jueves, 12 de febrero de 2015

Vicious - Capítulo 22: Un Regreso Sobrio

<<Capítulo 21


Traducido por: Analía:)
Corregido por: Andrea F.



Era la noche del viernes, mucho después de que el sol se hubiese puesto, dos oficiales recibieron a Aria  en la aduana en el  aeropuerto de Filadelfia. Le ofrecieron un seco gracias al agente federal aereo que la había acompañado en el avión desde Bruselas —quien apestaba a sudor, chasqueaba los labios cuando comía la carne que servían en el avión, y  que incluso la habia acompañado al pequeño baño, esperando afuera mientras ella orinaba.
    Los policías tomaron a Aria por los brazos y la arrastraron hacia la zona de recolección de equipaje. Las esposas que había usado por diez horas frotaban sus muñecas en carne viva. Su cabeza daba vueltas con fatiga, y se sentía sudorosa, sucia, y enferma. Mientras caminaba pasando la escasamente poblada fila de seguridad, todos los guardias elevaron la mirada y la vieron. Mientras pasaban un McDonalds muerto y un par de tiendas de regalos, los trabajadores resoplaron. Bajaron una escalera en silencio, escuchando a Frank Sinatra en los altavoces. Pero de repente, en la zona de recolección de equipaje, raudales de personas se deslizaron a la vista. Bombillas de flash aparecieron. Todos empezaron a disparar.
- ¡Señorita Montgomery! - los reporteros clamaron, lanzándose hacia ella.
    Aria protegió sus ojos, deseando que hubiese estado mejor preparada. Por supuesto que los reporteros iban a estar aquí. Ella era la historia más grande en la costa este.
    - ¡Señorita Montgomery! - más reporteros rugieron - ¿Pensó que se iba a salir con la suya con esto?
- ¿Esto significa que es culpable? - alguien gritó.
    Los reporteros le estaban gritando a alguien más también —y fue entonces cuando Aria captó un vistazo de Noel bajando  la escalera detrás de ella. Él había estado en el mismo avión que Aria, aunque en otra sección, con su propio agente federal aereo. Por la primera mitad del viaje, Aria había estado enojada con él, pero muy pronto eso le había dado paso a un profundo arrepentimiento. ¿Cómo se suponía que Noel supiera que alguien en verdad los estaba observando? ¿Por qué soltó todas esas ridículas cosas sobre Ali? Él probablemente la odiaba ahora.
    - Sr. Kahn, ¿por qué siguió a su novia a Europa cuando sabía que era un crimen? - alguien gritó.
    - ¿Están confabulados? - Otro reportero le preguntó. - ¿Ayudó a asesinar a Alison?
    - Fuera de nuestro camino, - Uno de los agentes de Aria gruñó, empujando a un lado a los reporteros y fotógrafos.
    La mirada de Aria todavía estaba en Noel. Tenía su cabeza gacha y su capucha ajustada. Estaban tomando fotos de todas formas. Estarían en todas partes. Si sólo nunca hubiese ido a Europa. Aria había arruinado su vida.
- ¡Aria! - lloró una voz familiar.
    Aria levantó la vista. Su madre estaba abriéndose paso a codazos a través de la multitud. Los ojos de Ella estaban rojos, y su cara estaba manchada, estaba usando un par de pantalones cortos del ejército y la sudadera de lacrosse de Rosewood Day de Mike—Como si no hubiera tenido tiempo y esas fueran las primeras cosas que había encontrado para ponerse. Byron estaba con ella, también luciendo rígido y avergonzado.
    Ella agarró los hombros de Aria. - Estábamos tan preocupados, - Ella espetó, y luego se largó a llorar.
- ¿En qué estabas pensando?- Byron le retó detrás de ella.
    - Sra. Montgomery, Sr. Montgomery. - El policía escolta de Aria extendió su mano para mantenerlos a distancia. - Les dijimos que llevaríamos a la Srta. Montgomery a casa, y nos encontraríamos allí.
    Le habían concedido a Aria el permiso de permanecer en su casa este fin de semana, aunque bajo estricto encierro y constante supervisión de sus padres. Fue un gran triunfo, aparentemente arreglado por Seth Rubens—normalmente, Aria hubiera sido enviada directamente a prisión después de hacer tal jugada, pero su familia había pagado la fianza. Aria se preguntó si a Noel le habían dado el mismo privilegio, pero los oficiales no habían revelado nada.
    Ella le dió al oficial una mirada extrañada. - No me iba a sentar en casa sólo esperando. - caminó al lado de Aria y fuera de de las puertas dobles hacia la acera. - ¿Te has dado cuenta de lo que has hecho?
- Lo siento, - dijo Aria sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas.
- Sentirlo no va a borrarlo, - Byron dijo tristemente, sacudiendo su cabeza. - El sentirlo no le importa al juez.
Aria agachó su cabeza mientras los oficiales empujaban hacia un coche que esperaba, cayendo en el nauseabundo asiento trasero de imitación de cuero. Un oficial verificó sus esposas. Un segundo oficial le ajustó el cinturón, luego se balanceó hacia el asiento delantero, que era visible a través de un conjunto de pesadas barras. Los reporteros persiguieron al auto, aun gritando preguntas y sacando fotos. Aria sólo podía imaginar que clase de pie acompañaría su pálido, hinchado, rostro manchado por las lágrimas en la página frontal de mañana. Miró por la ventana más allá de los reporteros, a través de sus afligidos padres en la acera. Había un tirón en su corazón tan doloroso que dejó soltar otro sollozo. Lucían destrozados.
Ella solo podía añadirlos a la lista de las personas a quienes les había arruinado la vida.

