domingo, 21 de diciembre de 2014

Vicious - Capítulo 3: La Interrogación

<<Capítulo 2

Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan. Julieta. 




Hanna Marin conducía su Prius por un curvado camino que salía de Rosewood. El aire de finales de primavera olía a perfume Flowerbomb. El brillante sol, con suerte, le estaba dando algo de color a su cara.
Sus tres mejores amigas estaban apiñadas en el auto con ella, y la radio estaba prendida ruidosamente. Para la mayoría de quienes pasaban, ellas probablemente lucían como un grupo de chicas en un viaje veraniego. No unas acusadas de asesinato de camino a hablar con su propio casi-asesino, en prisión. Su celular sonó, y mientras se detuvo en una luz roja, miró la pantalla. ¿A qué hora debería ir? Su novio, Mike, había enviado un mensaje.
           Hanna se pasó la lengua por los dientes. Gracias a Dios que no había perdido a Mike después de que los paparazzis revelaron esas fotos de ella besuqueándose con Jared Diaz, su co-estrella en Quémalo, una película que daba cuenta de las batallas de ella y sus amigas con Ali. Ahora ella y Mike eran más cercanos que nunca. Desde que había salido en libertad bajo fianza, él había venido todos los días, llevándole comida para llevar y películas femeninas, y de verdad las veía con ella y trataba de no burlarse de ellas.
           Miró a su alrededor, internalizando los amplios campos y graneros rojos. Por un breve segundo, consideró decirle a Mike a lo que iban. Pero era mala idea: Mike se veía a sí mismo como el caballero en armadura brillante de Hanna. Probablemente trataría de rescatarlas.
           No dormí bien anoche, pensaba en tomar una siesta, Hanna escribió de vuelta. ¿Quizás esta tarde?
           Hubo una pausa antes de que Mike responda, Claro. Cuando llegó otro mensaje, Hanna se imaginó que era de Mike otra vez, diciéndole que no le creía. Pero luego vio el nombre de Hailey Blake.
           Hanna levantó sus cejas. Hailey era una tempestuosa, malvada, mega-estrella de cine, quien se había hecho amiga de Hanna durante su breve lapso en Quémalo. Hanna había pensado que Hailey la ignoraría después de que a Hanna le quitaron bruscamente su rol como sí misma —y, oh claro, después de que fue arrestada por asesinato— pero Hailey le había estado mandando incluso más mensajes últimamente. Este decía: Acabo de ver otro reportaje sobre ti en CNN. Tu cabello lucía REALMENTE BIEN.
           Hanna dejó caer su teléfono en su regazo. Sólo Hailey podía no inmutarse por el dilema de Hanna. Era lindo que alguien en Hollywood aún piense que ella era una bomba. Hank Ross, el director de Quémalo, quien dijo que Hanna era “una natural” y “tenía un brillante futuro”, ni siquiera le devolvía las llamadas. Tampoco Marcella, la nueva agente de Hanna.
           Cada vez que Hanna pensaba en su casi-lanzamiento al estrellato, se echaba a llorar y no podía respirar. Dolía más que cuando se dio cuenta de que Mona, su antigua mejor amiga, era la primera A y había tratado de matarla. Dolía más que cuando se enteró de que Ali tenía una gemela y nunca le había dicho. Incluso dolía más que cuando su padre, a quien alguna vez amo más que a nadie en el mundo, había ignorado a Hanna, diciendo que ella “No era buena para su campaña política” La actuación había sido toda de ella, y de verdad era buena en eso. Había pensado que podía ser su futuro.
           Pero ahora… bueno. Su única oportunidad en el estrellato era en Los Más Buscados de América.
           - Luz verde. -Emily dijo impaciente desde la parte de atrás.
