viernes, 31 de enero de 2014

Crushed - Capítulo 25: Llamada para despertar

Traducido por: Daniela
Corregido por: Raul S

           Hanna estaba sentada en la ventana frontal en la casa de su padre, tratando de no parecer muy impaciente y patética mientras miraba su celular una vez más. Luego lo volvió a dejar en su pequeña cartera con joyas, cruzó sus piernas y admiró sus tacones Dior nuevecitos. Eran de cinco pulgadas de alto; había tenido que practicar el caminar con ellos toda la semana. También había tenido que practicar caminar en su vestido largo hasta el suelo de Marchesa para no tropezarse con el borde. Había ajustado su corona para que los costados no le piquen la cabeza, y el cetro estaba apoyado contra el sofá, sus joyas falsas brillaban. Todo parecía perfecto. Ella estaba, literalmente, completamente vestida sin lugar a dónde ir.

            - ¿Aún nada de Mike? - preguntó su padre.

            Hanna negó con la cabeza. Mike no la había llamado en todo el día. No habían hablado desde que tuvieron esa extraña conversación de pseudo-reconciliación de de-verdad-no-me-siento-mejor-respecto-a-nada mientras ella estaba en la clínica de quemaduras, justo antes de que Hanna viera a Noel. Él no le había escrito para decirle que había escogido un terno. Él no le había enviado un mensaje para mencionar si iba a traer una limo. Hasta donde sabía, él ni siquiera iba a aparecer.

            Su padre pasó a la siguiente página de la National Geographic quien pretendía que estaba leyendo. Hubo un sonido en la cocina; seguramente el guisado que Isabel había hecho para la cena se estaba enfriando. Ya habían visto salir a Kate con Sean, tomándose un trillón de fotos. Si eso no probaba a Mike que a Hanna no le gustaba Sean, ¿qué lo haría? ¿Por qué simplemente no le creía?

            ¿Y qué pasaba con Noel delatando a Hanna? Eso parecía una cosa que A haría…

            Su viejo celular sonó, y ella saltó. Era un e-mail de la Agente Jasmine Fuji. ¿Puedo pasarme esta noche?

            Hanna palideció. La mujer era incansable. Lo siento, ¡Es la noche del baile! respondió, agradecida de tener una excusa legítima.

            - ¿Cariño, estás bien? - el Sr. Marín preguntó, notando la expresión afligida de Hanna.

            Hanna rápidamente salió de la aplicación de e-mail. Y trató de asentir, pero sintió las lágrimas empapando sus ojos. - No realmente.

            El Sr. Marín caminó hacia ella. - ¿Sabes? Apuesto que un montón de bellas reinas de bailes han ido solas. Piensa en todas las actrices jóvenes que van a los Oscar solas—de verdad no hay diferencia. De hecho es glamoroso. Significa que puedes ir por ti misma. - Tomó el teléfono inalámbrico de la mesa de café. -Llamaremos a mi conductor. Haré que se detenga en la florería en el camino y te ordene el ramillete más grande que el dinero pueda comprar.

            Eso solo hizo que Hanna llore con más ganas. - Gracias. - Se acurrucó en su gran y sólido cuerpo, inhalando el olor de su aromático desodorante y su colonia de pino. De repente, se sintió como los viejos Hanna y papá, la relación en la cual ella le podía decir cualquier cosa. Antes de Isabel. Antes de Kate. Antes de A.

            Respiró profundo y se alejó. - En realidad no es sobre el baile. Es sobre… otras cosas. - Cerró sus ojos. - Las cosas son como...un desastre.

            - ¿A qué te refieres?

            Hanna lamió sus labios. Si tan solo pudiera decirle. Si tan solo él aceptara todo lo que ella dijera como errores horribles de los cuales ella se arrepentía y que no volvería a cometer. Sí tan solo él pudiera rastrear a A y simplemente detener todo esto.

            Pero no podía decir nada. Si él le decía cualquier cosa, no solo su carrera política se arruinaría...sino que su próximo trabajo sería doblando metales en una prisión.

            - ¿Es sobre ser reina? - El Sr. Marin preguntó cuidadosamente.

            Hanna ladeó su cabeza. - ¿Por qué pensarías eso?

            El Sr. Marin se acomodó, parecía culpable. - No te enojes. Pero te escuché hablando con Mike el otro día sobre cómo preferirías morir antes que hacer campaña contra Chassey Bledsoe. - Sus cejas se arrugaron. - Eso de verdad que no es algo bueno para decir, Hanna. Cada rival se merece una buena campaña.

            La boca de Hanna se abrió. Una mezcla de emociones surgió en ella—traición, culpa, arrepentimiento, vergüenza, frustración por A.

            - No es lo que crees, - admitió. - No lo decía en serio. - Pero ¿Siquiera eso era verdad? Parte de ella sí se había reído de Chassey como su competencia. Repentinamente, la cara llorosa de Chassey cuando perdió parpadeó en su mente.

            El Sr. Marin puso su mano sobre la de ella. - ¿Sabes lo que creo? Que tú eres una buena persona. Que haces lo correcto—cuando ganas y cuando pierdes.

            Luego su mirada cayó en algo por la ventana. El auto de Mike había estacionado en la cuneta. Se bajó del asiento del conductor, vestido de terno. Sostenía un enorme ramo de rosas en su mano.

            Hanna salió disparada al espejo en el pasillo y chequeó su maquillaje. Se estiró el vestido y ajustó su corona. Cuando el timbre sonó, abrió. - ¿Dónde has estado?

            Mike se encogió de hombros. - Lo siento, me atrasé un poco. Había una fila enorme en la florería.

