Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan
Dos
tardes después, Ali y Spencer estaban sentadas en la gran mesa del comedor de
Spencer, mirando la lluvia bajando por las ventanas. Habían limpiado algunos
platos de loza china, servilletas, y velas de la mesa—La Sra. Hastings era del
tipo de persona que siempre tenía la mesa puesta para así poder agasajar con un
banquete a cualquier invitado de último minuto—para hacer espacio para el
laptop de Ali y una pila de fichas. Estaban usando el iTunes de Ali para
escoger un playlist para la espontánea fiesta de fin de escuela que Ali había
fijado para el viernes. Las tarjetas contenían palabras de vocabulario para su
examen final de inglés de mañana.
-
Muy bien, megalómano, - Spencer dijo.
Ali
tocó la parte de atrás de su silla. - ¿Eso es una banda o una palabra de
vocabulario?
Spencer
se rio. – Vocabulario, tontita.
Ali
levantó sus manos. – Me pillaste.
Spencer
dio vuelta la tarjeta. – Alguien que tiene fantasías ilusorias de poder,
importancia, y omnipotencia.
-
Lo tengo, - Ali dijo, dándose vuelta. Esa definición le recordaba a alguien: Su
psicótica hermana. Queriendo ser la única chica DiLaurentis. Sacándola de la
familia por cualquier medio posible. Y ahora la iban a traer de vuelta.
Faltaban
seis días, una hora, y veintitrés minutos—aproximadamente—hasta que su hermana
volviera, y Ali no tenía idea de qué hacer al respecto. Peor, su familia se
había involucrado por completo en prepararse para el regreso de su hermana:
obteniendo una nueva colcha para el dormitorio de invitados, comprándole un
laptop y un escritorio, preguntando por una membresía para ella en el Club de
Campo Rosewood, abriéndole una cuenta en la farmacia de Rosewood para poder
renovarle los medicamentos fácilmente. La Sra. DiLaurentis incluso tuvo las
bolas para preguntarle a Ali si tenía alguna ropa que no le importara
dejar—“Courtney” probablemente necesitaba unas cuantas cosas para comenzar.
¡Como si Ali realmente fuera a permitirle usar sus jeans y remeras! Era
increíble: A pesar de que sus padres creían que la chica en el hospital era la
verdadera Courtney, aún la trataban mejor de como nunca habían tratado a
Ali cuando estaba aquí.
Se
había movido y dado vueltas toda la noche, teniendo pesadillas sobre los
corredores de La Reserva y los gritos que solía oír en el Radley. ¿Podría su
hermana probar, inequívocamente, que Ali había mentido pro todos estos años—y
que la había forzado a tomar su lugar en La Reserva? ¿Y qué podía hacer Ali si
lo hacía? Después de todo, era cierto.
-
¿Ali?
Spencer
la estaba mirando, con un lápiz a medio camino entre su boca y el papel. Sus
ojos azules eran amplios, y mechas de cabello se habían soltado de su cola de
caballo. – Te pregunte si pensabas que Nas serviría para el playlist.
-
Oh. – Ali dio vuelta su anillo de inicial alrededor de su dedo. – Suena bien.
Spencer
ladeó su cabeza. - ¿Estás bien?
-
¡Por supuesto! – Ali exclamó. Luego se encogió de hombros. – Solo que dormí
horriblemente anoche. Jason estaba reproduciendo su horrible música otra vez;
ya sabes como va eso.
Spencer
dio vuelta una página del cuaderno. El reloj antiguo en el pasillo tocó la
hora. Justo cuando la mente de Ali comenzaba a vagar en ese páramo de histeria
una vez más, Spencer cerró el libro con un golpe y miró a su teléfono. – Sí,
- susurró, tocando la pantalla.
Ali
levantó la vista. - ¿Qué ocurre?
Spencer
sonrió astutamente. – Nada.
Ali
acercó su silla para poder ver, pero Spencer ocultó la pantalla con su mano.
Pero no antes de que Ali pudiera ver el nombre de Ian Thomas en la parte de
arriba de un mensaje de texto. – Estás enviándole un mensaje a Ian, - Ali
afirmó.
Spencer
puso su teléfono boca abajo en la mesa. – Quizás.
Ali
la miró, shockeada por el tono mordaz y altanero que Spencer estaba usando. Ese
tono estaba reservado solamente para ella. Mantuvo la mirada de Spencer por
unos segundos. Ella no iba a preguntarle a Spencer sobre esto. No iba a
caer tan bajo como para tener que rogar.
Justo
al pensarlo, luego de unos segundos, el duro exterior de Spencer se quebró. –
Está bien, está bien. ¿Recuerdas que he tenido ese flechazo por Ian? Él y yo
nos besamos en mi entrada hace un tiempo. – Ella tomó el brazo de Ali juguetonamente.
– Lo cual me pone en la cabeza de la competencia de besar al chico mayor.
Ali
mantuvo sus facciones compuestas. – Hmm, - dijo desinteresadamente.
Spencer
dio vueltas el lápiz en sus manos. – Creo que me quiere de veras. Estaba muy
interesado en mí. – Le dio a Ali una pequeña sonrisa petulante. – Así que ahora
me pregunto qué hacer. ¿Debería llamarlo? ¿Espero a que venga a mí? Va a
suceder otra vez—simplemente lo sé. Pero no sé cómo hacer las cosas. ¿Quizás
deba invitarlo a tu fiesta? ¿Qué crees?
