domingo, 14 de diciembre de 2014

Vicious - Capítulo 1: Malas Noticias, y Más Malas Noticias


Traducido por: Daniela
Corregido por: Raúl S. Brayan.

<<Prólogo 


Una cálida mañana de jueves a mediados de Junio, Emily Fields estaba sentada junto a sus mejores amigas Hanna Marin, Spencer Hastings, y Aria Montgomery en una enorme sala de conferencias bien ventilada que tenía vista aérea de la fuente de agua de Philadelphia. La sala olía a café y a bollos daneses, y la oficina estaba llena de ruido por los sonidos de teléfonos sonando, impresoras zumbando, y el Click-Clack de los tacones altos en los pies de las abogadas caminando rápidamente hacia la corte. Cuando Seth Rubens, su nuevo abogado, se aclaró la garganta, Emily lo miró. Por su expresión adolorida, ella sospechó que no le iba a gustar lo que él les iba a decir.
    - Su caso no se ve bien. – Rubens revolvió su café con un grueso palillo de madera. Él tenía bolsas bajo sus ojos, y usaba la misma colonia que el papá de Emily, una esencia veraniega llamada Royall Bay Rhum. Ese olor solía animar a Emily, pero ya no.
- El fiscal de distrito ha reunido un montón de evidencia en contra de ustedes por el asesinato de Alison, - él continuó. – Que ustedes estuvieron en la escena del crimen cuando ocurrió. El trabajo de limpieza mal hecho. Sus huellas por toda la casa. El diente que encontraron en la escena. El, eh, episodio de Emily—él miró nerviosamente a Emily—previo al evento. Estoy feliz de representarlas, y haré lo que pueda, pero no quiero darles falsas esperanzas.
Emily se dejó caer más sobre el asiento. Desde su arresto por el asesinato de Alison DiLaurentis—también conocida como A, su vieja enemiga, su casi asesina, y su diabólica mensajera—Emily había bajado 4 kilos y medio, no había podido dejar de llorar, y pensaba que se estaba volviendo loca. Todas estaban en libertad bajo fianza después de estar sólo unas pocas horas en la cárcel, pero su juicio comenzaría en cinco días. Emily había pasado por seis abogados, y sus amigas habían hecho lo mismo. Ninguno de los abogados les había dado esperanza—incluyendo a Rubens, quien supuestamente había liberado a jefes de la mafia de cargos por asesinatos en masa.
    Aria se inclinó y miró al abogado directo a los ojos. - ¿Cuántas veces vamos a explicarle esto? Ali nos tendió una trampa. Ella sabía que estábamos vigilando ese cobertizo. Ella sabía que estábamos desesperadas por la situación. Esa sangre estaba en el piso cuando llegamos. Y estábamos en el piso de arriba cuando quien quiera que fuera lo limpió.
    Rubens las miró cansado. – Pero no vieron quien fue. ¿O sí?
    Emily se pinchó el pulgar. Y luego, de repente, escuchó una voz atolondrada y burlona, clara como un cristal: Ustedes no me vieron. Saben que las tengo justo donde quiero.
    Era la voz de Ali, pero nadie más parecía oírla. Emily sintió otro pinchazo de preocupación. Había comenzado a escuchar la voz Ali hace unos días atrás, y su voz se estaba haciendo más fuerte.
    Pensó en la pregunta del abogado. Durante su búsqueda de Ali, ellas se habían enfocado en una casa en Ashland, Pensilvania, en la propiedad de los padres del novio de Ali, Nick Maxwell. Al fondo de la propiedad había un deteriorado cobertizo de la piscina, el sitio perfecto para que Ali se escondiera y planeara su próxima jugada contra ellas. Habían comenzado a monitorear el lugar, pero luego Spencer, sin darse cuenta, le dijo a su amigo Greg que ellas habían colocado cámaras de vigilancia. En un horrible giro de eventos, Greg terminó siendo un Ali Cat, uno de los subordinados online de Ali. El video de sus cámaras del cobertizo fue desconectado casi un segundo después de que Spencer revelara el secreto.