- Hay leche en el refrigerador, - Ella dijo inexpresivamente mientras Aria tropezaba hacia el desayuno la mañana siguiente. Ella estaba sentada en la mesa en una bata y un par de pantuflas bordadas de seda. Su mirada estaba en el crucigrama del sábado de New York Times, aunque no había llenado ninguno de los cuadrados. Varias cajas de cereal también estaban en la mesa, acompañados con un cuenco de frutas, una caja de cartón de jugo de naranja, y una jarra de café. Mike estaba sentado allí también, tecleando incesantemente en su teléfono.
- Esta bien, - Aria murmuró, no segura de si debería sentarse con ellos o escabullirse de vuelta a su habitación con su desayuno. No estaba de humor para comer. La mitad de la noche había oído a su madre sollozando. Byron se había quedado también, y Aria incluso lo había escuchado a él llorando— y su padre no había llorado ni siquiera cuando un pony islandés lo pisoteó en Reykjavik y le había roto tres de sus dedos.
Se sirvió un pequeñísimo cuenco de Weetabix y se sentó en la isla muy en el borde del taburete. Su brazalete de tobillo nuevo sonó contra contra la pierna de metal, y Mike hizo un gesto de dolor, como si acabara de raspar sus uñas por un pizarrón.
- Lo siento, - Aria murmuró, encorvando sus hombros. No hace falta decir que los policías habían puesto esa cosa en ella cuando estacionaron en la entrada de los Montgomery anoche—Y tomaron su pasaporte, su pasaporte falso, su licencia de conducir, su ID de Rosewood Day, celular, y cualquier otra cosa que la pudiese conectar con el mundo exterior.
Su madre arrastró su silla hacia atrás y miró a Mike. - Así que tenemos que recoger tu esmoquin en una hora, y luego se espera que estés en Chanticleer al mediodía. Papá recogerá a la  abuela en el aeropuerto, y yo voy a tener arreglármelas porque la tía Lucy viene de Chicago. Así que toma el Subaru, ¿Está bien?
- Seguro, - Mike contestó.
Ella asintió, luego tocó su cara. - Y luego tendré que averiguar cómo voy a arreglar mis ojos hinchados antes de esta noche. - dejó la habítación rápidamente, su bata arrastrándose detrás de ella.
Aria miró a su hermano. - Tu boda es hoy. Lo olvidé.
Mike inspiró. - Si, supongo que has estado muy envuelta en ti misma.
Aria bajó su cabeza. - Lo siento. - Nuevas lágrimas se derramaron por sus mejillas.
Los únicos sonidos eran los de Mike masticando su cereal y de las pequeñas y patéticas inhalaciones de Aria. Finalmente, Mike suspiró. -¿Así que vas a venir?
Aria se encogió. Pasó un momento. - No me quieres allí, - Aria respondió.
Mike se encogió de hombros.- No te creas la gran cosa. Aun eres mi hermana. Hanna probablemente querría verte también.
Aria tragó saliva. Hanna probablemente la odiaría por desaparecer y dejarle la carga de lidiar con el juicio por su cuenta. Además, las cosas se sentían muy empañadas después de lo de Emily, muy dañadas. ¿En verdad podrían ser amigas otra vez, después de todo por lo que habían pasado?
Tomó un pequeño bocado de cereal. - No lo sé.
    - Vamos. Habrán chicas Hooters.
    Aria lo miró. - ¿Hanna te dejará tener chicas de Hooters en tu boda?
    - Es una de las razones por las que me caso con ella.
    Aria quiso reír, pero aún estaba muy entumecida. - Lo pensaré, - Dijo.
    Mike rodó sus ojos. - Deberías estar emocionada porque te invité. Estoy muy molesto, sabes.
    Le echó un vistazo. -¿Porque metí en problemas a Noel?
    Él la miró como si se hubiese vuelto loca. - Esa es la culpa del tipo. No, estoy enojado porque, uno, nadie ha dormido realmente desde que despegaste, Aria. Y dos, porque te fuiste a Amsterdam sin mi—¡otra vez! ¿Cuántas veces te he dicho que la próxima vez que vayas, me lleves contigo?
    Él golpeó su taza de café contra en el fregadero, soltó un gruñido, y subió pisando fuerte las escaleras. Aria lo vio irse, girando su cuchara en su cuenco de cereal una y otra vez. Huh.
    Luego se miró a sí misma. Por supuesto que debería ir a la boda de su hermano— siempre y cuando esté con sus padres, probablemente sería permitido. De pronto, se dio cuenta de algo. Noel probablemente estaría invitado también. ¿Le dejaría la policía asistir? Tal vez podrían hablar. Tal vez ella podría disculparse. Rogar por su perdón. Decirle que si ella pudiera cumplir su sentencia por el, lo haría.
    Era una pequeño y brillante rayo de esperanza. Aria tal vez tuviera que irse a prisión por el resto de su vida, pero arreglaría las cosas con él antes de que lo hiciera. O moriría intentándolo.



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