Traducido por: Daniela
Corregido por: Frío
Tomó
cerca de veinte minutos llegar al sitio de buceo al que el grupo de Spencer
había ido esa tarde. El sol casi se había puesto; la última luz restante
bailaba por el cielo en rayos morados. Spencer giró el bote en dirección a la
sección de la costa que estaba marcado con grandes formaciones rocosas,
acantilados naturales, y pequeñas cuevas. Escarpado coral sobresalía por todos
lados. El agua chocaba contra resbaladizas y altas rocas cubiertas de algas. La
cueva de la que estaban más cerca era muy profunda y oscura, parecía una
tenebrosa boca enojada.
Spencer paró el motor, luego se puso el
tanque de oxígeno y aletas, sintiéndose un poco incomoda al usar el
equipamiento de buceo luego de casi ahogarse. Pero chequeó las válvulas tres
veces, y no había modo de que Naomi las hubiera alterado antes de partir. - La
parte más profunda es en esa cueva. Iré sola ¿está bien? Ustedes chicas
quédense aquí.
- ¿Estás loca? - Emily dijo. - No
puedes nadar allí sola. Iré contigo. Yo me mantendré a flote en la superficie
mientras tú buceas.
- Yo igual - Hanna dijo.
Los ojos de Aria se expandieron. - ¡No
me dejen aquí! Yo iré también.
Spencer la miró con preocupación. -
¿Puedes hacerlo?
Aria tiró un tirante de su chaleco
salvavidas. - Estaré bien. Estamos en esto juntas, ¿cierto?
- Me quedaré cerca de ti Emily se
ofreció.
Las chicas ataron el bote salvavidas a
un afloramiento natural de rocas y se metieron al agua fría y llena de algas.
Nadaron hacia el angosto pasaje y dentro de un oscuro y turbulento estanque.
Luego de unas brazadas más, el pasaje se abrió a una caverna más amplia, donde
el agua estaba mucho más calmada y tibia. Pero estaba negro como boca de lobo
aquí también—Spencer apenas podía ver a unos pocos pies frente a ella. Apenas
era mejor cuando prendió la linterna de buceo que tomó de la sala de
equipamiento. La vaporosa y babosa alga marina seguía escurriéndose por sus
piernas como sanguijuelas. Miró preocupada a Aria, pero estaba flotando
cómodamente en su salvavidas.
Tomó el collar de la mano de Aria. -
Deséenme suerte - declaró, luego desapareció bajo el agua.
Se hundió como lo había hecho más
temprano ese día. Esta vez, su equipamiento funcionó, y el oxígeno llenó sus
pulmones. Una vez que estuvo suficientemente abajo, encontró un afloramiento de
rocas y puso el collar profundo en el golfo, soltando una nube de arena. Cuando
se aclaró, el collar se había ido. Estaba oculto—ojalá para siempre.
Cuando volvió a salir, las chicas seguían
flotando. Había un tenso silencio—Spencer pudo adivinar que ninguna de ellas
había hablado todo el tiempo que estuvo abajo. Los dientes de Hanna temblaban.
Aria estaba respirando con dificultad. Los ojos de Emily iban de un lado a otro
hacia la orilla, la que parecía a un millón de millas de distancia.
- Está hecho - Spencer dijo cuando se
sacó la máscara de la cara. - Vamos.
Patalearon de vuelta por el pasaje. El
mar se había puesto aún más frío con la puesta del sol, y Spencer no podía
esperar para volver a subir al bote salvavidas y dirigirse a la tierra.
Entrecerró sus ojos al mirar el pequeño pedazo de sol en el horizonte. Apenas
se podía distinguir entre el agua azul marina y el cielo oscureciendo. El único
sonido que escuchaba era el pacífico oleaje. Miró de derecha a izquierda,
desorientada. Algo parecía diferente.
Emily apareció tras ella. Aria llegó
después, luego Hanna. Todas se mantuvieron a flote junto a Spencer, mirando
alrededor confundidas.
- ¿Dónde está el bote? - Emily dijo
finalmente.
Spencer parpadeó. Así de simple, su
orientación vino a ella. Vio el crucero a la distancia. Allí estaba la roca con
forma de dedo que recordaba del buceo más temprano ese día. Pero cuando buscó
el gancho natural a donde habían atado el bote, todo lo que vio fue un trozo de
cuerda suelto. Lo tiró, sintiendo un peso subir de la profundidad. Un motor de
fueraborda apareció a la superficie. Luego de eso, la carcasa de una balsa, sin
aire.
