jueves, 5 de junio de 2014

Deadly - Capítulo 33 - El Dulce Aroma a Muerte



            Traducido por: Daniela
            Corregido por: Brayan.
    
            Emily tembló al sentir la acerada, asesina mirada de Ali sobre ella. Aquí estaba, finalmente. Real. Viva. Pálida y demasiado delgada, sus jeans colgaban de sus caderas, sus brazos eran como mondadientes, se veían tendones y venas sobresaliendo de su cuello. Había mugre en toda su cara, su cabello no estaba brilloso, y uno de sus dientes delanteros se había podrido, arruinando su sonrisa. Era como garabatear sobre la Mona Lisa. Una bella chica, la más bella chica, envidiada por todos, adorada por la misma Emily. Ahora ella solo era una ruina deslustrada. Una loca perversa. Luego se volteó otra vez miró a Nick. Derrick. No tenía sentido. Emily no podía creer que este fuera su dulce confidente, el chico que la había ayudado durante un sombrío verano. Él había ofrecido rescatarla de la residencia de Carolyn. Pero ahora la miraba fríamente, con una tenebrosa y desconocida sonrisa en su cara. Y algo más se le ocurrió: Derrick conocía a Gayle. Él había trabajado como su jardinero ese mismo verano. Era por eso por lo que Gayle le habló con familiaridad la noche en que la mató. Probablemente se había preguntado qué era lo que Derrick, entre toda la gente del mundo, estaba haciendo en su entrada.
            Ali ondeó el arma, su cuerpo aún plantado firmemente contra la puerta frontal, su única salida. – Hay una trampilla en el rincón. Vayan allí. Ahora.
            Condujeron a las chicas a una puerta oculta en el piso. Nick tiró de una oxidada bisagra y la abrió. Unas escaleras descendían a un sótano. Una línea de tenue luz alumbró una alfombra. Un extraño y dulce aroma flotaba en el aire, provocando que Emily tosiera. - ¿Qué es ese olor? – balbuceó.
            - Nada de preguntas. Bajen, - Ali mandó, presionando su pistola contra la espalda de Aria.
            Temblando, Emily bajó tambaleándose por las escaleras, casi cayéndose dos veces. Spencer, Aria, y Hanna siguieron. Los pies de Emily tocaron el fondo, y miró a su alrededor. Estaban en un angosto pasillo. No había nada allí abajo excepto por cuatro paredes. El dulce aroma era más fuerte, empalagoso y casi sofocante y había un molesto silbido en el aire, quizás de más del dulce veneno que llenaba el espacio. Emily tosió unas veces más, pero no pareció ayudar. Spencer respiró con fuerza. Aria parecía pálida.
            Las siluetas de Ali y de Nick se movieron ante ellos mientras bajaban la escalera y cerraron la trampilla. – Entonces, chicas, - Nick dijo, sonriendo como un cocodrilo. - ¿Siguen confundidas?
            Nadie se atrevió a hablar, aunque Emily estaba segura de que estaban todas tan confundidas como ella.
            - Me seguiste a Islandia, - Aria señaló.
            Nick se encogió de hombros. – Supongo que sí.
            - ¿También estuviste tú allí? – Aria le preguntó a Ali, mirándola a la tenue luz.
            Ali solo se rio, sin responder. Probablemente asumiendo que no tenía que responder.
            - ¿Tú pusiste a Noel en ese cobertizo? – Aria susurró, lágrimas surgiendo de sus ojos.
            Nick se cruzó de brazos. Nuevamente con esa atrevida sonrisa.
            Luego Emily se aclaró la garganta. – Tú le robaste ese dinero a Gayle. Y tú la mataste. Y tú viniste en el crucero con nosotras. Tú le dijiste al FBI sobre Jordan.
            - Y tú bombardeaste el barco, - Aria añadió. – Tú casi me mataste.
            - Tú mataste a Graham, - Hanna dijo.
            Nick y Ali se miraron entre sí, lucían orgullosos. Parecían casi embriagados.
