio, tosió. - Escucha, estamos trabajando en encontrarte un abogado de primera en Jamaica. Darren tiene algunos contactos allí, y también papá.
            Spencer se pellizcó el puente de su nariz, odiando que los abogados ni siquiera estén considerando la posibilidad de tratar el caso en Estados Unidos. - ¿Sabes cuánto tarda un caso en ir a juicio en Jamaica?
            - He recibido algunas respuestas conflictivas. - Los tacones de Melissa golpearon la acera. - Algunas personas dicen solo unos meses. Otros dijeron años.
            Spencer gimió en voz baja.
            Se escuchó gente animada en el área de esparcimiento. Melissa se detuvo en medio del abarrotado estacionamiento. - Lo siento, - dijo con una mirada dolida en su cara. Miró a su alrededor, luego se acercó. - Si eres enviada a Jamaica, la buscaré luego de que te vayas. No quiero detenerme hasta que esté muerta.
            Spencer negó con la cabeza. - No lo hagas. Es genial que te ofrezcas, pero es peligrosa. Te matará, Melissa. No podría vivir con eso.
            - Pero… - La voz de Melissa se apagó y suspiró. - Esto no es justo.
            Spencer tampoco pensaba que era justo. Y esto era tan irónico: Justo cuando ella y Melissa estaban uniéndose de verdad, convirtiéndose en las hermanas que Spencer siempre hubiera esperado que fueran, su vida estaba terminando.
            Su teléfono sonó fuertemente. Spencer miró el ID. EMILY. Mientras Melissa abría el auto, Spencer contestó. No hubo respuesta, solo el sonido de viento. - ¿Hola? - Spencer dijo. - ¿Em?
            Y luego escuchó un llanto. Los sollozos eran suaves al comienzo, pero luego se intensificaron.
            - ¡Emily! - Spencer gritó al teléfono. - ¿Em, estás allí? ¿Por qué no estás en la graduación?
            El sollozo se detuvo. Hubo algo de ajetreo, y luego Emily resopló fuertemente en el micrófono. - ¿S-Spencer? - dijo.
Spencer se enderezó. - ¿Por qué no estás en la graduación?
            - Yo solo quería despedirme.
            Más viento soplaba contra el micrófono. Al lado de Spencer, la banda acababa de comenzar las notas iniciales de “Pomp and Circumstance”
            - ¿Qué ocurre? - A la vez, sonaba como que Emily había vuelto a llorar. Spencer agarró el teléfono con más fuerza. - ¿Em, qué anda mal?
            - Es solo que ya no puedo seguir, - Emily dijo. Su voz no tenía entonación. - Lo siento mucho. Simplemente estoy… cansada.
            La piel de Spencer hormigueaba. Había escuchado a Emily desesperarse antes, especialmente luego de que tuvo a su bebé. Pero esto parecía diferente, como que Emily estaba en un momento muy, muy oscuro y no tenía idea de cómo salvarse.
            - ¿Dónde estás? - demandó, afirmando con fuerza el teléfono. Melissa dejó de subirse al auto, mirando con curiosidad a Spencer.
            - No importa. - Hubo una ráfaga, quizá un auto pasando. - Nunca llegarás aquí a tiempo.
            El corazón de Spencer se aceleró. - ¿Qué dices? - demandó, a pesar de que, tenebrosamente, creía saberlo. Dio una vuelta en círculo, sintiéndose inútil. - Em, lo que sea que estés pensando hacer, no lo hagas. Sé que ahora las cosas son difíciles, pero tienes que aguantar. Sólo dime dónde estás ¿está bien?
            Emily se rio amargamente. - Probablemente ni siquiera me ahogaré, ¿sabes? Eso es lo que estaba pensando justo antes de llamarte accidentalmente. Escogí un puente—y yo soy una puta nadadora.
            - ¿Un puente? - Los ojos de Spencer iban de un lado a otro. Melissa ahora estaba de pie junto a ella, sus ojos amplios y llenos de curiosidad. - ¿Cuál? ¿El puente techado?
