domingo, 8 de febrero de 2015

Vicious - Capítulo 19: Cesa y Desiste

<<Capítulo 18

Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan, Julieta y Andrea F.



           Aria tomó la bolsa de las tejas del Scrabble y lo sacudió rápidamente.
- Si saco otra vocal más, voy a perder la cabeza -metió su mano a la bolsa, eligió una teja, y la volteó en su mano. Una E-. Oh dios mío -dijo dramáticamente, cayendo sobre el colchón-. Estoy condenada. ¿Puede E-I-E-I-O contar como una  palabra del Viejo MacDonald?
           Noel fingió una débil sonrisa. Mientras ordenaba las tejas en su expositor del Scrabble, su mirada se dirigió hacia la ventana. El sol estaba bien alto en el cielo.
- ¿No podemos salir por solo un rato? -salió como si se quejara.
           La boca de Aria tiritó.
- Preferiría que no.
           Noel se levantó de su cama del hotel y vagó hasta el diván en el rincón. La habitación en el pequeño suburbio Belga era mucho más acolchada y más costosa de lo que Aria hubiera preferido arrendar, pero se habían bajado del tren en medio de la nada, y esto fue todo lo que pudieron encontrar. Al comienzo, intentaron sacarle el máximo provecho: Aria se asombró con la biblioteca del hotel, diciendo que los mantendría ocupados por días. Cuando encontró el juego Scrabble metido en una de las repisas en el salón, hizo de algo importante el retar a Noel a una batalla. Había ensalzado el gimnasio del hotel y dijo que podrían ver películas. ¡Quedarse allí iba a ser tan divertido!
           Pero ninguna de las maquinas del gimnasio funcionaba. Las películas para comprar estaban todas en danés o en alemán sin subtítulos. Parecía que todo lo del menú del restaurante del hotel traía arenques en escabeche, y Aria estaba casi segura de que al Scrabble le faltaban la mayoría de las tejas de consonantes.
           Quería creer lo que Noel seguía insistiendo: el tipo del tren no sabía quién era ella. Todos los artículos, después de todo, decían que ella estaba en Suecia, o en España, ¡e incluso uno mencionaba Marruecos!
           Pero a lo largo de la noche anterior, los pensamientos paranoicos daban vueltas en su mente. Lo más seguro que se podía hacer era mantenerse mantener el perfil bajo en el cuarto hasta que todo se esfume. Había tratado de hacerlo divertido y sexy, dándole un masaje a Noel, bailándole “Wrecking Ball” de Miley Cyrus en el VH1, fantaseando sobre los muchos lugares que visitarían en Japón. Incluso le había dejado ganar en el Scrabble. Pero no puedes hacer divertida una habitación de hotel de 27 metros cuadrados para siempre. Ahora era viernes. Se estaba quedando sin cosas que hacer.
           Tomó el control remoto y prendió la TV, cambiándola a CNN International, buscando noticias sobre el juicio. Aria estaba casi segura de que el alegato era hoy. ¿Y que ocurría con la boda de Hanna y Mike? Noel había dicho que había visto un reportaje sobre eso en el aeropuerto en Ámsterdam. Si tan solo pudiera simplemente buscar en internet, pero temía que alguien rastreara su búsqueda. Incluso prender la TV se sentía como algo criminal.
           Noel le quitó el control y cambió a otro canal que lucía como la versión danesa del Food Network.
- Te estás preocupando demasiado -dijo-, tienes que calmarte. Tenemos los pasaportes falsos. Hemos sido cuidadosos. Y además, vine hasta Europa para encontrarte -batió sus pestañas-. ¿Al menos podrías mostrarme algunos de los paisajes que conoces?
           Aria tragó saliva y miró por la ventana. Quizás Noel estaba en lo cierto.  Y era cierto —él había venido hasta aquí. Esto no debía ser exactamente divertido para él. Quizás si se ponía la peluca rubia y lentes de sol, estaría bien.
           - Bien -concedió-, salgamos por un rato. Pero a ningún sitio muy público ¿está bien?
           - Gracias a Dios -la cara de Noel lucia aliviada-, estaba comenzando a volverme loco aquí.