           Hanna presionó el acelerador, mirando a Emily en el espejo retrovisor. Su vieja amiga lucía más delgada y sus ojos sobresalían de su cabeza. Hanna aún estaba muy preocupada por Emily —porque ella casi se había lanzado de un puente en Rosewood, y luego por ese ataque de locura en el cobertizo de la piscina donde habían rastreado a Ali, y no les dijo. Y, últimamente, Em había lucido como… nerviosa. Como si una persona invisible le estuviera dando impulsos eléctricos. También estaba increíblemente ansiosa, como si se hubiera tomado un millón de Red Bulls. Hanna se preguntó si había dormido la noche anterior.
           Pensándolo bien, el resto de ellas tampoco lucía tan genial —Hanna incluida. Spencer bebía con la pajilla de su botella de agua tan forzadamente que se formaban líneas alrededor de su boca. Aria no dejaba de hacer sonar sus brazaletes. Hanna probablemente se había re-aplicado el labial seis veces, cosa que siempre hacía cuando estaba molesta. ¿Acaso alguna de ellas estaba lista para hablar con Nick?
           Hanna dobló por un camino marcado PRISIÓN ALLERTON, PRÓXIMA SALIDA A LA IZQUIERDA. Las bajas, apagadas, y cuadradas instalaciones de la prisión se veían a la distancia, rodeadas por un amenazante alambrado de púas. Hanna atravesó la entrada y se estacionó. Todas estuvieron en silencio mientras caminaban a través de la puerta de las visitas y entregaban sus ID’s a una mujer tras un escritorio. Mientras la mujer pedía sus nombres y contactaba a un guardia al interior, Hanna miró disimuladamente a su alrededor, su corazón latía con fuerza. El aire olía a carne podrida. Desde algún lugar al interior, provenía un mugido masculino que sonaba como una mezcla entre un rugido y un quejido.
           Un guardia asomó su cabeza a la sala de espera.
- ¿Visitantes para Maxwell?
           Todas se levantaron. El guardia les hizo un gesto para decirles que lo sigan, y, más temprano que tarde, estaban en una habitación larga y angosta. El guardia las dirigió a un vestíbulo privado justo al final, y ellas pasaron. No había otros visitantes en la sala. Una luz fluorescente parpadeaba por sobre sus cabezas.
           Una puerta en la muralla lejana se abrió. Un guarda empujó a un chico en un traje de prisión y esposas al interior de la sala. El estómago de Hanna se retorció. Allí estaba. Nick.
           Había perdido una significante cantidad de peso desde la última vez que lo vio en el sótano y lucia completamente diferente de cuando lo vio la primera vez, cuando él les había dado trago tras trago a ella y a su nueva amiga, Madison, en un bar de mala suerte en Philly. Sin siquiera mirar alrededor, Hanna supo que cada una de sus amigas estaba pasando por sus propias dificultades con el Nick que ellas habían conocido —el multifacético chico que las engaño para que confíen en él— y con el Nick que amaba a Ali. Sin embargo era emocionante verlo en atuendo de prisión. Si tan solo Ali estuviera a su lado, también tras las barras.
           Nick levantó su cabeza y las vio. Sus ojos se achicaron. Su boca formó una línea enojada y recta. Miró al guardia y negó con la cabeza, murmurando algo que parecía como no.
           Spencer se levantó: - No vinimos para insultarte, estamos de tu lado.
           Nick las volvió a mirar. Había un rastro de moretón junto a su ojo, su pecho subía y bajaba, como si hubiera estado corriendo mucho. Finalmente, bajó los hombros y se dirigió al asiento al otro lado de las chicas en la mesa. Él estaba tan cerca que Hanna podía estirarse y tocarlo si quisiera. Miró sus manos. La piel bajo sus uñas estaba sucia.
           - Mira, tú sabes tan bien como nosotras que Ali no está muerta -Spencer comenzó, cuando nadie más habló-. Ella es muy inteligente como para eso. Oímos lo que escribió sobre ti en ese diario. También mintió sobre nosotras. Nos jodió a todos nosotros. Deberíamos estar del mismo lado.
           Los ojos de Nick bailaban.