            - No, - Emily dijo rápidamente, pero Spencer supo que estaba mintiendo. - No vengas, Spencer. Voy a colgar.
            - ¡Em, no! - Spencer gritó. La llamada terminó. Spencer trató de llamar de vuelta a Emily, pero marcó y marcó, ni siquiera fue a buzón de voz.
            - Mierda, - Spencer dijo en voz alta.
            - ¿Qué sucede? - Melissa preguntó.
            La boca de Spencer se sentía seca. - Es Emily. Está en un puente. Creo que va a… - Su voz se apagó, pero por la mirada en la cara de Melissa, era obvio que sabía a qué se refería Spencer.
            - ¿Cuál puente? - Melissa demandó.
            - El puente techado está al otro lado del pueblo, - Spencer dijo. Miró a Melissa. - ¿Puedo tomar tu auto?
            Melissa juntó sus labios. - Iré contigo.
            Spencer se dio vuelta. - No quiero involucrarte en esto. - ¿Y si Ali había llevado allí a Emily? ¿Y si era peligroso?
            Los ojos de Melissa estaban firmes. - Detente. Sube.
            En el patio, los chicos estaban caminando hacia el escenario y recibiendo sus diplomas ante grandes aplausos. Spencer se metió al auto y cerró la puerta. Melissa encendió el motor y salió disparada del estacionamiento hacia la afortunadamente vacía calle. - No nos tomará mucho llegar allí, - dijo, mirando directo hacia el frente.
            Mientras el Director Appleton decía el nombre de Chassey Bledsoe, Spencer marcó el 911. - Una amiga mía va a saltar del puente techado en Rosewood, - gritó a la recepcionista cuando respondió. - ¡Envíen una ambulancia, ahora!
            Melissa se salió de la calle principal de la escuela. Spencer luego marcó a Aria y a Hanna; no había querido desperdiciar tiempo valioso en volver a buscarlas en la ceremonia. Hanna respondió al segundo ring. Spencer pudo oír aplausos de fondo. Necesitamos llegar al puente techado, - gritó. - Emily está en problemas.
            - ¿A qué te refieres? - Hanna preguntó.
            - No sé. - Spencer se mordió el labio. - Pero creo que necesitamos ir a encontrarla. Encuentra a Aria y búsquenme allí, ¿está bien?
            - Definitivamente - Hanna dijo urgentemente, y colgó.
            Melissa dobló rápidamente por otra esquina. Miró de reojo a Spencer. - ¿Y si llegamos allí y es muy tarde?
            Spencer se mordió con fuerza el pulgar. - No sé.
            El pasó deprisa por el camino rural que llevaba al puente, rodeando una granja de queso, una enorme hacienda rodeada por acres de terreno, y un elegante restaurant dentro de un viejo granero. Cuando Melissa estaba a solo una colina de llegar al puente, Spencer miró hacia adelante en el camino, luego detrás. - ¿Por qué no oigo una ambulancia? - dijo en voz alta.
            - Estaba pensando lo mismo, - Melissa murmuró. Pero luego presionó el acelerador. - Estará bien, - dijo casi enojada. - Llegaremos allí.
            Dieron la vuelta final. Por favor no saltes, Spencer repetía una y otra vez, una sensación de nauseas se formaba en su estómago. Por favor, por favor, por favor, Em, no saltes.
            El rústico puente cubierto de grafitis se asomó frente a ellas. No habían policías o paramédicos por ningún lado. Tan pronto como Melissa se detuvo en la cuneta, Spencer salió del auto y corrió hacia la pequeña plataforma que rodeaba el puente. Miró hacia el lado izquierdo, luego hacia el derecho. No había nadie.
            - ¿Emily? - Con el corazón en la garganta, Spencer miró hacia el agua corriendo por debajo, esperando tener un vistazo del cabello dorado-rojizo de Emily en los rápidos.
            El auto de Aria llegó después, y ella y Hanna se bajaron y se apresuraron en llegar al puente. - ¡Allí está! - Aria gritó. Una plataforma sobresalía del puente; Emily estaba arrodillada tras ella. El viento soplaba su cabello alrededor de su cara. Lágrimas corrían por sus mejillas. Se inclinó sobre el agua, su pecho jadeaba.
