Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan.
El día siguiente después de la escuela, Ali
estaba de pie frente a una larga mesa en el lobby y observaba cómo los chicos
le daban sus nombres a la Sra. Ulster, la profesora de arte quien también
estaba a cargo de la graduación de séptimo grado. – Sí, por supuesto, Andrew, -
la Sra. Ulster dijo, buscando en una caja en el piso y revelando una gran
túnica blanca de graduación y un gorro a juego para Andrew Campbell, uno de los
nerds de la clase. Su gorra tenía una medalla especial en ella porque él había
obtenido sólo As ese año. También la de Spencer, Ali supuso.
- Gracias, - Andrew juntó la túnica y el
birrete en sus brazos. Cuando pasó a Ali, le sonrió, como si fueran amigos.
Ella resopló y se dio vuelta.
Ali había recogido su túnica el otro día,
así que ya estaba en casa, pero acababa de recibir la asignación de su asiento
y los dos tickets que cada familia tenía permitidos para el evento. A todo su
alrededor, había chicos hablando emocionadamente por la ceremonia que sería esa
noche. Rebecca Culpepper dijo que iba a usar sandalias de tacón alto bajo su
túnica. Jordyn Wellsley anunció que iba a hacer break-dance en su camino hacia
el podio. Chassey Bledsoe preguntó quién iba a ser su locutor, pero Ali giró
sus ojos cuando pasó. – No tenemos un locutor, perdedora, - molestó. – Eso solo
es para último grado.
Chassey parecía intimidada, como si se
supusiera que ella supiera eso. Pero cuando Ali caminó hacia el
estacionamiento, sintió un remolino de rabia. Había estado emocionada por
llegar a la graduación todo el año, y ahora que había llegado, ahora que su
hermana estaba en casa, todo se sentía tan empañado. Hoy había sido el primer
día completo en que Courtney estaba en casa, y Ali no había podido quedarse
sentada en clases, temerosa de que su hermana podría entrar al salón en
cualquier minuto, desembuchando la verdad.
Un Jeep tocó la bocina en el
estacionamiento, y Ali levantó la vista y saludó. Cassie prendió el motor
cuando Ali se subió y partió hacia la salida. Mientras pasaban por los sitios
del estacionamiento, levantó sus ojos y apuntó con su mentón a una pareja
subiendo por una colina hacia el sitio de último grado. – No puedo creer que él
no haya terminado con ella aún.
Ali estiró su cuello. Eran Ian y Melissa.
Iban de la mano, y cuando se acercaron al SUV de Ian, él tomó a Melissa por las
caderas y le dio un gran beso en el cuello, a lo cual ella chilló y se volteó.
- Yo tampoco puedo creerlo, - murmuró,
sintiendo una sorprendente punzada de celos. No era justo que la relación de
Ian estuviera completamente bien después de que él haya arruinado la de ella.
Ella quería hacerle pagar por eso—y pensó que sabía cómo. Sacó su celular y
buscó el número de Ian. ¿Quieres ese beso? Escribió en un mensaje. Júntate
conmigo la noche del jueves. Mi patio trasero. Nueve PM en punto.
Hubo un ping
dentro de treinta segundos. Lo tienes. Ian respondió. Ali trató de
fingir un destello de emoción—después de todo, besar a un chico lindo era besar
a un chico lindo. Pero no sintió nada.
Frente a la casa de Ali, Cassie se inclinó
sobre el manubrio. - ¿Te importa si entro por un segundo? De veras, de veras
tengo que hacer pis.
- ¡No! – Ali prácticamente gritó.
Cassie se echó para atrás, mirando
extrañadamente a Ali. – Um, estamos teniendo problemas con el sistema séptico,
- Ali dijo, notando lo loca que acaba de sonar. – Huele muy mal. – Miró con
atención a su casa. ¿Acababa de moverse una cortina? ¿Cassie podría darse
cuenta de que su gemela estaba allí, solo mirando el lugar?