- No lo sé, chicas. Quizás ustedes si la mataron -ladeó su cabeza de manera burlona-.  Yo recuerdo claramente la rabia en sus ojos en ese sótano cuando las atrapamos. Recuerdo claramente con cuántas ganas querían que desaparezca.
           Hanna empuñó su mano.
- Sí, y yo recuerdo claramente lo fácil que era para ti torturar gente, a juzgar por lo que nos hiciste a  nosotras esa noche -ella no parpadeó-. ¿Quién dice que no le hiciste eso a Ali?
           La mirada juguetona de Nick se desvaneció de su cara.
- Yo la amaba.
           - ¿Aún la amas? -Hanna lo desafió.
           Nick murmuró algo que Hanna no pudo oír.
           Aria se acomodó.
- Mira, estamos tratando de encontrar a Ali. Traerla de vuelta, hacerle explicar; eso también te ayudará a ti. Cumplirás mucho menos tiempo de condena. Sabes que tú no orquetaste esos asesinatos. Sabemos que tú no eras el cabecilla.
           La mandíbula de Nick estaba tan tensa que en su cuello sobresalían fibrosos nervios.
- Las odio, perras -susurró ásperamente-. Ustedes debieron haber muerto en esa habitación. Ali y yo debíamos escapar juntos.
           - Pero. en su lugar, te dejó a ti para que la policía te encuentre -Emily hizo presión-. Te inculpó.
           El labio inferior de Nick tiritó: - Estaba tratando de salvarse a sí misma. Era parte de nuestro plan.
           Aria se rió por la nariz.
- ¿Era parte de su plan que tú asumas la culpa por todos sus crímenes?
           - Por supuesto que sí. Estábamos enamorados. Yo la amo. Ella me amaba.
           Emily se inclinó.
- No, no lo te amaba -dijo con la voz firme-. ¿Sabes cómo lo sé? Me lo dijo cuando trató de ahogarme. Dijo que yo era la única a la que siempre amó. Me dijo que sólo te estaba usando. Se rió de ti.
           Hanna se volteó y miró boquiabierta a Emily, pero Emily no la devolvió la mirada. Emily no había hablado mucho sobre cuando Ali trató de ahogarla en la piscina de Rosewood, pero Hanna sospechaba que la había perturbado hasta el fondo de su alma.
           Nick miró a Emily sospechosamente.
- Ella no dijo eso.
           - Si, lo hizo -Emily afirmó-. Dijo que eras patético. Un nada.
           Una expresión conflictiva atravesó la cara de Nick. El corazón de Hanna comenzó a latir fuertemente. Iba a hablar. Lo podía sentir.
           Spencer se acomodó.
- Dinos dónde está. Por favor.
           Nick resopló.
- Como si yo supiera.
           - La última vez estuvo en la propiedad de tus padres en Ashland -Hanna presionó, sus palabras salieron en un enredo-. ¿Tú le contaste sobre ese lugar?
           Él desvió su mirada.
- Habíamos estado allí algunas veces, no fue sorprendente que se esconda allí.
           - ¿Tu familia tiene otras propiedades en las que ella se podría estar escondiendo? -Hanna preguntó. Spencer la miró.
- Ali no haría algo tan obvio. Están enlistadas online, ¿recuerdas? Estoy segura de que la policía está revisándolas todas.
           - Estoy segura de que la policía está revisándolas todas -Nick se burló de Spencer. Se cruzó de brazos-. Ustedes creen que son tan inteligentes, pero ¿no lo entienden? La policía no está buscándola. No creen que esté por allí. Creen que está muerta, gracias a ustedes. -las señaló.
           - Entonces no crees que está muerta. -Spencer afirmó. Nick se encogió de hombros.
- No lo sé. -admitió.
           El corazón de Hanna saltó.
- ¿Dónde crees que está, si es que tuvieras que adivinar?
           Nick inhaló, como si estuviera a punto de hablar. Luego una sombra se asomó sobre ellos. El guardia puso una mano en el hombro de Nick.
- Se acabó el tiempo.
           - ¡Espera! -Emily se puso de pie- ¿Qué ibas a decir?
           - Se acabó el tiempo. -el guardia repitió, enojado.
           - ¡Nick, por favor! -Spencer gritó- ¡Dinos!
           Nick las miró.
