miércoles, 29 de enero de 2014

Crushed - Capítulo 23: La fría, dura verdad

  Traducido por: analia8D
 Corregido por: Brayan, Daniela

            - Oh, ¡Presidenta de decoración! - cantó una voz de soprano la tarde del viernes en el establo de periodismo. La habitación estaba llena de niños poniendo los toques finales en el mural de Van Gogh, pinturas de lienzo, y bolsas de sorpresas. Taylor Swift canturreaba en los altavoces de la computadora. Y una pareja de chicas del comité de decoración habían inventado una improvisada danza/aclamación para ‘historia de amor’.

            - Yoo-hoo. - La voz cantó otra vez. - ¿Señorita Montgomery?

            No fue hasta que Aria sintió una mano en su hombro que se dio cuenta que la chica estaba hablando con ella. Era Ryan Crenshaw, una ex-alumna de Rosewood Day que estaba ayudando con la decoración para el baile. Según la tradición de Rosewood Day, un recién graduado siempre volvía y supervisaba, recordándoles a los comités los tontos rituales del baile como sacar fotos del rey y la reina del baile en el cementerio cerca del Four Seasons y organizar una enorme línea de conga. Era un honor volver y ayudar con el baile, pero Ryan, quien tenía el pelo castaño claro y  brazos cerveceros de principiante-de-quince-años, y quien se quejaba interminablemente sobre cómo la universidad apestaba, solo era una de esas chicas que no querían dejar ir la secundaria.

            Ryan guio a Aria, quien se había estado escondiendo en el armario de suministros, asustada por todo lo de Van Gogh, hacia una mesa y señaló una gran cámara de SLR. - Necesitas empezar a sacar fotos para el anuario, ¡Paparazzi! ¡Vamos a tomar de algunas de las pinturas del mural! ¡Y, mira! ¡Ahí está nuestra reina! ¡Tomemos una de ella probándose su corona!

            Cruzando la sala, Hanna estaba charlando tranquilamente con Scott Chin, uno de los editores del anuario. Ryan la hizo pasar. Tan pronto como Hanna la espió, su cara empalideció. Ella agarró el brazo de Aria y la atrajo hacia el pasillo. - Ahí estás, necesito hablar contigo.

            - ¿Qué hay sobre las fotos, chicas? - Ryan llamó.

            - ¡En un minuto! - Hanna gritó sobre su hombro, rodando sus ojos.

            Ingresaron a un camino que las guiaba a un pequeño jardín de esculturas que un rico alumno había donado a la escuela en los ochenta.

            Hanna se acercó a una escultura de una mujer a quien se le había caído la nariz años atrás, miró a Aria y tomó aire. - ¿Recuerdas que Spencer dijo que el ayudante de Ali podría estar conectado con Bill Beach— Que hubo un robo de drogas-prescriptas hace un tiempo?

            - Si - Inconscientemente, Aria empezó a sacarse la piel del lado de su pulgar.

            - Bien, vi a Noel en Bill Beach ayer.

            Un relámpago de frío corrió a través de Aria. - ¿Estás segura?

            Hanna asintió seriamente. - Lo digo en serio. Definitivamente era él.

            Aria apretó su mandíbula y miró a la escultura de metal de un giroscopio a unos pasos de allí. - Tal vez tenía una buena razón para estar ahí.

            - ¿Como robar drogas prescriptas para Ali? - Hanna cruzó sus brazos. - Si tú crees que es inocente, averigua por qué estuvo ahí.

            Aria se volteó. - En realidad, Noel y yo no estamos exactamente en términos de hablarnos. Como que le hablé sobre lo de Olaf.

            Los ojos de Hanna se ensancharon. - ¿Por qué?

            Aria esperó que un bullicioso conductor de un cortacésped pase. - Noel recibió un mensaje de A que decía que debería mirar en mi closet. A obviamente quería que él sepa lo de la pintura. Luego el momento se puso raro, y Noel estaba convencido de que yo le estaba escondiendo algo, así que… Bueno, le solté lo de Olaf.

            - Eso apesta. Lo siento. - Hanna sacudió su cabeza con arrepentimiento. - ¿Estás bien?

            Aria miró a Hanna bruscamente. - Por favor. Probablemente estás secretamente emocionada.