            - ¡Emily! - Spencer gritó. - ¡No!
            Emily las miró, y su cara se arrugó. - Déjenme sola. Tengo que hacer esto.
            - ¡No, no tienes! - Hanna gritó, también llorando.
            Emily miró con desánimo a los rápidos. - Nadie me quiere. Mi familia desea que estuviera muerta.
            - Solo están molestos, - Spencer urgió. - No se sienten así de verdad.
            Emily presionó sus manos sobre sus ojos. - ¿Cómo si ustedes no hubieran estado pensando en esto? Estamos prácticamente muertas. Por supuesto que queremos terminarlo todo.
            Spencer intercambió una mirada de horror con las otras.
            - ¿No ves lo que está ocurriendo? - Hanna lloró. - Ali organizó todo esto. Ella fue quien envió esas notas de suicidio desde nuestros teléfonos a nuestros amigos y familias, haciendo que parezca que queríamos matarnos. Es tan obvio, Em.
            Emily se encogió de hombros. - ¿Y? Aún no cambia nada.
            - ¡Si, si lo hace! - Hanna golpeó su puño contra la pared del puente. - Por meses—años—hemos dejado que Ali nos manipule. Le hemos permitido que nos haga pensar que la gente que queremos es A. Aria perdió a Noel por ello. Y Spencer sospechó de su mamá, ¿Recuerdas? Ahora Ali está usando el poder de la sugestión para hacernos pensar que deberíamos suicidarnos—y se lo estamos permitiendo. ¿En serio vas a dejar que te haga eso?
            Emily miró a Hanna. - ¿Pero por qué querría que nos suicidemos? Ya ganó por hacer que nos envíen a Jamaica.
            - Quizás le preocupa que seamos absueltas, - Spencer grito al puente. - O quizás le preocupa que continuemos investigando en prisión y la encontremos de verdad. Esta es su opción más segura. Morir por nuestras propias manos. Que ella no tenga que mover un dedo.
            El mentón de Emily tembló. - No sé si eso tenga sentido. ¿Cómo podríamos investigarla en Jamaica?
            - ¡Yo ayudaré! - Melissa gritó desde unos metros de distancia. - ¡Haré lo que sea que pueda!
            Spencer la miró agradecida, luego volvió a mirar a Emily. - Te necesitamos, Em. Necesitamos mantenernos apegadas si queremos derrotar a A.
            Emily cerró sus ojos con fuerza, abrumada. - Chicas…
            - Por favor, - Spencer rogó.
            De repente, finalmente, las sirenas gritaron tras ellas. Una ambulancia llegó al dique, y muchos hombres con chaquetas de paramédicos se bajaron. - ¿Dónde está? - gritó el primer hombre, uno joven con una barba incipiente en la cara.
            - ¡Allí! - Melissa apuntó a la plataforma.
            El paramédico asintió, luego confirió con los otros dos hombres que habían bajado del vehículo. Uno de ellos pidió refuerzos en un walkie-talkie. El segundo comenzó a bajar equipamiento médico del auto.
            El primer hombre encuadró sus hombros, se ató una soga para escalar por la cadera, y enganchó un extremo a un poste en el puente para tener estabilidad. Luego se acercó por la angosta plataforma. - Ven, cariño, - dijo amablemente, casi cariñosamente. - Estás a salvo.
            Emily lo miró, sus ojos estaban locos.
            - Te necesitamos, Em, - Hanna gritó.
            - ¡Te amamos! - Spencer gritó.
            Los otros dos paramédicos estaban ubicados cerca del agua, listos para tirarse un clavado en caso de que Emily saltara. El hombre del puente se le acercó más, la cuerda en su cadera se estaba poniendo tensa. Emily no se movía. Finalmente, él estaba lo suficientemente cerca para poner sus brazos alrededor de ella. Emily se derrumbó en él, su cara torcida de angustia. Él levantó a Emily y lentamente volvió al frontis del puente. Cuando estuvieron en tierra firma, él puso gentilmente a Emily en el pasto. Ella sollozaba.
