martes, 10 de febrero de 2015

Vicious - Capítulo 20: Declaración Final

<<Capítulo 19

Traducido por: Daniela
Corregido por: Julieta y Andrea F.


La tarde del viernes, con su vestido negro más costoso y sus tacones más altos, Hanna estaba sentada en el auto de su madre camino a la corte. Desde afuera, nadie sabría que iba camino al final de un juicio que probablemente la pondría en prisión para siempre. Lucía como una chica que estaba hablando al teléfono, planeando algo grande. Lo cual ella hacía.
           En su lista estaba el asegurarse de que los garzones llegaran puntualmente a las 1 PM, que el rabino que su mamá insistió que usaran, siga confirmado, y que Us Weekly estuviera a bordo con cubrir la alfombra roja en la recepción. Pero en ese momento, estaba hablando con su hermanastra, Kate.
           - ¿Entonces los asientos están organizados? -dijo al teléfono.
           - Sip -Kate respondió-. Tú y Mike están en una mesa privada. Tu mamá y tu abuelo paterno no están sentados juntos, como pediste. Y organicé el resto de las mesas por las preferencias del grupo de gente, ya sabes, todos los veganos juntos, las personas que creemos que beberán mucho están en un rincón, y mezclé un grupo de chicos y chicas así que habrán divertidas posibilidades en la pista de baile. Oh, y me puse a mí con los chicos de lacrosse, si eso está bien.
           - Por supuesto que está bien -Hanna dijo, sintiéndose agradecida. Ella y Kate habían tenido sus momentos, pero Hanna estaba emocionada de que Kate tuviera lugar en la preparación de la boda. Kate también manejaba los recuerdos de la fiesta: carcasas de iPhone en los colores de su boda, verde menta y coral, así como armar un video de fotos de Mike-y-Hanna para mostrar a la hora del coctel-. Esto es de gran ayuda -añadió-, ¿quieres ser mi dama de honor?
           Kate se rio incomoda.
- Oh, Hanna, no. Deberías darle ese honor a Spencer -tosió-. Aunque, um, no la vi en la lista de invitados. ¿Fue un error eso?
           Hanna jugaba con el brazalete de lacrosse de Mike en su muñeca. No, es porque se negó a venir. Ella sabía lo dolida que había estado Spencer cuando vio la invitación de la boda en la cartera de Hanna, y está bien, como que había sido una decisión de último minuto el invitarla. Pero Hanna realmente quería que venga —¿por qué no podía entender eso Spencer? ¿Qué quería de ella? Era como si hubiera un muro entre ellas que creciera más alto cada día.
           En un universo paralelo, Aria, Emily, y Spencer serían sus damas de honor —y harían un trabajo increíble. Spencer sería fantástica organizando los asientos de las mesas y manteniendo a los garzones en su lugar. Aria haría recuerdos a mano adorables para los invitados. Emily daría un discurso conmovedor y sincero que echaría abajo la casa. Aunque Hanna sabía que no era posible, había seguido adelante y había ordenado tres diademas con lentejuelas para las chicas de todos modos, como si realmente fueran sus damas de honor. Serían el perfecto accesorio para los vestidos de Vera Wang de dama de honor que Hanna había escogido —aunque no comprado, no estaba tan loca. Y cuando las diademas llegaron esa mañana, Hanna sintió una ola abrumadora de tristeza tan grande que tuvo que remojarse la cara con agua fría. Lo peor fue ver la diadema que había escogido para Emily entre las otras. Tenía una mariposa de lentejuelas, y era de un azul brillante que hubiera combinado con los colores de Emily perfectamente.
           Hanna se dio cuenta de que nunca respondió la pregunta de Kate, pero ahora estaban llegando a la corte, así que solo dijo que tenía que irse y colgó. Después de estacionar, Hanna y su mamá tuvieron que luchar para atravesar el ataque violento de los reporteros, micrófonos y cámaras hacia la entrada principal. Un hombre le pilló la mirada mientras pasaba por las puertas hacia la corte. Hanna miró a otro lado rápidamente. Era el padre de Ali. Él había asistido al proceso judicial de manera religiosa, sentándose tranquilamente al final. Se preguntó si le hacía un reporte del proceso a su esposa cada tarde. Si le contaba cómo el estado estaba ganando completamente este caso. Si le aseguraba que se haría justicia. De repente, recordó algo que Emily había dicho en Cape May, cuando se enteró de que la Sra. D no iba a ir al juicio —que una madre definitivamente estaría allí a menos que tuviera por lo menos una corazonada de que su hija no estaba muerta. Pensándolo bien, quizá la Sra. D sólo las odiaba tanto como todos los demás en Estados Unidos —en el mundo, en realidad.