            Hanna puso sus manos en sus caderas. - ¿No has oído de hacer llamadas? ¡Te envié un millón de mensajes hoy! ¡Ni siquiera estaba segura de sí ibas a venir!

            Mike la miró de arriba a abajo y sonrió. - Debes haber estado muy segura. - él suspiró. - Te dije que iba a venir, Hanna. Y tú siempre te lanzas sobre mí cuando llamo mientras conduzco. - Luego miró al Sr. Marin, quién se había ido a la cocina. - Tampoco debería haberme enojado tanto sobre lo de la clínica de quemaduras. Hablé un poco sobre eso con Aria, y ella me hizo sentir como un idiota por simplemente considerar que tu podrías estar con Sean. Debería haberte creído.

            Hanna miró las rosas. Eran color negro-morado, su favorito. Mike tenía una expresión de preocupación, plegaria, y abatimiento. Quizás él se sentía mal. Luego ella miró a su padre paseando en la cocina. Ella como que quería tomarse las fotos.

            - Bien, - dijo, orgullosamente besando su mejilla. - Estás perdonado - Y luego fue a buscar a su papá para que él pudiera tomarle todas esas raras fotos que siempre había querido.


            Luego de un viaje con mucho tráfico al Four Seasons, Hanna entró al gran salón de baile ornamentado. El aire olía poderosamente a escalopas grill. Chicas con largos vestidos de seda reían de a dos y de a tres. Chicos en trajes bien encajados se veían casi como adultos. Unas cuantas parejas ya estaban bailando lentamente, y había una fila para fotos en la esquina. Cada pared estaba llena de color, la obra maestra de Van Gogh cobraba vida. Irises tomaban la pared tras la pista de baile. Un gran mural de La Noche Estrellada cubría el espacio tras las mesas, cuyos manteles y platos eran réplicas de otras obras. El comité del baile había traído enormes estrellas y lunas hechas de papel maché y las había ordenado por la sala en instalaciones artísticas.

            - Wow - Mike asintió apreciativamente. - genial.

            - Aria sí que hizo un muy buen trabajo en tan poco tiempo, - Hanna murmuró, buscándola en la multitud. No la veía en ningún sitio.

            - ¡Hey, Hanna, felicidades! - Jillian Woods dijo mientras pasó junto a ella.

            - ¡Hola, reina del baile! - un grupo de chicos gritó desde una mesa. Hanna les hizo un saludo de reina de belleza.

            Más y más gente se acumuló ante ella. Heather Jonas, quien tenía una obsesión por Hawai desde que pasó el último verano allí, puso un lei en el cuello de Hanna. Becky Yee y Olivia Kurtz, quienes eran nerds pero dulces, le pidieron tomarse una foto con ellas. Incluso el viejo amigo de Hanna, Scott Chin, quien estaba allí con un chico alto que parecía modelo, le dio un gran abrazo de oso. - Eres una reina mucho más hot que esa rarita Chassey Bledsoe - él susurró.

            Normalmente, Hanna se hubiera reído, pero ella se alejó, sintiéndose irritable. Luego de su conversación con su padre, como que se sentía culpable por cómo había tratado a Chassey.

            Algo a la izquierda llamó su atención. Había una réplica en madera contrachapada erguida verticalmente del autorretrato de Van Gogh, con un corte donde iba su cara. La cara de Phi Templeton se asomó por el agujero. Se puso turnia y gritó. - ¡Ow! ¡Mi oreja está cortada! - Chassey Bledsoe, usando un vestido dorado brillante de seda cruda le tomó una foto y rio.

            Hanna pasó su lengua por sus dientes. Chassey se veía increíble esta noche. Y ella había trabajado más duro que Hanna para esto.

            Girando sus hombros hacia atrás, se separó de Mike y caminó hacia Chassey y le tocó el brazo. La chica se dio vuelta. Su sonrisa se debilitó un poco cuando vio la corona en la cabeza de Hanna.

            Hanna se sacó las horquillas de su cabello, se sacó la corona, y se la pasó a Chassey. - Toma, - dijo. - Es para ti.

            Chassey miró la corona en sus manos, claramente sin entender. Hanna giró sus ojos. - Póntela, idiota. - dijo. También le pasó el cetro.

            Chassey parpadeó. - ¿Q-qué?

            - Sólo hazlo antes de que cambie de opinión. - Hanna gruñó. Y entonces se fue, dejando la corona atrás. Pero mientras caminaba de vuelta a Mike, una sonrisa se esparció por su cara como líquido. Pilló un reflejo de ella en el espejo. Se veía un millón de veces mejor. Esa corona plateada realmente desentonaba con su piel.

            - ¿Srta. Marin?

            Hanna se dio vuelta. Una mujer con uniforme del Four Seasons estaba de pie tras ella. - ¿Es usted Hanna Marin? - preguntó. Hanna asintió y la mujer le tomó el brazo. - Hay una llamada para usted en el mesón frontal. Ella dice que es urgente.

            Mike miró con curiosidad a Hanna, luego la siguió al lobby. Hanna tomó el teléfono, su corazón latía con fuerza pensando en las posibilidades. Pero cuando dijo hola, una voz sorprendente le respondió. - ¿Hanna? - una voz chillona amortiguada de mujer preguntó. - Es Kelly. De William Atlantic.

            - ¿Kelly? - Hanna parpadeó con fuerza. - ¿Qué ocurre?

            - Ese chico que era amigo tuyo, - Kelly dijo. - Graham. Está despertando. Llamé a tu casa y tu papá me dijo que estabas en el baile, pero tú me dijiste que te llame en cualquier momento así que—

            - Gracias - Hanna la interrumpió, agarrando con fuerza el teléfono. Miró los taxis afuera del lobby, su mente giraba en un millón de direcciones. - Estaré allí en quince minutos.