    Tan pronto como eso ocurrió, Emily y las otras se vieron obligadas a conducir hasta Ashland para ver si Ali estaba en el cobertizo, desmantelando las cámaras. Pero todo lo que encontraron fue sangre en el piso. Habían entrado para echar un vistazo, luego escucharon un slam y corrieron al segundo piso. El olor a lejía llenó el aire, y alguien—seguramente Ali, aunque ellas no la habían visto—entró a la cocina, para limpiárla torpemente. Cuando volvieron a bajar, la casa estaba vacía. Luego, llamaron al 911. Sin imaginar que la policía las culparía a ellas.
    Pero eso fue justo lo que pasó: Los policías vinieron, tomaron muestras para evidencia, y estimaron que el tipo de sangre coincidía con el de Ali. También habían encontrado un diente que coincidía con los registros dentales de Ali. Luego, ellos acusaron a las chicas de tratar de limpiar la escena del crimen—sus huellas estaban por todo el lugar, después de todo, y ellas habían estado dentro de la casa. Las cámaras de vigilancia habían grabado a las chicas entrando a escondidas por la puerta momentos antes.
    Son completamente mías.
    Allí estaba nuevamente la voz de Ali. Emily parpadeó con fuerza. Miró alrededor a sus amigas, preguntándose si ellas escuchaban sus propias versiones de las burlas de Ali en sus cabezas.
    - ¿Y el vestido? – Aria preguntó, refiriéndose al vestido que habían encontrado en el segundo piso del cobertizo. El cual, también había estado cubierto de sangre.
    El abogado revisó sus notas. – Los análisis forenses dicen que solo tiene sangre A-positivo—el tipo de sangre de Ali. Yo no tocaría el tema. No ayuda realmente en el caso.
    Emily se enderezó. - ¿No puede ser que Ali se haya cortado a sí misma, y luego haya esparcido su sangre en el cobertizo, y después lo haya limpiado? Ella podría haberse sacado ese diente y haberlo plantado allí también. Ella estuvo por años en La Reserva. Está loca.
    ¡No estoy tan loca como tú!  La voz de Ali en la cabeza de Emily rió. Emily hizo un gesto, queriendo alejar la voz de Ali. Luego notó a Hanna mirándola con curiosidad.
    El abogado suspiró. – Si tuviéramos evidencia de que Alison estuvo en ese cobertizo—viva—al mismo tiempo en que ustedes estuvieron allí, podríamos armar ese caso. Pero todo lo que tenemos es un video de ustedes escabulléndose por la puerta frontal. Ali no aparece.
    - Ali probablemente se metió por una ventana, - Spencer dijo. – Tal vez, por la parte de atrás. Allí no había cámaras.
    El abogado miró sus palmas. – No hay evidencia que apoye eso. Hice que la policía busque huellas en las ventanas por toda la propiedad, y no encontraron nada.
    - Ella pudo haber usado guantes, - Hanna supuso.
    Rubens hizo sonar su lápiz. – Toda esta es evidencia circunstancial, y tenemos que considerar que viene de ustedes, y que ustedes son personajes, eh, notorios. – Aclaró su garganta. – Digo, su apodo es las Pequeñas Lindas Mentirosas. Han sido atrapadas mintiendo antes—en mentiras muy públicas. Estuvieron en juicio por matar a una chica en Jamaica, y confesaron al menos haberla empujado por el balcón. Y todos saben lo que Alison les hizo y cuánto motivo tendrían para deshacerse de ella. Y como dije, está el episodio de Emily…
    Todos se voltearon hacia Emily. Ella miró la mesa. Está bien, si había perdido la cordura en la búsqueda de Ali. Pero eso era porque Ali casi había ahogado a Emily en la piscina de la Preparatoria Rosewood Day… y luego uno de sus Ali Cats había asesinado a Jordan Richards, el amor de la vida de Emily. Ella no había ido a ese cobertizo pensando en volverse loca. No había querido destrozar el lugar y jurar en voz alta que iba a matar a Ali, lo cual las cámaras de vigilancia habían grabado. Simplemente había…ocurrido.