           Pronto Hanna estaba sentada en su sitio regular junto a Rubens, inhalando su enfermantemente dulce colonia. Él le dijo hola, y ella le respondió. Hanna seguía enojada con él por sugerir la idea de la declaración pactada el otro día. Pensándolo bien, quizás Rubens estaba enojado con ella y Spencer por no aceptarle la oferta.
           Rubens se volteó a Hanna, y luego a Spencer, quien había tomado su asiento a su otro lado.
- Tengo noticias. Primero que nada, acabo de enterarme de que Aria Montgomery ha sido encontrada.
           El corazón de Hanna se detuvo.
- ¿E-está bien?
           - ¿Dónde estaba? -Spencer preguntó.
           - Afuera de Bruselas. La policía los está trayendo de vuelta en este momento. No llegará por el resto del juicio a excepción de la sentencia del jurado.
           - Espera, dijiste los -Hanna dijo-, ¿había alguien con Aria?
           - Su novio, creo -Rubens miró a su celular-. También lo traen de vuelta.
           Hanna puso su mano sobre su boca. ¿Noel había seguido a Aria a Europa? Ella juraba que Mike le había dicho que había ido a la casa de sus padres en Colorado. Se preguntó qué pensaba Mike sobre esto, y se volteó hacia la parte de atrás de la corte para buscarlo. Pero Mike no estaba en su asiento usual.
           - Lo segundo -Rubens dijo-, la fiscalía de hecho llama a un testigo sorpresa.
           - ¿Ali? -Hanna dijo antes de poder pensar.
           Spencer resopló. Rubens negó con la cabeza.
- No, claro que no. Nick Maxwell.
           Todos los sonidos se apagaron. Hanna de repente se sintió adormecida.
- ¿Q-qué significa eso?
           Spencer lucia emocionada.
- Esto podría ser bueno. Nick odia a Ali. Lo que dijo en el artículo de las noticias lo demuestra. Él podría disputar todo lo que está en ese diario.
           Rubens puso cara agria.
- Sin embargo, él es el testigo de la fiscalía, lo que significa que no va a decir nada desdeñoso sobre ese diario. La fiscalía probablemente le hizo un trato para que cambie su historia.
           Hanna resolló.
- ¿Pueden hacer eso?
           - ¡Eso no es justo! -Spencer dijo al mismo tiempo.
           Rubens abrió su agua embotellada y tomó un gran trago.
- Nunca dije que la ley fuera justa. Pero no se preocupen. Tengo una idea.
           Spencer arrugó su nariz.
- ¿Tú, una idea? -dijo entre dientes.
           Hanna le sonrió. Había estado pensando lo mismo. Spencer la miró por un momento, como si el hielo estuviera  a punto de romperse, pero luego miró a otro lado.
           El juez Pierrot emergió de su despacho y se ubicó en su banca. El jurado también entró, y el alguacil prosiguió con su usual discurso de que todos se pongan de pie y blah, blah, blah. Luego Nicholas Maxwell fue llamado al estrado como testigo.
           Las puertas traseras se abrieron, y dos guardias llevaron a Nick, quien seguía con su traje naranja de prisión y cadenas en los tobillos y en las muñecas, hacia la parte del frente. Estaba cabizbajo pero Hanna aun así lo pilló dirigiendo una sonrisa conspiratoria en dirección de Reginald. Empuñó su mano. Ellos tenían un trato. ¿Qué iba a decir Nick?
           - Sr. Maxwell -dijo Reginald, pavoneándose hacia el estrado del testigo una vez que Nick hizo el juramento-. De acuerdo a algunas fuentes, has hecho algunas cosas terribles. ¿Es eso cierto?