- A Ali le gustaba mucho recolectar conchas en Cape May -dijo-. Una vez caminamos con mi abuela Betty en la playa. La senil anciana no tenía idea de quién era Ali, y seguía llamándome por el nombre de mi papá. Pero fue un buen día.
           Todas se miraron entre sí.
- ¿A qué te refieres? -Spencer le gritó desde atrás- ¿Ali está en Cape May?
           - ¿Está con alguien llamada Betty? -Aria intentó.
           Pero era muy tarde. Nick se despidió con la mano despreocupadamente. El guarda lo empujó a través de la puerta. Se cerró fuertemente, el sonido metálico fue estruendoso en las orejas de Hanna.
           Lo que parecía como momentos después, estaban de vuelta en el estacionamiento. Una mofeta acababa de rociar algo, y el aire olía rancio. Hanna suspiró con pesadumbre.
- Bien, qué bueno que hicimos eso.
           Spencer tocó el brazo de Emily.
- ¿Ali de verdad te dijo eso de no amar a Nick?
           Emily negó con la cabeza.
- Simplemente pensé que lograría que se abra. Y funcionó.
           Aria inhaló.
- Saben, quizás Nick estaba tratando de decirnos algo.
           Spencer se detuvo junto a una camioneta.
- ¿Eso significa que…?
           Aria giró sus manos.
- Quizás Ali está en Cape May. Quizás sus padres tienen otra propiedad allí, o quizás era una pista de que su abuela tiene otra casa allí -Aria dijo-. La senil anciana Betty.
           - Oh mi Dios -Hanna sacó su celular y escribió la dirección web de las listas públicas de propiedades en Cape May, New Jersey-. Buscaré por Betty Maxwell -aparecieron datos en la pantalla. Le tomó varios minutos a Hanna revisar un montón de nombres, pero luego resopló-. Chicas, alguien llamada Bárbara Maxwell tiene una casa en la Calle Dune en Cape May. Betty es un sobrenombre para Bárbara, ¿no?
           - Tenemos que ir -Emily dijo automáticamente-. Ahora.
           Spencer juntó sus labios. – Pero eso significa salir del estado. Lo cual es un no-no ¿recuerdan?
           Hanna se detuvo, recordando que la policía y Rubens les dijeron lo imperativo que era que permanezcan en Rosewood hasta su juicio. De hecho, era increíble que no les hubieran ordenado permanecer en la cárcel sin fianza en su lectura de cargos —las personas que enfrentaban cargos por asesinato solían ser ordenadas a eso. Hanna se preguntó si habían salido porque seguían siendo adolescentes.
Sabía que lo estaban arriesgando todo al pensar sobre salir pero no podía soportar la idea de que Ali se salga con la suya, otra vez.
- ¿Y si es nuestra única oportunidad? -chilló.
           - Estoy de acuerdo -Aria dijo cuando llegaban al Prius-,  Ali podría estar allí. O podría haber una pista que nos lleve a donde ella podría haber ido. Deberíamos hacerlo.
           Todas se voltearon hacia Spencer, quien lucía conflictiva.
- No lo sé…
           Algo se movió tras ellas. Hanna se dio vuelta en dirección al sonido y sondeó la escena. El estacionamiento estaba vacío, todos los autos estaban ordenados en hileras derechas. El viento volvió a cambiar, y su mirada se dirigió hacia arriba. Lo único que vio fue un hombre uniformado de pie en la torre de guardia. Él sostenía una pistola enorme en la mano.
           La garganta de Aria tembló, su mirada también estaba sobre el guardia. Emily se llevó la mano a la boca. Hanna sabía que todas estaban pensando lo mismo. Muy pronto, si no actuaban rápido, un guardia las estaría vigilando a ellas.
           Spencer hizo un pequeño sonido de ahogo.
- Está bien -susurró-, saldremos a Cape May mañana por la mañana.

1 comentario:

  1. Realmente eres genial (y) solo espero que las chicas tengan un final feliz.enserio no sera mucho tanta mala suerte jauaja saludos y gracias por hacer esto traducir estos libros :* eres genial saludos

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