            Luego colgó, tratando de averiguar cuál sería la mejor ruta para que el taxista tome. Mike se aclaró la garganta tras ella. - ¿Dónde vas a estar en quince minutos?

            Hanna se congeló. Mike se veía aplastado...y confundido...y preocupado. Luego miró a la multitud. Repentinamente, Aria estaba a la vista, con Noel a su lado. Se imaginó a Graham dando vueltas en su cama. Murmurando cosas. Recordando cosas. Podrían resolverlo todo en cuestión de minutos.

            Se volvió hacia Mike. - Graham despertó. Necesito hablar con él.

            Mike se acercó a ella. - Bien, vamos.

            - ¿Vamos? - Hanna negó con la cabeza. - De ningún modo.

            - No vas a ganar esta. - Mike puso sus manos en sus caderas. - No te dejaré hablar con ese loco sola.

            Hanna buscó su cara. No había modo de que fuera a tomar un no por respuesta. ¿Qué importaba, de verdad? Todo estaría al aire pronto. Quizás ella necesitaba la protección.

            - Si insistes, - murmuró. - ¡Pero vamos! - Y luego le tomó el brazo y corrió hacia la noche.



Crushed - Capítulo 24: Alguien tiene un desliz

            Traducido por: Analia8D
            Corregido por: Brayan, Daniela

            La tarde del sábado, un par de horas antes del baile, Spencer y Hanna estaban sentadas en la cama de Hanna en la casa de su padre. Un espejo gigante de cuerpo completo estaba cerca de la esquina. La cama estaba esparcida con cajas de maquillajes, secadores de pelo, y spray para el pelo, y un surtido de pins para el pelo, broches, y rizadores tendidos en el suelo como palos del mikado[1]. Joyas prestadas por las mamás de Spencer y de Hanna estaban en una tela de terciopelo en el escritorio. Sus vestidos del baile colgaban en los ganchos detrás de las puertas del closet, y sus zapatos estaban firmes en la parte inferior de la alfombra. El aire olía como a perfume y esa vaga esencia de químico de lavado en seco que Spencer nunca pudo precisamente identificar. La hizo sentirse un poco triste eso de que no todas pudieran estar aquí para la preparación pre-baile, pero nadie había oído de Aria, y Emily había, extrañamente, invitado a Iris como su cita. Ellas se estaban arreglando en la casa de los Fields.

Hubo un golpe en la puerta. La cabeza del padre de Hanna apareció. - ¿Cómo les está yendo, chicas? ¿Algo que pueda hacer?

            - No lo sé, papá.- Hanna sonrió burlonamente. - ¿Quieres ayudar con el maquillaje?

            El señor Marin levantó sus manos y se alejó.- Ese no es mi territorio. - Él le sonrió con adoración a Hanna. - Sin embargo te ves hermosa.

            - Tu luces asombrosa. - Kate metió su cara a continuación. La mitad de su cabello caía en cascada hasta sus hombros en forma de rizos, pero la otra mitad todavía era lacia.

            - Gracias. - Hanna dijo, sonando sorprendida. - Tú también, Kate.

            Después Kate y el señor Marin desaparecieron en el pasillo. Hanna miró a Spencer. - ¿Crees que debí haberla invitado a estar con nosotras?

            - Tal vez. - Spencer se encogió de hombros. No es que ella de verdad estuviera interesada en socializar. Y la simple vida, sin complicaciones,  de Kate probablemente le caería mal en este momento. La chica no tenía un A en su vida. O secretos que estuviera escondiendo. O una amenaza de muerte en su cabeza.

            Hanna se desplomó de vuelta en su silla, sin hacer ningún movimiento para ir al pasillo y llamar a Kate. - Desearía que Mike llamara a la casa y me dejara saber que él sigue siendo mi cita. - Ella miró a Spencer en el espejo. - ¿Quién es el chico con el que vas a ir, Spence?

            Spencer levantó un rizador de pestañas. - Oh, sólo alguien que conocí.

            - ¿Dónde?

            - En el King James. - Spencer dijo automáticamente, usando la historia que ensayó en su cabeza. - Él trabaja en esa lujosa boutique para hombres.

            - ¿En Beuregard’s? - Los ojos de Hanna se iluminaron. - Pensé en conseguirle a Mike los gemelos de ahí. Voy a pedirle una recomendación absolutamente… Si es que Mike y yo todavía estamos juntos.
           
            - Um, no sé si lo gemelos son su especialidad. - Spencer dijo, mordiendo fuerte el interior de su mejilla. Ella tuvo la sensación de que esta iba a ser una larga noche. Con suerte Chase no querría hablar con ninguna de sus amigas.

            Pensando en Chase, ella sacó su teléfono, lo inclinó hacia Hanna, y le mostró la foto de Ali en La Reserva que le había dado. - Mira.

            Los labios de Hanna se fruncieron. - ¿De dónde lo sacaste?

            - He estado descubriendo cosas de ella. Sabes donde es esto, ¿Verdad?

            - Duh. Sabría cuál es esa sala de estar en cualquier parte. - La frente de Hanna se frunció. - Ali parece como de nuestra edad, tal vez un poco menor. - Ella señaló a la figura de la cual no podían ver la cara. - ¿Quién es él?

            - Estaba esperando que tú lo supieras. Él está con Ali, ¿No lo crees?

            Hanna entrecerró los ojos. - Que mal que no esté usando algo distintivo. Todos y sus madres tienen una sudadera con capucha negra, ¿Huh?

            - Noel tiene una sudadera con capucha negra. - Spencer dijo, tosiendo incómodamente.

            Hanna le dio a Spencer una larga, seria mirada. - Se parece a él, ¿No?