            - ¡Aria! - Los ojos de Hanna estaban ensanchados.

            - ¿No sería más fácil si Noel y yo rompiéramos? Entonces ustedes serian capaz de continuar su cacería de brujas libres de culpa.

            Hanna sacudió su cabeza vehementemente. - No somos anti-Noel. No somos anti-. Créeme, todas nosotras odiamos esto. Nadie quiere que esto esté pasando.

            Aria tocó la mano de la escultura, reprimiendo un sollozo. Ella sabía que Hanna estaba diciendo la verdad, pero todavía dolía cada vez que ellas venían con un nuevo, maldito chisme de Noel. Ella quería gritarles, ¿No somos amigas? ¿No se preocupan por mí? Era como cuando su mamá le había advertido sobre ella saliendo con Gunter, un chico en Islandia— Él era  problemas, y Aria lo había sabido, y ella también sabía que su mamá había dicho eso solo para protegerla. Pero aún no se sintió bien oírlo.

            Hanna se apoyó contra el otro brazo de la escultura. - ¿Te ha llamado otra vez la Agente Fuji?

            Aria miró al suelo. - No…

            - Ellas nos ha contactado a mí y a Spencer. A Emily también. Aparentemente quiere hablar con nosotras otra vez.

            Aria levantó su cabeza. - ¿Por qué?

            Hanna levantó sus manos. - ¿Cómo podría saberlo? Creo que A dijo algo sobre uno de nuestros secretos. Tal vez lo de la pintura. Tal vez lo de Tabitha. ¿Quién sabe?

            El estómago de Aria se retorció en nudos. Por un lado, estaba aliviada de que ella no había recibido también otra llamada. Por otro lado, ¿Por qué Fuji no la había contactado? - ¿Qué deberíamos hacer? - Ella preguntó con voz temblorosa.

            Justo entonces, Ryan sacó su cabeza por la puerta. - Aria tenemos una pregunta sobre las estrellas de papel maché.

            Aria miró a Hanna, después se encogió de hombros y siguió a Ryan devuelta al establo. Mientras ella le instruía cómo se deberían ver las estrellas, su estómago se revolvía. Ellas no podían hablar con la Agente Fuji, no con la pintura en el closet de Aria. Ellas tenían que resolver esto pronto.

            Y a pesar de que ella arremetió a Hanna por esto, el nuevo detalle sobre Noel la asustaba también. Noel no conocía a nadie en el Bill Beach. ¿Por qué estaba ahí? ¿Para ver  Graham?

            ¿Para robar medicamentos?

            Ella metió su mano al bolsillo y tocó el talón del ticket que ella había encontrado en la billetera de Noel ayer— Ella le había dado la billetera a Mike para que se la devuelva a Noel esta mañana y rezó para que no notara que el talón estaba perdido. La película de hace tan sólo un par de años atrás, de después de la muerte de Courtney, de cuando la Verdadera Ali fue definitivamente encarcelada en La Reserva. Ese extraño mensaje en el reverso sobre Noel creyendo en alguien. Aria no les había contado a sus amigas sobre eso— Ellas hubieran saltado sobre el garabato de la chica de hockey. Sin embargo otras personas dibujaban a niñas armadas con palos de hockey. Esto no significaba necesariamente algo.

            Igual, ella estaba curiosa. Lanzándose a su bolso cruzando la habitación, sacó su iPad y tipeó CINEMA THE WOODS en Google. En una fracción de segundo, los resultados aparecieron. La primera entrada era de un cine en Maplewood, New Jersey.

            La boca de Aria se secó. Tabitha era de Maplewood. Y Ali y Tabitha claramente habían estado en La Reserva juntas— E incluso fueron amigas ¿Esto significaba que Noel había visitado a Ali cuando ella estaba en La Reserva? ¿Él sacó a Ali y a Tabitha por una noche así ellos podían ir al cine? Pero eso no tenía sentido— ¿Por qué irían hasta New Jersey? ¿Y por qué Noel le diría a La Agente Fuji que él no había conocido a Tabitha cuando él claramente lo había hecho?

            - ¿Aria?

            Aria se dio vuelta. Noel estaba detrás de ella, casi como si ella lo hubiera invocado. Sus manos estaban en sus bolsillos y había una seria mirada en su cara.

