Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan
- ¿Cuántos hermanos y hermanas tienes? –
Nick preguntó a Ali al teléfono la tarde siguiente.
- Uno, - Ali dijo automáticamente, apoyando
sus pies contra la pared de su dormitorio y mirando el techo. - ¿Y tú?
- Soy hijo único. Fue duro crecer. Siempre
jugaba solo.
Nick se quejó. – Todos quienes tienen
hermanos siempre dicen eso. Pero no fue tan divertido.
- Me hubiera encantado ser hija única, -
Ali murmuró, más para sí misma que para Nick.
Rodó sobre su estómago. Había estado al
teléfono con Nick por cuarenta y cinco minutos y treinta y seis segundos—no es
que los estuviera contando. Esta era la conversación más larga que había tenido
con un chico, y aún no se habían quedado sin cosas de que hablar.
- ¿Qué tal de amigos? – Nick preguntó. – Tú
tienes un mejor amigo, o un grupo, ¿o qué?
- Tengo un grupo—todas son mis mejores
amigas. – Ali se picó el esmalte de uñas. – Pero no estoy segura de nuestra
relación.
Él se detuvo. - ¿Están peleadas?
- No exactamente. Ellas sólo… bueno, algunas
no son las personas que pensé que eran. ¿Te ha ocurrido?
Nick pensó por un momento. – Tuve una amiga
hace un tiempo. Era genial—muy dulce, muy divertida—pero resultó que tenía un
lado oscuro.
Ali levantó una ceja. - ¿Era una novia?
- No exactamente, - Nick dijo. – Era la
amiga de una novia. Una loca total.
La palabra loca atravesó el cuerpo
de Ali como un disparo. - ¿Cómo la conoció tu novia?
- Espera, - Nick dijo, y hubo una pausa. –
Lo siento, - dijo, volviendo a la línea. – Pensé que mi mamá me estaba
llamando.
En el patio trasero comenzaron a andar
martillos mecánicos, y Ali se gimió. – ¿Qué es eso? – Nick preguntó.
Ali suspiró. – Hay trabajadores excavando
un agujero en mi patio para hacer sitio para un gazebo. Es el proceso más largo
del universo.
- ¿Por qué los trabajadores necesitan cavar
un agujero para construir un gazebo?
- Esa es la pregunta que yo he estado
haciendo, - Ali dijo, riéndose. - ¿Quién sabe? Quizás en su lugar pongamos un
refugio de las bombas. O quizás este gazebo necesita un sótano. – Movió el
teléfono a su otro oído. – Entonces, daré una fiesta antes de la graduación.
Sólo un pequeño grupo de amigos, pero me encantaría que vinieras. – Su corazón
se aceleró inesperadamente. Le sorprendió lo nerviosa que estaba invitando a
Nick. Esta era la primera vez desde que se convirtió en Alison que se preocupo
de que un chico diga que no.
- ¿Cuándo es? – Nick preguntó.
- Viernes, - Ali dijo. – Sólo en mi casa.
Totalmente casual.
- Um…
Hubo un crujido tras ella, y Ali se dio
vuelta. Su madre estaba de pie en el pasillo, con una expresión nerviosa en la
cara. Era el tipo de mirada que no se ignoraba.
Ali acercó el teléfono a su oído. – Tengo
que irme. Continuará. – Luego presionó FINALIZAR.
La Sra. DiLaurentis dio unos cuantos pasos
en el cuarto. - ¿Puedes bajar por un segundo? Tu padre y yo queremos hablar
contigo y Jason sobre algo.
Por un momento, las piernas de Ali se
sintieron pegadas a la matriz de la cama. Su mente pensó inmediatamente en su
madre y quien sea que fuera ese tipo del mall el otro día. El modo en que ese
tipo había tocado la mejilla de su mamá. Quizás sería mejor no bajar para nada.
- Vamos, - dijo la Sra. DiLaurentis,
estirándole la mano.
Ali no supo qué más hacer aparte de
seguirla. Su corazón latía ruidosamente mientras bajaba las escaleras y dobló
hacia la cocina. El Sr. DiLaurentis estaba sentado en la mesa, y Jason apoyado
contra el mesón, picoteando de una caja abierta de Cheez-Its. Ali trató de
hacer contacto visual con él, pero miró a otro lado.
Se sentó en la mesa y miró al centro de
mesa floral.
La Sra. DiLaurentis rompió el silencio. –
Cariño, tenemos noticias sobre Courtney.
La cabeza de Ali se levantó de golpe.
- Ha estado muy bien últimamente. Ya no se
hace llamar Ali. Está tomándose sus medicinas y llevándose bien con los otros
pacientes y el staff. Tú misma lo viste en el hospital hace unas
semanas—parecía feliz.
- Parecía loca, - Ali interrumpió
bruscamente.
Su madre levantó un dedo. – Sólo déjame
terminar, ¿está bien? Tuvimos una larga conversación con sus doctores, y han
recomendado que la probemos en casa por un tiempo. Estará aquí la próxima semana, y ahí veremos.
Ali entendió cada palabra individualmente,
pero juntas no tenían sentido. - ¿La próxima semana? – preguntó, luego
echó hacia atrás la silla. - ¿Pero qué hay de mi fiesta de final de séptimo
grado? Invité a un montón de chicos, personas de Rosewood Day.
- La recogeremos el Martes siguiente— ¿Cómo
suena eso?
Ali solo parpadeó. - ¿Pero estará aquí para
la graduación? ¿La pijamada? No va a venir a la graduación, ¿o sí? – Y definitivamente
no iba a venir a la pijamada.
- Oh, no, uno de nosotros se quedará con
ella. – El Sr. DiLaurentis puso una mano en su brazo. – Estará bien, cariño. Lo
prometemos.