            - No quiero que lo sea. - Spencer se hundió en la cama y frotó sus ojos.

            - Pero así lo parece ¿No? - Hanna preguntó suavemente. Hanna le había dicho a Spencer sobre que Mike no recordaba donde había estado Noel cuando la bomba detonó en el crucero… Y sobre cómo ella había visto a Noel en Bill Beach. Ella sacudió su cabeza. - Y todavía no puedo creer que fueras a ese departamento en Philly por ti misma. Pudiste haber sido asesinada.

            - Yo creo que A solo quiso asustarme. - Spencer murmuró, su estómago se revolvió. Todo parecía tan obvio ahora: Ali y su ayudante habían plantado esa dirección en el sistema CVS para que Chase la encontrara. Ellos habían manipulado la trampilla para que se caiga cuando Spencer husmee por ahí. Así que, ¿Eso significaba que A supo que Spencer estaba husmeando?

            Spencer se inclinó hacia el espejo y borró una mancha de sombra de ojos de su sien. - Quisiera poder volver al edificio, pero estoy muy asustada.

            -¿Por qué querrías volver?

            - Porque incluso si ese no es el lugar donde vive la enfermera privada de Ali, Ali y su ayudante han estado ahí poniendo trampas para tontos en el lugar. Y ahora que la trampa ha sido liberada, hay una posibilidad de que ellos tengan que volver y recoger todas las cosas que han plantado en el ático. Tal vez esa bola de bolos es del papá de Noel. Tal vez algo de ahí arriba puede ser  rastreado hasta Ali.

            - Huh. - Hanna lentamente corrió un cepillo por su cabello - Nunca pensé en eso.

            Era una teoría que Chase había planteado. Spencer le había rogado que vaya en su lugar para ver si Ali o su misterioso novio se aparecían, pero él no pudo. No explicó por qué.

            Su laptop sonó como si fuera una señal. Spencer tenía un nuevo e-mail en su nueva cuenta ultra secreta. Ella miró a la pantalla, protegiéndola de Hanna con su mano. No veo la hora de verte esta noche, Britney, Chase escribió, añadiendo una carita sonriente guiñando. Y, a propósito, descubrí algo interesante sobre Alison.

            Su corazón empezó a palpitar. ¿Qué?

            Otro e-mail apareció. No quiero decírtelo en línea, Chase escribió. Pero te veré pronto.

            Spencer apretó los dientes, ella miró al reloj al lado de la mesa. Sólo tres horas más.

            Eso se iba a sentir como una eternidad.

            Así como el anochecer caía, Spencer y Chase, quienes se encontraron en su casa, caminaban mano a mano hacia la limusina por la acera. Mientras Chase sostenía la puerta para ella, ella le dio una tímida sonrisa.

            - Te ves increíble. - Chase dijo, besando su mejilla.

            Spencer trató de no desmayarse - Tú también luces genial. - El traje le encajaba perfectamente. Él había sido tan amable cuando le había dado un ramillete y había posado para las fotos. Incluso Amelia, quien siempre arrugaba su nariz a todo, había mirado embobada.

            La limusina salió del callejón sin salida y hacia la carretera nacional hacia Filadelfia. La ventana delantera estaba bajada solo un poco, dejando entrar el aire con dulce aroma a primavera.

            Pero incluso cuando Chase sacó el corcho de una botella de champagne y le dio a Spencer una copa, ella no se pudo relajar. Ella se volvió a Chase - Ahora que estamos solos, ¿puedes por favor decirme qué sabes de Alison?

            Chase bebió un sorbo de su copa - Recibí un interesante metraje de un amigo. Es un video de vigilancia de un edificio no muy lejos de aquí. Hay una chica en una de las tomas que luce como Alison.

            La piel de Spencer se erizó - Estás bromeando. - Ella miró al teléfono de Chase, el cual estaba en su regazo - ¿Lo tienes contigo? ¿Podemos verlo?

            Chase miró a su teléfono también - No lo tengo.

            - Oh.-  Spencer se desplomó.

            - ¿Esa fue la única razón por la que viniste conmigo esta noche? - La voz de Chase era ronca.

            - ¡Claro que no! - Spencer gritó.- Yo solo... eso suena grande. Me encantaría verlo.

            Él tomó su mano. - Pero esto es grande también. Estar contigo, quiero decir. Yo sólo quiero una calmada, y normal noche, una donde no hablemos sobre Ali o acosadores o las cosas de mierda que nos pasaron. Una donde, como que tú estés a punto de morir por algo cayendo en tu cabeza. - Él trató de reír.

            Spencer parpadeó - Pero…

            - Qué tal esto. - Chase apretó su mano - ¿Qué tal si accedo al video después de nuestro primer baile? Eso es, qué, ¿una hora desde ahora? Yo sólo quiero un poquito de tiempo con esta grandiosa chica que conocí llamada Spencer, ¿De acuerdo?

            Las burbujas de la champaña burbujeaban en la nariz de Spencer. Ella miró a las borrosas luces de la carretera encima de ellos. ¿Cuándo fue la última vez que ella había disfrutado algo? Incluso el crucero, que se suponía que era para relajarse, había sido un horrible y estresante lio. Y era un poco lindo ser considerada sólo como Spencer, una chica normal, no como Spencer la Pequeña Linda Mentirosa.

            - Siempre que prometas que me mostrarás todo tan pronto como ese primer baile termine. - Ella dijo.

            - Lo prometo.

            Se estrecharon las manos. Chase descansó su cabeza en su hombro. Ellos miraron por la ventana mientras la ciudad de Filadelfia brillaba en el horizonte, y empezaron a hablar. Spencer le preguntó sobre cómo habría sido su baile, y a quién le habría gustado llevar, y qué pensaba sobre estudiar en la universidad el año siguiente. Después hablaron sobre su próximo semestre en Princeton. Spencer incluso le contó un poco sobre el gran percance de la fiesta de olla común el fin de semana que fue de visita.

