Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan.
Emily tembló al sentir la acerada, asesina
mirada de Ali sobre ella. Aquí estaba, finalmente. Real. Viva. Pálida y
demasiado delgada, sus jeans colgaban de sus caderas, sus brazos eran como
mondadientes, se veían tendones y venas sobresaliendo de su cuello. Había mugre
en toda su cara, su cabello no estaba brilloso, y uno de sus dientes delanteros
se había podrido, arruinando su sonrisa. Era como garabatear sobre la Mona
Lisa. Una bella chica, la más bella chica, envidiada por todos,
adorada por la misma Emily. Ahora ella solo era una ruina deslustrada. Una loca
perversa. Luego se volteó otra vez miró a Nick. Derrick. No tenía
sentido. Emily no podía creer que este fuera su dulce confidente, el chico que
la había ayudado durante un sombrío verano. Él había ofrecido rescatarla de la
residencia de Carolyn. Pero ahora la miraba fríamente, con una tenebrosa y
desconocida sonrisa en su cara. Y algo más se le ocurrió: Derrick conocía
a Gayle. Él había trabajado como su jardinero ese
mismo verano. Era por eso por lo que Gayle le habló con familiaridad la noche
en que la mató. Probablemente se había preguntado qué era lo que Derrick, entre
toda la gente del mundo, estaba haciendo en su entrada.
Ali ondeó el arma, su cuerpo aún plantado
firmemente contra la puerta frontal, su única salida. – Hay una trampilla en el
rincón. Vayan allí. Ahora.
Condujeron a las chicas a una puerta oculta
en el piso. Nick tiró de una oxidada bisagra y la abrió. Unas escaleras
descendían a un sótano. Una línea de tenue luz alumbró una alfombra. Un extraño
y dulce aroma flotaba en el aire, provocando que Emily tosiera. - ¿Qué es
ese olor? – balbuceó.
- Nada de preguntas. Bajen, - Ali mandó,
presionando su pistola contra la espalda de Aria.
Temblando, Emily bajó tambaleándose por las
escaleras, casi cayéndose dos veces. Spencer, Aria, y Hanna siguieron. Los pies
de Emily tocaron el fondo, y miró a su alrededor. Estaban en un angosto
pasillo. No había nada allí abajo excepto por cuatro paredes. El dulce aroma
era más fuerte, empalagoso y casi sofocante y había un molesto silbido
en el aire, quizás de más del dulce veneno que llenaba el espacio. Emily tosió
unas veces más, pero no pareció ayudar. Spencer respiró con fuerza. Aria
parecía pálida.
Las siluetas de Ali y de Nick se movieron
ante ellos mientras bajaban la escalera y cerraron la trampilla. – Entonces,
chicas, - Nick dijo, sonriendo como un cocodrilo. - ¿Siguen confundidas?
Nadie se atrevió a hablar, aunque Emily
estaba segura de que estaban todas tan confundidas como ella.
- Me seguiste a Islandia, - Aria señaló.
Nick se encogió de hombros. – Supongo que
sí.
- ¿También estuviste tú allí? – Aria le
preguntó a Ali, mirándola a la tenue luz.
Ali solo se rio, sin responder.
Probablemente asumiendo que no tenía que responder.
- ¿Tú pusiste a Noel en ese cobertizo? –
Aria susurró, lágrimas surgiendo de sus ojos.
Nick se cruzó de brazos. Nuevamente con esa
atrevida sonrisa.
Luego Emily se aclaró la garganta. – Tú le
robaste ese dinero a Gayle. Y tú la mataste. Y tú viniste en el crucero con
nosotras. Tú le dijiste al FBI sobre Jordan.
- Y tú bombardeaste el barco, - Aria
añadió. – Tú casi me mataste.
- Tú mataste a Graham, - Hanna dijo.
Nick y Ali se miraron entre sí, lucían
orgullosos. Parecían casi embriagados.
Emily alcanzó la mano de Aria. El alcance
de todo lo que él había hecho la atravesó como un cuchillo, caliente y filoso.