           Nick se encogió de hombros.
- Supongo.
           - Alison DiLaurentis escribió que tú la obligaste a asesinar a varias personas. Que fue tu idea matar a su hermana, Courtney. Fue tu idea matar a Ian Thomas y a Jenna Cavanaugh e incendiar la propiedad Hastings. Que tú la golpeabas y la manipulabas y básicamente la hiciste tu presa. ¿Es eso cierto?
           Nick miró sus pies atados. Un músculo en su mandíbula tembló.
- Sí. -finalmente dijo.
           Hanna cerró los ojos. Increíble. Le dio un codazo a Rubens.
- No decía eso en prisión el otro día.
           - Entonces, básicamente, tú y Alison no tenían una aventura amorosa, como la Srta. Hastings, la Srta. Marin, y las otras chicas afirman -dijo el fiscal de distrito-. Tú la estabas torturando. La mantenías viva  y la hacías ayudarte.
           Nick asintió casi imperceptiblemente. Hanna sujetó a muñeca de Rubens, pero él se soltó. Esto  No. Era. Jodidamente. Justo.
           - Y entonces lo que ella escribió en ese diario, ¿es todo cierto?
           - Lo que dice sobre mí, lo es. -Nick murmuró.
           - ¿A pesar de que le dijiste a la prensa que no lo era?
           Él asintió.
- Solo estaba molesto. Y sorprendido de que ella expusiera todo eso. Es todo.
           - Y entonces ¿podemos conjeturar, tal vez, que todo lo demás en el diario es cierto también?
           La mirada de Nick se dirigió hacia la corte, aterrizando sobre Hanna. Sonrió burlescamente.
           Reginald paseó hacia el jurado.
- Y entonces, si Alison hubiera, digamos, rogado a la Srta. Hastings, a la Srta. Marin, Srta. Montgomery, y a la Srta. Fields por compasión, diciéndoles que ella era inocente y que no deberían hacerle daño porque ella era un peón en tu juego, ¿eso tampoco hubiese sido una mentira?
           - Nop -Nick dijo, arrastrando las palabras-, Alison quería reunirse con ellas. Me rogó una y otra vez que no les hiciera daño.
           - Oh dios mío. -Spencer chilló.
           El fiscal de distrito pareció notarlo, pero luego se volteó de nuevo hacia Nick.
- ¿Qué me puedes decir sobre estas cuatro chicas? Las conoces bastante bien, he escuchado.
           Rubens se levantó.
- ¡Objeción! -gritó- Este hombre es un asesino, y él mismo ha admitido que es manipulativo. No puede hacer de aval de personalidad.
           Pero el juez lucia intrigado.
- Puede continuar, Sr. Reginald.
           Todos los ojos volvieron hacia Nick. Se encogió de hombros y miró a Hanna y a Spencer.
- Quieren lo que quieren -dijo simplemente-. Ya sea obtener las calificaciones perfectas a cualquier costo. Ya sea echarle la culpa a alguien más para poder salir impune. Ya sea cubrir sus sucios secretos. Lo único que les importa es protegerse a sí mismas —y vengarse de Alison. Las miré a las caras por mucho rato y con mucha atención el día que las atrapé en el sótano. No estaban enojadas conmigo —no realmente. Estaban enojadas con ella.
- ¿Y qué crees que habrían querido hacerle, si la encontraban otra vez?
           Nick no tomó un momento para sopesar la pregunta.
- Matarla. Sin dudas.
           Reginald se volteó.
- No hay más preguntas.
           Hubo sonido de ajetreo en la multitud. Hanna puso sus manos sobre su cara, demasiado humillada para si quiera mirar a su alrededor. Sintió a Rubens levantarse de su asiento, pero solo hizo que su corazón caiga en picada. ¿Qué diablos iba  a preguntarle a Nick?
           Rubens caminó hacia el estrado del testigo y miró a Nick.
- Entonces admites que Alison era tu esclava y  no tu novia.
           Nick no hizo contacto visual.
- Ahá.
           - ¿Estás seguro de eso?
           - Acabo de decirlo. -refunfuñó.