            Hablaron durante todo el viaje de tráfico atascado hacia la ciudad, y antes de que Spencer lo supiera, ellos estaban tomando la rampa de salida cerca del zoológico. Su pulso había bajado. Sus mejillas dolían de tanto reír. Hablar sobre todo excepto el caso fue una buena sugerencia.

            Luego, mientras paraban en una luz, el conductor prendió la radio. Y ahora, pasando a la investigación del asesinato de Tabitha Clark. Los investigadores dicen que han hecho un progreso con sus interrogaciones y tienen varios sospechosos potenciales.

            Spencer clavó sus uñas en su rodilla. ¿Sospechosos?

            - Esa historia es una locura. ¿No lo crees? - Chase cruzó sus piernas. - La he estado siguiendo un poco. Un par de personas me enviaron peticiones para que publique en mi sitio al respecto.

            - Uh. - Spencer dijo con voz temblorosa empujando un mechón de cabello fuera de su hombro.

            Chase agarró su copa de champaña. - De hecho, tú estuviste en Jamaica cuando Tabitha murió ¿O no? ¿Viste algo?

            Spencer se volvió y lo miró, un frío sentimiento se filtró por su espalda. - Nunca te conté que estuve en Jamaica.

            Chase parpadeó. - Sí, lo hiciste.

            - No, no lo hice. - Ella comenzó a temblar. - Definitivamente no lo hice. - Había sido suficientemente escalofriante admitirle quien ella realmente era. No era tan estúpida como para contarle sobre Jamaica además de eso.

            Chase vació su copa de un sorbo, sus ojos sin dejar los de ella ni por un segundo. Su manzana de Adán subía y bajaba mientras él tragaba. Lentamente, él buscó algo en su bolsillo. Era la misma manera en que alguien amenazado buscaría un cuchillo, o un arma. Una realidad completamente nueva se formó en la mente de Spencer. ¿Y si Chase sabía que Spencer estuvo en Jamaica porque él también había estado ahí?

            De repente, la sangre de Spencer se volvió fría y todo un horrible plan hizo click. Cuán fácilmente ella había encontrado su blog de teorías de conspiración. Cuán dispuesto Chase había estado con alimentarla con todos esos detalles sobre Ali, secretos con los  que nadie podía simplemente toparse. Todas esas fotos que él le había mostrado obviamente eran de una colección privada, no le habían llegado por correo de casualidad. Y Chase era brillante hackeando los sistemas de computadoras, lo cual significa que el fácilmente pudo haber plantado información en la laptop de Naomi Zeigler en el crucero, en la laptop de Billy Ford, y en el sistema de CVS. Si es que esa dirección estaba incluso en el sistema de CVS. Spencer solo había tomado su palabra.

            Él había sido el que la había llevado al departamento con trampas. Y después él había caído contra la puerta, llamando. Hizo que pareciera un accidente, Pero ¿y si no lo había sido? ¿Había sabido que la trampilla iba a caer? ¿De alguna manera provocó que se abra con ese golpe? ¿O era una señal para alguien dentro?

            ¿Podía Chase  ser el novio secreto de Ali? ¿El otro A? Todo este tiempo, las chicas habían pensado que era Noel... y ella había caído derechito en la trampa de la Verdadera Ali.

            La mano de Spencer se movió lentamente hacia la manija. De repente, Chase tomó su otra muñeca y la atrajo hacia él. Sus ojos brillaban. Su sonrisa feliz se había ido - Hay algo que necesito decirte. - Dijo severamente.

            - Yo…- Spencer temblaba. Ella señaló algo en la ventana. - ¿Qué es eso?

            Chase liberó su muñeca y miró. Spencer giró la manija y abrió la puerta. Para cuando Chase se dio cuenta del truco, ella estaba en el pavimento. Una fría brisa subió por su falda. Su talón se dobló en la acera, pero ella siguió caminando.

            - ¡Spencer! - Chase la llamó. - ¿Qué estás haciendo?

            Él trató de salir del auto también. Spencer chilló y golpeó la puerta con su talón, cerrándola de un portazo en su cara. La luz cambió a verde. Los autos detrás de la limusina tocaban la bocina.

            - ¡Arranca! - Spencer gritó al conductor, quien parecía asustado. Asombrosamente, la limusina arrancó. Spencer se dio vuelta y corrió.

            Spencer zigzagueó pasando a una pareja que caminaba agarrados de la mano y entró en un callejón. Ésta era una parte de la ciudad que ella no conocía para nada. Los taxis no pasaban. La gente se sentaba en sus escaleras de entrada, con mirada penetrante. Desaparecieron unos niños alrededor de una esquina, sus risas haciendo espirales a través del callejón.

            Ella agarró su celular prepago, el único que había traído esta noche. Tal vez ella podría llamar a un taxi. La pantalla ya estaba parpadeando. Cuando ella vio el revoltijo de letras y números en la línea del remitente, su corazón cayó a sus pies.

            Puedes correr, ¡pero no puedes esconderte, Spence! Besos, A.

            Su teléfono sonó otra vez. Era el mismo mensaje. Y luego el mismo otra vez, y después otra vez, colapsando su teléfono hasta que una alerta advirtió que su teléfono había quedado sin memoria. Spencer cambió a la función de llamada. Pero un nuevo mensaje apareció: SIN BATERIA, APAGÁNDOSE.

            La pantalla se volvió negra. También el cielo parecía oscurecerse a su alrededor, las sombras profundizándose. Spencer estaba desconectada. A había ganado otra vez.
           




