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Capítulo 26 - Capítulo 28
Traducido por: Daniela
Corregido por: Andrea,
Raúl S.
Esa misma mañana, Spencer y Melissa estaban
de pie en las áreas recreativas de Rosewood Day. Todos los ciento seis
compañeros de último grado de Spencer, vestidos con túnicas en blanco y negro y
gorras de birrete azul, estaban sentados en sillas plegables frente a un
escenario improvisado. Spencer, sin embargo, estaba en un simple vestido de
algodón y no llevaba gorra.
Las caras de los chicos con los que había
pasado los últimos doce años formaban las filas. Phi Templeton estaba sentada
junto a Devon Arliss. La amiga de hockey sobre hierba de Spencer, Kirsten
Cullen, se reía con Maya St. Germain. Noel Kahn, aún luciendo algo débil,
estaba sentado con sus amigos de lacrosse. Naomi Zeigler, Riley Wolfe, y
Klaudia Huusko susurraban entre sí. Compañeros de elenco de incontables obras
de teatro escolares con los que Spencer había sido protagonista jugaban con sus
birretes. Su séquito del periódico y del anuario se abanicaban con sus
programas. Ninguno de ellos la miraba. Ni siquiera había cuatro asientos vacíos
indicando donde Spencer, Aria, Emily, y Hanna deberían estar sentadas. Era como
que Rosewood Day las había borrado de su recuerdo.
Spencer miró alrededor, preguntándose si
alguna de las otras había venido. Finalmente vio a Aria y a su madre al otro
lado del campo. Hanna estaba bajo las gradas. Emily no estaba en ningún lado.
Quizá ella tuvo la idea correcta.
El director Appleton aclaró su garganta en
el escenario. - Y ahora, les presento a nuestro Graduado con las mejores
calificaciones, Mason Byers.
Hubo un aplauso explosivo mientras Mason se
paraba de un asiento en la fila frontal y tomaba el escenario. Spencer sacudió
su cabeza imperceptiblemente. ¿Mason Byers? Claro, él era inteligente, pero
ella no tenía idea que él era el siguiente en la fila para el mejor graduado.
Se suponía que ella estaría allí arriba ahora mismo. Había tenido un
discurso preparado desde segundo grado. Conociendo a Mason, quien nunca se
estresaba por nada, probablemente había escrito el discurso anoche.
Melissa se acercó y apretó la mano de
Spencer. - Todo estará bien.
Spencer se tragó un nudo en la garganta,
agradecida de tener a alguien a su lado quién entendía lo doloroso que esto
era. Pero era demasiado. - Vayámonos de aquí, - gruñó, caminando hacia el
estacionamiento.
Melissa la siguió. Cuando pasaron junto a
la gran fuente frente al gimnasio, tosió. - Escucha, estamos trabajando en
encontrarte un abogado de primera en Jamaica. Darren tiene algunos contactos
allí, y también papá.
Spencer se pellizcó el puente de su nariz,
odiando que los abogados ni siquiera estén considerando la posibilidad de
tratar el caso en Estados Unidos. - ¿Sabes cuánto tarda un caso en ir a juicio
en Jamaica?
- He recibido algunas respuestas
conflictivas. - Los tacones de Melissa golpearon la acera. - Algunas personas dicen
solo unos meses. Otros dijeron años.
Spencer gimió en voz baja.
Se escuchó gente animada en el área de
esparcimiento. Melissa se detuvo en medio del abarrotado estacionamiento. - Lo
siento, - dijo con una mirada dolida en su cara. Miró a su alrededor, luego se
acercó. - Si eres enviada a Jamaica, la buscaré luego de que te vayas. No
quiero detenerme hasta que esté muerta.
Spencer negó con la cabeza. - No lo hagas.
Es genial que te ofrezcas, pero es peligrosa. Te matará, Melissa. No podría
vivir con eso.
- Pero… - La voz de Melissa se apagó y
suspiró. - Esto no es justo.
Spencer tampoco pensaba que era justo. Y esto era tan irónico: Justo
cuando ella y Melissa estaban uniéndose de verdad, convirtiéndose en las hermanas
que Spencer siempre hubiera esperado que fueran, su vida estaba terminando.
Su teléfono sonó fuertemente. Spencer miró
el ID. EMILY. Mientras Melissa abría el auto, Spencer contestó. No hubo
respuesta, solo el sonido de viento. - ¿Hola? - Spencer dijo. - ¿Em?
Y luego escuchó un llanto. Los sollozos
eran suaves al comienzo, pero luego se intensificaron.
- ¡Emily! - Spencer gritó al teléfono. -
¿Em, estás allí? ¿Por qué no estás en la graduación?
El sollozo se detuvo. Hubo algo de ajetreo,
y luego Emily resopló fuertemente en el micrófono. - ¿S-Spencer? - dijo.
