viernes, 31 de enero de 2014

Crushed - Capítulo 24: Alguien tiene un desliz

            Traducido por: Analia8D
            Corregido por: Brayan, Daniela

            La tarde del sábado, un par de horas antes del baile, Spencer y Hanna estaban sentadas en la cama de Hanna en la casa de su padre. Un espejo gigante de cuerpo completo estaba cerca de la esquina. La cama estaba esparcida con cajas de maquillajes, secadores de pelo, y spray para el pelo, y un surtido de pins para el pelo, broches, y rizadores tendidos en el suelo como palos del mikado[1]. Joyas prestadas por las mamás de Spencer y de Hanna estaban en una tela de terciopelo en el escritorio. Sus vestidos del baile colgaban en los ganchos detrás de las puertas del closet, y sus zapatos estaban firmes en la parte inferior de la alfombra. El aire olía como a perfume y esa vaga esencia de químico de lavado en seco que Spencer nunca pudo precisamente identificar. La hizo sentirse un poco triste eso de que no todas pudieran estar aquí para la preparación pre-baile, pero nadie había oído de Aria, y Emily había, extrañamente, invitado a Iris como su cita. Ellas se estaban arreglando en la casa de los Fields.

Hubo un golpe en la puerta. La cabeza del padre de Hanna apareció. - ¿Cómo les está yendo, chicas? ¿Algo que pueda hacer?

            - No lo sé, papá.- Hanna sonrió burlonamente. - ¿Quieres ayudar con el maquillaje?

            El señor Marin levantó sus manos y se alejó.- Ese no es mi territorio. - Él le sonrió con adoración a Hanna. - Sin embargo te ves hermosa.

            - Tu luces asombrosa. - Kate metió su cara a continuación. La mitad de su cabello caía en cascada hasta sus hombros en forma de rizos, pero la otra mitad todavía era lacia.

            - Gracias. - Hanna dijo, sonando sorprendida. - Tú también, Kate.

            Después Kate y el señor Marin desaparecieron en el pasillo. Hanna miró a Spencer. - ¿Crees que debí haberla invitado a estar con nosotras?

            - Tal vez. - Spencer se encogió de hombros. No es que ella de verdad estuviera interesada en socializar. Y la simple vida, sin complicaciones,  de Kate probablemente le caería mal en este momento. La chica no tenía un A en su vida. O secretos que estuviera escondiendo. O una amenaza de muerte en su cabeza.

            Hanna se desplomó de vuelta en su silla, sin hacer ningún movimiento para ir al pasillo y llamar a Kate. - Desearía que Mike llamara a la casa y me dejara saber que él sigue siendo mi cita. - Ella miró a Spencer en el espejo. - ¿Quién es el chico con el que vas a ir, Spence?

            Spencer levantó un rizador de pestañas. - Oh, sólo alguien que conocí.

            - ¿Dónde?

            - En el King James. - Spencer dijo automáticamente, usando la historia que ensayó en su cabeza. - Él trabaja en esa lujosa boutique para hombres.

            - ¿En Beuregard’s? - Los ojos de Hanna se iluminaron. - Pensé en conseguirle a Mike los gemelos de ahí. Voy a pedirle una recomendación absolutamente… Si es que Mike y yo todavía estamos juntos.
           
            - Um, no sé si lo gemelos son su especialidad. - Spencer dijo, mordiendo fuerte el interior de su mejilla. Ella tuvo la sensación de que esta iba a ser una larga noche. Con suerte Chase no querría hablar con ninguna de sus amigas.

            Pensando en Chase, ella sacó su teléfono, lo inclinó hacia Hanna, y le mostró la foto de Ali en La Reserva que le había dado. - Mira.

            Los labios de Hanna se fruncieron. - ¿De dónde lo sacaste?

            - He estado descubriendo cosas de ella. Sabes donde es esto, ¿Verdad?

            - Duh. Sabría cuál es esa sala de estar en cualquier parte. - La frente de Hanna se frunció. - Ali parece como de nuestra edad, tal vez un poco menor. - Ella señaló a la figura de la cual no podían ver la cara. - ¿Quién es él?