[1] Mikado: un juego de palillos

Capítulo 23 | Capítulo 25

miércoles, 29 de enero de 2014

Crushed - Capítulo 23: La fría, dura verdad

  Traducido por: analia8D
 Corregido por: Brayan, Daniela

            - Oh, ¡Presidenta de decoración! - cantó una voz de soprano la tarde del viernes en el establo de periodismo. La habitación estaba llena de niños poniendo los toques finales en el mural de Van Gogh, pinturas de lienzo, y bolsas de sorpresas. Taylor Swift canturreaba en los altavoces de la computadora. Y una pareja de chicas del comité de decoración habían inventado una improvisada danza/aclamación para ‘historia de amor’.

            - Yoo-hoo. - La voz cantó otra vez. - ¿Señorita Montgomery?

            No fue hasta que Aria sintió una mano en su hombro que se dio cuenta que la chica estaba hablando con ella. Era Ryan Crenshaw, una ex-alumna de Rosewood Day que estaba ayudando con la decoración para el baile. Según la tradición de Rosewood Day, un recién graduado siempre volvía y supervisaba, recordándoles a los comités los tontos rituales del baile como sacar fotos del rey y la reina del baile en el cementerio cerca del Four Seasons y organizar una enorme línea de conga. Era un honor volver y ayudar con el baile, pero Ryan, quien tenía el pelo castaño claro y  brazos cerveceros de principiante-de-quince-años, y quien se quejaba interminablemente sobre cómo la universidad apestaba, solo era una de esas chicas que no querían dejar ir la secundaria.

            Ryan guio a Aria, quien se había estado escondiendo en el armario de suministros, asustada por todo lo de Van Gogh, hacia una mesa y señaló una gran cámara de SLR. - Necesitas empezar a sacar fotos para el anuario, ¡Paparazzi! ¡Vamos a tomar de algunas de las pinturas del mural! ¡Y, mira! ¡Ahí está nuestra reina! ¡Tomemos una de ella probándose su corona!

            Cruzando la sala, Hanna estaba charlando tranquilamente con Scott Chin, uno de los editores del anuario. Ryan la hizo pasar. Tan pronto como Hanna la espió, su cara empalideció. Ella agarró el brazo de Aria y la atrajo hacia el pasillo. - Ahí estás, necesito hablar contigo.

            - ¿Qué hay sobre las fotos, chicas? - Ryan llamó.

            - ¡En un minuto! - Hanna gritó sobre su hombro, rodando sus ojos.

            Ingresaron a un camino que las guiaba a un pequeño jardín de esculturas que un rico alumno había donado a la escuela en los ochenta.

            Hanna se acercó a una escultura de una mujer a quien se le había caído la nariz años atrás, miró a Aria y tomó aire. - ¿Recuerdas que Spencer dijo que el ayudante de Ali podría estar conectado con Bill Beach— Que hubo un robo de drogas-prescriptas hace un tiempo?

            - Si - Inconscientemente, Aria empezó a sacarse la piel del lado de su pulgar.

            - Bien, vi a Noel en Bill Beach ayer.

            Un relámpago de frío corrió a través de Aria. - ¿Estás segura?

            Hanna asintió seriamente. - Lo digo en serio. Definitivamente era él.

            Aria apretó su mandíbula y miró a la escultura de metal de un giroscopio a unos pasos de allí. - Tal vez tenía una buena razón para estar ahí.

            - ¿Como robar drogas prescriptas para Ali? - Hanna cruzó sus brazos. - Si tú crees que es inocente, averigua por qué estuvo ahí.

            Aria se volteó. - En realidad, Noel y yo no estamos exactamente en términos de hablarnos. Como que le hablé sobre lo de Olaf.

            Los ojos de Hanna se ensancharon. - ¿Por qué?

            Aria esperó que un bullicioso conductor de un cortacésped pase. - Noel recibió un mensaje de A que decía que debería mirar en mi closet. A obviamente quería que él sepa lo de la pintura. Luego el momento se puso raro, y Noel estaba convencido de que yo le estaba escondiendo algo, así que… Bueno, le solté lo de Olaf.

            - Eso apesta. Lo siento. - Hanna sacudió su cabeza con arrepentimiento. - ¿Estás bien?

            Aria miró a Hanna bruscamente. - Por favor. Probablemente estás secretamente emocionada.

            - ¡Aria! - Los ojos de Hanna estaban ensanchados.

            - ¿No sería más fácil si Noel y yo rompiéramos? Entonces ustedes serian capaz de continuar su cacería de brujas libres de culpa.

            Hanna sacudió su cabeza vehementemente. - No somos anti-Noel. No somos anti-. Créeme, todas nosotras odiamos esto. Nadie quiere que esto esté pasando.

            Aria tocó la mano de la escultura, reprimiendo un sollozo. Ella sabía que Hanna estaba diciendo la verdad, pero todavía dolía cada vez que ellas venían con un nuevo, maldito chisme de Noel. Ella quería gritarles, ¿No somos amigas? ¿No se preocupan por mí? Era como cuando su mamá le había advertido sobre ella saliendo con Gunter, un chico en Islandia— Él era  problemas, y Aria lo había sabido, y ella también sabía que su mamá había dicho eso solo para protegerla. Pero aún no se sintió bien oírlo.

            Hanna se apoyó contra el otro brazo de la escultura. - ¿Te ha llamado otra vez la Agente Fuji?

            Aria miró al suelo. - No…

            - Ellas nos ha contactado a mí y a Spencer. A Emily también. Aparentemente quiere hablar con nosotras otra vez.

            Aria levantó su cabeza. - ¿Por qué?