           - Entonces lo que le dijiste a la policía al comienzo —que tú y Alison trabajaban juntos— eso fue una mentira, ¿eh?
           - Uh, .  -Nick dijo, girando los ojos.
           - Y lo que realmente pasó fue que tú le lavaste el cerebro a Ali, ¿cierto? ¿La forzaste a que te ayude a matar a su hermana? ¿Y cuando la dejaron salir de La Reserva otra vez, la contactaste y la hiciste torturar a las chicas, que te ayude a matar a Ian Thomas, etcétera?
           Nick miró hacia el fiscal de distrito en la corte, luego se encogió de hombros asintiendo. Hanna se mordió el interior de su mejilla, preguntándose a dónde quería llegar Rubens con todo esto. Reginald ya había hecho estas preguntas.
           - ¿Entonces tú no amabas a Alison en lo absoluto? -Rubens preguntó- ¿No hiciste todo lo que pudiste por ella? ¿Cómo, por ejemplo, contratar a una enfermera privada para que cuide sus quemaduras después del incendio en Poconos, pagarle con tus propios fondos personales?
           Un pequeño músculo junto al ojo de Nick tembló.
           - Yo sé cómo lucen las víctimas de quemaduras, y yo vi el video de las cámaras de vigilancia donde aparece Alison en ese mini-market -Rubens dijo-. Estaba claro que tenía cicatrices en su cara, pero lucían como si hubieran sido tratadas. ¿Sabes cómo lucen las quemaduras cuando no se les cuida apropiadamente? No es lindo.
           El fiscal chocó con el escritorio.
- El Sr. Maxwell contrató a esa enfermera para mantener a Alison viva para que pueda ayudarlo. No tenía nada que ver con amor.
           - Eso podría ser cierto -Rubens se llevó un dedo al labio pensativamente-. Pero luego pensé en las fotos de Alison que la policía encontró en el sótano en Rosewood -caminó hacia el monitor de TV y pasó por varios archivos de evidencia digital, las cuales incluían algunas tomas del altar de Ali que Nick había armado-. La mayoría de las fotos del altar son de Alison desde antes del incendio en Poconos -apuntó a la que aparecía Ali en la conferencia de prensa que sus padres hicieron cuando la dejaron salir de La Reserva, luego a otra de Ali en el baile de San Valentín la noche que trató de matarlas- e incluso hay algunas fotografías de Courtney, de cuando las chicas la conocían -hizo un gesto al lado derecho de la pantalla, donde había fotos de Courtney junto a Hanna y las otras en séptimo grado-. También hay fotos de Alison antes de que Courtney hiciera el cambio y antes de que las chicas se hicieran amigas de ella. Pero luego noté esta.
           Apuntó hacia una foto en la esquina de la izquierda superior. Mostraba los ojos sonrientes de Ali, y el resto de su cara oculta por una manta.
- La forma de sus cejas es algo diferente, y su cabello un poco más oscuro. Le pedí a la policía que le haga análisis forense a la impresión, y me dijeron que fue hecha por una máquina en una farmacia en algún momento durante el último año -miró enfáticamente a Nick-. Usaste una foto actual de Ali, después del incendio en Poconos. De cuando ella estaba contigo.
           Nick parpadeó. Nuevamente, miró al fiscal de distrito en la audiencia.
- Quizás… -admitió.
           - Mira sus ojos -Rubens movió sus dedos para agrandar la imagen-, ¿cómo luce según tú?
           - Ella está… no lo sé. Sonriendo, supongo. -Nick admitió.
           - Sonriendo -Rubens miró a la audiencia-. Una sonrisa genuina, diría yo. Una sonrisa amorosa, incluso. Una sonrisa que dice que ella sabía exactamente lo que estaba haciendo. No, en otras palabras, el gesto de una chica que estaba siendo atormentada.
           - ¡Objeción! -Reginald gritó- ¡Esto es conjetura!
           Pero en la cara de Hanna comenzó a hacerse una sonrisa. No había notado esa foto de la Ali Actual en el altar. Pero Rubens tenía un punto —uno bueno.
           - Y hablemos de esa carta que metieron bajo la puerta en la casa de Poconos -Rubens continuo-. Dijiste que tú la escribiste, ¿sí?
