lunes, 20 de octubre de 2014

PLS - Hanna - Capítulo 10: Eso es Todo

<<<Capítulo 9

Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan.

    El lunes después de clases, Hanna se ubicó en un pequeño estacionamiento frente a un hogar refugio frente a la estación SEPTA de Yarmouth. REFUGIO PARA INDIGENTES YARMOUTH, decía un letrero con letras azules desteñidas sobre la puerta. Una patética corona navideña plástica colgaba en una de las ventanas, y alguien había colocado algunas luces navideñas entre los arbustos llenos de maleza en el camino de entrada.
           - ¿Estás segura de que este es el lugar en que hiciste el voluntariado? – Hanna dijo en su teléfono. – Pareciera que va a caerse en cualquier segundo.
           - Estoy segura, - Spencer Hastings respondió al otro lado de la línea. – Y qué bueno por ti, Han, que estés haciendo voluntariado.
           - Si, bueno, quizás la dura experiencia con A me volvió una mejor persona, - Hanna murmuró antes de presionar FINALIZAR. Pero en realidad, no fue A quien la alentó a venir al refugio hoy. Era porque sabía que cierto hermoso entrenador iba a estar aquí.
           Estaba de lleno en modo Hacer-que-Vince-me-desee. No se había permitido pensar en Lucas y Puke-a-tan desde que vio esa foto de Facebook el sábado. Por supuesto, también había evitado Facebook desde entonces, por no querer ver más fotos de Lucas y Brooke acaramelándose en la playa. Pero si iba a ser abandonada, iba a volver a la escuela después del receso de invierno con un nuevo cuerpo hot y un novio mayor.
           Haciendo girar sus hombros, caminó por la entrada y giró la manija de la puerta. El refugio olía como a vieja madera, ligeramente enmohecida, y a sudor. Un escritorio desocupado fue lo primero que vio, luego un mini árbol de navidad rotatorio en el piso. A lo lejos, escuchó los sonidos de papel arrugándose, tijeras cortando, y risas.
           - ¿Hola? – Hanna llamó.
           Una mujer con cara de tartaleta con un sweater con estampado de ciervo salió de una puerta marcada BAÑOS y sonrió. - ¡Hola! ¿Y tú eres…?
           - Hanna. – Hizo un gesto hacia los sonidos de papel arrugándose. – Estoy aquí para envolver regalos.
           - Excelente. Viniste justo a tiempo—tenemos toneladas de regalos este año, así que necesitamos toneladas de ayuda. Soy Bette.
           La mujer guió a Hanna por un largo pasillo que estaba iluminado por feos paneles fluorescentes y hacia una gran habitación con un montón de mesas y una cocina en la parte de atrás. Había regalos amontonados en el suelo, y había rollos de papel de regalo, cintas, moños, y etiquetas por todos lados. Por una radio portátil sonaba “Rockin’ Around the Christmas Tree”, y un montón de gente estaba envolviendo regalos y bebiendo lo que parecía chocolate caliente en vasos de poliestireno.
           - Solo toma un regalo y ponte a envolver, - Bette dijo. Luego se fue de vuelta en dirección al mesón frontal.
           Hanna miró a su alrededor a la masa de gente. La mayoría lucía como estudiantes de Hollis, usando jeans rasgados, Uggs, y chaquetas de polar Patagonia. No veía a Vince en ningún lado. Este era el lugar en el que él hacía el voluntariado ¿no? Pero entonces, una puerta por la izquierda se abrió, y divisó su oscuro cabello, amplios hombros, y brillante sonrisa. .
           Hanna levantó su mano para saludar, pero Vince parecía distraído, sonriéndole a algo al otro lado de la habitación. Había una chica sentada sobre una de las mesas, colocando un brillante moño a un regalo envuelto. Vince caminó hacia ella, dijo algunas palabras, y ambos comenzaron a reír. Entonces él volvió a irse, desapareciendo en una de las habitaciones traseras. La mirada de Hanna permaneció en la chica. Cuando reconoció el nido de abejas de pelo negro de la chica, exhaló.
           Era Dinah.
           Hanna se acercó y le tocó el hombro. - ¿Qué haces aquí?
           Dinah se dio vuelta, su sonrisa vacilaba. Se cruzó de brazos. – Vince mencionó envolver regalos para el refugio hace unos días. Pensé que era una linda idea, así que también me apunté.
           Hanna entrecerró sus ojos. - ¿Realmente crees que él iría por ti?
           - Sé que lo hará. – Dinah resopló. Luego miró a Hanna de arriba debajo de un modo que hizo a Hanna sentirse cohibida. Se había cambiado el uniforme de Rosewood Day por un par de ajustados  jeans de Madewell—una talla cuatro, muchas gracias—los había combinado con una remera holgada que se ataba en el cuello, y un par de botines de suave gamuza. Dinah, por otro lado, estaba usando un vestido sencillo de diseño de tablero de ajedrez que se ensanchaba en la cintura y mostraba un poco de sus pechos, y un par de Mary Janes negras. El único accesorio a su favor era una pequeña cartera acolchada de Chanel, la cual estaba junto a ella en la mesa. Se veía exactamente como la que todas las nuevas actrices usaban en Us Weekly e InStyle. De seguro la de Dinah era imitación, ¿cierto?
           Vince volvió con un montón de regalos sin envolver en sus manos. Cuando vio a Hanna, su mandíbula se cayó. - ¡Hola! – dijo, con una sonrisa extendiéndose por su cara. - ¡Qué bueno verte aquí!
           Ha, Hanna pensó. Probablemente no le había dicho eso a Dinah. – Solo quería ayudar, - dijo, tratando de sonar humilde.