Spencer se enderezó. - ¿Por qué no
estás en la graduación?
- Yo solo quería despedirme.
Más viento soplaba contra el micrófono. Al
lado de Spencer, la banda acababa de comenzar las notas iniciales de “Pomp and
Circumstance”
- ¿Qué ocurre? - A la vez, sonaba como que
Emily había vuelto a llorar. Spencer agarró el teléfono con más fuerza. - ¿Em,
qué anda mal?
- Es solo que ya no puedo seguir, - Emily
dijo. Su voz no tenía entonación. - Lo siento mucho. Simplemente estoy…
cansada.
La piel de Spencer hormigueaba. Había
escuchado a Emily desesperarse antes, especialmente luego de que tuvo a su
bebé. Pero esto parecía diferente, como que Emily estaba en un momento muy, muy
oscuro y no tenía idea de cómo salvarse.
- ¿Dónde estás? - demandó, afirmando con
fuerza el teléfono. Melissa dejó de subirse al auto, mirando con curiosidad a
Spencer.
- No importa. - Hubo una ráfaga, quizá un
auto pasando. - Nunca llegarás aquí a tiempo.
El corazón de Spencer se aceleró. - ¿Qué
dices? - demandó, a pesar de que, tenebrosamente, creía saberlo. Dio una vuelta
en círculo, sintiéndose inútil. - Em, lo que sea que estés pensando hacer, no
lo hagas. Sé que ahora las cosas son difíciles, pero tienes que aguantar. Sólo
dime dónde estás ¿está bien?
Emily se rio amargamente. - Probablemente
ni siquiera me ahogaré, ¿sabes? Eso es lo que estaba pensando justo antes de
llamarte accidentalmente. Escogí un puente—y yo soy una puta nadadora.
- ¿Un puente? - Los ojos de Spencer iban de
un lado a otro. Melissa ahora estaba de pie junto a ella, sus ojos amplios y
llenos de curiosidad. - ¿Cuál? ¿El puente techado?
- No, - Emily dijo rápidamente, pero
Spencer supo que estaba mintiendo. - No vengas, Spencer. Voy a colgar.
- ¡Em, no! - Spencer gritó. La llamada
terminó. Spencer trató de llamar de vuelta a Emily, pero marcó y marcó, ni
siquiera fue a buzón de voz.
- Mierda, - Spencer dijo en voz
alta.
- ¿Qué sucede? - Melissa preguntó.
La boca de Spencer se sentía seca. - Es
Emily. Está en un puente. Creo que va a… - Su voz se apagó, pero por la mirada
en la cara de Melissa, era obvio que sabía a qué se refería Spencer.
- ¿Cuál puente? - Melissa demandó.
- El puente techado está al otro lado del
pueblo, - Spencer dijo. Miró a Melissa. - ¿Puedo tomar tu auto?
Melissa juntó sus labios. - Iré contigo.
Spencer se dio vuelta. - No quiero
involucrarte en esto. - ¿Y si Ali había llevado allí a Emily? ¿Y si era
peligroso?
Los ojos de Melissa estaban firmes. -
Detente. Sube.
En el patio, los chicos estaban caminando
hacia el escenario y recibiendo sus diplomas ante grandes aplausos. Spencer se
metió al auto y cerró la puerta. Melissa encendió el motor y salió disparada
del estacionamiento hacia la afortunadamente vacía calle. - No nos tomará mucho
llegar allí, - dijo, mirando directo hacia el frente.
Mientras el Director Appleton decía el
nombre de Chassey Bledsoe, Spencer marcó el 911. - Una amiga mía va a saltar
del puente techado en Rosewood, - gritó a la recepcionista cuando respondió. -
¡Envíen una ambulancia, ahora!
Melissa se salió de la calle principal de
la escuela. Spencer luego marcó a Aria y a Hanna; no había querido desperdiciar
tiempo valioso en volver a buscarlas en la ceremonia. Hanna respondió al
segundo ring. Spencer pudo oír aplausos de fondo. Necesitamos llegar al puente
techado, - gritó. - Emily está en problemas.
- ¿A qué te refieres? - Hanna preguntó.
- No sé. - Spencer se mordió el labio. -
Pero creo que necesitamos ir a encontrarla. Encuentra a Aria y búsquenme allí,
¿está bien?
- Definitivamente - Hanna dijo
urgentemente, y colgó.
Melissa dobló rápidamente por otra esquina.
Miró de reojo a Spencer. - ¿Y si llegamos allí y es muy tarde?
Spencer se mordió con fuerza el pulgar. -
No sé.
