sábado, 17 de mayo de 2014

Deadly - Capítulo 21 - Puertas Cerradas

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Traducido por: Daniela
Corregido por: Andrea, Brayan y Pilar. Raúl S.

   
         Una semana más tarde, Spencer caminaba agachada a través del bosque tras su casa para juntarse con Aria, Hanna y Emily. Estaba demasiado oscuro como para ver nada, así que usaba la luz de su celular para guiarse por el camino. Gruesas raíces salían de la tierra. Un tronco caído obstruía su camino. En muy poco tiempo, ella llegó al pozo de los deseos, una reliquia de piedra dejada allí por los granjeros en los 1700s. Musgo crecía por los costados. Algo de la roca se había desmoronado. Spencer se asomó por el borde y lanzó un centavo por el agujero. Hubo un eco de vacío cuando cayó en agua poco profunda.
            Luego se volteó y miró colina abajo hacia su casa. La mayoría de las luces estaban apagadas. La ventana del sótano por la cual se había escabullido estaba semiabierta. El sitio donde el apartamento-granero de su familia había estado antes de que Ali lo quemara aún no tenía pasto. Contó siete vehículos de noticiarios aparcados en la acera, afuera de su casa. Habían estado estacionados allí las 24 hs., todos los días, desde su arresto.
            - Hey, - la cabeza de Emily apareció por el otro lado de la colina. Era una noche fría y tenía puesta una sudadera  negra con capucha y jeans. Miró al pozo e hizo un pequeño gemido. - ¿Crees que ella de verdad solía venir aquí?
            - Supongo. - Spencer se atrevió a tocar las piedras ligeramente curvas. El borde estaba medio podrido. Había un montón de musgo en los lados y encima, y había un balde de metal oxidado a unos pies de allí. - La cima de esta colina le daba un punto de observación perfecto hacia mi casa.
            Emily chasqueó la lengua. Una rama crujió y se voltearon. Aria y Hanna subían la colina. Cuando llegaron a la cima, las chicas solo estuvieron de pie bajo la luna, mirándose entre sí.
            - ¿Y bien? - Spencer dijo finalmente. - Mejor comenzamos a hablar. Habrá una cacería de brujas por mí pronto. - Había habido demasiada agitación como para que las cuatro se juntasen luego de que volvieran a sus casas, pero finalmente, esa noche, Hanna había enviado un mensaje diciendo que necesitaban hablar. Pero lo de la cacería de brujas era cierto: los reporteros que acampaban afuera de la casa de Spencer eran tan entrometidos e inteligentes que se darían cuenta de que ella no estaba antes de que su familia lo notara. En la semana desde el arresto, su mamá apenas había salido de la cama, y el Sr. Pennythistle había estado caminando de puntillas a su alrededor nervioso, como si tuviera miedo de que fuera a enloquecer y hacer algo loco. - ¡No soy de verdad una asesina! - Spencer le gritó una vez, pero no sirvió de nada.
            - Sí, yo tampoco debería estar fuera por mucho tiempo, - Aria murmuró. - Pero es bueno verlas.
            - En serio. - Emily las miró, con los ojos húmedos. - Pero es terrible, ¿no?
            Hanna asintió con desánimo. - Voy a volverme loca si tengo que quedarme sentada en casa otro día. - Eso era parte de su castigo: hasta que fueran extraditadas a Jamaica, debían permanecer en sus casas a tiempo completo. Rosewood Day no las había expulsado, pero la escuela tampoco permitía que volvieran.
            - ¿Todas están listas para los exámenes finales? - Aria dijo con una voz no-tan-de-broma. Se les permitía tomar sus exámenes en casa.
            - No veo el punto, - Spencer dijo con tristeza. Miró a las otras. - Recibí una carta de Princeton esta semana. No quieren un presunto asesino en su clase de primer año.