            Hanna levantó sus manos. - ¿Cómo podría saberlo? Creo que A dijo algo sobre uno de nuestros secretos. Tal vez lo de la pintura. Tal vez lo de Tabitha. ¿Quién sabe?

            El estómago de Aria se retorció en nudos. Por un lado, estaba aliviada de que ella no había recibido también otra llamada. Por otro lado, ¿Por qué Fuji no la había contactado? - ¿Qué deberíamos hacer? - Ella preguntó con voz temblorosa.

            Justo entonces, Ryan sacó su cabeza por la puerta. - Aria tenemos una pregunta sobre las estrellas de papel maché.

            Aria miró a Hanna, después se encogió de hombros y siguió a Ryan devuelta al establo. Mientras ella le instruía cómo se deberían ver las estrellas, su estómago se revolvía. Ellas no podían hablar con la Agente Fuji, no con la pintura en el closet de Aria. Ellas tenían que resolver esto pronto.

            Y a pesar de que ella arremetió a Hanna por esto, el nuevo detalle sobre Noel la asustaba también. Noel no conocía a nadie en el Bill Beach. ¿Por qué estaba ahí? ¿Para ver  Graham?

            ¿Para robar medicamentos?

            Ella metió su mano al bolsillo y tocó el talón del ticket que ella había encontrado en la billetera de Noel ayer— Ella le había dado la billetera a Mike para que se la devuelva a Noel esta mañana y rezó para que no notara que el talón estaba perdido. La película de hace tan sólo un par de años atrás, de después de la muerte de Courtney, de cuando la Verdadera Ali fue definitivamente encarcelada en La Reserva. Ese extraño mensaje en el reverso sobre Noel creyendo en alguien. Aria no les había contado a sus amigas sobre eso— Ellas hubieran saltado sobre el garabato de la chica de hockey. Sin embargo otras personas dibujaban a niñas armadas con palos de hockey. Esto no significaba necesariamente algo.

            Igual, ella estaba curiosa. Lanzándose a su bolso cruzando la habitación, sacó su iPad y tipeó CINEMA THE WOODS en Google. En una fracción de segundo, los resultados aparecieron. La primera entrada era de un cine en Maplewood, New Jersey.

            La boca de Aria se secó. Tabitha era de Maplewood. Y Ali y Tabitha claramente habían estado en La Reserva juntas— E incluso fueron amigas ¿Esto significaba que Noel había visitado a Ali cuando ella estaba en La Reserva? ¿Él sacó a Ali y a Tabitha por una noche así ellos podían ir al cine? Pero eso no tenía sentido— ¿Por qué irían hasta New Jersey? ¿Y por qué Noel le diría a La Agente Fuji que él no había conocido a Tabitha cuando él claramente lo había hecho?

            - ¿Aria?

            Aria se dio vuelta. Noel estaba detrás de ella, casi como si ella lo hubiera invocado. Sus manos estaban en sus bolsillos y había una seria mirada en su cara.

            - H-hey - Aria dijo con voz temblorosa, volteando su iPad boca abajo en la mesa.

            Noel miró hacia la puerta. - ¿Puedes hablar?

            Aria asintió y deslizó su iPad devuelta a su bolso. Cuando ellos entraron al jardín de esculturas otra vez, Hanna se había ido. Por un tiempo sólo hubo el sonido de sus pasos. A la mitad del camino, Noel paró en lo que todos llamaban El Elegante.- He estado pensando sobre lo de Olaf.

            Aria sintió que su garganta se cerraba. - Noel yo…

            Puso sus dedos en sus labios. - Fui un estúpido en ese viaje, Aria. Me sentí celoso de que no conocía el lado Islándico tuyo, y estaba asustado de que cuando lleguemos ahí tu fueras a cambiar y que no estés más interesada en mí. En lugar de dar un paso al frente, solo actúe como un llorón, ridículo idiota. Debí dejarte ir solo con Hanna y Mike en vez de acompañarlos también. No estoy contento de que te hayas enganchado con ese chico, pero también entiendo un poco de eso.

            Aria parpadeó. Esa era la última cosa que ella hubiera pensado que él iba a decir. Solo la semana pasada, ella hubiera estado halagada y conmovida— Aquí estaba el precioso Noel, preocupándose de que ella lo dejara a él. Pero ahora ella se sentía ahuecada. Desconfiada. ¿Por qué Noel la estaba perdonando tan fácilmente?

            Noel tomó sus manos. - Todavía quiero estar contigo. Quiero ir a otras vacaciones y hacerlo bien. Incluso podemos volver a Islandia si quieres. Esta vez voy a montar uno de esos tontos caballos.

            Aria sabía que se suponía que ella tenía que reír, pero no pudo forzar la emoción. En su lugar apartó la vista, con un bulto su garganta. Sus manos se sentían como dos pesos muertos. Ali y Tabitha, su mente gritaba. Maplewood. La chica jugadora-de-hockey. Pregúntale.

            Noel ladeo su cabeza. - Te ves triste.

            - No lo estoy. - Aria dijo, su voz chillaba. - Yo solo… - Ella se apagó. Si sólo hubiera una manera de traer el nombre de Tabitha a la conversación sin que se vea muy inesperado o sospechoso. ¿Pero cómo?

            Noel alejó sus manos. - ¿Qué demonios, Aria? Aquí estoy, inclinándome hacia atrás por ti, contándotelo todo, consiguiéndote el lugar de presidenta de decoración, aceptando tus raros estados de ánimo, perdonándote por engañarme, y tú todavía me estas tratando como una mierda. Esto se está volviendo un poco viejo ¿De acuerdo? Los secretos, el extraña comportamiento...Es como que no soy totalmente parte de tu vida.

            - No digas eso. - Aria susurró. - Solo he estado un poco distraída, eso es todo.

