martes, 24 de septiembre de 2013

Burned - Capítulo 29: S.O.S.

Traducido por: Daniela
Corregido por: Frío


           Tomó cerca de veinte minutos llegar al sitio de buceo al que el grupo de Spencer había ido esa tarde. El sol casi se había puesto; la última luz restante bailaba por el cielo en rayos morados. Spencer giró el bote en dirección a la sección de la costa que estaba marcado con grandes formaciones rocosas, acantilados naturales, y pequeñas cuevas. Escarpado coral sobresalía por todos lados. El agua chocaba contra resbaladizas y altas rocas cubiertas de algas. La cueva de la que estaban más cerca era muy profunda y oscura, parecía una tenebrosa boca enojada.

 Spencer paró el motor, luego se puso el tanque de oxígeno y aletas, sintiéndose un poco incomoda al usar el equipamiento de buceo luego de casi ahogarse. Pero chequeó las válvulas tres veces, y no había modo de que Naomi las hubiera alterado antes de partir. - La parte más profunda es en esa cueva. Iré sola ¿está bien? Ustedes chicas quédense aquí.
              
- ¿Estás loca? - Emily dijo. - No puedes nadar allí sola. Iré contigo. Yo me mantendré a flote en la superficie mientras tú buceas.
        
        - Yo igual - Hanna dijo.

Los ojos de Aria se expandieron. - ¡No me dejen aquí! Yo iré también.
                
Spencer la miró con preocupación. - ¿Puedes hacerlo?
                
Aria tiró un tirante de su chaleco salvavidas. - Estaré bien. Estamos en esto juntas, ¿cierto?
                
- Me quedaré cerca de ti Emily se ofreció.
                
Las chicas ataron el bote salvavidas a un afloramiento natural de rocas y se metieron al agua fría y llena de algas. Nadaron hacia el angosto pasaje y dentro de un oscuro y turbulento estanque. Luego de unas brazadas más, el pasaje se abrió a una caverna más amplia, donde el agua estaba mucho más calmada y tibia. Pero estaba negro como boca de lobo aquí también—Spencer apenas podía ver a unos pocos pies frente a ella. Apenas era mejor cuando prendió la linterna de buceo que tomó de la sala de equipamiento. La vaporosa y babosa alga marina seguía escurriéndose por sus piernas como sanguijuelas. Miró preocupada a Aria, pero estaba flotando cómodamente en su salvavidas.
                
Tomó el collar de la mano de Aria. - Deséenme suerte - declaró, luego desapareció bajo el agua.
                
Se hundió como lo había hecho más temprano ese día. Esta vez, su equipamiento funcionó, y el oxígeno llenó sus pulmones. Una vez que estuvo suficientemente abajo, encontró un afloramiento de rocas y puso el collar profundo en el golfo, soltando una nube de arena. Cuando se aclaró, el collar se había ido. Estaba oculto—ojalá para siempre.
                
Cuando volvió a salir, las chicas seguían flotando. Había un tenso silencio—Spencer pudo adivinar que ninguna de ellas había hablado todo el tiempo que estuvo abajo. Los dientes de Hanna temblaban. Aria estaba respirando con dificultad. Los ojos de Emily iban de un lado a otro hacia la orilla, la que parecía a un millón de millas de distancia.
                
- Está hecho - Spencer dijo cuando se sacó la máscara de la cara. - Vamos.
                
Patalearon de vuelta por el pasaje. El mar se había puesto aún más frío con la puesta del sol, y Spencer no podía esperar para volver a subir al bote salvavidas y dirigirse a la tierra. Entrecerró sus ojos al mirar el pequeño pedazo de sol en el horizonte. Apenas se podía distinguir entre el agua azul marina y el cielo oscureciendo. El único sonido que escuchaba era el pacífico oleaje.  Miró de derecha a izquierda, desorientada. Algo parecía diferente.
                
Emily apareció tras ella. Aria llegó después, luego Hanna. Todas se mantuvieron a flote junto a Spencer, mirando alrededor confundidas.
                
- ¿Dónde está el bote? - Emily dijo finalmente.
                
Spencer parpadeó. Así de simple, su orientación vino a ella. Vio el crucero a la distancia. Allí estaba la roca con forma de dedo que recordaba del buceo más temprano ese día. Pero cuando buscó el gancho natural a donde habían atado el bote, todo lo que vio fue un trozo de cuerda suelto. Lo tiró, sintiendo un peso subir de la profundidad. Un motor de fueraborda apareció a la superficie. Luego de eso, la carcasa de una balsa, sin aire.
                