            - H-hey - Aria dijo con voz temblorosa, volteando su iPad boca abajo en la mesa.

            Noel miró hacia la puerta. - ¿Puedes hablar?

            Aria asintió y deslizó su iPad devuelta a su bolso. Cuando ellos entraron al jardín de esculturas otra vez, Hanna se había ido. Por un tiempo sólo hubo el sonido de sus pasos. A la mitad del camino, Noel paró en lo que todos llamaban El Elegante.- He estado pensando sobre lo de Olaf.

            Aria sintió que su garganta se cerraba. - Noel yo…

            Puso sus dedos en sus labios. - Fui un estúpido en ese viaje, Aria. Me sentí celoso de que no conocía el lado Islándico tuyo, y estaba asustado de que cuando lleguemos ahí tu fueras a cambiar y que no estés más interesada en mí. En lugar de dar un paso al frente, solo actúe como un llorón, ridículo idiota. Debí dejarte ir solo con Hanna y Mike en vez de acompañarlos también. No estoy contento de que te hayas enganchado con ese chico, pero también entiendo un poco de eso.

            Aria parpadeó. Esa era la última cosa que ella hubiera pensado que él iba a decir. Solo la semana pasada, ella hubiera estado halagada y conmovida— Aquí estaba el precioso Noel, preocupándose de que ella lo dejara a él. Pero ahora ella se sentía ahuecada. Desconfiada. ¿Por qué Noel la estaba perdonando tan fácilmente?

            Noel tomó sus manos. - Todavía quiero estar contigo. Quiero ir a otras vacaciones y hacerlo bien. Incluso podemos volver a Islandia si quieres. Esta vez voy a montar uno de esos tontos caballos.

            Aria sabía que se suponía que ella tenía que reír, pero no pudo forzar la emoción. En su lugar apartó la vista, con un bulto su garganta. Sus manos se sentían como dos pesos muertos. Ali y Tabitha, su mente gritaba. Maplewood. La chica jugadora-de-hockey. Pregúntale.

            Noel ladeo su cabeza. - Te ves triste.

            - No lo estoy. - Aria dijo, su voz chillaba. - Yo solo… - Ella se apagó. Si sólo hubiera una manera de traer el nombre de Tabitha a la conversación sin que se vea muy inesperado o sospechoso. ¿Pero cómo?

            Noel alejó sus manos. - ¿Qué demonios, Aria? Aquí estoy, inclinándome hacia atrás por ti, contándotelo todo, consiguiéndote el lugar de presidenta de decoración, aceptando tus raros estados de ánimo, perdonándote por engañarme, y tú todavía me estas tratando como una mierda. Esto se está volviendo un poco viejo ¿De acuerdo? Los secretos, el extraña comportamiento...Es como que no soy totalmente parte de tu vida.

            - No digas eso. - Aria susurró. - Solo he estado un poco distraída, eso es todo.

            - ¿Con qué? - Noel demandó.

            La garganta de Aria subió y bajó. Todo lo que Aria quería era exonerarlo. Pero ella no podía sólo hacer las preguntas.

            Ella miró a Noel. Una hendidura de algo se mostraba a través de uno de los bolsillos de sus jeans. Era su celular. Una tentadora idea se abrió camino por la mente de Aria.

            Se tomó unos minutos para centrarse, después se acercó más y se aclaró la garganta. - No puedo parar de pensar en lo que te hice. Todavía me siento horrible por ello. Y con lo de la explosión del crucero y lo de casi morir en el mar, he estado perdida, Noel.

            - Entonces cuéntame sobre eso. - Noel dijo. - No lo escondas. No lo mantengas dentro y hagas que lo adivine.

            - Está bien. - Aria murmuró, incluso forzando algunas lágrimas. - Lo haré. Lo prometo.

            Luego lo acercó en un abrazo. Por un momento, estuvo asustada de que Noel no le devolviera el abrazo, pero él tentativamente envolvió sus brazos alrededor de ella. El corazón de Aria golpeaba contra su pecho. Ella deslizó una mano a lo largo de su cintura. Cuidadosamente, delicadamente, ella pellizco la parte superior del teléfono con dos dedos y lo deslizó fuera un centímetro a la vez, tan hábilmente como un carterista. Noel se movió, pero no pareció notar que lo había sacado.