            Emily hizo un gesto de dolor. - Yo también tuve noticias de NC State. - Mostró sus pulgares hacia abajo.
            - Sí, estoy fuera de FIT, - Hanna murmuró. Cerró sus ojos con fuerza y bajó los hombros. - Esto no es justo, chicas. Eso es lo que no dejo de pensar. Esto. No. Es. Justo.
            - Dímelo a mí, - Aria murmuró, removiendo sus pies entre las hojas secas. - Pero no es como si pudiéramos hacer algo.
            Hanna pegó con su puño a su palma abierta. - Sí que podemos. Yo digo que volvamos a buscar a Ali por cuenta propia.
            - ¿Estás loca? - Spencer se apoyó contra el borde raquítico del pozo. - A aún podría herir a un montón de gente que queremos. Además, deberíamos mantener el perfil bajo y no hacer nada para suscitar a la prensa.
            - ¿Entonces solo esperamos a que nos envíen lejos? - Hanna gritó. - ¿Has visto las prisiones en Jamaica? Están llenas de serpientes. Y como que te obligan a hacer pipas de gravedad. Es uno de sus métodos de tortura.
            Las cejas de Spencer se juntaron. - Estoy segura de que no hacen eso, Han.
            - Apuesto a que sí. - Hanna puso sus manos en sus caderas. - Una vez, Mike me hizo fumar de una de esas, y comencé a sentir hormigueos y a alucinar. Fue un infierno.
            - Mi papá me prometió que nuestro equipo legal encontraría un modo de evitar que fuéramos allí, - Spencer dijo débilmente.
            Aria suspiró. - Sin ofender a tu papá o a nuestro equipo legal, pero todos los informes dicen que el FBI quiere hacer un ejemplo a partir de nosotras. Está casi garantizado, iremos a Jamaica.
            Spencer rechinó los dientes. - Bueno, quizás Fuji se dará cuenta de la verdad. O quizás Ali lo arruinará.
            - Eso no va a ocurrir, - Emily dijo sin ánimo. - Ali nos tiene exactamente donde nos quiere. ¿Y cuándo, alguna vez, lo ha arruinado?
            - En verdad no creo que debamos comenzar a escarbar otra vez, chicas. - Spencer advirtió.
            - Pero tenemos pistas, - Aria dijo. - Ese video adulterado. Quien sea que N sea.
            Spencer caminó en círculos. - Lo sé, pero…
            - Tu amigo Chase es bueno con las computadoras, ¿cierto, Spence? - Hanna rogó. - Quizás él pueda hacerle zoom a ese archivo de video y mostrar las caras de las chicas para demostrarle a la policía que no somos nosotras.
            Spencer torció la boca. - Pero no puedo ponerlo en riesgo.
            - Él ya está en riesgo, - Aria le recordó.
            Hubo una larga pausa. Se escuchó a lo lejos un camión que cambió de marcha cerca del puesto de peaje.
            - No voy a ir a Jamaica, - dijo Hanna firmemente. - Quiero quedarme en Rosewood.
            Aria tragó saliva. - Yo también.
            Spencer miró el cielo oscuro. Aria estaba en lo cierto. Si Ali iba a hacerle algo a Chase, el plan ya estaba en marcha. Spencer no había oído de Chase desde su arresto, pero sabía que él haría lo que fuese por ella.
            Una luz se prendió en su casa, y bajó los hombros, medio esperando que su mamá apareciera por la entrada trasera en cualquier segundo. - Mejor vuelvo. Pero lo haré, Han. Me comunicaré con Chase.
            - Bien. - Hanna sonaba aliviada.
            Spencer bajó por la colina con el corazón latiéndole rápido. Misericordiosamente, la luz se apagó poco después de encenderse, y nadie apareció en la terraza de atrás. Dio la vuelta a la parte de enfrente de su casa, mirando al auto en la entrada, luego a los vehículos estacionados en la cuneta. La verían si retrocedía—tendría que tomar el bus. Había una parada de SEPTA a solo una milla de allí, en la Avenida Lancaster.
            Miró sus zapatos, agradecida por estar usando zapatillas. Aquí vamos, pensó, comenzando a trotar. Era el único modo.