            - Estaba esperando que tú lo supieras. Él está con Ali, ¿No lo crees?

            Hanna entrecerró los ojos. - Que mal que no esté usando algo distintivo. Todos y sus madres tienen una sudadera con capucha negra, ¿Huh?

            - Noel tiene una sudadera con capucha negra. - Spencer dijo, tosiendo incómodamente.

            Hanna le dio a Spencer una larga, seria mirada. - Se parece a él, ¿No?

            - No quiero que lo sea. - Spencer se hundió en la cama y frotó sus ojos.

            - Pero así lo parece ¿No? - Hanna preguntó suavemente. Hanna le había dicho a Spencer sobre que Mike no recordaba donde había estado Noel cuando la bomba detonó en el crucero… Y sobre cómo ella había visto a Noel en Bill Beach. Ella sacudió su cabeza. - Y todavía no puedo creer que fueras a ese departamento en Philly por ti misma. Pudiste haber sido asesinada.

            - Yo creo que A solo quiso asustarme. - Spencer murmuró, su estómago se revolvió. Todo parecía tan obvio ahora: Ali y su ayudante habían plantado esa dirección en el sistema CVS para que Chase la encontrara. Ellos habían manipulado la trampilla para que se caiga cuando Spencer husmee por ahí. Así que, ¿Eso significaba que A supo que Spencer estaba husmeando?

            Spencer se inclinó hacia el espejo y borró una mancha de sombra de ojos de su sien. - Quisiera poder volver al edificio, pero estoy muy asustada.

            -¿Por qué querrías volver?

            - Porque incluso si ese no es el lugar donde vive la enfermera privada de Ali, Ali y su ayudante han estado ahí poniendo trampas para tontos en el lugar. Y ahora que la trampa ha sido liberada, hay una posibilidad de que ellos tengan que volver y recoger todas las cosas que han plantado en el ático. Tal vez esa bola de bolos es del papá de Noel. Tal vez algo de ahí arriba puede ser  rastreado hasta Ali.

            - Huh. - Hanna lentamente corrió un cepillo por su cabello - Nunca pensé en eso.

            Era una teoría que Chase había planteado. Spencer le había rogado que vaya en su lugar para ver si Ali o su misterioso novio se aparecían, pero él no pudo. No explicó por qué.

            Su laptop sonó como si fuera una señal. Spencer tenía un nuevo e-mail en su nueva cuenta ultra secreta. Ella miró a la pantalla, protegiéndola de Hanna con su mano. No veo la hora de verte esta noche, Britney, Chase escribió, añadiendo una carita sonriente guiñando. Y, a propósito, descubrí algo interesante sobre Alison.

            Su corazón empezó a palpitar. ¿Qué?

            Otro e-mail apareció. No quiero decírtelo en línea, Chase escribió. Pero te veré pronto.

            Spencer apretó los dientes, ella miró al reloj al lado de la mesa. Sólo tres horas más.

            Eso se iba a sentir como una eternidad.

            Así como el anochecer caía, Spencer y Chase, quienes se encontraron en su casa, caminaban mano a mano hacia la limusina por la acera. Mientras Chase sostenía la puerta para ella, ella le dio una tímida sonrisa.

            - Te ves increíble. - Chase dijo, besando su mejilla.

            Spencer trató de no desmayarse - Tú también luces genial. - El traje le encajaba perfectamente. Él había sido tan amable cuando le había dado un ramillete y había posado para las fotos. Incluso Amelia, quien siempre arrugaba su nariz a todo, había mirado embobada.

            La limusina salió del callejón sin salida y hacia la carretera nacional hacia Filadelfia. La ventana delantera estaba bajada solo un poco, dejando entrar el aire con dulce aroma a primavera.

            Pero incluso cuando Chase sacó el corcho de una botella de champagne y le dio a Spencer una copa, ella no se pudo relajar. Ella se volvió a Chase - Ahora que estamos solos, ¿puedes por favor decirme qué sabes de Alison?