           Nick asintió.  
- La escribí como Alison, para las chicas.
           - Y esto fue con Alison totalmente oponiéndose en cada paso, ¿cierto? ¿Tal como dice en su diario?
           - Ahá. -comenzaron a aparecer gotas de sudor en las cejas de Nick. El corazón de Hanna latía más y más rápido.
           - Como sabes, la policía encontró esa carta afuera de la casa en Poconos, la noche del incendio -Rubens dijo. La carta había sido una evidencia clave en el juicio de Nick. Rubens caminó hacia el computador, presiono un botón, y allí estaba la carta, repentinamente, en una gran pantalla proyectora-. No les pediré que la lean entera, damas y caballeros del jurado, ya que todos están familiarizados con esta, pero explica lo que realmente pasó el día que la hermana de Alison cambió de lugar con ella. Menciona cosas como el pozo de los deseos que Courtney dibujó en la época de la cápsula de la bandera, y el cómo Courtney se robó el anillo de Alison de ‘A-por-Alison’. Tu escribiste estas cosas, ¿si, Sr. Maxwell?
           Nick se encogió de hombros.
- Está allí.
           - Sólo me preguntaba cómo supiste detalles tan específicos -Rubens le dijo a Nick- ¿Alison te los dijo a voluntad propia?
           - ¡Espere! -el fiscal de distrito se levantó, boquiabierto. No dijo nada. Como que lucía desconcertado.
           Por primera vez desde que comenzó el juicio, Hanna miró a Spencer y encontró su mirada. Las cejas de Spencer se levantaron. Era como un pequeño brillo de luz solar hubiera entrado a la corte. Nick pasó su mano por su frente.
- Uh, ¿no? -parecía inseguro, como que ya no se sabía el libreto que tenía que seguir- ¿Y-yo la forcé?
           - Ah -Rubens puso sus manos en sus caderas-, por supuesto. Pero, Sr. Maxwell, si Alison realmente no era la persona para culpar por estos asesinatos, si Alison estaba buscando un camino seguro para probarle a las chicas que ella no era el enemigo, ¿no te habría dado detalles incorrectos en su lugar?
           Nick parpadeó.
- ¿Ah? -dijo suavemente.
           Reginald se levantó otra vez de su asiento, pero no dijo nada, solo miró.
           - No era como si tú fueras a saber si los detalles eran reales o no -Rubens dijo-. Y si Alison era inteligente —lo cual es— habría entregado los detalles incorrectos, para que así, cuando las chicas leyeran la carta en ese dormitorio en Poconos, habrían pensado, Uh. Esta no es Ali. Habrían tenido miedo, por supuesto —estaban atrapadas en el interior de la casa, se había prendido un fósforo— pero se habrían preguntado qué se estaba llevando a cabo exactamente.
           - Quizás Alison no es tan inteligente. -Nick dijo, pero no sonaba convencido.
           Rubens se encogió de hombros.
- Claramente ustedes dos no contaban con que las chicas sobrevivieran y explicaran lo que la carta decía. Pero lo hicieron, y a mí me parece que como Alison te dio detalles específicos y precisos, ella podría ser vista como tu co-conspiradora, no tu presa. Ahora, dinos la verdad. Alison te entregó a voluntad esa información para la carta. Pero lo hizo porque quería que las chicas supieran toda la dolorosa verdad. Pero te pidió que la escribieras, así tus huellas digitales estarían en esta si la encontraban. Apuesto a que te felicitó por escribirla, ¿no? Te hizo pensar que eras más adecuado para escribir tal carta, que tú te las arreglabas mejor con las palabras.
           Nick lamió sus labios.
- ¿Cómo supiste eso? -susurró.
           - ¡Objeción! -Reginald dijo, levantándose rápidamente. Pero luego sólo miró a Nick, furioso.
           - Será solo un minuto más -Rubens dijo-. Mi última pregunta es sobre la visita de la Srta. Marin, la Srta. Hastings, y las otras la semana pasada en prisión -sonrió-. ¿Asumo que tuvieron una buena charla?
           - No realmente. -Nick dijo.
           - Pero es divertido, que aparecieron en Cape May, New Jersey, el día siguiente a su visita. También es divertido que tu abuela, Betty Maxwell, tenga una casa de veraneo allí.