    - Y luego está ese diario.
    Rubens buscó en su enorme archivó a su derecha. Adentro había una fotocopia del diario que Ali había, supuestamente, escrito y dejado en el bosque, en un lugar suficientemente a la vista para que la policía lo encuentre. Emily no había querido leerlo, pero había escuchado suficiente sobre él. Ali se había pintado como la víctima inocente, y a Spencer, Aria, Emily y Hanna como sus vengativas captoras. Había entradas que hablaban de las chicas abusando de ella verbal y físicamente. Cuando Rubens abrió el archivador, Emily pilló las palabras me ataron. Y luego vio la frase ellas no entienden.
    Pobre, pobre de mí, dijo la voz de Ali en la mente de Emily. Emily debió de quejarse, porque Spencer levantó la vista para mirarla, con los ojos bien abiertos. Las mejillas de Emily ardieron. Tenía que ser cuidadosa. Sus amigas ya pensaban que ella estaba llena de problemas—y eso era cuando ella no estaba oyendo voces.
    Aria miró el archivo también. – Seguro que eso no contará como evidencia. ¿O sí?
    - Especialmente por lo que Nick dijo esta mañana. – Emily buscó su teléfono y le mostró al abogado un artículo que había encontrado antes de la reunión. Indicó el titular. Maxwell Dice Que El Diario Son Sólo Mentiras, decía. Su Amor y Lealtad Tienen Límite. – Si Nick dijo que Ali mintió sobre él haciendo todas esas cosas en el diario, levanta la validez del resto de cosas en cuestión, ¿cierto? – Preguntó esperanzada.
    Rubens se encogió de hombros. – Estamos hablando de la palabra de un asesino confeso. A veces los jueces se toman muy seriamente los diarios. Y cuando alguien escribe tengo miedo, o Creo que van a matarme, y luego aparece muerta…
    - Pero ella no está muerta. – Emily dijo. – La policía encontró un diente y sangre. Eso es todo. ¿No les sería difícil a ellos, condenarnos por asesinato sin un cuerpo?
    El abogado cerró el archivo con fuerza. – Eso es cierto. Y tienen eso a su favor. – Una mirada extraña pasó por su cara. – Así que esperemos que los detectives no encuentren el resto de ella.
Todas miraron al abogado, perplejas. - ¿Estás diciendo que no nos crees? – Spencer finalmente balbuceó.
El abogado levantó sus palmas como rindiéndose, pero no lo confirmó ni lo negó.
Hanna puso su cabeza en sus manos. Spencer rompió su vaso de poliestireno en pequeños pedazos. Aria puso sus palmas sobre la mesa. - ¿Podemos dar nuestra versión de la historia en la corte?
Rubens golpeó su lápiz contra la mesa. – Preferiría no ponerlas en el estrado. Entonces el Fiscal de Distrito podría examinarlas, y él será despiadado—encontrará toda clase de medios para atraparlas en su historia. Déjenme a mí pintar una imagen de ustedes. Sacaré a la luz los hechos correctos. Pero incluso con todo eso, no sé qué posibilidades tenemos. Puedo intentar y ofrecer algunas teorías de otras personas que podrían haber asesinado a Alison. Alguien en la familia de Jenna Cavanaugh, por ejemplo. Alguien en la familia de Ian Thomas. Alguien más que la odiaba. Pero ustedes siguen siendo los sospechosos más convincentes y lógicos.
Emily miró a las otras.
– Pero ella no está muerta, - Spencer repitió.
- ¿Hay algo que pueda salvarnos de verdad? – Aria preguntó débilmente. - ¿Algo que garantice que saldremos libres?
           Rubens suspiró. – Lo único que puedo pensar es que la misma Alison DiLaurentis entre en esa corte y se entregue.
Como si eso fuera a ocurrir, dijo la voz de Ali fuertemente en la cabeza de Emily.