Era suficientemente malo lo que Nick y Ali le habían hecho a Noel. Pero ellos
dos también habían matado a Ian. Y a Jenna. Él ayudó a incendiar el patio de
Spencer. Más que seguro él también había estado en Poconos cuando Ali trató de
matarlas. Él ayudó a Ali a escapar.
A pesar de que no tenía sentido, a pesar de
que era loco, de algún modo este chico había sido cuatro personas a la
vez, personas diferentes para todas ellas.
- Confié en ti, - Emily susurró, mirando a
Nick. – Y por ti, casi le di mi bebé a una persona loca.
Los ojos de Nick se endurecieron. – Yo no
te forcé a hacer ese trato, Emily. Lo hiciste sola. Eso es lo hermoso de
esto, chicas—las metí a todas en problemas, pero
fueron ustedes, en última instancia, quienes forjaron sus destinos.
Todas se intercambiaron una nefasta mirada.
Él estaba en lo cierto. Ellas eran culpables…y responsables en última
instancia. De algún modo Nick había averiguado sus debilidades y las
había explotado.
- Tú también mataste a Tabitha, ¿no? –
Emily balbuceó.
Nick miro a Ali y ella se rio. – Hicimos lo
que tuvimos que hacer, - Nick dijo.
- ¿Y qué hay de Iris? – Emily susurró.
Nick se encogió de hombros. – No hay más
preguntas. Estamos listos.
Pasó junto a ellas y ubicó un pequeño
bulto en la pared. Lo giró una vez, y toda la pared se movió, revelando un
cuarto oculto. Salía luz de una ampolleta en el rincón. – Vayan, - demandó,
empujando a Emily y a las otras al interior.
Emily caminó temblorosamente al espacio.
Era un pequeño cuarto de sótano, húmedo, que olía a moho y a ese horrible
dulzor que no podía identificar. Había un viejo sofá cuadrillé contra la pared
de bloque de cemento, una mesa a su lado. Y en las paredes, cubriendo cada
pulgada, había fotos de Ali.
Antiguas fotos de escuela de séptimo grado.
Tomas del anuario en cuarto y quinto grados, fotos espontáneas de cuando volvió
a Rosewood después de que Ian fue procesado, retratos de la familia que Emily
recordaba haber visto en el pasillo de los DiLaurentis, solo una gemela
DiLaurentis sonreía con una sonrisa que le faltaba un diente. Las fotos cubrían
cada pulgada del espacio. Artículos de periódico sobre Alison volviendo a
Rosewood, Alison desapareciendo luego del incendio de Poconos, y avistamientos
de Alison por todo el país también estaban esparcidos por las paredes, ciertas
líneas de texto estaban destacadas, otras cosas encerradas en círculos con
lápiz rojo. TE AMAMOS, ALI, decían brillantes letras sobre el borde superior de
una pared. TE EXTRAÑAMOS, ALI, decían letras en la pared opuesta.
Emily dio un paso atrás. - ¿Qué es
esto?
- ¿Te gusta? – Ali les preguntó tras ellas,
su arma aun apuntando sus espaldas. – Deberían. Ustedes lo hicieron.
Emily parpadeó, su cabeza ladeándose. No
podía sentir muy bien sus piernas. - ¿A qué te refieres con eso?
- Cuando las encuentren, - Ali explicó con
una voz placentera, - creerán que es su santuario a mí.
Los ojos de Spencer cortaban. – Nunca
te haríamos un santuario.
- Oh, por favor. – Ali giró sus ojos. – Me
aman. Siempre me han amado. Soy todo en lo que han estado pensando estos
años. Eso es lo que los policías pensaran cuando las encuentren a todas muertas
aquí. Su pequeño plan de muerte, un tributo final a moi.
Le tomó un gran esfuerzo a Emily darse
vuelta y mirar aterrorizada a sus mejores amigas. Su cerebro se movía
lentamente, pero las piezas encajaban. Los policías. Un santuario a Ali. Un
plan de muerte. Cuando los policías las encuentren—si es que las
encontraban—luciría como que se suicidaron por—en honor a—Ali. Porque estaban
encantadas y hechizadas por ella.