El pasó deprisa por el camino rural que llevaba
al puente, rodeando una granja de queso, una enorme hacienda rodeada por acres
de terreno, y un elegante restaurant dentro de un viejo granero. Cuando Melissa
estaba a solo una colina de llegar al puente, Spencer miró hacia adelante en el
camino, luego detrás. - ¿Por qué no oigo una ambulancia? - dijo en voz alta.
- Estaba pensando lo mismo, - Melissa
murmuró. Pero luego presionó el acelerador. - Estará bien, - dijo casi enojada.
- Llegaremos allí.
Dieron la vuelta final. Por favor no
saltes, Spencer repetía una y otra vez, una sensación de nauseas se formaba
en su estómago. Por favor, por favor, por favor, Em, no saltes.
El rústico puente cubierto de grafitis se
asomó frente a ellas. No habían policías o paramédicos por ningún lado. Tan
pronto como Melissa se detuvo en la cuneta, Spencer salió del auto y corrió
hacia la pequeña plataforma que rodeaba el puente. Miró hacia el lado
izquierdo, luego hacia el derecho. No había nadie.
- ¿Emily? - Con el corazón en la garganta,
Spencer miró hacia el agua corriendo por debajo, esperando tener un vistazo del
cabello dorado-rojizo de Emily en los rápidos.
El auto de Aria llegó después, y ella y
Hanna se bajaron y se apresuraron en llegar al puente. - ¡Allí está! - Aria gritó.
Una plataforma sobresalía del puente; Emily estaba arrodillada tras ella. El
viento soplaba su cabello alrededor de su cara. Lágrimas corrían por sus
mejillas. Se inclinó sobre el agua, su pecho jadeaba.
- ¡Emily! - Spencer gritó. - ¡No!
Emily las miró, y su cara se arrugó. -
Déjenme sola. Tengo que hacer esto.
- ¡No, no tienes! - Hanna gritó, también
llorando.
Emily miró con desánimo a los rápidos. -
Nadie me quiere. Mi familia desea que estuviera muerta.
- Solo están molestos, - Spencer urgió. -
No se sienten así de verdad.
Emily presionó sus manos sobre sus ojos. -
¿Cómo si ustedes no hubieran estado pensando en esto? Estamos prácticamente
muertas. Por supuesto que queremos terminarlo todo.
Spencer intercambió una mirada de horror
con las otras.
- ¿No ves lo que está ocurriendo? - Hanna
lloró. - Ali organizó todo esto. Ella fue quien envió esas notas de suicidio
desde nuestros teléfonos a nuestros amigos y familias, haciendo que parezca que
queríamos matarnos. Es tan obvio, Em.
Emily se encogió de hombros. - ¿Y? Aún no
cambia nada.
- ¡Si, si lo hace! - Hanna golpeó su puño
contra la pared del puente. - Por meses—años—hemos dejado que Ali nos
manipule. Le hemos permitido que nos haga pensar que la gente que queremos es
A. Aria perdió a Noel por ello. Y Spencer sospechó de su mamá,
¿Recuerdas? Ahora Ali está usando el poder de la sugestión para hacernos pensar
que deberíamos suicidarnos—y se lo estamos permitiendo. ¿En serio vas a dejar
que te haga eso?
Emily miró a Hanna. - ¿Pero por qué querría
que nos suicidemos? Ya ganó por hacer que nos envíen a Jamaica.
- Quizás le preocupa que seamos absueltas,
- Spencer grito al puente. - O quizás le preocupa que continuemos investigando
en prisión y la encontremos de verdad. Esta es su opción más segura. Morir por
nuestras propias manos. Que ella no tenga que mover un dedo.
El mentón de Emily tembló. - No sé si eso
tenga sentido. ¿Cómo podríamos investigarla en Jamaica?
- ¡Yo ayudaré! - Melissa gritó desde unos
metros de distancia. - ¡Haré lo que sea que pueda!
Spencer la miró agradecida, luego volvió a
mirar a Emily. - Te necesitamos, Em. Necesitamos mantenernos apegadas si
queremos derrotar a A.
Emily cerró sus ojos con fuerza, abrumada.
- Chicas…
- Por favor, - Spencer rogó.
De repente, finalmente, las sirenas
gritaron tras ellas. Una ambulancia llegó al dique, y muchos hombres con
chaquetas de paramédicos se bajaron. - ¿Dónde está? - gritó el primer hombre,
uno joven con una barba incipiente en la cara.
- ¡Allí! - Melissa apuntó a la plataforma.
El paramédico asintió, luego confirió con
los otros dos hombres que habían bajado del vehículo. Uno de ellos pidió
refuerzos en un walkie-talkie. El segundo comenzó a bajar equipamiento médico
del auto.
El primer hombre encuadró sus hombros, se
ató una soga para escalar por la cadera, y enganchó un extremo a un poste en el
puente para tener estabilidad. Luego se acercó por la angosta plataforma. -
Ven, cariño, - dijo amablemente, casi cariñosamente. - Estás a salvo.