            Chase bebió un sorbo de su copa - Recibí un interesante metraje de un amigo. Es un video de vigilancia de un edificio no muy lejos de aquí. Hay una chica en una de las tomas que luce como Alison.

            La piel de Spencer se erizó - Estás bromeando. - Ella miró al teléfono de Chase, el cual estaba en su regazo - ¿Lo tienes contigo? ¿Podemos verlo?

            Chase miró a su teléfono también - No lo tengo.

            - Oh.-  Spencer se desplomó.

            - ¿Esa fue la única razón por la que viniste conmigo esta noche? - La voz de Chase era ronca.

            - ¡Claro que no! - Spencer gritó.- Yo solo... eso suena grande. Me encantaría verlo.

            Él tomó su mano. - Pero esto es grande también. Estar contigo, quiero decir. Yo sólo quiero una calmada, y normal noche, una donde no hablemos sobre Ali o acosadores o las cosas de mierda que nos pasaron. Una donde, como que tú estés a punto de morir por algo cayendo en tu cabeza. - Él trató de reír.

            Spencer parpadeó - Pero…

            - Qué tal esto. - Chase apretó su mano - ¿Qué tal si accedo al video después de nuestro primer baile? Eso es, qué, ¿una hora desde ahora? Yo sólo quiero un poquito de tiempo con esta grandiosa chica que conocí llamada Spencer, ¿De acuerdo?

            Las burbujas de la champaña burbujeaban en la nariz de Spencer. Ella miró a las borrosas luces de la carretera encima de ellos. ¿Cuándo fue la última vez que ella había disfrutado algo? Incluso el crucero, que se suponía que era para relajarse, había sido un horrible y estresante lio. Y era un poco lindo ser considerada sólo como Spencer, una chica normal, no como Spencer la Pequeña Linda Mentirosa.

            - Siempre que prometas que me mostrarás todo tan pronto como ese primer baile termine. - Ella dijo.

            - Lo prometo.

            Se estrecharon las manos. Chase descansó su cabeza en su hombro. Ellos miraron por la ventana mientras la ciudad de Filadelfia brillaba en el horizonte, y empezaron a hablar. Spencer le preguntó sobre cómo habría sido su baile, y a quién le habría gustado llevar, y qué pensaba sobre estudiar en la universidad el año siguiente. Después hablaron sobre su próximo semestre en Princeton. Spencer incluso le contó un poco sobre el gran percance de la fiesta de olla común el fin de semana que fue de visita.

            Hablaron durante todo el viaje de tráfico atascado hacia la ciudad, y antes de que Spencer lo supiera, ellos estaban tomando la rampa de salida cerca del zoológico. Su pulso había bajado. Sus mejillas dolían de tanto reír. Hablar sobre todo excepto el caso fue una buena sugerencia.

            Luego, mientras paraban en una luz, el conductor prendió la radio. Y ahora, pasando a la investigación del asesinato de Tabitha Clark. Los investigadores dicen que han hecho un progreso con sus interrogaciones y tienen varios sospechosos potenciales.

            Spencer clavó sus uñas en su rodilla. ¿Sospechosos?

            - Esa historia es una locura. ¿No lo crees? - Chase cruzó sus piernas. - La he estado siguiendo un poco. Un par de personas me enviaron peticiones para que publique en mi sitio al respecto.

            - Uh. - Spencer dijo con voz temblorosa empujando un mechón de cabello fuera de su hombro.

            Chase agarró su copa de champaña. - De hecho, tú estuviste en Jamaica cuando Tabitha murió ¿O no? ¿Viste algo?

            Spencer se volvió y lo miró, un frío sentimiento se filtró por su espalda. - Nunca te conté que estuve en Jamaica.

            Chase parpadeó. - Sí, lo hiciste.

            - No, no lo hice. - Ella comenzó a temblar. - Definitivamente no lo hice. - Había sido suficientemente escalofriante admitirle quien ella realmente era. No era tan estúpida como para contarle sobre Jamaica además de eso.

