miércoles, 14 de mayo de 2014

Ali's Pretty Little Lies - Capítulo 30: El doble fantasmagórico

Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan.

            El día siguiente después de la escuela, Ali estaba de pie frente a una larga mesa en el lobby y observaba cómo los chicos le daban sus nombres a la Sra. Ulster, la profesora de arte quien también estaba a cargo de la graduación de séptimo grado. – Sí, por supuesto, Andrew, - la Sra. Ulster dijo, buscando en una caja en el piso y revelando una gran túnica blanca de graduación y un gorro a juego para Andrew Campbell, uno de los nerds de la clase. Su gorra tenía una medalla especial en ella porque él había obtenido sólo As ese año. También la de Spencer, Ali supuso.
            - Gracias, - Andrew juntó la túnica y el birrete en sus brazos. Cuando pasó a Ali, le sonrió, como si fueran amigos. Ella resopló y se dio vuelta.
            Ali había recogido su túnica el otro día, así que ya estaba en casa, pero acababa de recibir la asignación de su asiento y los dos tickets que cada familia tenía permitidos para el evento. A todo su alrededor, había chicos hablando emocionadamente por la ceremonia que sería esa noche. Rebecca Culpepper dijo que iba a usar sandalias de tacón alto bajo su túnica. Jordyn Wellsley anunció que iba a hacer break-dance en su camino hacia el podio. Chassey Bledsoe preguntó quién iba a ser su locutor, pero Ali giró sus ojos cuando pasó. – No tenemos un locutor, perdedora, - molestó. – Eso solo es para último grado.
            Chassey parecía intimidada, como si se supusiera que ella supiera eso. Pero cuando Ali caminó hacia el estacionamiento, sintió un remolino de rabia. Había estado emocionada por llegar a la graduación todo el año, y ahora que había llegado, ahora que su hermana estaba en casa, todo se sentía tan empañado. Hoy había sido el primer día completo en que Courtney estaba en casa, y Ali no había podido quedarse sentada en clases, temerosa de que su hermana podría entrar al salón en cualquier minuto, desembuchando la verdad.
            Un Jeep tocó la bocina en el estacionamiento, y Ali levantó la vista y saludó. Cassie prendió el motor cuando Ali se subió y partió hacia la salida. Mientras pasaban por los sitios del estacionamiento, levantó sus ojos y apuntó con su mentón a una pareja subiendo por una colina hacia el sitio de último grado. – No puedo creer que él no haya terminado con ella aún.
            Ali estiró su cuello. Eran Ian y Melissa. Iban de la mano, y cuando se acercaron al SUV de Ian, él tomó a Melissa por las caderas y le dio un gran beso en el cuello, a lo cual ella chilló y se volteó.
            - Yo tampoco puedo creerlo, - murmuró, sintiendo una sorprendente punzada de celos. No era justo que la relación de Ian estuviera completamente bien después de que él haya arruinado la de ella. Ella quería hacerle pagar por eso—y pensó que sabía cómo. Sacó su celular y buscó el número de Ian. ¿Quieres ese beso? Escribió en un mensaje. Júntate conmigo la noche del jueves. Mi patio trasero. Nueve PM en punto.
            Hubo un ping dentro de treinta segundos. Lo tienes. Ian respondió. Ali trató de fingir un destello de emoción—después de todo, besar a un chico lindo era besar a un chico lindo. Pero no sintió nada.
            Frente a la casa de Ali, Cassie se inclinó sobre el manubrio. - ¿Te importa si entro por un segundo? De veras, de veras tengo que hacer pis.
            - ¡No! – Ali prácticamente gritó.
            Cassie se echó para atrás, mirando extrañadamente a Ali. – Um, estamos teniendo problemas con el sistema séptico, - Ali dijo, notando lo loca que acaba de sonar. – Huele muy mal. – Miró con atención a su casa. ¿Acababa de moverse una cortina? ¿Cassie podría darse cuenta de que su gemela estaba allí, solo mirando el lugar?