            Emily alcanzó la mano de Aria. El alcance de todo lo que él había hecho la atravesó como un cuchillo, caliente y filoso. Era suficientemente malo lo que Nick y Ali le habían hecho a Noel. Pero ellos dos también habían matado a Ian. Y a Jenna. Él ayudó a incendiar el patio de Spencer. Más que seguro él también había estado en Poconos cuando Ali trató de matarlas. Él ayudó a Ali a escapar.
            A pesar de que no tenía sentido, a pesar de que era loco, de algún modo este chico había sido cuatro personas a la vez, personas diferentes para todas ellas.
            - Confié en ti, - Emily susurró, mirando a Nick. – Y por ti, casi le di mi bebé a una persona loca.
            Los ojos de Nick se endurecieron. – Yo no te forcé a hacer ese trato, Emily. Lo hiciste sola. Eso es lo hermoso de esto, chicas—las metí a todas en problemas, pero fueron ustedes, en última instancia, quienes forjaron sus destinos.
            Todas se intercambiaron una nefasta mirada. Él estaba en lo cierto. Ellas eran culpables…y responsables en última instancia. De algún modo Nick había averiguado sus debilidades  y las había explotado.
            - Tú también mataste a Tabitha, ¿no? – Emily balbuceó.
            Nick miro a Ali y ella se rio. – Hicimos lo que tuvimos que hacer, - Nick dijo.
            - ¿Y qué hay de Iris? – Emily susurró.
            Nick se encogió de hombros. – No hay más preguntas. Estamos listos.
            Pasó junto a  ellas y ubicó un pequeño bulto en la pared. Lo giró una vez, y toda la pared se movió, revelando un cuarto oculto. Salía luz de una ampolleta en el rincón. – Vayan, - demandó, empujando a Emily y a las otras al interior.
            Emily caminó temblorosamente al espacio. Era un pequeño cuarto de sótano, húmedo, que olía a moho y a ese horrible dulzor que no podía identificar. Había un viejo sofá cuadrillé contra la pared de bloque de cemento, una mesa a su lado. Y en las paredes, cubriendo cada pulgada, había fotos de Ali.
            Antiguas fotos de escuela de séptimo grado. Tomas del anuario en cuarto y quinto grados, fotos espontáneas de cuando volvió a Rosewood después de que Ian fue procesado, retratos de la familia que Emily recordaba haber visto en el pasillo de los DiLaurentis, solo una gemela DiLaurentis sonreía con una sonrisa que le faltaba un diente. Las fotos cubrían cada pulgada del espacio. Artículos de periódico sobre Alison volviendo a Rosewood, Alison desapareciendo luego del incendio de Poconos, y avistamientos de Alison por todo el país también estaban esparcidos por las paredes, ciertas líneas de texto estaban destacadas, otras cosas encerradas en círculos con lápiz rojo. TE AMAMOS, ALI, decían brillantes letras sobre el borde superior de una pared. TE EXTRAÑAMOS, ALI, decían letras en la pared opuesta.
            Emily dio un paso atrás. - ¿Qué es esto?
            - ¿Te gusta? – Ali les preguntó tras ellas, su arma aun apuntando sus espaldas. – Deberían. Ustedes lo hicieron.
            Emily parpadeó, su cabeza ladeándose. No podía sentir muy bien sus piernas. - ¿A qué te refieres con eso?
            - Cuando las encuentren, - Ali explicó con una voz placentera, - creerán que es su santuario a mí.
            Los ojos de Spencer cortaban. – Nunca te haríamos un santuario.
            - Oh, por favor. – Ali giró sus ojos. – Me aman. Siempre me han amado. Soy todo en lo que han estado pensando estos años. Eso es lo que los policías pensaran cuando las encuentren a todas muertas aquí. Su pequeño plan de muerte, un tributo final a moi.
            Le tomó un gran esfuerzo a Emily darse vuelta y mirar aterrorizada a sus mejores amigas. Su cerebro se movía lentamente, pero las piezas encajaban. Los policías. Un santuario a Ali. Un plan de muerte. Cuando los policías las encuentren—si es que las encontraban—luciría como que se suicidaron por—en honor a—Ali. Porque estaban encantadas y hechizadas por ella.