Aria dio un grito ahogado. Emily y
Hanna intercambiaron silentes y horrorizadas miradas. Las olas golpeaban
violentamente las rocas. Una débil risa aguda dio vueltas en el aire.
Hanna dio un pequeño grito y miró a
todas las otras con los ojos aterrorizados y amplios. - N-no entiendo.
- Algo debe haberlo perforado. -
Spencer sugirió, su voz temblando.
Emily gimió. - ¿De verdad está
ocurriendo esto? ¿Cómo vamos a volver a la orilla?
Se miraron las unas a las otras, luego
a la vasta distancia entre ellas mismas y el barco. Spencer dio vuelta y trató
de calcular el nado hasta la tierra, pero era muy lejos también. Emily podría
nadarlo, quizás, pero junto a ella, Aria estaba luchando y respirando con
fuerza, incluso usando un chaleco salvavidas.
- Debí haberme quedado en la balsa -
Aria dijo entre tragos de agua marina. - Quizás esto no habría ocurrido. Podría
haberlo mantenido a salvo.
- Para. - Spencer dijo severamente. -
¿Y si te hubieras quedado en la balsa, y hubiera comenzado a hundirse, y no
pudieras salir?
Aria miró las suaves paredes de los
acantilados. - ¿Cómo podría haberse pinchado con algo? No parece posible.
Y entonces, como respondiendo, lo
escucharon otra vez: esa risa aguda, parecía salir de las profundidades del
océano. Era una risa vengativa, una risa de satisfacción, una risa que decía, ¿Ahora
que van a hacer perras? Y de repente, un pequeño vástago de idea se formó
en la mente de Spencer.
- Naomi hizo esto - susurró.
La garganta de Aria se movió cuando
tragó. El mentón de Hanna tembló. Los dedos de Emily temblaron cuando se puso
su cabello tras sus oídos. Tan pronto como las palabras salieron de la boca de
Spencer, supieron que era verdad. Naomi las había visto salir. De seguro había
sabido lo que iban a hacer, y de seguro, como A, vio una oportunidad a prueba
de tontos. Spencer ya podía ver las noticias de mañana: Cuatro lindas chicas
van de paseo en un bote salvavidas cuando un crucero es evacuado. El bote tiene
una fuga, las chicas se ahogan.
Probablemente había ocurrido antes.
Cuando los equipos de rescate finalmente las encuentren, sería estimado un
horrible accidente, pero ciertamente no un nauseabundo juego. Nadie iría a la
cárcel. Era el crimen perfecto.
Todas se miraron. - Naomi nos dejó aquí
para morir - Spencer susurró - Hasta donde sabemos, ella y Graham estuvieron en
complot todo el tiempo. Una vez que su bomba no acabó con Aria, se movieron al
plan B.
Emily comenzó a llorar. - ¿Que vamos a hacer?
¡No quiero morir así!
- ¡Ayuda! - Hanna gritó. Pero las olas
ahogaron su voz.
- No deberíamos haber venido aquí nunca
- Emily balbuceó.
- Todo esto es mi culpa - Aria balbuceó
- Si yo no hubiera recibido ese collar, no estaríamos aquí. No estaríamos en nada
de esto si yo no hubiera empujado a Tabitha
- No hables así - Spencer dijo.
- ¡Pero es cierto! - Aria lloró - Soy
la única que se merece esto de A. ¡Ustedes no!
Spencer vio como una ola pasó la cabeza
de Aria. Volvió a flotar a la superficie, tosiendo, cuando otra ola la hundió.
Sus brazos se movían inútilmente. Había terror en sus ojos.
Emily tomó a Aria de la cintura y la
tiró a la superficie. - Tienes que quedarte calmada - le gritó al oído - Entrar
en pánico malgasta energía.
- ¿Cómo puedo no entrar en
pánico? - Aria gritó - ¿No lo ves? A ideó un poético final para nosotras,
lanzándonos al mar igual que como las olas se llevaron a Tabitha. Incluso si
sobrevivimos, ¿Cuál es el fin? A va a encontrarnos otra vez y hacer algo aun peor.