Cassie puso una cara de compasión, luego se
despidió. Ali salió disparada del auto y fue corriendo hacia la puerta,
aliviada cuando Cassie se alejó de la cuneta. Pero justo cuando estaba
girando la manija, escuchó voces al interior.
- No fue a propósito, - su hermana lloró.
- ¡Deberías haber sabido! – su madre
respondió severamente.
La piel de Ali se erizó. ¿Qué había
ocurrido? Y entonces, de repente, escuchó voces diferentes, esta vez desde el
patio trasero. - ¿Por qué estaría en problemas? – Alguien susurró. – Ella no
hizo nada malo.
Ali se alejó de la puerta. ¿Era esa… Emily?
- No que nosotras sepamos, - otra
voz familiar dijo. Ali casi se atoró con su goma de mascar. Spencer.
Su mente dio vueltas. No las había
invitado. ¿Qué estaban haciendo aquí? ¿Su hermana las había invitado?
¿O—peor—su madre, queriendo que Ali de las noticias?
Ellas no podían saber. Si se
enteraban, ¿qué pasaba si lentamente se daban cuenta del resto—que Ali no era
quién decía quién era? Quizás siempre se habían preguntado secretamente por qué
Ali las hizo sus amigas abruptamente. Botando a Naomi y a Riley sin
explicación. Esa vez Ali se había perdido en Rosewood Day al comienzo de sexto
grado. Quizás todo estaba catalogado en sus cerebros, pequeñas irritantes
piezas de un puzle que no estaban ni cerca de hacer una imagen completa. Al
presentarles una gemela, lo harían. Y si sus padres se enteraban, la enviarían
a La Reserva para castigarla.
Se quedó de pie en el pórtico, aterrorizada
de ir por el costado y encarar la música. De repente, hubo un ruidoso slam.
La voz de su madre era aguda en el patio. – Solo quiero asegurarme de que
tengan las dimensiones correctas, - le gritó a los trabajadores en la parte de
atrás.
Ali se bajó del pórtico y fue de puntillas
al terreno lateral justo mientras su madre iba caminando a través de la parte
de atrás hacia los trabajadores del gazebo, quienes estaban sentados,
aparentemente haciendo nada. – No les estoy pagando para que holgazaneen, - la
Sra. DiLaurentis dijo bruscamente, con las manos en las caderas. - ¿No podemos
hacer que esto se haga más rápido?
Uno de los trabajadores levantó un hombro.
– Estamos esperando que el concreto se seque.
- ¿Cuándo se va a llenar este agujero? – La
madre de Ali demandó. - ¿Mañana?
El mismo trabajador negó con la cabeza, su
lacio cabello rebotando. – Viernes. Eso es lo más pronto que pudimos conseguir
el camión.
La Sra. DiLaurentis rodó sus ojos y
continuó reprendiéndolos. Ali dio un paso más cerca, sus amigas quedando a la
vista. Estaban todas allí, sentadas en el patio trasero, con apariencia
desconcertada. Agradecidamente, Courtney no estaba con ellas. Así que quizá no
sabían.
Tomó aire y subió las escaleras de la
terraza.
- Uh… ¿hola? – dijo.
Spencer se levantó. Una gran, nerviosa
sonrisa se estiró en la cara de Emily. Aria miró sin inmutarse a Ali y Hanna se
movió en su asiento. Todas se veían culpables, y los miedos de Ali salieron a
la superficie una vez más.
- ¿Por qué te reprendió? – Spencer demandó.
Ali ladeo su cabeza, sin estar segura de sí
debería responder.
- ¿Te estás metiendo en problemas sin
nosotras? – Aria continuó, su ligero, tranquilo tono de voz era forzado. - ¿Y
por qué te cambiaste? Esa remera sin mangas que tenías puesta era tan bonita.
Ali parpadeó con fuerza. Remera sin
mangas. Su hermana había usado una el día anterior. Quizás también se la
había puesto esta mañana, ya que probablemente era la cosa más linda que tenía.
Sus rodillas se debilitaron. Habían
visto a su gemela…quizás incluso hablado con ella, pero no era por su madre.