            Cassie puso una cara de compasión, luego se despidió. Ali salió disparada del auto y fue corriendo hacia la puerta, aliviada cuando Cassie se alejó de la cuneta. Pero justo cuando  estaba girando la manija, escuchó voces al interior.
            - No fue a propósito, - su hermana lloró.
            - ¡Deberías haber sabido! – su madre respondió severamente.
            La piel de Ali se erizó. ¿Qué había ocurrido? Y entonces, de repente, escuchó voces diferentes, esta vez desde el patio trasero. - ¿Por qué estaría en problemas? – Alguien susurró. – Ella no hizo nada malo.
            Ali se alejó de la puerta. ¿Era esa… Emily?
            - No que nosotras sepamos, - otra voz familiar dijo. Ali casi se atoró con su goma de mascar. Spencer.
            Su mente dio vueltas. No las había invitado. ¿Qué estaban haciendo aquí? ¿Su hermana las había invitado? ¿O—peor—su madre, queriendo que Ali de las noticias?
            Ellas no podían saber. Si se enteraban, ¿qué pasaba si lentamente se daban cuenta del resto—que Ali no era quién decía quién era? Quizás siempre se habían preguntado secretamente por qué Ali las hizo sus amigas abruptamente. Botando a Naomi y a Riley sin explicación. Esa vez Ali se había perdido en Rosewood Day al comienzo de sexto grado. Quizás todo estaba catalogado en sus cerebros, pequeñas irritantes piezas de un puzle que no estaban ni cerca de hacer una imagen completa. Al presentarles una gemela, lo harían. Y si sus padres se enteraban, la enviarían a La Reserva para castigarla.
            Se quedó de pie en el pórtico, aterrorizada de ir por el costado y encarar la música. De repente, hubo un ruidoso slam. La voz de su madre era aguda en el patio. – Solo quiero asegurarme de que tengan las dimensiones correctas, - le gritó a los trabajadores en la parte de atrás.
            Ali se bajó del pórtico y fue de puntillas al terreno lateral justo mientras su madre iba caminando a través de la parte de atrás hacia los trabajadores del gazebo, quienes estaban sentados, aparentemente haciendo nada. – No les estoy pagando para que holgazaneen, - la Sra. DiLaurentis dijo bruscamente, con las manos en las caderas. - ¿No podemos hacer que esto se haga más rápido?
            Uno de los trabajadores levantó un hombro. – Estamos esperando que el concreto se seque.
            - ¿Cuándo se va a llenar este agujero? – La madre de Ali demandó. - ¿Mañana?
            El mismo trabajador negó con la cabeza, su lacio cabello rebotando. – Viernes. Eso es lo más pronto que pudimos conseguir el camión.
            La Sra. DiLaurentis rodó sus ojos y continuó reprendiéndolos. Ali dio un paso más cerca, sus amigas quedando a la vista. Estaban todas allí, sentadas en el patio trasero, con apariencia desconcertada. Agradecidamente, Courtney no estaba con ellas. Así que quizá no sabían.
            Tomó aire y subió las escaleras de la terraza.
            - Uh… ¿hola? – dijo.
            Spencer se levantó. Una gran, nerviosa sonrisa se estiró en la cara de Emily. Aria miró sin inmutarse a Ali y Hanna se movió en su asiento. Todas se veían culpables, y los miedos de Ali salieron a la superficie una vez más.
            - ¿Por qué te reprendió? – Spencer demandó.
            Ali ladeo su cabeza, sin estar segura de sí debería responder.
            - ¿Te estás metiendo en problemas sin nosotras? – Aria continuó, su ligero, tranquilo tono de voz era forzado. - ¿Y por qué te cambiaste? Esa remera sin mangas que tenías puesta era tan bonita.
            Ali parpadeó con fuerza. Remera sin mangas. Su hermana había usado una el día anterior. Quizás también se la había puesto esta mañana, ya que probablemente era la cosa más linda que tenía.
