sábado, 31 de enero de 2015

Vicious - Capítulo 12: Drama en la Corte

<<Capítulo 11

Traducido por: Daniela
Corregido por: Julieta, Raúl S.


        Nunca en su vida Spencer habia pensado que tendría que visitar la Corte de Rosewood tantas veces como lo había hecho en los últimos años. A estas alturas, ya conocía el lugar como la palma de su mano, incluyendo cuál entrada lateral usar para evitar la prensa, cuál máquina expendedora sacaba los snacks correctos y cuál era la banca en la corte emitia un chirrido irritante cuando te sentabas en ella.
        Pero caminar por los escalones de piedra el primer día de su juicio por asesinato lucía completamente distinto. Había tantas cámaras, más de lo usual, incluso en las entradas laterales, y todos estaban gritando su nombre mientras ella se apresuraba para entrar —incluyendo un grupo de gente reunida en una gran masa, todos usando remeras que decían Ali Cats Unidos. Spencer se detuvo de golpe, sorprendida al avistar los Ali Cats de cerca, todos lucían tan ordinarios. La mujer que estaba al frente, quien tenía sobrepeso, brillante cabello rojo y una sorprendente semejanza con la antigua profesora de piano de Spencer, se inclinó, mirándola maliciosamente.
- ¿Estás lista para la prisión, perra? -el resto del grupo se rió a carcajadas. Spencer se fue rápidamente, su corazón latía velozmente.
        En el interior, los de seguridad habían puesto detectores de metal extra pero, aun así, había largas filas. Las luces en la corte parecían ser más penetrantes y brillantes, casi como las fluorescentes de interrogación. Y, esta vez, la tribuna del jurado estaba llena de gente, quienes miraban a Spencer juiciosamente.
        Trató de no mirarlos mientras entraba al salón pero era difícil. Cada movimiento que hacía, cada vez que ponía un mechón de cabello tras su oreja o cada vez que se limpiaba la nariz, temía que el jurado lo vería como arrogante, frívolo o inmaduro. Yo no lo hice, trató de expresar, asomándose y notando que uno de ellos lucía como su tío Daniel. Lo cual no era algo muy bueno —el tío Daniel odiaba categóricamente a los niños.
        Luego, su mirada se ubicó en una chica más bien joven justo al final de la tribuna del jurado, que estaba mirándola con aún más desdén que los otros. Ali Cat, susurró una voz en su cerebro, la imagen del grupo de afuera aún seguía fresca. ¿Era posible?
        Su teléfono sonó. Spencer se sonrojó y lo silenció, pero antes de meterlo en la cartera ella revisó la pantalla. Habían llegado dos mensajes. El primero era uno de un número que comenzaba con 215, que ella reconocía pero que no tenía en sus contactos: Espero que te sientas bien. ¿Funcionaron esas pastillas para dormir? Por favor contactame si necesitas hablar, estoy aquí. Wren.
        Su primer sentimiento fue molestia, ¿no le había dicho a Wren que no estaba interesada?
        El segundo mensaje era un e-mail de George Kerrick, quien trabajaba para el banco que tenía el fondo fiduciario de Spencer: Querida Spencer, he consultado por tu solicitud para retirar fondos y tu cuenta está estrictamente bloqueada. Lo siento, no hay nada más que pueda hacer por el momento.
        Miró la pantalla. Contactar a Kerrick había sido su único intento de conseguir los $100.000 para Angela, pero ¿quién había ordenado el bloqueo? ¿La madre de Spencer? ¿La policía?
        Hubo algunos sonidos de movimiento y Hanna entró y tomó su lugar al otro lado de su abogado. Spencer la miró y luego se giró hacia otro lado. Había encontrado algunas llamadas perdidas de Hanna en su teléfono, pero Hanna no había dejado un mensaje de voz. Spencer sospechaba que Hanna quería que ella se disculpe —era su actitud, Spencer recordó, cuando solían tener peleas en séptimo grado. Hanna incluso una vez ignoró a Ali hasta que Ali se desmoronó y dijo que lo sentía. Pero, ¿qué hay de lo que Hanna había dicho? Spencer estaba increíblemente dolida de que Hanna pudiera acusarla de ser responsable de lo que había ocurrido a Emily. Lidiar con la muerte de Emily ya era suficientemente difícil.
        Luego de un momento, Hanna inclinó su mentón al aire y se volteó. Bien, Spencer pensó.
        Más gente entró a la corte hasta que el lugar estaba casi lleno. Spencer vio al padre de Ali —quien no era realmente su padre, irónicamente— de pie al final de la corte, solo. Luego vio a su propio papá al costado de la corte, mirando a escondidas en dirección del Sr. DiLaurentis. Sintió un nudo en su garganta y se volteó. Era tan raro considerar lo que estaba pasando por ambas mentes.
        Escaneó los pasillos un poco más, esperando a Aria, pero no había llegado. Finalmente, el padre de Aria se hizo presente en la parte del final de la corte e hizo un gesto a Rubens para que se acerque a hablar. Cuando Byron Montgomery susurró algo en su oído, la expresión de Rubens cambió. Luego Rubens se dirigió a la banca del juez y habló en voz baja. Hanna susurró algo a Mike. Finalmente, Rubens volvió a su pasillo.