¿Dónde había estado? ¿En la casa? ¿Afuera?
Pero entonces se le prendió la ampolleta.
Apostó saber exactamente dónde habían visto a su hermana. En el cuarto
de Ali.
Esa perra, pensó, furia subía por su
cuerpo como el mercurio al interior de un termómetro. ¡Cómo se atrevía!
¿Era esta la fase uno de su plan maestro? ¿Estaba tratando de pasarse como Ali
y tratar de intercambiarse de vuelta? Lo que era incluso peor era que sus
amigas habían creído que “Courtney” era Ali. Si su hermana pudiera convencerlas
a ellas, podría convencer a cualquiera.
Emily aclaró su garganta, trayendo a Ali de
vuelta a sí misma. - ¿Quieres que nos… vayamos?
Ali negó con la cabeza rápidamente, notando
que no tenía idea de qué clase de expresiones acababan de pasar por su cara. –
Por supuesto que no quiero que se vayan, - fingió, tratando de volver a ganar
control – Mi mamá estaba enojada conmigo porque yo…yo tiré mi ropa de hockey
junto con sus delicados otra vez. – Giró sus ojos. – Pero no se preocupen,
chicas—no estoy castigada ni nada. ¡Nuestra pijamada extravaganza puede
continuar como lo planeado!
Las chicas parecían aliviadas, aunque algo
aún parecía perseguirlas. Por un momento, Ali se preguntó si estaban mirándola
y notando que había algo diferente en ella, algo que no habían visto en
la chica de la remera sin mangas a rayas momentos atrás. Pero entonces Spencer
añadió que tenía noticias emocionantes: Podían hacer su pijamada en el granero
del patio trasero de los Hastings después de todo. Inesperadamente, Melissa iba
a ir a Praga la noche del Jueves después de la graduación, así que podían tener
el lugar para ellas solas.
- Dulce, - Ali dijo fuertemente, esperando
que Courtney, donde sea que estuviera, escuchara. No iba a dejar que su hermana
se meta en medio de su diversión. Que intente intercambiarse. Eso nunca
iba a ocurrir.
De repente, notó un flash de color azul al
otro lado del terreno de los Hastings. Melissa estaba camino al granero, con su
túnica colgando de un colgador en su mano. Ya había se había colocado el manto
de los graduados con mejores calificaciones sobre sus hombros. Presumida.
De repente, Ali tuvo que hacer que todas
vieran lo poderosa que era, lo destructiva que podía ser. No estaba segura de
si esto era para el beneficio de sus amigas exactamente… o si para la chica
mirando desde el interior de la casa.
Ali se levantó. - ¡Oye, Melissa!
Melissa se detuvo y se dio vuelta. – Oh.
Hola chicas.
- ¿Emocionada por ir a Praga? – Ali sonrió
dulcemente. - ¿Ian va a ir?
Spencer se estiró por la mesa y enterró sus
uñas en el brazo de Ali. – Ali.
- No, - Melissa respondió luego de un
momento. – Ian no va.
- ¡Oh! – Ali escuchó decir a su propia voz.
- ¿Estás segura de que es una buena idea—dejarlo solo? ¡Podría conseguirse otra
novia!
Miró significativamente a Spencer. –
Alison. Para. Ahora.
Pero Ali no podía parar.
- ¿Spencer? – Aria preguntó. - ¿Qué ocurre?
- Nada, - Spencer dijo rápidamente.
Ali vio como las otras chicas
intercambiaron una mirada insegura. Pero ninguna de ellas dijo nada. Entonces,
Melissa se ajustó el manto en su cuello y fue hacia el granero. Miró por un
largo rato y con mucha atención el agujero en el terreno de Ali pero no dijo
nada.
Spencer miró a Ali después de que Melissa
se fue, pero Ali no respondió, apenas resistió el resto de la visita, y cuando
las chicas se fueron, fue corriendo de vuelta a su casa y miró a su dormitorio.
Todo estaba en su lugar. Luego encontró a su madre, quien estaba de pie en el
lavabo, lavando unos vasos.