El abogado sopló aire entre sus mejillas. – Duerman, chicas. Lucen exhaustas. - Hizo un gesto hacia el plato de bollos daneses. – Y tomen uno, por el amor de Dios. No saben cuándo volverán a tener el placer de comer un bollo danés de Rizolli’s, de nuevo.
Emily se estremeció. Era fácil interpretar lo que eso significaba: Las prisiones no servían pasteles.
           Hanna sacó un puñado y se los llevó a la boca, pero las demás salieron por la puerta sin siquiera mirar el banquete de desayuno. En el conjunto de elevadores, Spencer presionó el botón BAJAR. De repente, miró a Emily alarmada. – Em, - chilló, sus ojos estaban en la mano de Emily.
           Emily miró abajo. Una larga hilera de sangre iba desde su cutícula hasta su muñeca. Se había pinchado la piel hasta sangrar y ni siquiera lo había sentido. Buscó un pañuelo en su cartera, sintiendo los ojos de sus amigas sobre ella. – Estoy bien, - dijo preventivamente.
           Pero sus amigas no eran las únicas preocupadas por ella; la familia de Emily estaba actuando aún más extraño. Al contrario de los otros innumerables incidentes en los cuales Emily se había metido en grandes problemas y sus padres la habían repudiado, esta vez, su familia continuó dejándola comer con ellos. Incluso compraban sus comidas favoritas, le lavaban la ropa, y comprobaban cómo estaba ella incesantemente, como si fuera una recién nacida. Su madre forzaba conversaciones corteses con ella sobre shows de TV y libros y prestaba extasiada atención cada vez que Emily decía cualquier cosa. La noche anterior, el padre de Emily se había levantado del sillón, diciendo que la TV era toda de ella y que podía ver lo que sea que quiera y si ¿podía traerle algo? Emily había deseado esta clase de atención de parte de su familia por tanto tiempo—básicamente desde el comienzo de A. Pero ahora se sentía extraño. Solo lo estaban haciendo porque pensaban que estaba loca.
           El ascensor llegó, y las puertas se abrieron. Las chicas se acomodaron dentro silenciosamente, cabizbajas. Emily podía sentir a las otras personas en el ascensor mirándolas. Una chica no mucho mayor que ellas sacó su iPhone y comenzó a escribir algo en la pantalla. Luego de un momento, Emily escuchó el snap de la cámara del dispositivo y notó que el teléfono iba dirigido a su cara.
           Se dio vuelta y miró a la chica. - ¿Qué estás haciendo?
           Las mejillas de la chica enrojecieron. Cubrió el lente de su teléfono con su mano y bajó sus ojos.
           - ¿Tomaste una foto? – Emily chilló.
           Trató de agarrar el teléfono, pero Spencer le pilló el brazo, alejándola. El ascensor se detuvo, y la chica salió disparada al lobby. Spencer miró a Emily. – Tienes que controlarte.
           - ¡Pero ella fue muy maleducada! – Emily protestó.
           - No puedes perder el control por eso, - Spencer insistió. – Todo lo que hacemos, Em, todo lo que decimos—tenemos que pensar en cómo el jurado va a interpretarlo.
           Emily cerró los ojos. – No puedo creer que tenemos que aparecer frente a un jurado, para empezar.
           - Yo tampoco, - Hanna susurró. – Qué pesadilla.
           Caminaron atravesando el lobby, pasando el escritorio de unos guardias. Emily miró a través de las puertas giratorias. La luz del sol brillaba en la acera. Un grupo de chicas usando coloridos vestidos y sandalias pasaron por ahí, riéndose atolondradamente. Pero entonces, más allá de ellas, ella creyó ver una sombra meterse en un callejón al otro lado de la calle. El vello en la parte de atrás de su cuello se paró. Ali—la verdadera Ali—podría estar en cualquier sitio. Observándolas. Esperando a dar su golpe.
           Se volteó hacia sus amigas. – Saben, podemos tomar acción, - dijo en voz baja. – Podemos buscarla de nuevo.