        Spencer lo miró.
- ¿Qué sucede?
        - Aria Montgomery está desaparecida -dijo en voz baja-. La policía tiene motivos para creer que estuvo ayer en el aeropuerto y que abordó un vuelo a Paris, su nombre estaba en el manifiesto del vuelo. Las autoridades francesas están en ello, pero todos intuyen  que ya salió de Paris.
        Spencer resopló.
- ¿Cómo llegó Aria a Europa? ¿No estaban controlándola los policías?
        Rubens negó con la cabeza.
- Se fue antes de poder ponerle el monitor.
        Spencer pasó su mano por su cabello. Aria había tenido la misma idea que ella —excepto que ella sí la había seguido. Era un plan brillante, quizás uno que Spencer debió haber pensado. Brillante, pero temerario. Escaparse a Europa sin tomar los pasos apropiados para desaparecer primero, parecía realmente imprudente. Aria iba a meterse en grandes problemas. Se preguntó, también, si esto era por lo que su cuenta estaba congelada. Las autoridades pensaron —con buen motivo— que ella iba a hacer lo mismo.
        Miró a Hanna, que le mantuvo la mirada por un segundo. Spencer consideró decir algo para romper el hielo, esto era mucho más grande que su estúpida pelea, después de todo. También se preguntó si Hanna había visto a los Ali Cats afuera.
        Pero luego pensó algo y se volteó hacia Rubens.
- ¿El jurado nos juzgará a nosotras por esto?
        Rubens hizo una mueca.
- Bueno, no luce exactamente bien para ustedes dos, ¿una de ustedes se suicida, la otra se escapa a Europa? Ese no es exactamente el comportamiento de una persona inocente.
        Spencer cerró sus ojos. Eso era lo que temía que diría.
        Rubens se inclinó.
- Vamos a continuar con la audiencia de todos modos. Aria será juzgada in absentia, pero la policía va a querer interrogarlas a ustedes por esto luego de que se levante la sesión hoy.
        Spencer arrugó su nariz.
- Yo no tuve nada que ver con el escape de Aria.
        - Ni yo. -Hanna dijo.
        - Todas se fueron a New Jersey juntas. Ustedes son sus cómplices número uno. Solo digan la verdad y no habrá problemas.
        El juez golpeó su martillo y llamó a los abogados a su banca. Luego de algo de hablar, Seth y el fiscal de distrito se presentaron al jurado, seguidos por la presentación del caso. El corazón de Spencer dolió. Estaba sucediendo. SU juicio por asesinato estaba por comenzar.
        Primero fue la fiscalía. Vestido en un traje a rayas, con mocasines que lucían costosos, su cabello engominado alejándolo de su cara y su rostro y su piel extrañamente bronceadas, Brice Reginald, el fiscal de distrito, caminó de lado hacia la tribuna del jurado y le lanzó a cada uno de los miembros del jurado una sonrisa que Spencer solo podía describir como repulsiva.
- Todos sabemos sobre Alison DiLaurentis -comenzó-. Es difícil no saber, ¿no? Chica linda que desaparece, portada de la revista People, capta la atención del país… y luego encontramos que su gemela mentalmente inestable —la verdadera Alison— la mató. ¿O no? -miró al jurado, sus ojos estaban dramáticamente abiertos-. ¿Fue Alison la asesina de Courtney? ¿Fue ella, realmente, el monstruo que la gente cree que es? ¿O fue ella una inocente víctima, primero controlada por su manipulador e inestable novio, Nicholas, y luego atormentada por las cuatro jóvenes mujeres quienes fueron las mejores amigas de su hermana?
        En este punto, su atención se dirigió a Spencer y Hanna. Naturalmente, el jurado también las miró.  Spencer bajo su cabeza, sintiendo como su cuero cabelludo quemaba. Nunca se había sentido tan avergonzada.
        - ¿Qué es real en este caso, y qué es inventado? -el abogado continúo- ¿Quién está jugando por compasión y quién es la verdadera víctima? Por los próximos días, voy a decirles quién fue Alison realmente. Una chica que fue enviada a un hospital mental por padres preocupados… pero quien fue intimidada allí. Una chica que se escapó de una situación infernal sólo para caer junto a un joven hombre quien la forzó a ser su cómplice asesinato tras asesinato, y quien se escapó de él sólo para caer presa de cuatro chicas quienes querían venganza a cualquier costo. Y yo voy a contarles sobre cuatro chicas de Rosewood quienes tenían una vendetta que querían cobrar. En la superficie, parecen como dulces adolescentes, quienes estuvieron en el lugar equivocado en el momento equivocado. Pero, si buscamos bien, esto es lo que son realmente.
        Encendió una pantalla de TV junto a la banca del juez y presionó REPRODUCIR en el reproductor de DVD. Un video de una cámara de seguridad se reprodujo. Era de cuando pusieron cámaras de seguridad para vigilar el cobertizo de la piscina —Spencer reconoció el raquítico pórtico y las delgadas ramas de los árboles. Allí, en la pantalla, estaba Emily, dando vueltas por la habitación, rompiendo en pedacitos varias cosas.