            Chase vació su copa de un sorbo, sus ojos sin dejar los de ella ni por un segundo. Su manzana de Adán subía y bajaba mientras él tragaba. Lentamente, él buscó algo en su bolsillo. Era la misma manera en que alguien amenazado buscaría un cuchillo, o un arma. Una realidad completamente nueva se formó en la mente de Spencer. ¿Y si Chase sabía que Spencer estuvo en Jamaica porque él también había estado ahí?

            De repente, la sangre de Spencer se volvió fría y todo un horrible plan hizo click. Cuán fácilmente ella había encontrado su blog de teorías de conspiración. Cuán dispuesto Chase había estado con alimentarla con todos esos detalles sobre Ali, secretos con los  que nadie podía simplemente toparse. Todas esas fotos que él le había mostrado obviamente eran de una colección privada, no le habían llegado por correo de casualidad. Y Chase era brillante hackeando los sistemas de computadoras, lo cual significa que el fácilmente pudo haber plantado información en la laptop de Naomi Zeigler en el crucero, en la laptop de Billy Ford, y en el sistema de CVS. Si es que esa dirección estaba incluso en el sistema de CVS. Spencer solo había tomado su palabra.

            Él había sido el que la había llevado al departamento con trampas. Y después él había caído contra la puerta, llamando. Hizo que pareciera un accidente, Pero ¿y si no lo había sido? ¿Había sabido que la trampilla iba a caer? ¿De alguna manera provocó que se abra con ese golpe? ¿O era una señal para alguien dentro?

            ¿Podía Chase  ser el novio secreto de Ali? ¿El otro A? Todo este tiempo, las chicas habían pensado que era Noel... y ella había caído derechito en la trampa de la Verdadera Ali.

            La mano de Spencer se movió lentamente hacia la manija. De repente, Chase tomó su otra muñeca y la atrajo hacia él. Sus ojos brillaban. Su sonrisa feliz se había ido - Hay algo que necesito decirte. - Dijo severamente.

            - Yo…- Spencer temblaba. Ella señaló algo en la ventana. - ¿Qué es eso?

            Chase liberó su muñeca y miró. Spencer giró la manija y abrió la puerta. Para cuando Chase se dio cuenta del truco, ella estaba en el pavimento. Una fría brisa subió por su falda. Su talón se dobló en la acera, pero ella siguió caminando.

            - ¡Spencer! - Chase la llamó. - ¿Qué estás haciendo?

            Él trató de salir del auto también. Spencer chilló y golpeó la puerta con su talón, cerrándola de un portazo en su cara. La luz cambió a verde. Los autos detrás de la limusina tocaban la bocina.

            - ¡Arranca! - Spencer gritó al conductor, quien parecía asustado. Asombrosamente, la limusina arrancó. Spencer se dio vuelta y corrió.

            Spencer zigzagueó pasando a una pareja que caminaba agarrados de la mano y entró en un callejón. Ésta era una parte de la ciudad que ella no conocía para nada. Los taxis no pasaban. La gente se sentaba en sus escaleras de entrada, con mirada penetrante. Desaparecieron unos niños alrededor de una esquina, sus risas haciendo espirales a través del callejón.

            Ella agarró su celular prepago, el único que había traído esta noche. Tal vez ella podría llamar a un taxi. La pantalla ya estaba parpadeando. Cuando ella vio el revoltijo de letras y números en la línea del remitente, su corazón cayó a sus pies.

            Puedes correr, ¡pero no puedes esconderte, Spence! Besos, A.

            Su teléfono sonó otra vez. Era el mismo mensaje. Y luego el mismo otra vez, y después otra vez, colapsando su teléfono hasta que una alerta advirtió que su teléfono había quedado sin memoria. Spencer cambió a la función de llamada. Pero un nuevo mensaje apareció: SIN BATERIA, APAGÁNDOSE.

            La pantalla se volvió negra. También el cielo parecía oscurecerse a su alrededor, las sombras profundizándose. Spencer estaba desconectada. A había ganado otra vez.
           




[1] Mikado: un juego de palillos

Capítulo 23 | Capítulo 25

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