            Sus rodillas se debilitaron. Habían visto a su gemela…quizás incluso hablado con ella, pero no era por su madre. ¿Dónde había estado? ¿En la casa? ¿Afuera?
            Pero entonces se le prendió la ampolleta. Apostó saber exactamente dónde habían visto a su hermana. En el cuarto de Ali.
            Esa perra, pensó, furia subía por su cuerpo como el mercurio al interior de un termómetro. ¡Cómo se atrevía! ¿Era esta la fase uno de su plan maestro? ¿Estaba tratando de pasarse como Ali y tratar de intercambiarse de vuelta? Lo que era incluso peor era que sus amigas habían creído que “Courtney” era Ali. Si su hermana pudiera convencerlas a ellas, podría convencer a cualquiera.
            Emily aclaró su garganta, trayendo a Ali de vuelta a sí misma. - ¿Quieres que nos… vayamos?
            Ali negó con la cabeza rápidamente, notando que no tenía idea de qué clase de expresiones acababan de pasar por su cara. – Por supuesto que no quiero que se vayan, - fingió, tratando de volver a ganar control – Mi mamá estaba enojada conmigo porque yo…yo tiré mi ropa de hockey junto con sus delicados otra vez. – Giró sus ojos. – Pero no se preocupen, chicas—no estoy castigada ni nada. ¡Nuestra pijamada extravaganza puede continuar como lo planeado!
            Las chicas parecían aliviadas, aunque algo aún parecía perseguirlas. Por un momento, Ali se preguntó si estaban mirándola y notando que había algo diferente en ella, algo que no habían visto en la chica de la remera sin mangas a rayas momentos atrás. Pero entonces Spencer añadió que tenía noticias emocionantes: Podían hacer su pijamada en el granero del patio trasero de los Hastings después de todo. Inesperadamente, Melissa iba a ir a Praga la noche del Jueves después de la graduación, así que podían tener el lugar para ellas solas.
            - Dulce, - Ali dijo fuertemente, esperando que Courtney, donde sea que estuviera, escuchara. No iba a dejar que su hermana se meta en medio de su diversión. Que intente intercambiarse. Eso nunca iba a ocurrir.
            De repente, notó un flash de color azul al otro lado del terreno de los Hastings. Melissa estaba camino al granero, con su túnica colgando de un colgador en su mano. Ya había se había colocado el manto de los graduados con mejores calificaciones sobre sus hombros. Presumida.
            De repente, Ali tuvo que hacer que todas vieran lo poderosa que era, lo destructiva que podía ser. No estaba segura de si esto era para el beneficio de sus amigas exactamente… o si para la chica mirando desde el interior de la casa.
            Ali se levantó. - ¡Oye, Melissa!
            Melissa se detuvo y se dio vuelta. – Oh. Hola chicas.
            - ¿Emocionada por ir a Praga? – Ali sonrió dulcemente. - ¿Ian va a ir?
            Spencer se estiró por la mesa y enterró sus uñas en el brazo de Ali. – Ali.
            - No, - Melissa respondió luego de un momento. – Ian no va.
            - ¡Oh! – Ali escuchó decir a su propia voz. - ¿Estás segura de que es una buena idea—dejarlo solo? ¡Podría conseguirse otra novia!
            Miró significativamente a Spencer. – Alison. Para. Ahora.
            Pero Ali no podía parar.
            - ¿Spencer? – Aria preguntó. - ¿Qué ocurre?
            - Nada, - Spencer dijo rápidamente.
            Ali vio como las otras chicas intercambiaron una mirada insegura. Pero ninguna de ellas dijo nada. Entonces, Melissa se ajustó el manto en su cuello y fue hacia el granero. Miró por un largo rato y con mucha atención el agujero en el terreno de Ali pero no dijo nada.
            Spencer miró a Ali después de que Melissa se fue, pero Ali no respondió, apenas resistió el resto de la visita, y cuando las chicas se fueron, fue corriendo de vuelta a su casa y miró a su dormitorio. Todo estaba en su lugar. Luego encontró a su madre, quien estaba de pie en el lavabo, lavando unos vasos.