           - Mucha gente tiene casas de veraneo en Cape May. -dijo el fiscal de distrito desde su asiento.
           - Eso es cierto -Rubens miró a Nick-, muy, muy cierto. Pero hice que unas personas averigüen por allí, ¿y sabes lo que encontraron? Un testigo puede poner a la Srta. Hastings y a las otras chicas en esa casa de la playa ese día -fue hacia la pantalla y seleccionó un nuevo archivo. Apareció una foto de Hanna, Spencer, Emily, y Aria de pie frente a la casa de la playa que habían invadido, abrazándose. El corazón de Hanna se sacudió —esperaba que esto no las metiera en más problemas. Pero por la mirada de Rubens, quizá no era a eso a lo que iba-. Eso no parece una coincidencia, ¿o sí? -dijo- Y qué extraño, cuando interrogué al guardia en tu prisión, quien te escoltó para salir de la habitación después de que hablaste con las chicas, dijo que tú les mencionaste a tu abuela Betty —y Cape May. Ahora, ¿por qué harías eso?
           El labio de Nick temblaba.
- Yo—
           - ¿Puedo ofrecer una teoría? -Rubens sugirió, enlazando sus manos- Yo creo que tú querías que vayan a esa casa de la playa porque no estás seguro de que Alison esté realmente muerta. Y estás furioso de que te echó la culpa de todos sus crímenes — la amabas, pensabas que ustedes dos estaban unidos de por vida. Tú pensaste que las chicas la podrían encontrar allí. Y tú querías que la entregaran de una vez por todas.
           - Eso no es cierto. -Nick dijo.
           - ¿Por qué más habrías dicho que tu abuela tiene una casa allí? -Rubens levantó sus manos en el aire- Claramente no les estabas ofreciendo el lugar para que descansen y se relajen un poco. ¿Honestamente te vas a sentar y decirme que tú real y sinceramente crees que Alison está muerta? ¿En frente de toda esta gente, después de jurarle a la biblia, con el riesgo de que quede perjurio en tu informe, quieres decirme que real y sinceramente crees que Alison no está viva?
           Había un cuchicheo mortal en la corte. Hanna echó un vistazo a Reginald. Su cara estaba pálida, sus labios aflojados. Nick pasó sus manos por su cara, sus ojos iban de un lado a otro. Finalmente, el juez se acomodó.
- Responde la pregunta. -demandó.
           - Y-yo no lo sé -la voz de Nick salió entrecortada-. Podría estar por allí. Digo, probablemente no, pero…
           - Pero podría -Rubens miró al jurado, con expresión triunfante-. Podría. Y eso es porque Alison es la mente maestra aquí, no Nicholas. Él era un peón en el juego de ella, no al revés. Y les recuerdo a todos que estamos culpando a la Srta. Hastings y Srta. Marin —y a la Srta. Montgomery cuando vuelva— en base  a un ciento por ciento de seguridad de que ellas no sólo mataron a Alison, sino de que Alison está muerta. Y quizá, sólo quizá, no lo está. Ha sido asumida muerta antes, después de todo —después de Poconos, cuando el mismo Nick la salvó. Ella sabe cómo pasar desapercibida. Sabe cómo evadir la ley. No es impensable que esté haciendo lo mismo esta vez.
           Luego, llevando sus manos a sus costados, miró con cansancio al juez:
- No más preguntas, su señoría.
           - Ese es el último testigo -dijo el juez-. Después del alegato, el jurado deliberará. Se hará un receso por una hora.
           Instantáneamente, la corte comenzó a animarse. El guardia tomó a Nick y lo guió de vuelta por el pasillo, pero no antes de que le lanzara una mirada asustada y atrapada al fiscal. Rubens salió de la corte también, lucía casi mareado. Hanna se volteó hacia Spencer de nuevo. Su vieja amiga miró a Hanna cautelosamente, luego le dio la más pequeña de las sonrisas.
           Hanna sonrió de vuelta justo antes de que Spencer se volteara. Tal como el testimonio de Nick, no fue mucho —sólo la punta del iceberg. Pero al menos era algo.

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