Emily lo miró, sus ojos estaban locos.
- Te necesitamos, Em, - Hanna gritó.
- ¡Te amamos! - Spencer gritó.
Los otros dos paramédicos estaban ubicados
cerca del agua, listos para tirarse un clavado en caso de que Emily saltara. El
hombre del puente se le acercó más, la cuerda en su cadera se estaba poniendo
tensa. Emily no se movía. Finalmente, él estaba lo suficientemente cerca para
poner sus brazos alrededor de ella. Emily se derrumbó en él, su cara torcida de
angustia. Él levantó a Emily y lentamente volvió al frontis del puente. Cuando
estuvieron en tierra firma, él puso gentilmente a Emily en el pasto. Ella sollozaba.
Spencer corrió hacia ella y la envolvió en
un abrazo. Aria y Hanna hicieron lo mismo. Todas comenzaron a llorar. - Oh Dios
mío, - Spencer decía una y otra vez.
- ¿Cómo pudiste hacer eso? - Hanna gimió.
- Pudimos haberte perdido, - Aria añadió.
Emily lloraba tanto, que no podía hablar. -
Yo solo… no pude…
Spencer la abrazó firmemente. Hanna puso su
sudadera sobre sus hombros. Uno de los paramédicos trajo otra manta y la puso
sobre Emily también. El hombre que había salvado a Emily dijo por radio que ya
no necesitaban refuerzos—la chica estaba a salvo. Luego se sentó junto a las
chicas y chequeó las pupilas de Emily para asegurarse de que no estuviera
entrando en shock. No hizo referencia sobre quién eran las chicas o lo que
estaban enfrentando—quizás ni siquiera sabía.
Los sollozos de Emily se disolvieron en
algo parecido a un resfriado. Todas las chicas estaban apegadas a ella
firmemente, como si tuvieran miedo de perderla otra vez. Incluso Melissa se
unió al abrazo, acariciando el cabello de Emily y diciéndole que estaría bien.
Spencer se tomó un momento para imaginar cómo habrían sido las cosas si no
hubieran atrapado a Emily a tiempo. El aire dejó sus pulmones. Le aterrorizaba
siquiera considerarlo. Si una de ellas moría, una parte de Spencer moriría
también. Era un pequeño aspecto positivo sobre ir a Jamaica—al menos estarían
juntas. No estarían enfrentando esto solas.
Sus pensamientos volvieron a Ali otra vez.
Por supuesto que ella había plantado el suicidio en todas sus mentes. Y mira lo
que casi había hecho. Mira a quién casi se había llevado. Esta perra se merecía
caer bajo por todo esto. Ahora más que nunca.
Melissa se dirigió al auto, dándole unos
minutos a solas a las chicas. Una minivan pasó por allí, disminuyendo la
velocidad al ver la ambulancia. Spencer no reconoció a la mujer tras el
manubrio, pero había un sticker desteñido de ROSEWOOD DAY LACROSSE atrás.
Spencer dio un respingo.
- ¿Qué? - Aria preguntó, mirándola
perpleja.
- Se me ocurrió otro modo de que podamos
buscar a Ali, - Spencer dijo. - Pero no te va a gustar.
Aria frunció el ceño. - ¿A qué te refieres?
Una frío escalofriante bajó por la espalda
de Spencer. - Me refiero a Noel.
La cara de Aria se endureció. - ¿Qué hay
con Noel?
- Quizás él sabe algo más sobre Ali. Quizás
no te lo dijo todo.
Aria lucía shockeada. - ¿Quieres que hable
con él? - Spencer asintió. Aria sacudió su cabeza. - De ningún modo.
- Creo que Spencer está en lo correcto, -
Hanna dijo. - Quizás Noel ni siquiera se da cuenta de lo que sabe. ¿Y si nos
lleva a ella?
- Yo lo haré si tú no quieres, - Spencer se
ofreció. - No me importaría decirle unas cuantas cosas a ese idiota.
Aria bajó sus ojos. - Él no es un idiota, -
dijo tranquilamente, casi automáticamente. Suspiró. - Puedo manejarlo. Pero
solo si Emily—y el resto de ustedes—nunca vuelven a pararse al borde de un
puente. Perderlas es mucho peor que ir a prisión.
- No lo haré, - Emily dijo suavemente.
- Yo tampoco, - Hanna dijo, y Spencer
asintió. Aria estaba en lo cierto. No podían abandonarse ahora mismo, no cuando
las cosas estaban tan críticas y peligrosas.
No cuando tenían tanto que perder.
Aprovecho este espacio para tirar otra teoría: Melissa tiene un desorden de personalidad y se está haciendo pasar por Ali. La verdadera sí murió en el incendio. El otro A puede ser Chase. Espero los últimos capítulos.
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