Emily se afirmó su cabeza, la cual ahora
palpitaba. - ¿Qué hiciste? – le preguntó a Nick. – Pusiste algo en el aire,
¿no? Algo venenoso que nos matará.
- Quizás sí, quizás no, - Nick molestó.
- No puedo respirar, - Spencer balbuceó. –
Hagan que se detenga.
Nick negó con la cabeza, luego llevó su
mano detrás de él y colocó un objeto sobre su cara. Parecía una máscara de gas.
Le paso otra a Ali, y ella también se la puso. Sus cuerpos se relajaron
mientras tomaban aire limpio profundamente. El plástico se empañó. Él respiró
una y otra vez, molestándolas.
Todo el tiempo, cada inspiración que Emily
hacía, dolía. Podía sentir sus células apagándose progresivamente, titilando,
rindiéndose. Sus amigas se retorcían también, sufriendo de igual manera. Los
ojos de Emily se llenaron de lágrimas. Esto era todo. Podía sentirlo. Pero
necesito más tiempo, su cerebro gritaba. No podía morir ahora. No podía
dejar que Ali gane
Pero este era el final. Spencer dejó
escapar un gemido de frustración. Aria se cayó al piso, medio inconsciente, sus
ojos giraron a la parte de atrás de su cabeza. Nick y Ali se estrecharon las
manos y saltaban en sus talones como niños. Amaban esto.
Emily los miró. Eran salvajes. Inhumanos.
De repente, energía de algún lugar en su interior la llenó, y corrió hacia
Nick, sus brazos estirados. Él gritó al caer de espaldas. Ella le sacó la
máscara y la lanzó a través de la habitación, luego tomó el arma y la lanzó
también. Cuando lo volvió a mirar, su cuello estaba torcido, sus ojos cerrados,
sus labios abiertos. Respiraba lenta y calmadamente. Lo había noqueado.
El arma brillaba al otro lado de la
habitación. Emily no sabía dónde encontró la energía, pero la alcanzó y la tomó
con ambas manos. Era más pesada de lo que esperaba, el metal se sentía frío al
tacto.
- Vaya, vaya, vaya. Miren quién es dura.
Emily miró. Ali la miraba hacia abajo, la
máscara aún sobre su cara.
- Aléjate. – Emily apuntó la pistola de
Nick hacia ella.
Ali se encogió de hombros y apuntó su
pistola a Emily. – Vaya, Em. – Dijo cariñosamente, su voz sofocada. Luego se
sacó la máscara y sonrió, mostrando ese horrible agujero en sus dientes. Se
dejó caer de rodillas junto a Emily. – No tiene que terminar así. Podemos
volver a ser amigas ¿No?
Su respiración se sentía caliente y de
aroma agrio en la cara de Emily. Emily temió, no queriendo que Ali la toque.
Miró a Nick en el piso. Él estaba completamente fuera. Luego miró a sus amigas.
Estaban mirándola con miedo, pero también aturdidas, demasiado débiles para
moverse.
- Te heriré, - Emily advirtió a Ali.
Ali puso la máscara de vuelta en su cara,
luego giró sus ojos. – No, no lo harás, Em. Sé cómo te sientes sobre mí. Sé que
no soy tan linda como solía serlo, pero sigo siendo la misma Ali. Sé que aún
has estado pensando en mí. Yo también he estado pensando en ti. Especialmente
la última vez que nos vimos. Cuando me dejaste salir de esa casa justo antes de
que explotara. Nunca te lo agradecí correctamente.
Había un nudo en la garganta de Emily.
Emily agarró con fuerza la pistola de Nick
y alejó a Ali. – Aléjate de mí.
Ali se sentó, parecía entretenida. - ¿La
pobre y pequeña Emily ya no me ama? – dijo con una voz de puchero y de bebé,
medio amortiguada por la máscara sobre su boca.
Emily la miró a sus ojos. – Yo nunca
te amé, - chilló.