           Los ojos de Spencer se abrieron como plato. - De ningún modo. Absolutamente no.
           La garganta de Aria tiritó. – Es imposible.
           Pero Hanna asintió. – Me he preguntado a dónde fue Ali. Y Rubens dijo que ese era el único modo en que podríamos quedar libres.
           - Hanna, no. – Spencer la miró filosamente. – No tenemos ninguna pista.
           Eso es cierto, Ali se rió nerviosamente en la mente de Emily. Nunca me encontrarán.
           Emily volvió a sacar su teléfono. El artículo de Nick seguía en la pantalla. – Nick está tan asustado. Quizá él nos ayudará. Nos puede dar algo.
           Spencer resopló. – Improbable.
           - Si, y odio la idea de encararlo en prisión, - Aria dijo nerviosa. - ¿Ustedes no?
           - Si vamos juntas, creo que podemos manejar la situación, - Emily dijo, tratando de sonar firme.
           - Quizá, - Aria murmuró infeliz.
           Hanna puso un mechón de cabello castaño tras su oreja. - ¿Cuáles son las posibilidades de que la policía si quiera nos permita visitar a alguien en prisión? Estamos en libertad bajo fianza. No podemos exactamente movernos libremente y hacer lo que queramos.
           Emily miró a Spencer. - ¿No podría tu papá mover algunos hilos? – El padre de Spencer, un poderoso abogado, conocía a todos, desde el fiscal de distrito, hasta el alcalde, hasta el comisario. Él podía hacer que toda clase de cosas ocurrieran.
Spencer cruzó sus brazos sobre su pecho. – No creo que sea una buena idea.
           - ¿Por favor? – Emily lloriqueó.
           Spencer negó con la cabeza. – Lo siento. No quiero.
           La boca de Emily se abrió. - ¿Entonces vas a rendirte? Eso no suena como tú, Spence.
           El mentón de Spencer tembló. – Lo que no quiero seguir haciendo es jugar a Scooby Doo. Solo lleva a más problemas.
           - Spence, - Emily protestó, buscando el brazo de Spencer. Pero Spencer la alejó, dejando salir un sonido de dolor que hizo eco a través del lobby. Se dio vuelta y caminó a través de las puertas giratorias.
Luego siguió un gran silencio. Emily sintió ese mismo peso presionando sobre su pecho una vez más. No se atrevió a mirar a Hanna o Aria porque sabía que si lo hacía, rompería a llorar. Quizá Spencer estaba en lo cierto. Quizá era una idea terrible ir a buscar a Ali otra vez.
Es cierto, Ali chilló en la mente de Emily, más alto que nunca. Esta vez, te tengo para siempre.


8 comentarios:

  1. Gracias por la traducción Dan,alegraste mi tarde

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  2. Hola!!! muchisimas gracias por el capitulo y tomarse la molestia de traducirlos, espero con ansias los siguientes :D

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  3. Muchas gracias por la molestias!!
    Nomas te quiero hacer una pequeña pteguna: Además de PLL, que otras traducciones de libros haces??
    Gracias :')

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    Respuestas
    1. Ninguno xd Traducir toma muuuucho tiempo si se hace con dedicación, pero ni toda la dedicación del mundo te permite soportar mucho tiempo frente al pc, escribiendo sin parar; si ya me demoro con un solo libro, imagínate si estuviera traduciendo más de un libro a la vez!

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  4. Hola gracias por subir los capitulos. Pero me ubiera gustado que respondas mis e-mails

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    1. Hola! revisé y no tengo correos pendientes por responder, así que por favor si me los puedes reenviar sería genial.

      Saludos !

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