Aria dio un grito ahogado. Emily y Hanna intercambiaron silentes y horrorizadas miradas. Las olas golpeaban violentamente las rocas. Una débil risa aguda dio vueltas en el aire.
                
Hanna dio un pequeño grito y miró a todas las otras con los ojos aterrorizados y amplios. - N-no entiendo.
                
- Algo debe haberlo perforado. - Spencer sugirió, su voz temblando.
                
Emily gimió. - ¿De verdad está ocurriendo esto? ¿Cómo vamos a volver a la orilla?
                
Se miraron las unas a las otras, luego a la vasta distancia entre ellas mismas y el barco. Spencer dio vuelta y trató de calcular el nado hasta la tierra, pero era muy lejos también. Emily podría nadarlo, quizás, pero junto a ella, Aria estaba luchando y respirando con fuerza, incluso usando un chaleco salvavidas.
                
- Debí haberme quedado en la balsa - Aria dijo entre tragos de agua marina. - Quizás esto no habría ocurrido. Podría haberlo mantenido a salvo.
                
- Para. - Spencer dijo severamente. - ¿Y si te hubieras quedado en la balsa, y hubiera comenzado a hundirse, y no pudieras salir?
                
Aria miró las suaves paredes de los acantilados. - ¿Cómo podría haberse pinchado con algo? No parece posible.
                
Y entonces, como respondiendo, lo escucharon otra vez: esa risa aguda, parecía salir de las profundidades del océano. Era una risa vengativa, una risa de satisfacción, una risa que decía, ¿Ahora que van a hacer perras? Y de repente, un pequeño vástago de idea se formó en la mente de Spencer.
                
- Naomi hizo esto - susurró.
                
La garganta de Aria se movió cuando tragó. El mentón de Hanna tembló. Los dedos de Emily temblaron cuando se puso su cabello tras sus oídos. Tan pronto como las palabras salieron de la boca de Spencer, supieron que era verdad. Naomi las había visto salir. De seguro había sabido lo que iban a hacer, y de seguro, como A, vio una oportunidad a prueba de tontos. Spencer ya podía ver las noticias de mañana: Cuatro lindas chicas van de paseo en un bote salvavidas cuando un crucero es evacuado. El bote tiene una fuga, las chicas se ahogan.
                
Probablemente había ocurrido antes. Cuando los equipos de rescate finalmente las encuentren, sería estimado un horrible accidente, pero ciertamente no un nauseabundo juego. Nadie iría a la cárcel. Era el crimen perfecto.
                
Todas se miraron. - Naomi nos dejó aquí para morir - Spencer susurró - Hasta donde sabemos, ella y Graham estuvieron en complot todo el tiempo. Una vez que su bomba no acabó con Aria, se movieron al plan B.
                
Emily comenzó a llorar. - ¿Que vamos a hacer? ¡No quiero morir así!
               
 - ¡Ayuda! - Hanna gritó. Pero las olas ahogaron su voz.
                
- No deberíamos haber venido aquí nunca - Emily balbuceó.
                
- Todo esto es mi culpa - Aria balbuceó - Si yo no hubiera recibido ese collar, no estaríamos aquí. No estaríamos en nada  de esto si yo no hubiera empujado a Tabitha
                
- No hables así - Spencer dijo.
                
- ¡Pero es cierto! - Aria lloró - Soy la única que se merece esto de A. ¡Ustedes no!
                
Spencer vio como una ola pasó la cabeza de Aria. Volvió a flotar a la superficie, tosiendo, cuando otra ola la hundió. Sus brazos se movían inútilmente. Había terror en sus ojos.
                
Emily tomó a Aria de la cintura y la tiró a la superficie. - Tienes que quedarte calmada - le gritó al oído - Entrar en pánico malgasta energía.
                
- ¿Cómo puedo no entrar en pánico? - Aria gritó - ¿No lo ves? A ideó un poético final para nosotras, lanzándonos al mar igual que como las olas se llevaron a Tabitha. Incluso si sobrevivimos, ¿Cuál es el fin? A va a encontrarnos otra vez y hacer algo aun peor.
                
