lunes, 31 de marzo de 2014

Ali's Pretty Little Lies - Capítulo 21: Una oferta que no puede rechazar

Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan

            Dos tardes después, Ali y Spencer estaban sentadas en la gran mesa del comedor de Spencer, mirando la lluvia bajando por las ventanas. Habían limpiado algunos platos de loza china, servilletas, y velas de la mesa—La Sra. Hastings era del tipo de persona que siempre tenía la mesa puesta para así poder agasajar con un banquete a cualquier invitado de último minuto—para hacer espacio para el laptop de Ali y una pila de fichas. Estaban usando el iTunes de Ali para escoger un playlist para la espontánea fiesta de fin de escuela que Ali había fijado para el viernes. Las tarjetas contenían palabras de vocabulario para su examen final de inglés de mañana.
            - Muy bien, megalómano, - Spencer dijo.
            Ali tocó la parte de atrás de su silla. - ¿Eso es una banda o una palabra de vocabulario?
            Spencer se rio. – Vocabulario, tontita.
            Ali levantó sus manos. – Me pillaste.
            Spencer dio vuelta la tarjeta. – Alguien que tiene fantasías ilusorias de poder, importancia, y omnipotencia.
            - Lo tengo, - Ali dijo, dándose vuelta. Esa definición le recordaba a alguien: Su psicótica hermana. Queriendo ser la única chica DiLaurentis. Sacándola de la familia por cualquier medio posible. Y ahora la iban a traer de vuelta.
            Faltaban seis días, una hora, y veintitrés minutos—aproximadamente—hasta que su hermana volviera, y Ali no tenía idea de qué hacer al respecto. Peor, su familia se había involucrado por completo en prepararse para el regreso de su hermana: obteniendo una nueva colcha para el dormitorio de invitados, comprándole un laptop y un escritorio, preguntando por una membresía para ella en el Club de Campo Rosewood, abriéndole una cuenta en la farmacia de Rosewood para poder renovarle los medicamentos fácilmente. La Sra. DiLaurentis incluso tuvo las bolas para preguntarle a Ali si tenía alguna ropa que no le importara dejar—“Courtney” probablemente necesitaba unas cuantas cosas para comenzar. ¡Como si Ali realmente fuera a permitirle usar sus jeans y remeras! Era increíble: A pesar de que sus padres creían que la chica en el hospital era la verdadera Courtney, aún la trataban mejor de como nunca habían tratado a Ali cuando estaba aquí.
            Se había movido y dado vueltas toda la noche, teniendo pesadillas sobre los corredores de La Reserva y los gritos que solía oír en el Radley. ¿Podría su hermana probar, inequívocamente, que Ali había mentido pro todos estos años—y que la había forzado a tomar su lugar en La Reserva? ¿Y qué podía hacer Ali si lo hacía? Después de todo, era cierto.
            - ¿Ali?
            Spencer la estaba mirando, con un lápiz a medio camino entre su boca y el papel. Sus ojos azules eran amplios, y mechas de cabello se habían soltado de su cola de caballo. – Te pregunte si pensabas que Nas serviría para el playlist.
            - Oh. – Ali dio vuelta su anillo de inicial alrededor de su dedo. – Suena bien.
            Spencer ladeó su cabeza. - ¿Estás bien?
            - ¡Por supuesto! – Ali exclamó. Luego se encogió de hombros. – Solo que dormí horriblemente anoche. Jason estaba reproduciendo su horrible música otra vez; ya sabes como va eso.
            Spencer dio vuelta una página del cuaderno. El reloj antiguo en el pasillo tocó la hora. Justo cuando la mente de Ali comenzaba a vagar en ese páramo de histeria una vez más, Spencer cerró el libro con un golpe y miró a su teléfono. – , - susurró, tocando la pantalla.
            Ali levantó la vista. - ¿Qué ocurre?
            Spencer sonrió astutamente. – Nada.
            Ali acercó su silla para poder ver, pero Spencer ocultó la pantalla con su mano. Pero no antes de que Ali pudiera ver el nombre de Ian Thomas en la parte de arriba de un mensaje de texto. – Estás enviándole un mensaje a Ian, - Ali afirmó.
            Spencer puso su teléfono boca abajo en la mesa. – Quizás.
            Ali la miró, shockeada por el tono mordaz y altanero que Spencer estaba usando. Ese tono estaba reservado solamente para ella. Mantuvo la mirada de Spencer por unos segundos. Ella no iba a preguntarle a Spencer sobre esto. No iba a caer tan bajo como para tener que rogar.
            Justo al pensarlo, luego de unos segundos, el duro exterior de Spencer se quebró. – Está bien, está bien. ¿Recuerdas que he tenido ese flechazo por Ian? Él y yo nos besamos en mi entrada hace un tiempo. – Ella tomó el brazo de Ali juguetonamente. – Lo cual me pone en la cabeza de la competencia de besar al chico mayor.
            Ali mantuvo sus facciones compuestas. – Hmm, - dijo desinteresadamente.
            Spencer dio vueltas el lápiz en sus manos. – Creo que me quiere de veras. Estaba muy interesado en mí. – Le dio a Ali una pequeña sonrisa petulante. – Así que ahora me pregunto qué hacer. ¿Debería llamarlo? ¿Espero a que venga a mí? Va a suceder otra vez—simplemente lo sé. Pero no sé cómo hacer las cosas. ¿Quizás deba invitarlo a tu fiesta? ¿Qué crees?