           Afuera estaba frío, así que se pusieron polerones y bufandas. La peluca de Aria hacía que su cuero cabelludo pique, pero no se atrevió a salir sin ella. La caminata hacia el ascensor estuvo bien, en mayor parte porque no había nadie en el pasillo. De igual manera el paso a través del vestíbulo —la empleada estaba mirando algo en la pantalla de su computador, sin prestarles nada de atención. Pero tan pronto como llegaron a la calle, la garganta de Aria comenzó a apretarse. Parecía como que todos en la acera se hubieran congelado y la estuvieran mirando a ella. ¿El portero los estaba mirando de manera extraña? ¿Qué estaba haciendo ese tipo al otro lado de la calle, sólo mirando su celular?
           - Vi un café que lucía genial a unos bloques de aquí -dijo Noel-, ¿quieres ir allí?
           - Uh… -Aria se tocó las mechas rubias de su peluca. No podía imaginarse ir a un lugar tan público, pero quizá la cafetería estaba oscura por dentro. Quizá podían ser escoltados hacia una habitación privada. Quizás nadie en el lugar habrá visto la orden de búsqueda y captura emitida por todos los medios de comunicación . Actúa normal, se dijo a sí misma.
           Comenzaron a caminar por la calle, su mano estaba firmemente agarrada de la de Noel. A mitad de la cuadra, notó un sedán negro estacionado al otro lado de la calle. Sus ventanas estaban tintadas, pero podía distinguir apenas que había alguien adentro. Cuando doblaron a la izquierda, las luces del sedán se encendieron, y el auto comenzó a avanzar lentamente tras ellos.
           Enterró sus uñas en el brazo de Noel.
- Creo que ese auto está siguiéndonos.
           - ¿Qué? -Noel se volteó.
           Aria le apretó aún más las manos.
- No mires.
           Noel suspiró muy fuerte.
- Nadie está tras nosotros.
           - Sólo lo sé -caminó rápido, pero no muy  rápido. Pretendiendo simplemente ser otro transeúnte yendo a cenar-. ¿Por qué no conducen más rápido?
           Noel torció la boca.
- ¿Porque esta es algo como, una zona de 24 kilómetros-por-hora?
           Pero Aria tenía una sensación horrible, una incluso mucho más apremiante que la que había sentido donde el vendedor de periódicos en Ámsterdam. Este era el final del camino. Alguien la había reconocido —quizás había sido ese hombre en el tren. Él había pasado el dato a las autoridades, ellos pusieron una alerta, y alguien en el hotel había hecho la llamada. Aria y Noel básicamente se habían entregado a sí mismos directo a los federales que los esperaban. Igual podría haberles golpeado la ventana y puesto sus muñecas para que se las esposen.
           - ¿Qué quieres hacer? -Noel preguntó.
           - No lo -Aria dijo entre dientes, deseando que hubiera un callejón en el que escabullirse. El auto avanzó tras ellos, aunque era a buena distancia, como si el conductor estuviera tratando de distinguir si realmente eran ellos. O quizás estaba llamando por refuerzos-. No podemos volver al hotel. Nos van a seguir.
           - Aria, no nos están siguiendo -Noel dijo-. Deberíamos seguir caminando.
           Aria miró a Noel temerosa mientras marchaban frente a una pastelería.
- No debimos haber salido del cuarto. No debí haberme rendido ante ti.
           Él apretó su mandíbula.
- ¿Entonces ahora todo es mi culpa?
           Aria no dijo nada.
           - ¿Qué se suponía que hiciéramos, escondernos por siempre? -Noel preguntó.
           - ¡Sí! -Aria tiritó, golpeando sus brazos en sus costados- ¡Se suponía que nos esconderíamos por cuanto tiempo sea necesario! -Noel se rió de manera rara. Aria se volteó y lo miró- ¿Qué?
            Él se encogió.
- Porque esta no eres , Aria. Y honestamente, pensé que esto iba a ser algo así como… divertido. No…así.
           Aria cerró la boca.
- Bueno, siento que esto no sea lo más parecido a unas vacaciones para ti. Pero yo no te pedí que vinieras, Noel. Habría estado bien por mí misma.
           Noel la miró entrecerrando los ojos.
- No parecías muy bien cuando te encontré. Eras todo un desastre.
           - Lo siento por haberte causado tanto estrés -dijo Aria amargamente, ignorando su comentario. Luego levantó la mirada-. ¿SabeS? Si hubiera alguien más aquí, alguien más a quien estuvieras protegiendo, apuesto a que no te quejarías de que esto no fuera divertido.          
           Noel la miró pronunciadamente.
- ¿Quién sería alguien más?
           Las palabras habían salido de la boca de Aria tan rápido que no había tenido tiempo para procesarlas.