- No digas eso - Spencer calmó - Vamos a vencer a A. Vamos a encontrar un modo. - Pero cuando miró a la luz apagándose, se dio cuenta de que todo lo que Aria decía era verdad. Estar a la deriva en el mar era como la peor muerte posible, pero si sobrevivían, ¿quién decía que A no saldría con algo aún más aterrador? ¿Cómo podría vivir sabiendo que A tenía algo guardado para ella justo a la vuelta de la esquina?
                
Aria se secó el agua de sus ojos. - Si salimos de esto vivas, le diré a la policía lo que hice en Jamaica.
                
Todas giraron sus cabezas y la miraron. - No, no lo harás. - Spencer chilló.
                
- ¡Ya no puedo soportarlo! - Aria agitó sus brazos - ¿No ven lo que está ocurriendo? ¡A está usando nuestra culpa y miedo para manipularnos—y podría seguir por siempre si no lo detenemos! El único modo de librarnos de A es confesar. Entonces A no tendría nada sobre nosotras.
                
El mar se calmó por un momento. Hanna se sacó el agua de sus ojos. Spencer aspiró sus lágrimas. Finalmente Emily se aclaró la garganta.
                
- Quizás todas deberíamos contarlo - dijo.
                
- No podemos dejarte hacer eso sola, Aria - Hanna añadió.
                
- Y es cierto - Una ola golpeó la mejilla izquierda de Spencer - A no tiene poder si confesamos. De cierto modo, probablemente nos liberará. Si, iremos a un juicio y si, quien sabe cómo serán nuestros futuros. Pero al menos A se habrá ido de nuestras vidas.
                
Aria tragó saliva. - Ustedes no tienen que arruinar sus vidas por algo que yo hice.
                
Spencer giró sus ojos. - Por última vez, Aria, estamos en esto juntas. Todas vamos a confesar. Nunca te dejaríamos echarte la culpa sola.
                
Luego, a través de un acuerdo no hablado, nadaron juntas y formaron un anillo protector. Se sintió, de repente, como que eran real y verdaderamente mejores amigas. Incluso hermanas.
                
Spencer entrecerró sus ojos a algo a la distancia. - ¿Qué es eso? - De vez en cuando, una vez que una ola pasaba, algo blanco pasaba por el agua.
                
La boca de Aria se abrió - ¡Un bote!
                
Hanna movió sus brazos sobre su cabeza - ¡Hey!
                
- ¡Por aquí! - Emily gritó.
               
El suave rugir de un motor sonó por sobre la rabiosa marea. El barco iba directo a ellas. Hanna se rió cuasi histéricamente. - ¡Nos ven!
                
El bote se inclinó hacia arriba en una ola y luego bajó. Parecía como una embarcación de pesca, con redes colgadas a los lados y postes sobresaliendo del casco. El conductor tenía un gorro kaki de pesca que estaba puesto lejos de sus ojos. Spencer se preguntó si era alguien del crucero.
                
- ¡Agárrense! – Una voz gritó. Una cuerda apareció en el agua. Spencer luchó para alcanzarla, pero justo cuando estaba a punto de alcanzarla, Aria le tiró el pie.
                
- No lo hagas – dijo en voz baja.
                
Spencer estaba a punto de protestar, pero luego siguió los abiertos ojos de Aria. Había una chica de pie en la cubierta. La cabeza de Spencer comenzó a dar vueltas.
                
Naomi.
                
- ¡Agárrense! – Naomi dijo otra vez. Enrolló la cuerda y la lanzó otra vez como un sedal. Cuando ninguna de ellas tomó el anzuelo, entrecerró sus ojos. - ¿Qué hay de mal con ustedes chicas? ¿Quieren ahogarse?
                
- ¡Naden! – Spencer gritó, dando vuelta en el agua. - ¡Tenemos que alejarnos de ella!
                
Pero entonces otra voz llamó del barco. - ¡Apúrense chicas, por favor! ¡Necesitamos traerlas a salvo!
                
Spencer dejó de patalear, reconociendo la voz. La boca de Emily se abrió de golpe también. Mientras una ola se salió del camino, una segunda silueta apareció en la baranda. Él usaba una apretada remera de polo rosada, shorts de lino, y lentes con forma de estrella. La mirada en su cara era de preocupación y miedo puros.
                
- ¿Jeremy? – Spencer dijo, parpadeando.
                
Unas pocas otras personas aparecieron al lado. Esa chica zorra con la que Emily compartía cuarto, Erin. Kirsten Cullen y Mike. Noel.
                
Estaban a salvo.



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