            Media hora después, Spencer abordó un bus de Rosewood brillantemente iluminado y con aroma a cigarro hacia Filadelfia y se dejó caer en un asiento. Al otro lado del pasillo, una mujer estaba leyendo una copia del Centinela de Filadelfia. En la primera plana aparecía una foto de Spencer.
            La mentira que colmó el vaso, decía el titular. Spencer se volteó hacia la ventana y torció su cuerpo para parecer más pequeña. Había evitado las noticias toda la semana, sabiendo que solo vería historias como esa. Por favor que no me vean, por favor que no me vean, deseaba. La mujer pasó página. La foto de Spencer se desvaneció. Nadie dijo una palabra.
            Chase vivía en Merion, un suburbio cercano a la ciudad. Spencer tiró de la cadena en su parada y se apresuró a bajar del autobús. A pesar de que nunca había ido a la casa de Chase, encontró el edificio de departamentos con facilidad y caminó por la dispareja acera hasta la puerta frontal. Hubo un swish tras ella y se volteó. Un auto pasaba lentamente con el logo del Departamento Policial de Merion que se observaba en un costado.
            Spencer se agachó tras un árbol. El automóvil pasó a velocidad pareja, el policía miraba directo hacia adelante. Luego de un momento, el auto bordeó la esquina. A salvo.
            Se escurrió al interior de la primera puerta y examinó la lista de nombres de los residentes. Chase vivía en el apartamento 4D; presionó el timbre. Unos segundos pasaron. Nada ocurrió. Spencer ladeó la cabeza, escuchando. Sólo era un poco después de las diez treinta, y Chase una vez había admitido que solía quedarse despierto hasta la una o dos de la mañana. ¿Quizás no estaba en casa?
            Una mujer que llevaba una cartera verde apareció en las escaleras del interior del edificio. Miró superficialmente a Spencer, y luego salió por la puerta hacia la calle. Spencer paró la puerta y se metió adentro, su corazón latía fuertemente. Quizás el timbre de Chase no funcionaba. Golpearía a su puerta ella misma.
            Subió los cuatro pisos, jadeando un poco cuando finalmente llegó a la puerta de Chase. Tuvo que dejar de respirar para escuchar si había sonidos al interior del apartamento. Se oía música en un cuarto trasero. Y entonces, alguien tosió. . Estaba en casa.
            El timbre estaba roto cuando trató de usarlo, así que golpeó—primero suavemente y luego más fuerte. - ¿Chase? - llamó. - Soy yo. Spencer. Necesito hablar contigo.
            La música se apagó. Sonaron pasos cerca de la puerta, y Chase la abrió un poquito, la cadena no estaba puesta. - Spencer. - Sus ojos se encontraron. - No puedes estar aquí.
            La mandíbula de Spencer cayó. - P-pero estamos siendo incriminadas. Hay un video que necesito que veas—uno de nosotras en Jamaica. Alison obviamente lo adulteró.
            La manzana de Adán de Chase tembló cuando tragó saliva. - ¿Por qué no me dijiste que yo también estaba en la lista de sospechosos?
            - ¿Qué? - Pensó en el amenazador mensaje de A. ¿Cómo se había enterado Chase? - ¿Recibiste un mensaje de A? ¿Alguien ha tratado de herirte?
            Los ojos de Chase fueron de un sitio a otro. - No, - dijo después de un tiempo demasiado largo, pero fue la mentira más patética que Spencer había escuchado alguna vez.
            La cabeza de Spencer zumbaba. En todo lo que se pudo enfocar, por un momento, fue la dispareja textura de las paredes del pasillo. - Y-yo pensé que la policía te mantendría a salvo, - dijo con impotencia. - Pensé que nos mantendrían a todos a salvo. - Trató de abrir la puerta. - Por favor déjame entrar. Podemos descifrar el video—sé que podemos. Te necesito.
            Chase apretó sus labios como si estuviera tratando de no llorar. - Tienes que irte, Spencer. Lo siento. He pasado por mucho, ¿está bien? Esto es demasiado intenso, incluso para mí.
            - Pero—
- Y no puedo creer que no me lo advirtieras. - Los ojos de Chase estaban tristes. - Pensé que yo significaba más para ti.
            Luego la puerta se cerró. Hubo sonidos de click como si Chase estuviera girando los pestillos del interior. Se sintieron pasos alejándose. La música volvió a encenderse, esta vez más fuerte. Una rápida y enojada canción ahogándolo todo.
            Spencer sintió como si le hubiera dado una bofetada en la cara. Se alejó de la puerta, sorpresivas lágrimas se formaron en sus ojos. De repente, se sintió completamente abandonada. Nadie la volvería a ayudar.
            La magnitud de lo que estaba ocurriendo la azotó con fuerza. No había salida de esta. Ali verdaderamente había ganado.
            Spencer buscó su teléfono y lo miró con dureza. Envíame un mensaje, perra, pensó feroz y desesperadamente. Si tan solo Ali le escribiera ahora mismo y se lo restregara en la cara. Buu-huu, quizás. La pobrecita Spencer perdió a su novio. Probablemente se moría por hacerlo.
            Miraba duramente la pantalla, deseando que algo ocurriera. Caminó hasta el frente del edificio de apartamentos y se quedó de pie en la entrada para que Ali la pudiera ver, para que supiera su dolor. - Ven a buscarme, -  dijo incluso en voz alta en la tranquila oscuridad. - Deja de esconderte y finalmente muestra tu cara, cobarde.
            Nadie se movió tras los arbustos. Ninguna risa hizo eco en las cimas de los árboles. El teléfono de Spencer permaneció en silencio. Cerró sus ojos y echó atrás su mano, lista para lanzar su teléfono hacia la acera.
            Pero en vez de eso dejó caer su brazo a su costado y caminó las tres cuadras para tomar el autobús de vuelta a casa.



2 comentarios:

  1. Vale. Estoy en un momento en el que mi corazón esta en Shock. necesito saber que diablos pasa. Posdata: Muy bueno el blog ;)
    -P. Con ganas de saber

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    Respuestas
    1. jaja eso es lo que provoca la saga, estamos trabajando para seguir publicando todo lo más rapido posible :)

      Saludos

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