            Aria metió el teléfono en el gran bolsillo de su sudadera con capucha. Cuando se separaron, Noel la estaba mirando amorosamente otra vez.

            Ella tragó saliva e hizo gestos hacia la puerta del establo. - Bueno, me necesitan dentro.

            Noel besó su mejilla. - Llámame cuando termines, ¿Está bien?

            - Está bien. - Aria dijo con voz temblorosa. En segundos, él se había ido.

            Ella no podía volver al establo lo suficientemente rápido; Serían sólo unos minutos antes de que Noel descubriera que su teléfono se perdió. Ella corrió hacia su iPad y encontró un cable USB dentro de su bolso. Ella conectó el teléfono. Una ventana apareció preguntando si quería transferir los datos al dispositivo. Ella marcó SI. Números brillaron por la pantalla. En menos de un minuto, un mensaje apareció diciendo que la transferencia estaba completa.

            Aria sacó el teléfono del USB, abrió la puerta del establo, y arrojó el teléfono al césped. Con suerte, Noel pensaría que sólo se le cayó.

            Ella volvió al iPad. Los mensajes de Noel se habían cargado. Ella los escaneó rápidamente esperando encontrar no mucho— Si Noel era A, probablemente usaría un teléfono diferente con un número privado. Además de los mensajes que Noel le había enviado a Aria sobre cosas de pareja, la mayoría eran de amigos de lacrosse o miembros de su familia. Pero mientras ella echaba un vistazo más abajo de la lista, había algo extraño. Hace dos febreros, Noel le había enviado un mensaje a un número privado. Lo que sea que necesites, decía. El número privado le había contestado. Gracias por ayudarme. Tú sabes qué hacer.

            Aria hizo las matemáticas. Febrero fue cuando Noel y Aria se habían unido en la sesión espiritista en la tienda psicodélica en Yarmouth. Era extraño que él incuso haya guardado este mensaje— Seguramente él había tenido un modelo más antiguo de teléfono en ese entonces. Él debió transferir eso de ese teléfono a éste. Debe haber sido sentimental. ¿Podría haber sido de Ali este mensaje? ¿Qué era lo que significaba Tú sabes que hacer?

            Aria cerró sus ojos. Esto era una horrible suposición. ¿Ella realmente estaba haciendo esto? ¿Había perdido su cabeza?

            Ella hizo click para salir de los mensajes, sus miembros se sentían pesados. Los e-mails de Noel se habían cargado también, pero Aria ya no quería mirarlos. Entonces un nombre familiar captó su mirada. Agente Jasmine Fuji. Era de hace sólo dos días. Aria se sintió mareada. Pero Noel había charlado con ella la semana pasada ¿Verdad?

            No había solo un e-mail para Fuji tampoco— Había seis en la columna. Palabras destellaron antes que sus ojos. Gracias por tus opiniones. El siguiente: Siento mucho que perdieras a tu amiga. Y en el último: Hablaremos más pronto. Quedé muy intrigada cuando dijiste que no todos estaban diciendo toda la verdad, y espero que puedas explicar con más detalles.

            Alguien se rio ruidosamente detrás de ella, y Aria arrojó su iPad devuelta a su escritorio. Ella miró alrededor de la sala con los ojos empañados, como si estuviera atrapada en una pesadilla. Noel había perdido su amiga… ¿Tabitha? ¿O Ali? ¿Y quién pensaba que estaba mintiendo? ¿Aria? ¿Era eso por lo que Fuji estaba frenéticamente tratando de hablar con ellas?

            Ella buscó su teléfono y marcó el número de Spencer. Esto se le estaba yendo de las manos. Era tiempo de confesar algunas de estas cosas a sus amigas. El teléfono sonó una vez, después dos veces.

            - ¿Hola? - Spencer contestó. - ¿Aria? ¿Qué pasa?

            Un golpe sonó en la ventana, y Aria saltó. Noel estaba del otro lado, su desechado celular ahora en su palma. Él le sonreía tan dulcemente, tan cándidamente, que el corazón de Aria se agrieto en un millón de piezas.

            - ¿Aria? - La voz de Spencer venía a través del receptor.

            Aria le devolvió el saludo a Noel, con lágrimas en sus ojos. - Um, yo—yo te marqué con mi trasero. - Le dijo a Spencer. Y después colgó, sin decirle nada.



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