- No, no será. – La voz de Ali
temblaba. – Esta es una idea terrible.
- Sé que es mucho que procesar, - Dijo la
Sra. DiLaurentis amablemente. – Y estaremos aquí para ayudarte en el proceso.
Pero, cariño, realmente pensamos que no va a herirte más. Trata de ver esto con
compasión—si tú estuvieras en el hospital, ¿no querrías que te saquemos de
allí?
¡Sí! Quería gritar Ali. ¡Lo quise
con tantas ganas, y nunca lo hicieron!
Miró a su alrededor. Todo parecía diferente
de algún modo, las pareces más cerradas, el reloj más grande, el horno
demasiado brillante.
Afuera, un gran cuervo se apoyó encima de
la casa del árbol, como una señal de mal agüero. - ¿Ya no se hace llamar Ali? –
preguntó.
- Correcto, - dijo la Sra. DiLaurentis. –
Eso es algo muy bueno, ¿no crees?
Ali no estaba tan segura. A menos que de
verdad se haya vuelto loca, la razón más lógica de que su hermana ya no
se haga llamar Ali era para que los doctores la encuentren sana y la envíen a
casa. Y entonces ¿Qué pasaría? ¿Tomaría su lugar correcto como la
Verdadera Ali y forzaría a Courtney a mantenerse en silencio? O—más probable—
¿Averiguaría un modo de enviar a Courtney de vuelta al hospital y así
volver a ser la única chica DiLaurentis?
- ¿Le van a decir a todos quién es? – Ali
preguntó. - ¿Tendré que decirle a mis amigas? ¿A todos en la escuela? ¿Qué va a
pensar la gente?
- Tomémoslo un paso a la vez, - dijo la
Sra. DiLaurentis. – Ahora mismo, solo la probaremos en casa por unos días.
Mantendremos a Courtney adentro tal como hicimos la vez pasada que estuvo aquí.
- Excepto que ella no se quedó adentro,
- Ali dijo bruscamente. – Salió y habló con Jenna Cavanaugh. Prácticamente nos
expuso a todos.
- La vigilaremos con más cuidado esta vez,
- insistió el Sr. DiLaurentis, bajando su tazón. – Esperamos que ustedes hablen
un poco también. Hemos arreglado que venga un consejero y nos ayude en la
transición. Realmente tenemos que comenzar a lidiar con algunos de estos
problemas en lugar de evitarlos.
- ¡Pero yo no quiero hablar con
ella! – Ali gritó. Ella sabía que se oía loca, pero no podía evitarlo. Luego
miró a Jason. Había una pequeña sonrisa en su cara, como si de hecho estuviera
feliz. - ¿Tú sabías sobre esto?
Jason asintió. – Me dijeron anoche. Yo
también creo que es una buena idea.
- Creerías, - Ali dijo. Se levantó
de la mesa y salió por la puerta.
- ¿Alison, a dónde vas? – La Sra.
DiLaurentis gritó.
- Afuera, - Ali dijo cortantemente, su voz
temblando vergonzosamente.
- ¡No hemos terminado de hablar!
Ali hizo un gesto de desinterés con la
mano, pero la Sra. DiLaurentis fue tras ella, estirándose para alcanzar la
parte de atrás de la remera de Ali. Ali se torció y se liberó, pero en vez de
continuar, se dio vuelta y miró a su madre. Sus ojos ardían. Sus fosas nasales
se dilataban. Repentinamente, Ali estaba llena de rabia hacia la mujer de pie
frente a ella. Sus extremidades literalmente se contorsionaban de odio.
- Sé lo que haces, - dijo. – Te he visto
con… él. Sé la verdad.
Al comienzo, la frente de la Sra.
DiLaurentis se arrugó, pero entonces su cara empalideció. Miró nerviosamente a
su marido, luego a Jason. La piel de Ali hormigueaba. Entonces era
verdad. Quizás todo lo era.
Ali se dio vuelta y salió por la puerta. -
¡Alison! – El Sr. DiLaurentis la llamó. - ¡Maldición! ¡Vuelve!
Pero Ali ya estaba a mitad del patio hacia
los árboles atrás. Lágrimas bajaban por su cara. Su garganta se sentía rapada
con gritos. De repente, se sintió como que todo lo que estaba desesperadamente
tratando de mantener unido ahora era un gran enredo de nudos imposibles en la
tierra. No importaba cuánto tratara de trabajar en las retorceduras, nunca,
jamás volvería a ser lo mismo.
¿Y si la enviaban a ella a La Reserva? ¿Y
si había una cama esperando por ella ahora mismo? Pensó en el montón de
Polaroids en su cajón superior, todos sus recuerdos del año y medio pasado.
Serían todo lo que le quedara de esta vida. De cualquier vida. Moriría
antes de volver. Literalmente se mataría.
- ¡Alison! – su madre llamaba desde el
pórtico, pero Ali seguía caminando. Solo cuando llegó al agujero del gazebo se
detuvo y miró en su oscuro abismo. Tenía que ser de diez pies de alto. Si sus
padres se enteraban, si “Courtney” de algún modo se las arreglaba para enviar a
Ali a La Reserva en su lugar, saltaría al agujero y nunca saldría. ¿Qué harían
sus padres? ¿Tratarían de salvarla? ¿La extrañarían? ¿Si quiera les importaría?
- ¡Ali! – su madre llamó una vez más, y Ali
levantó el dedo de al medio bien alto. Pateó una pila de tierra y vio los
pequeños granos cayendo abajo, abajo, abajo, hasta el fondo vacío, y luego
continuó hacia el bosque, donde podía llorar sin que nadie la escuche.
Capítulo 19 | Capítulo 21
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