- Olvídalo -dijo-, sólo estoy molesta.
           Noel puso sus manos en sus propios labios, deteniéndose junto a una lavandería.
- Estás hablando de Ali, ¿no es así?
           Aria miró a otro lado. Odiaba lo bien que Noel la conocía.
- Quizás -dijo, sintiendo que algo en su interior se quebraba-. Habrías hecho lo que sea por ella, Noel.
           - No, no lo habría hecho -las fosas nasales de Noel se ensanchaban-. La única persona por la que haría cualquier cosa eres -la miró-, ¿por qué no puedes creer eso?
           Aria miró un brillante charco de aceite en la calle. ¿Alguna vez perdonaría a Noel por Ali? Ali nublaba todo en la mente de Aria. Hace dos noches, cuando él le había regalado ese brazalete, tuvo un breve pensamiento: ¿También habrá pensado en darle esto a Ali alguna vez? Incluso la peluca rubia: ahora se daba cuenta, lucía como el pelo de Ali.
           - Aún es muy difícil -dijo con voz áspera-. Y no puedo evitar pensar que si no hubieras confiado tanto en ella, quizás ni siquiera estaríamos aquí.
           Noel retrocedió.
- ¿Y eso significa?
           - Significa que… -Aria tragó saliva. Significa que pudiste haberle advertido a alguien. Significa que pudiste haberla detenido. Significa que nunca se le habría dejado salir a Ali del hospital, y no habría matado a todas esas personas, y ella no habría tenido que venir tras de nosotras y yo no estaría en esta situación.
           Pero eso se sentía como que era demasiado para decir en voz alta. Era demasiada culpa que darle. Y ella sabía que no era correcto —era incorrecto, de hecho, como Hanna culpando a Spencer por la muerte de Emily, simplemente por sugerir que se quedaran por la noche en la playa. Hubo muchos factores en juego. Noel no manejaba todos los hilos. Nadie lo hizo.
           Ahora Noel la estaba mirando como si entendiera exactamente lo que estaba sucediendo en su cerebro. Dio un gran paso atrás, con la boca bien abierta.
- Dios mío, Aria -susurró-, tu percepción está tan, tan alterada.
           Ella levantó su mano.
- Yo no—
           - En el fondo, aun me culpas. Aun me odias. Yo arriesgo mi vida para venir por ti a Europa, e incluso eso no es suficiente.
           - Noel -dijo, avanzando hacia él-, eso no es…
           Pero Noel levantó un brazo en forma de prohibición y se dio vuelta, de vuelta hacia el hotel.
- Sólo déjame solo por un rato, ¿está bien? Necesito pensar.
           - ¡Noel! -Aria gritó tras él. Pero Noel comenzó a trotar, dirigiéndose de vuelta en dirección al auto que los estaba siguiendo.
           - ¡Noel! -Aria lo llamó otra vez. Él caminó más rápido. Su cabello rebotaba. Se metió a la calle, casi siendo atropellado por un hombre en motocicleta- ¡Noel! -Aria gritó- ¡Sólo para!
           Solo entonces, las cuatro puertas del sedán se abrieron. Cuatro personas de negro salieron disparadas, descendiendo sobre Noel de una vez. Aria escuchó un grito, y luego se dio cuenta de que venía de su propia garganta. En segundos, los oficiales tenían a Noel en el suelo. El sol llegó a algo plateado, brillando, y luego Aria escuchó el agudo snap de esposas cerrándose en las muñecas de Noel. Ella puso su mano sobre su boca.
           Hubo pasos tras ella, y se volteó. Dos oficiales corrieron hacia ella desde la dirección opuesta, gritando lo que probablemente era detente en danés o alemán o algún idioma con el que Aria no estaba familiarizada. La palabra interpol estaba estampada en sus chaquetas. En un abrir y cerrar de ojos, tuvieron a Aria atrapada. Ella se retorció, tratando de respirar. También le pusieron esposas. Era como ese adagio que Aria había leído en Trampa-22 para la clase de Inglés: Solo porque seas paranoico no significa que no vayan tras de ti.
           Todo se acabó en cuestión de segundos, y los federales estaban subiéndolos a ambos en dos autos separados. Aria quería pillar la mirada de Noel —ella había estado en lo cierto todo el tiempo. Pero de repente, no se sintió tanto como una victoria. Hubiera preferido que él haya estado en lo cierto.
           Porque ahora, estaban total y completamente arruinados.
          

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