- No digas eso - Spencer calmó - Vamos
a vencer a A. Vamos a encontrar un modo. - Pero cuando miró a la luz
apagándose, se dio cuenta de que todo lo que Aria decía era verdad. Estar a la
deriva en el mar era como la peor muerte posible, pero si sobrevivían, ¿quién
decía que A no saldría con algo aún más aterrador? ¿Cómo podría vivir sabiendo
que A tenía algo guardado para ella justo a la vuelta de la esquina?
Aria se secó el agua de sus ojos. - Si
salimos de esto vivas, le diré a la policía lo que hice en Jamaica.
Todas giraron sus cabezas y la miraron.
- No, no lo harás. - Spencer chilló.
- ¡Ya no puedo soportarlo! - Aria agitó
sus brazos - ¿No ven lo que está ocurriendo? ¡A está usando nuestra culpa y
miedo para manipularnos—y podría seguir por siempre si no lo detenemos! El
único modo de librarnos de A es confesar. Entonces A no tendría nada sobre
nosotras.
El mar se calmó por un momento. Hanna
se sacó el agua de sus ojos. Spencer aspiró sus lágrimas. Finalmente Emily se
aclaró la garganta.
- Quizás todas deberíamos
contarlo - dijo.
- No podemos dejarte hacer eso sola,
Aria - Hanna añadió.
- Y es cierto - Una ola golpeó la
mejilla izquierda de Spencer - A no tiene poder si confesamos. De cierto modo,
probablemente nos liberará. Si, iremos a un juicio y si, quien sabe cómo serán
nuestros futuros. Pero al menos A se habrá ido de nuestras vidas.
Aria tragó saliva. - Ustedes no tienen
que arruinar sus vidas por algo que yo hice.
Spencer giró sus ojos. - Por última
vez, Aria, estamos en esto juntas. Todas vamos a confesar. Nunca te
dejaríamos echarte la culpa sola.
Luego, a través de un acuerdo no
hablado, nadaron juntas y formaron un anillo protector. Se sintió, de repente,
como que eran real y verdaderamente mejores amigas. Incluso hermanas.
Spencer entrecerró sus ojos a algo a la
distancia. - ¿Qué es eso? - De vez en cuando, una vez que una ola
pasaba, algo blanco pasaba por el agua.
La boca de Aria se abrió - ¡Un bote!
Hanna movió sus brazos sobre su cabeza
- ¡Hey!
- ¡Por aquí! - Emily gritó.
El suave rugir de un motor sonó por
sobre la rabiosa marea. El barco iba directo a ellas. Hanna se rió cuasi histéricamente.
- ¡Nos ven!
El bote se inclinó hacia arriba en una
ola y luego bajó. Parecía como una embarcación de pesca, con redes colgadas a
los lados y postes sobresaliendo del casco. El conductor tenía un gorro kaki de
pesca que estaba puesto lejos de sus ojos. Spencer se preguntó si era alguien
del crucero.
- ¡Agárrense! – Una voz gritó. Una
cuerda apareció en el agua. Spencer luchó para alcanzarla, pero justo cuando
estaba a punto de alcanzarla, Aria le tiró el pie.
- No lo hagas – dijo en
voz baja.
Spencer estaba a punto de protestar,
pero luego siguió los abiertos ojos de Aria. Había una chica de pie en la
cubierta. La cabeza de Spencer comenzó a dar vueltas.
Naomi.
- ¡Agárrense! – Naomi dijo otra vez.
Enrolló la cuerda y la lanzó otra vez como un sedal. Cuando ninguna de ellas
tomó el anzuelo, entrecerró sus ojos. - ¿Qué hay de mal con ustedes
chicas? ¿Quieren ahogarse?
- ¡Naden! – Spencer gritó, dando vuelta
en el agua. - ¡Tenemos que alejarnos de ella!
Pero entonces otra voz llamó del barco.
- ¡Apúrense chicas, por favor! ¡Necesitamos traerlas a salvo!
Spencer dejó de patalear, reconociendo
la voz. La boca de Emily se abrió de golpe también. Mientras una ola se salió
del camino, una segunda silueta apareció en la baranda. Él usaba una apretada
remera de polo rosada, shorts de lino, y lentes con forma de estrella. La
mirada en su cara era de preocupación y miedo puros.
- ¿Jeremy? – Spencer dijo, parpadeando.
Unas pocas otras personas aparecieron
al lado. Esa chica zorra con la que Emily compartía cuarto, Erin. Kirsten
Cullen y Mike. Noel.
Estaban a salvo.
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