           - Ustedes chicas son geniales. – Vince le pasó a Hanna un rollo de papel para envolver y un par de tijeras. – Estoy agradecido de que ambas decidieran venir. Hacer este tipo de cosas es realmente bueno para el alma, ¿saben?
           - Absolutamente, - Dinah dijo, bajando sus largas pestañas. – Me encanta hacer voluntariado. Mi escuela lo fomenta.
           - Hacer voluntariado es obligatorio en mi escuela, - Hanna dijo. - ¿A qué escuela vas, Dinah? – Esperaba que Dinah dijera la Pública de Rosewood, o quizás una de las alternativas escuelas Quaker donde todos estaban forzados a trabajar en la granja del campus.
           - Academia Larchmont, - Dinah respondió orgullosamente. – Está en Haveford.
           - Ya sé dónde queda, - Hanna dijo, tratando de ocultar su impresión. Antes de hacerse amiga de Ali en sexto grado, había rogado a su mamá para que la cambie a Academia Larchmont. No solo era que cada persona famosa que había crecido en la Main Line se graduara allí, sino que también la escuela ofrecía clases como Historia de la Costura y permitía que los estudiantes tomen internados tan lejos como New York o Washington, D.C. durante su último año.
           Si Dinah fuera alguien más, a Hanna le habría encantado saber lo que Dinah pensaba de Larchmont. Siempre estaba la opción de ir allí para su último año si es que ir a la misma escuela que Kate era demasiado. Pero no quería darle la satisfacción a Dinah.
           - La Academia Larchmont nos auspicia para que hagamos voluntariado en los sitios más geniales, - Dinah le dijo a Vince, cortando una larga hoja de papel de regalo. – El año pasado fui a Somalia para trabajar en un hospital. Era básicamente una tienda al aire libre. El año antes de eso, reconstruí casas que fueron destruidas en el terremoto de Haití.
           - Eso es increíble, - Vince se emocionó mientras cortaba un trozo de cinta adhesiva del dispensador.
           Hanna abrió la boca, queriendo presumir por algún trabajo voluntario sofisticado que ella hubiera hecho también, pero no se le ocurrió nada. Miró a Vince, quien estaba mirando a Dinah como si ella acabara de inventar la penicilina.
           Hanna se volteó hacia su regalo, un gran set espacial de Lego, y pegó papel de regalo por los costados, prometiéndose ser la mejor envolvedora de regalos de todos los tiempos. Los otros voluntarios se acercaban de vez en cuando para sacar cinta adhesiva o devolver un rollo de cinta de regalo, charlando brevemente con Vince. Hanna reconoció a dos chicas de Body Tonic—una de ellas, Yolanda, era la instructora de Pilates, y la otra trabajaba como salvavidas. Luego de cerca de media hora después, Dinah se alejó de la mesa y dijo que iba a ir al baño. Esta era la oportunidad de Hanna.
           - Entonces ¿tuviste que hacer un trillón de ejercicios de fuerza en el banco para bajar esa bola de helado de nuez del otro día? – Hanna lo molestó, acercándose a él.
           Vince la miró. – Shhhh. -  miró encubierto a las entrenadoras de Body Tonic. – Si se enteran que soy un adicto a los helados, nunca me lo quitaré de encima.
           Hanna se rio. - ¿Qué gano yo si no lo digo?
           Vince levantó una ceja coquetamente. – Hmmm. Bueno, ¿qué querrías?
           Muy bien, esto era mejor. Hanna aclaró su garganta y se reacomodó en la mesa, su muslo presionando la cadera de Vince. – Vamos a tomar café un día. Hablar sobre… ya sabes. Fitness. Santas Pervertidos.
           Vince se rio. – Eso suena genial.
           - Genial. ¿Qué tal el miércoles? – Hanna preguntó.
           La luz se desvaneció de los ojos de Vince. – Uh, no puedo el Miércoles, - dijo, evitando el contacto visual.
           Antes de que Hanna pudiera sugerir otro día, Bette llamó a Vince para que la ayude con una donación pesada. Mientras Vince se alejó, la mente de Hanna buscó respuestas. ¿Había hecho algo mal? ¿Dicho algo mal? Escuchó una pequeña risa burlesca emergiendo desde las sombras. Se dio vuelta, de seguro tenía que ser Dinah, pero Dinah no estaba a la vista.
           - Ahem. – Hanna miró hacia arriba y vio a Yolanda, la instructora de pilates, mirándola desde la otra mesa. – No lo hice a propósito, pero los escuché hablando, - dijo en voz baja. – No te lo tomes personal. Vince siempre está ocupado las noches de los miércoles.
           Hanna parpadeó. - ¿A dónde va? – opciones desagradables se le vinieron a la mente. Reuniones de Adictos al Sexo. Se junta con un montón de chicos para jugar EverQuest. Tiene citas con su novia pedida-por-correo. – Canta con su iglesia todas las tardes de miércoles. Van puerta a puerta en Hollis, cantando canciones religiosas y siendo, como, bíblicos y lo que sea. No es realmente el tipo de cosas de las que le gusta hablar con las chicas.
           - Oh, - Hanna dijo tranquilamente. Cantar por su iglesia no sonaba tan mal.
           - Él solo está buscando una buena chica Católica con quien estabilizarse. – Yolanda lanzó una mirada maternal hacia Vince. Él estaba hablando con Bette y apuntando su botella de AminoSpa.
           Hanna asintió, su ánimo mejoró. Ella podía ser la buena chica Católica que Vince estaba buscando—bueno, la buena chica Judía, pero ¿cuál era la diferencia? Era momento de calentar su voz: El miércoles iba a ir a cantar. Y por una vez, Dinah no estaría allí para arruinar el ambiente.


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