            Emily se afirmó su cabeza, la cual ahora palpitaba. - ¿Qué hiciste? – le preguntó a Nick. – Pusiste algo en el aire, ¿no? Algo venenoso que nos matará.
            - Quizás sí, quizás no, - Nick molestó.
            - No puedo respirar, - Spencer balbuceó. – Hagan que se detenga.
            Nick negó con la cabeza, luego llevó su mano detrás de él y colocó un objeto sobre su cara. Parecía una máscara de gas. Le paso otra a Ali, y ella también se la puso. Sus cuerpos se relajaron mientras tomaban aire limpio profundamente. El plástico se empañó. Él respiró una y otra vez, molestándolas.
            Todo el tiempo, cada inspiración que Emily hacía, dolía. Podía sentir sus células apagándose progresivamente, titilando, rindiéndose. Sus amigas se retorcían también, sufriendo de igual manera. Los ojos de Emily se llenaron de lágrimas. Esto era todo. Podía sentirlo. Pero necesito más tiempo, su cerebro gritaba. No podía morir ahora. No podía dejar que Ali gane
            Pero este era el final. Spencer dejó escapar un gemido de frustración. Aria se cayó al piso, medio inconsciente, sus ojos giraron a la parte de atrás de su cabeza. Nick y Ali se estrecharon las manos y saltaban en sus talones como niños. Amaban esto.
            Emily los miró. Eran salvajes. Inhumanos. De repente, energía de algún lugar en su interior la llenó, y corrió hacia Nick, sus brazos estirados. Él gritó al caer de espaldas. Ella le sacó la máscara y la lanzó a través de la habitación, luego tomó el arma y la lanzó también. Cuando lo volvió a mirar, su cuello estaba torcido, sus ojos cerrados, sus labios abiertos. Respiraba lenta y calmadamente. Lo había noqueado.
            El arma brillaba al otro lado de la habitación. Emily no sabía dónde encontró la energía, pero la alcanzó y la tomó con ambas manos. Era más pesada de lo que esperaba, el metal se sentía frío al tacto.
            - Vaya, vaya, vaya. Miren quién es dura.
            Emily miró. Ali la miraba hacia abajo, la máscara aún sobre su cara.
            - Aléjate. – Emily apuntó la pistola de Nick hacia ella.
            Ali se encogió de hombros y apuntó su pistola a Emily. – Vaya, Em. – Dijo cariñosamente, su voz sofocada. Luego se sacó la máscara y sonrió, mostrando ese horrible agujero en sus dientes. Se dejó caer de rodillas junto a Emily. – No tiene que terminar así. Podemos volver a ser amigas ¿No?
            Su respiración se sentía caliente y de aroma agrio en la cara de Emily. Emily temió, no queriendo que Ali la toque. Miró a Nick en el piso. Él estaba completamente fuera. Luego miró a sus amigas. Estaban mirándola con miedo, pero también aturdidas, demasiado débiles para moverse.
            - Te heriré, - Emily advirtió a Ali.
            Ali puso la máscara de vuelta en su cara, luego giró sus ojos. – No, no lo harás, Em. Sé cómo te sientes sobre mí. Sé que no soy tan linda como solía serlo, pero sigo siendo la misma Ali. Sé que aún has estado pensando en mí. Yo también he estado pensando en ti. Especialmente la última vez que nos vimos. Cuando me dejaste salir de esa casa justo antes de que explotara. Nunca te lo agradecí correctamente.
            Había un nudo en la garganta de Emily.
            Emily agarró con fuerza la pistola de Nick y alejó a Ali. – Aléjate de mí.
            Ali se sentó, parecía entretenida. - ¿La pobre y pequeña Emily ya no me ama? – dijo con una voz de puchero y de bebé, medio amortiguada por la máscara sobre su boca.
            Emily la miró a sus ojos. – Yo nunca te amé, - chilló.