            La boca de Ali se abrió. ¿Spencer hablaba en serio? ¿Honestamente pensaba que lo de Ian era verdadero? ¿Que iba a continuar? Él estaba saliendo con su hermana. Miró una antigua foto de la escuela de Melissa en la pared, por un momento, sintiéndose mal por ella. Luego se imaginó a ese hombre acercándose para tocar la cara de su mamá. Ese hombre que posiblemente era su padre, algún idiota ni siquiera lo suficientemente grande para admitir que ella era de él. ¡Cómo se atrevía su madre a no decirle nunca esto! ¡Cómo se atrevía a guardarlo en secreto de su familia entera! ¿Y si Ali quería conocer a este tipo, quería conocer de dónde venía de verdad? ¿Importaba ella en esto? Se sentía tal como en Radley—olvidada, segunda mejor, un impedimento en vez de algo que nutrir y cuidar. Perra.
            Sintió esa misma vieja y pegajosa maldad que sintió con Aria  el otro día apoderándose de ella. Se dirigió hacia la fila de fotos en la pared, tomó el gran marco de la foto de último año de Melissa. – Eso es algo muy tonto que hacerle a tu hermana, Spence, - dijo. – Él es el novio de tu hermana.
            Spencer entrecerró los ojos. - ¿Y?
            Ali miró a los ojos de Melissa en la fotografía. Eran del mismo tono azul que los de ella. – Sé que la odias, pero eso es bajo, incluso para ti.
            - ¡Pero tú me dijiste que vaya por él! – Spencer gritó, su voz temblorosa.
            Ali frunció el ceño. No, no lo hice.
            Ahora Spencer estaba de pie. - ¡Sí, lo hiciste! ¿No recuerdas la fiesta de Melissa? Dijiste, de verdad creo que tienes que ir tras él. Todo vale en el amor y la guerra.
            Ali cruzó sus brazos sobre su pecho. – Bueno, cambié de opinión. Y de todos modos, no pensé que de verdad lo harías.
            Spencer se dirigió al rincón de la habitación y miró hacia afuera de la ventana sin un rumbo fijo. La vista daba al granero de Melissa. Había una luz prendida adentro; Melissa debe haber estado en casa. – Realmente me gusta – dijo trémulamente, sus ojos repentinamente brillaban con lágrimas. – Pensé que estarías feliz por mí.
            Ali suspiró y se levantó. – Estaría más feliz si te gustara alguien más.
            La cara de Spencer mostró comprensión. - ¿Te gusta a ti?
            Ali negó con la cabeza enfáticamente. – No. Solo creo que está mal. Y creo que deberías decirle a Melissa lo que hiciste.
            - ¡No puedo!
            Ali se apoyó sobre una cadera. – Si, puedes, Spence. Y si no lo haces, lo haré yo.
            Los ojos de Spencer miraron la cara de Ali como si nunca la hubiera visto antes. Luego de un momento, se dio vuelta hacia el lado y dejó escapar un pequeño chillido.  – Quizás ya no te necesito como amiga, - gruñó entre sus apretados dientes.
            Ali se rio. – Vamos, Spence. No serías nada sin mí.
            - Eso no es amistad. Estoy cansada de que siempre estés tratando de ser mejor que yo.
            Ali inhaló pero no tomó el anzuelo. – Además, si ya no somos amigas, entonces no tengo absolutamente ninguna razón para no decirle a Melissa lo que pasó. Sólo mantengo la boca cerrada porque me preocupo mucho por ti. – Parpadeó inocentemente.
            Spencer corrió su mano por su frente. Su boca se abrió, pero no salieron palabras. Caminó hacia sus libros, los reunió en sus brazos, y caminó enojada fuera de la habitación, dejando caer unas cuantas fichas mientras se iba. No volvió a recogerlas, y Ali miró su limpia y ordenada letra. Svengali, decía. Definición: persona quien, con propósitos malvados, controla a otra persona a través de la persuasión o engaño. Un Svengali puede fingir generosidad y usar la manipulación para hacer que la otra persona ceda su autonomía.
            Esa soy yo, Ali pensó tristemente. Es en quien mi familia me ha convertido.
            Caminó entre los arbustos hacia su terreno. Pero justo cuando estaba a punto de abrir la puerta principal de su casa, su piel picó. Se sentía como si hubiera alguien de pie tras ella, mirando, pero cuando se dio vuelta, la calle estaba vacía. Entrecerró sus ojos hacia la casa de los Cavanaugh al otro lado de la calle. Las persianas estaban cerradas. No había luces prendidas.
            Algo salió de la manija de la puerta y cayó a sus pies. Se agachó, lo recogió, y frunció el ceño a la foto Polaroid ante ella. Era la foto que había tomado de su misma e Ian en Romeo y Julieta unas semanas atrás. Solo que ahora había una escritura con labial rojo sobre las caras sonrientes de ella e Ian. Ali inspiró al leer el mensaje, luego miró a su alrededor una vez más.
            - ¿Hola? – dijo tranquilamente, su voz temblorosa. - ¿Ali? – Ninguna respuesta.
            Tragando saliva, miró abajo al mensaje una vez más. Estás muerta, perra, decía, en una letra que se veía tenebrosamente como la de su hermana.




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