- ¿Dejaste entrar a mis amigas cuando no
estaba aquí? – demandó.
La Sra. DiLaurentis se dio vuelta, parecía
culpable. – Cariño, pensé que estabas en casa. Pero entonces te vi llegar con
tu amiga de hockey sobre pasto y noté mi error.
El cuerpo de Ali comenzó a temblar. -
¿Entonces hablaron con ella?
- Bueno, sí. Pero luego la agarré.
- ¿Estaban en mi cuarto?
La mirada de la Sra. DiLaurentis se fue al
piso. – Sólo está curiosa. El terapeuta nos lo explicó todo: No ha vivido una
vida normal. La hemos privado de eso. Piensa en ti misma como un modelo a
seguir.
Las palabras dolían: era de ella de
quien estaban hablando realmente, ella pensaban que seguía en el
hospital, pudriéndose, volviéndose más rara y más fiera cada día. - ¿Dónde
está? – Ali dijo, su voz era baja y tensa.
La Sra. DiLaurentis puso una mano de
advertencia sobre el brazo de Ali. – Cariño, no hagas una escena. Estoy segura
de que no tenía un motivo para hacerlo.
- ¿Dónde. Está.? – Las emociones de
Ali se sentían como un cometa cuyo tirante se le había volado. Era igual como
se solía sentir cuando su hermana la presionaría y presionaría y presionaría
hasta que ella rompería. Era increíble cómo, después de todo este tiempo, el
sentimiento podía volver tan urgente y fresco como el día en que lo sintió por
primera vez.
El paño de cocina se cayó de las manos de
la Sra. DiLaurentis. – Mira, tendremos más cuidado. ¿Está bien? Desde ahora la
mantendremos adentro, sólo hasta asegurarnos de que no esté recayendo. Estará
encerrada para la graduación y tu pijamada, ¿está bien?
- ¿Lo prometes? – Ali demandó. La Sra.
DiLaurentis asintió casi con miedo.
Pero no era suficiente. Ali se dio vuelta y
subió rápidamente los escalones, pasando su dormitorio una vez más. La puerta
del cuarto de invitados estaba cerrada. La golpeó con tanta fuerza que sus
nudillos dolieron. - ¿Courtney? – gritó.
Pero la puerta no se abrió. - ¡Courtney! –
Ali chilló.
- Alison, por favor, - dijo la Sra.
DiLaurentis, parada al pie de las escaleras.
- ¡Abre la puerta! – Ali gritó. Los
resortes de la cama al interior chillaron. Un cajón se abrió, luego se cerró. Y
entonces, escuchó perfectamente una risa aguda. Como que sonaba como la
carcajada de una bruja y le provocó escalofríos en la columna.
- ¡Sé lo que estás haciendo! – Ali dijo,
presionando su mejilla contra la puerta. - ¡No puedes salirte con la tuya en
esto!
Escuchó pasos, y la puerta se abrió. Su
hermana estaba usando esa remera sin mangas a rayas otra vez, tal como Ali lo
temía. Su cabello estaba en una cola de caballo, su nueva Polaroid estaba
colgando de su cuello con una cuerda, y tenía una gran sonrisa en el rostro.
Sostuvo la mirada de Ali por tanto tiempo que Ali comenzó a sentirse nerviosa.
- ¿Por qué no? – Courtney finalmente
preguntó, su voz estaba llena de júbilo. – Tú lo hiciste.
Capítulo 29 | Capítulo 31
Geniaaa! Quedan 4 capitulos. Esta semana ya sabremos el final no?
ResponderBorrarEspero :P Y si no, en menos de 3 semanas.
BorrarSaludos!
cuando suben el resto dani?
ResponderBorrarA medida que está listo voy actualizando! recuerda que pasa por proceso de traducción y después de corrección.
BorrarSaludos :)
Cuando suben el siguiente?gracias por traducir este libro!!!! :)
ResponderBorrarPobre Courtney y los verdaderos villanos son los papas porque nunca estuvieron para ella, sólo le hacían caso a Ali.
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