            - ¿Dejaste entrar a mis amigas cuando no estaba aquí? – demandó.
            La Sra. DiLaurentis se dio vuelta, parecía culpable. – Cariño, pensé que estabas en casa. Pero entonces te vi llegar con tu amiga de hockey sobre pasto y noté mi error.
            El cuerpo de Ali comenzó a temblar. - ¿Entonces hablaron con ella?
            - Bueno, sí. Pero luego la agarré.
            - ¿Estaban en mi cuarto?
            La mirada de la Sra. DiLaurentis se fue al piso. – Sólo está curiosa. El terapeuta nos lo explicó todo: No ha vivido una vida normal. La hemos privado de eso. Piensa en ti misma como un modelo a seguir.
            Las palabras dolían: era de ella de quien estaban hablando realmente, ella pensaban que seguía en el hospital, pudriéndose, volviéndose más rara y más fiera cada día. - ¿Dónde está? – Ali dijo, su voz era baja y tensa.
            La Sra. DiLaurentis puso una mano de advertencia sobre el brazo de Ali. – Cariño, no hagas una escena. Estoy segura de que no tenía un motivo para hacerlo.
            - ¿Dónde. Está.? – Las emociones de Ali se sentían como un cometa cuyo tirante se le había volado. Era igual como se solía sentir cuando su hermana la presionaría y presionaría y presionaría hasta que ella rompería. Era increíble cómo, después de todo este tiempo, el sentimiento podía volver tan urgente y fresco como el día en que lo sintió por primera vez.
            El paño de cocina se cayó de las manos de la Sra. DiLaurentis. – Mira, tendremos más cuidado. ¿Está bien? Desde ahora la mantendremos adentro, sólo hasta asegurarnos de que no esté recayendo. Estará encerrada para la graduación y tu pijamada, ¿está bien?
            - ¿Lo prometes? – Ali demandó. La Sra. DiLaurentis asintió casi con miedo.
            Pero no era suficiente. Ali se dio vuelta y subió rápidamente los escalones, pasando su dormitorio una vez más. La puerta del cuarto de invitados estaba cerrada. La golpeó con tanta fuerza que sus nudillos dolieron. - ¿Courtney? – gritó.
            Pero la puerta no se abrió. - ¡Courtney! – Ali chilló.
            - Alison, por favor, - dijo la Sra. DiLaurentis, parada al pie de las escaleras.
            - ¡Abre la puerta! – Ali gritó. Los resortes de la cama al interior chillaron. Un cajón se abrió, luego se cerró. Y entonces, escuchó perfectamente una risa aguda. Como que sonaba como la carcajada de una bruja y le provocó escalofríos en la columna.
            - ¡Sé lo que estás haciendo! – Ali dijo, presionando su mejilla contra la puerta. - ¡No puedes salirte con la tuya en esto!
            Escuchó pasos, y la puerta se abrió. Su hermana estaba usando esa remera sin mangas a rayas otra vez, tal como Ali lo temía. Su cabello estaba en una cola de caballo, su nueva Polaroid estaba colgando de su cuello con una cuerda, y tenía una gran sonrisa en el rostro. Sostuvo la mirada de Ali por tanto tiempo que Ali comenzó a sentirse nerviosa.
            - ¿Por qué no? – Courtney finalmente preguntó, su voz estaba llena de júbilo. – lo hiciste.

Capítulo 29 | Capítulo 31

6 comentarios:

  1. Geniaaa! Quedan 4 capitulos. Esta semana ya sabremos el final no?

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  2. Respuestas
    1. A medida que está listo voy actualizando! recuerda que pasa por proceso de traducción y después de corrección.

      Saludos :)

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  3. Cuando suben el siguiente?gracias por traducir este libro!!!! :)

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  4. Pobre Courtney y los verdaderos villanos son los papas porque nunca estuvieron para ella, sólo le hacían caso a Ali.

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