            Spencer corrió hacia ella y la envolvió en un abrazo. Aria y Hanna hicieron lo mismo. Todas comenzaron a llorar. - Oh Dios mío, - Spencer decía una y otra vez.
            - ¿Cómo pudiste hacer eso? - Hanna gimió.
            - Pudimos haberte perdido, - Aria añadió.
            Emily lloraba tanto, que no podía hablar. - Yo solo… no pude…
            Spencer la abrazó firmemente. Hanna puso su sudadera sobre sus hombros. Uno de los paramédicos trajo otra manta y la puso sobre Emily también. El hombre que había salvado a Emily dijo por radio que ya no necesitaban refuerzos—la chica estaba a salvo. Luego se sentó junto a las chicas y chequeó las pupilas de Emily para asegurarse de que no estuviera entrando en shock. No hizo referencia sobre quién eran las chicas o lo que estaban enfrentando—quizás ni siquiera sabía.
            Los sollozos de Emily se disolvieron en algo parecido a un resfriado. Todas las chicas estaban apegadas a ella firmemente, como si tuvieran miedo de perderla otra vez. Incluso Melissa se unió al abrazo, acariciando el cabello de Emily y diciéndole que estaría bien. Spencer se tomó un momento para imaginar cómo habrían sido las cosas si no hubieran atrapado a Emily a tiempo. El aire dejó sus pulmones. Le aterrorizaba siquiera considerarlo. Si una de ellas moría, una parte de Spencer moriría también. Era un pequeño aspecto positivo sobre ir a Jamaica—al menos estarían juntas. No estarían enfrentando esto solas.
            Sus pensamientos volvieron a Ali otra vez. Por supuesto que ella había plantado el suicidio en todas sus mentes. Y mira lo que casi había hecho. Mira a quién casi se había llevado. Esta perra se merecía caer bajo por todo esto. Ahora más que nunca.
            Melissa se dirigió al auto, dándole unos minutos a solas a las chicas. Una minivan pasó por allí, disminuyendo la velocidad al ver la ambulancia. Spencer no reconoció a la mujer tras el manubrio, pero había un sticker desteñido de ROSEWOOD DAY LACROSSE atrás. Spencer dio un respingo.
            - ¿Qué? - Aria preguntó, mirándola perpleja.
            - Se me ocurrió otro modo de que podamos buscar a Ali, - Spencer dijo. - Pero no te va a gustar.
            Aria frunció el ceño. - ¿A qué te refieres?
            Una frío escalofriante bajó por la espalda de Spencer. - Me refiero a Noel.
            La cara de Aria se endureció. - ¿Qué hay con Noel?
            - Quizás él sabe algo más sobre Ali. Quizás no te lo dijo todo.
            Aria lucía shockeada. - ¿Quieres que hable con él? - Spencer asintió. Aria sacudió su cabeza. - De ningún modo.
            - Creo que Spencer está en lo correcto, - Hanna dijo. - Quizás Noel ni siquiera se da cuenta de lo que sabe. ¿Y si nos lleva a ella?
            - Yo lo haré si tú no quieres, - Spencer se ofreció. - No me importaría decirle unas cuantas cosas a ese idiota.
            Aria bajó sus ojos. - Él no es un idiota, - dijo tranquilamente, casi automáticamente. Suspiró. - Puedo manejarlo. Pero solo si Emily—y el resto de ustedes—nunca vuelven a pararse al borde de un puente. Perderlas es mucho peor que ir a prisión.
            - No lo haré, - Emily dijo suavemente.
            - Yo tampoco, - Hanna dijo, y Spencer asintió. Aria estaba en lo cierto. No podían abandonarse ahora mismo, no cuando las cosas estaban tan críticas y peligrosas.
            No cuando tenían tanto que perder.


Capítulo 26 - Capítulo 28

1 comentario:

  1. Aprovecho este espacio para tirar otra teoría: Melissa tiene un desorden de personalidad y se está haciendo pasar por Ali. La verdadera sí murió en el incendio. El otro A puede ser Chase. Espero los últimos capítulos.

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