            - ¿Con qué? - Noel demandó.

            La garganta de Aria subió y bajó. Todo lo que Aria quería era exonerarlo. Pero ella no podía sólo hacer las preguntas.

            Ella miró a Noel. Una hendidura de algo se mostraba a través de uno de los bolsillos de sus jeans. Era su celular. Una tentadora idea se abrió camino por la mente de Aria.

            Se tomó unos minutos para centrarse, después se acercó más y se aclaró la garganta. - No puedo parar de pensar en lo que te hice. Todavía me siento horrible por ello. Y con lo de la explosión del crucero y lo de casi morir en el mar, he estado perdida, Noel.

            - Entonces cuéntame sobre eso. - Noel dijo. - No lo escondas. No lo mantengas dentro y hagas que lo adivine.

            - Está bien. - Aria murmuró, incluso forzando algunas lágrimas. - Lo haré. Lo prometo.

            Luego lo acercó en un abrazo. Por un momento, estuvo asustada de que Noel no le devolviera el abrazo, pero él tentativamente envolvió sus brazos alrededor de ella. El corazón de Aria golpeaba contra su pecho. Ella deslizó una mano a lo largo de su cintura. Cuidadosamente, delicadamente, ella pellizco la parte superior del teléfono con dos dedos y lo deslizó fuera un centímetro a la vez, tan hábilmente como un carterista. Noel se movió, pero no pareció notar que lo había sacado.

            Aria metió el teléfono en el gran bolsillo de su sudadera con capucha. Cuando se separaron, Noel la estaba mirando amorosamente otra vez.

            Ella tragó saliva e hizo gestos hacia la puerta del establo. - Bueno, me necesitan dentro.

            Noel besó su mejilla. - Llámame cuando termines, ¿Está bien?

            - Está bien. - Aria dijo con voz temblorosa. En segundos, él se había ido.

            Ella no podía volver al establo lo suficientemente rápido; Serían sólo unos minutos antes de que Noel descubriera que su teléfono se perdió. Ella corrió hacia su iPad y encontró un cable USB dentro de su bolso. Ella conectó el teléfono. Una ventana apareció preguntando si quería transferir los datos al dispositivo. Ella marcó SI. Números brillaron por la pantalla. En menos de un minuto, un mensaje apareció diciendo que la transferencia estaba completa.

            Aria sacó el teléfono del USB, abrió la puerta del establo, y arrojó el teléfono al césped. Con suerte, Noel pensaría que sólo se le cayó.

            Ella volvió al iPad. Los mensajes de Noel se habían cargado. Ella los escaneó rápidamente esperando encontrar no mucho— Si Noel era A, probablemente usaría un teléfono diferente con un número privado. Además de los mensajes que Noel le había enviado a Aria sobre cosas de pareja, la mayoría eran de amigos de lacrosse o miembros de su familia. Pero mientras ella echaba un vistazo más abajo de la lista, había algo extraño. Hace dos febreros, Noel le había enviado un mensaje a un número privado. Lo que sea que necesites, decía. El número privado le había contestado. Gracias por ayudarme. Tú sabes qué hacer.

            Aria hizo las matemáticas. Febrero fue cuando Noel y Aria se habían unido en la sesión espiritista en la tienda psicodélica en Yarmouth. Era extraño que él incuso haya guardado este mensaje— Seguramente él había tenido un modelo más antiguo de teléfono en ese entonces. Él debió transferir eso de ese teléfono a éste. Debe haber sido sentimental. ¿Podría haber sido de Ali este mensaje? ¿Qué era lo que significaba Tú sabes que hacer?

            Aria cerró sus ojos. Esto era una horrible suposición. ¿Ella realmente estaba haciendo esto? ¿Había perdido su cabeza?

            Ella hizo click para salir de los mensajes, sus miembros se sentían pesados. Los e-mails de Noel se habían cargado también, pero Aria ya no quería mirarlos. Entonces un nombre familiar captó su mirada. Agente Jasmine Fuji. Era de hace sólo dos días. Aria se sintió mareada. Pero Noel había charlado con ella la semana pasada ¿Verdad?

            No había solo un e-mail para Fuji tampoco— Había seis en la columna. Palabras destellaron antes que sus ojos. Gracias por tus opiniones. El siguiente: Siento mucho que perdieras a tu amiga. Y en el último: Hablaremos más pronto. Quedé muy intrigada cuando dijiste que no todos estaban diciendo toda la verdad, y espero que puedas explicar con más detalles.

            Alguien se rio ruidosamente detrás de ella, y Aria arrojó su iPad devuelta a su escritorio. Ella miró alrededor de la sala con los ojos empañados, como si estuviera atrapada en una pesadilla. Noel había perdido su amiga… ¿Tabitha? ¿O Ali? ¿Y quién pensaba que estaba mintiendo? ¿Aria? ¿Era eso por lo que Fuji estaba frenéticamente tratando de hablar con ellas?

            Ella buscó su teléfono y marcó el número de Spencer. Esto se le estaba yendo de las manos. Era tiempo de confesar algunas de estas cosas a sus amigas. El teléfono sonó una vez, después dos veces.

            - ¿Hola? - Spencer contestó. - ¿Aria? ¿Qué pasa?

            Un golpe sonó en la ventana, y Aria saltó. Noel estaba del otro lado, su desechado celular ahora en su palma. Él le sonreía tan dulcemente, tan cándidamente, que el corazón de Aria se agrieto en un millón de piezas.

            - ¿Aria? - La voz de Spencer venía a través del receptor.

            Aria le devolvió el saludo a Noel, con lágrimas en sus ojos. - Um, yo—yo te marqué con mi trasero. - Le dijo a Spencer. Y después colgó, sin decirle nada.



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