            Ali echó su mano para atrás y abofeteó a Emily en la cara. La visión de Emily se puso roja, su cara gritaba de ardor, y se fue hacia atrás. El arma voló de sus manos y se deslizó hasta el otro lado de la habitación una vez más. Emily la fue a alcanzar, pero Ali la atrapó y la tiró de vuelta con una fuerza sorprendente.
            - Di que nunca dejaste de pensar en mí, - Ali rugió, su arma en la frente de Emily ahora. Su máscara se soltó y se balanceó en su cuello. La sostuvo contra su boca, sus fosas nasales se dilataban. – Di que incluso habrías traicionado a tus mejores amigas si eso significaba tenerme de vuelta.
            La mejilla de Emily punzaba. No pudo dejar salir una respuesta. Volvió a mirar a Spencer, Aria, y Hanna. Apenas estaban conscientes, su piel estaba gris, su respiración era irregular. Cada una tenía una mirada de desesperación—estaba claro que querían ayudar a Emily, pero simplemente no podían. El arma yacía en el rincón, fuera de su alcance.
            - ¡Dilo! – Ali exigió. – Dile a tus amigas cuánto me querías viva. Diles que las traicionaste. Veremos cuánto te aman entonces.
            - Ya nos lo dijo, Alison, - Aria dijo débilmente. – No nos importa. Emily sigue siendo nuestra amiga.
            Ali presionó el arma contra la piel de Emily. – Dilo de todos modos.
            - Déjame en paz. – Los labios de Emily temblaban. A pesar de que sabía que era el final, a pesar de que probablemente estaría muerta en unos minutos y Ali escaparía otra vez, no quería que esa fuera la última cosa que diga en su vida. No amaba a Ali. De ningún modo.
            Hubo un click cuando Ali levantó el seguro de la pistola. - ¡Dilo!, - gruñó. – Di lo emocionada que estabas cuando tus amigas me estaban buscando. Di lo mucho que querías encontrarme para poder besarme otra vez.
            - ¡Para! – Emily gritó, acurrucándose.
            Ali movió el arma a la sien de Emily. – Bueno, entonces di adiós.
            Emily comenzó a sollozar. Cada músculo en su cuerpo temblaba. Miró a su alrededor en la habitación, primero a sus amigas, luego al cuerpo inconsciente de Nick, luego a todas esas horribles fotos de Ali en las paredes, y luego, finalmente, a la misma Ali. – Te odio, - susurró.
            - ¿Qué fue eso? – Ali gruñó, pareciendo alienígena en su máscara de gas.
            Emily estaba a punto de decirlo otra vez, pero de repente, hubo un sutil ruido en el piso de arriba. Ali ladeó su cabeza hacia el techo. Emily también. El sonido se puso más fuerte. Sonaba como… una sirena policial.
            Ali respingó. Miró a Emily. - ¿Llamaste a los policías?
            Emily miró a las otras. ¿La policía venía por ellas? ¿Sabían? ¿Llegarían aquí a tiempo?
            Pero las sirenas aún estaban tan lejos. Incluso si los policías llegaban a la casa, nunca encontrarían el sótano. Lágrimas corrieron por las mejillas de Emily. La ayuda estaba tan cerca…y tan lejos. Ali iba a ganar esta vez… de verdad.
            - Demasiado tarde, - Ali dijo en una voz calmada, empujando la pistola contra la cabeza de Emily. – Despídete, Emily querida.
            Emily cerró sus ojos y trató de pensar en algo bueno y puro. Y luego, bang. El sonido reverberó en las paredes. Emily cayó al piso, aterrorizada con el poder.
            Y luego todo lo que vio fue oscuridad.

Capítulo 32 - Capítulo 34

2 comentarios:

  1. Danny mil gracias, ahora lo malo es que estoy más picada jiji otra vez mil gracias :-)

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    Respuestas
    1. hehe esa es la gracia de Sara Shepard, nos deja queriendo saber YA lo que viene :O

      Por nada!

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