La
boca de Ali se abrió. ¿Spencer hablaba en serio? ¿Honestamente pensaba que lo
de Ian era verdadero? ¿Que iba a continuar? Él estaba saliendo con su hermana.
Miró una antigua foto de la escuela de Melissa en la pared, por un momento,
sintiéndose mal por ella. Luego se imaginó a ese hombre acercándose para tocar
la cara de su mamá. Ese hombre que posiblemente era su padre, algún
idiota ni siquiera lo suficientemente grande para admitir que ella era de él.
¡Cómo se atrevía su madre a no decirle nunca esto! ¡Cómo se atrevía a guardarlo
en secreto de su familia entera! ¿Y si Ali quería conocer a este tipo, quería
conocer de dónde venía de verdad? ¿Importaba ella en esto? Se sentía tal
como en Radley—olvidada, segunda mejor, un impedimento en vez de algo que
nutrir y cuidar. Perra.
Sintió
esa misma vieja y pegajosa maldad que sintió con Aria el otro día
apoderándose de ella. Se dirigió hacia la fila de fotos en la pared, tomó el
gran marco de la foto de último año de Melissa. – Eso es algo muy tonto que
hacerle a tu hermana, Spence, - dijo. – Él es el novio de tu hermana.
Spencer
entrecerró los ojos. - ¿Y?
Ali
miró a los ojos de Melissa en la fotografía. Eran del mismo tono azul que los
de ella. – Sé que la odias, pero eso es bajo, incluso para ti.
-
¡Pero tú me dijiste que vaya por él! – Spencer gritó, su voz temblorosa.
Ali
frunció el ceño. No, no lo hice.
Ahora
Spencer estaba de pie. - ¡Sí, lo hiciste! ¿No recuerdas la fiesta de Melissa?
Dijiste, de verdad creo que tienes que ir tras él. Todo vale en el amor y la
guerra.
Ali cruzó sus brazos
sobre su pecho. – Bueno, cambié de opinión. Y de todos modos, no pensé que de
verdad lo harías.
Spencer
se dirigió al rincón de la habitación y miró hacia afuera de la ventana sin un
rumbo fijo. La vista daba al granero de Melissa. Había una luz prendida
adentro; Melissa debe haber estado en casa. – Realmente me gusta – dijo
trémulamente, sus ojos repentinamente brillaban con lágrimas. – Pensé que
estarías feliz por mí.
Ali
suspiró y se levantó. – Estaría más feliz si te gustara alguien más.
La
cara de Spencer mostró comprensión. - ¿Te gusta a ti?
Ali
negó con la cabeza enfáticamente. – No. Solo creo que está mal. Y creo
que deberías decirle a Melissa lo que hiciste.
-
¡No puedo!
Ali
se apoyó sobre una cadera. – Si, puedes, Spence. Y si no lo haces, lo haré yo.
Los
ojos de Spencer miraron la cara de Ali como si nunca la hubiera visto antes.
Luego de un momento, se dio vuelta hacia el lado y dejó escapar un pequeño
chillido. – Quizás ya no te necesito como amiga, - gruñó entre sus
apretados dientes.
Ali
se rio. – Vamos, Spence. No serías nada sin mí.
-
Eso no es amistad. Estoy cansada de que siempre estés tratando de ser mejor que
yo.
Ali
inhaló pero no tomó el anzuelo. – Además, si ya no somos amigas, entonces no
tengo absolutamente ninguna razón para no decirle a Melissa lo que pasó. Sólo
mantengo la boca cerrada porque me preocupo mucho por ti. – Parpadeó
inocentemente.
Spencer
corrió su mano por su frente. Su boca se abrió, pero no salieron palabras.
Caminó hacia sus libros, los reunió en sus brazos, y caminó enojada fuera de la
habitación, dejando caer unas cuantas fichas mientras se iba. No volvió a
recogerlas, y Ali miró su limpia y ordenada letra. Svengali, decía. Definición:
persona quien, con propósitos malvados, controla a otra persona a través de la
persuasión o engaño. Un Svengali puede fingir generosidad y usar la
manipulación para hacer que la otra persona ceda su autonomía.
Esa
soy yo, Ali pensó tristemente. Es en quien mi familia me ha convertido.
Caminó
entre los arbustos hacia su terreno. Pero justo cuando estaba a punto de abrir
la puerta principal de su casa, su piel picó. Se sentía como si hubiera alguien
de pie tras ella, mirando, pero cuando se dio vuelta, la calle estaba vacía.
Entrecerró sus ojos hacia la casa de los Cavanaugh al otro lado de la calle.
Las persianas estaban cerradas. No había luces prendidas.
Algo
salió de la manija de la puerta y cayó a sus pies. Se agachó, lo recogió, y
frunció el ceño a la foto Polaroid ante ella. Era la foto que había tomado de
su misma e Ian en Romeo y Julieta unas semanas atrás. Solo que ahora
había una escritura con labial rojo sobre las caras sonrientes de ella e Ian.
Ali inspiró al leer el mensaje, luego miró a su alrededor una vez más.
-
¿Hola? – dijo tranquilamente, su voz temblorosa. - ¿Ali? – Ninguna respuesta.
Tragando
saliva, miró abajo al mensaje una vez más. Estás muerta, perra, decía,
en una letra que se veía tenebrosamente como la de su hermana.
Capítulo 20 | Capítulo 22
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