        Su estómago se contrajo. Era doloroso volver a ver a Emily viva, íntegra y real y también… loca. Los ojos de Emily lucían salvajes mientras daba vueltas por el lugar. Sus fosas nasales se abrían, y de hecho gruñía. Y al final de su locura, miró directo a la cámara, mostrando los dientes “¡Nunca te voy a querer! ¡Nunca, jamás! ¡Y te voy a matar! ¡Vas a pagar por esto!”
        El corazón de Spencer se cayó como una piedra. El fiscal de distrito  apagó la TV.
- Les describiré exactamente qué fue lo que estas chicas le hicieron a Alison, lo cual incluye golpearla hasta el punto de sacarle un diente y cortarla hasta sangrar abundantemente. Estas fueron chicas cuyas vidas iban en ascenso, pero, aún así, eso no fue suficiente. Lo que ellas querían, lo que ellas ansiaban, era sacar a Alison de sus vidas de una vez por todas -miró a su alrededor a la corte con una sonrisa triunfante y honrada-. Sí, deberíamos tener compasión de que estas chicas casi no escaparon un par de veces de Nicholas Maxwell. Pero deberíamos culpar a la persona que se lo merece —Maxwell, no Alison. Las chicas debieron haber escuchado sus plegarias de que ella era inocente. Pero están aquí porque no lo hicieron, y depende de ustedes tomar la decisión correcta de condenarlas por su cruel y violento crimen.
        Terminó con un ademán de sus manos. Spencer casi pensó que iba a hacer una reverencia. Se volteó hacia su abogado, horrorizada.
- ¡Nada de eso siquiera es cierto! -susurró- ¿No puedes, como, hacer una objeción o algo?
        - No durante la presentación del caso. - Rubens dijo entre dientes.
        Luego fue el turno de Rubens. Se dirigió al frente de la corte, y se hizo camino hacia la tribuna del jurado, sonriendoles con timidez.
- El Sr. Reginald entrega una imagen muy bella -comenzó-. Y quizás es cierto. Parte de ella al menos. Quizás Nicholas Maxwell forzó a Alison. Quizás ella no es culpable de tanto como creemos. Pero eso no es de lo que trata el caso. Este caso es sobre si estas cuatro chicas asesinaron a la Srta. DiLaurentis o no. Y yo estoy aquí para decirles que no lo hicieron.
        Hubo una gran pausa. Los miembros del jurado se movieron.
        Rubens tomó aire.
- Ni siquiera está claro, de hecho, de que Alison esté muerta -el fiscal de distrito soltó una carcajada-. Si, algo de sangre de ella fue encontrada. Y hay cierta evidencia que pone a mis clientes en el mismo sitio donde un asesinato puede haber ocurrido, aunque yo ciertamente tengo teorías de otros quienes habrían querido a Alison DiLaurentis muerta y podrían haberlo hecho. Sin embargo, ni siquiera sabemos si hubo un asesinato, y que su cuerpo esté desaparecido deja un gran agujero en este caso. El Sr. Reginald nos ha mostrado un modo de ver esta historia, y yo les mostraré el otro: estas chicas fueron emboscadas por la misma chica que creemos que está muerta. Ella derramó su propia sangre. Se sacó su propio diente. Limpió el desastre con cloro, haciéndolo parecer como que las chicas fueron responsables. Fingió su muerte e inculpó a las chicas porque era su escape perfecto —hasta donde sabemos, está allí afuera, en algún sitio, disfrutando su vida, mientras mis clientes están en juicio por  sus  vidas.
        El corazón e Spencer saltaba. Así que estaba usando su teoría. Observó las expresiones del jurado, la mayoría de ellos lucían perplejos. La joven mujer en quien Spencer se había fijado antes, lucía derechamente disgustada.
        Rubens se detuvo junto al juez.
- Estoy aquí para describirles cómo eso puede haber ocurrido. Y, como dijo el Sr. Reginald, depende de ustedes tomar la decisión correcta sobre qué ocurrió esa noche.
        Hubo mucho movimiento y susurros. Spencer se moría por ver la expresión del Sr. DiLaurentis, pero tenía demasiado miedo para voltearse. Finalmente, el juez aclaró su garganta.
- Se levanta la sesión por una hora y luego se llama a los primeros testigos. -el juez ordenó. Luego se levantó y se retiró a su despacho.
        Todos los demás en la corte se levantaron y salieron. Solo Spencer se mantuvo sentada, mirando sus pies. Se sentía aún más condenada que antes. Luego de un momento, levantó la vista y vio a Hanna mirándola.
- Y ha comenzado. -su amiga dijo suavemente.
        - Si. -Spencer respondió.
        Quería estirarse y tocar a Hanna pero también se sentía tan incómoda… y drenada… y claramente no en estado mental para hacer las paces. Así que se levantó abruptamente del asiento y se volteó hacia el pasillo central.
Y así, aunque sabía bien en el fondo que ella realmente necesitaba a Hanna, se fue caminando en busca de un refugio privado donde poder procesar todo en soledad.


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