Ali echó su mano para atrás y abofeteó a
Emily en la cara. La visión de Emily se puso roja, su cara gritaba de ardor, y
se fue hacia atrás. El arma voló de sus manos y se deslizó hasta el otro lado
de la habitación una vez más. Emily la fue a alcanzar, pero Ali la atrapó y la
tiró de vuelta con una fuerza sorprendente.
- Di que nunca dejaste de pensar en mí, -
Ali rugió, su arma en la frente de Emily ahora. Su máscara se soltó y se
balanceó en su cuello. La sostuvo contra su boca, sus fosas nasales se
dilataban. – Di que incluso habrías traicionado a tus mejores amigas si eso
significaba tenerme de vuelta.
La mejilla de Emily punzaba. No pudo dejar
salir una respuesta. Volvió a mirar a Spencer, Aria, y Hanna. Apenas estaban
conscientes, su piel estaba gris, su respiración era irregular. Cada una tenía
una mirada de desesperación—estaba claro que querían
ayudar a Emily, pero simplemente no podían. El arma yacía en el rincón, fuera
de su alcance.
- ¡Dilo! – Ali exigió. – Dile a tus
amigas cuánto me querías viva. Diles que las traicionaste. Veremos cuánto te aman
entonces.
- Ya nos lo dijo, Alison, - Aria dijo
débilmente. – No nos importa. Emily sigue siendo nuestra amiga.
Ali presionó el arma contra la piel de
Emily. – Dilo de todos modos.
- Déjame en paz. – Los labios de Emily
temblaban. A pesar de que sabía que era el final, a pesar de que probablemente
estaría muerta en unos minutos y Ali escaparía otra vez, no quería que
esa fuera la última cosa que diga en su vida. No amaba a Ali. De ningún modo.
Hubo un click cuando Ali levantó el seguro
de la pistola. - ¡Dilo!, - gruñó. – Di lo emocionada que estabas cuando
tus amigas me estaban buscando. Di lo mucho que querías encontrarme para poder
besarme otra vez.
- ¡Para! – Emily gritó, acurrucándose.
Ali movió el arma a la sien de Emily. –
Bueno, entonces di adiós.
Emily comenzó a sollozar. Cada músculo en
su cuerpo temblaba. Miró a su alrededor en la habitación, primero a sus amigas,
luego al cuerpo inconsciente de Nick, luego a todas esas horribles fotos de Ali
en las paredes, y luego, finalmente, a la misma Ali. – Te odio, - susurró.
- ¿Qué fue eso? – Ali gruñó, pareciendo
alienígena en su máscara de gas.
Emily estaba a punto de decirlo otra vez, pero
de repente, hubo un sutil ruido en el piso de arriba. Ali ladeó su cabeza hacia
el techo. Emily también. El sonido se puso más fuerte. Sonaba como… una
sirena policial.
Ali respingó. Miró a Emily. - ¿Llamaste a
los policías?
Emily miró a las otras. ¿La policía venía
por ellas? ¿Sabían? ¿Llegarían aquí a tiempo?
Pero las sirenas aún estaban tan lejos.
Incluso si los policías sí llegaban a la casa, nunca encontrarían el
sótano. Lágrimas corrieron por las mejillas de Emily. La ayuda estaba tan
cerca…y tan lejos. Ali iba a ganar esta vez… de verdad.
- Demasiado tarde, - Ali dijo en una voz
calmada, empujando la pistola contra la cabeza de Emily. – Despídete, Emily
querida.
Emily cerró sus ojos y trató de pensar en
algo bueno y puro. Y luego, bang. El
sonido reverberó en las paredes. Emily cayó al piso, aterrorizada con el poder.
Y luego todo lo que vio fue oscuridad.
Capítulo 32 - Capítulo 34
Danny mil gracias, ahora lo malo es que estoy más picada jiji otra vez mil gracias :-)
ResponderBorrarhehe esa es la gracia de Sara Shepard, nos deja queriendo saber YA lo que viene :O
BorrarPor nada!