jueves, 5 de junio de 2014

Deadly - Capítulo 31 - Encontrándola

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 Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan, Raúl S.

           A las 12:20 AM, la alarma del teléfono de Spencer sonó en su velador. Sus ojos se abrieron, y su cuerpo repentinamente se puso alerta. Aunque su dormitorio estaba oscuro y ella estaba bajo las frazadas, ella estaba completamente vestida con una capucha negra, calzas negras, e incluso unas corrientes zapatillas deportivas negras marca New Balance que encontró en el armario en el antiguo dormitorio de Melissa. Estaba lista.
            Ella se deslizó fuera de las frazadas y caminó de puntillas hacia la puerta. La casa estaba en silencio. Su madre y el Sr. Pennythistle estaban presuntamente durmiendo, probablemente dormidos como un tronco con Xanax. Spencer se dirigió hacia la ventana que daba al frente de la casa. No había ni un auto policial en la acera.
            Spencer armó un bulto de almohadas sobre su cama para que pareciera que ella aun seguía durmiendo. Luego se escabulló por las escaleras, abrió la unidad de alarmas en el piso principal, y desactivo una de las salidas, silenciándola antes de que cualquier tipo de anuncio pueda ser hecho hacia el resto de la casa. Finalmente, fue hacia la única habitación sin terminar en el sótano, la cual contenía cajas de vino y un refrigerador extra que los Hastings usaban para las grandes fiestas. Normalmente, a Spencer no le gustaba ir a ese cuarto—olía a humedad, estaba lleno de arañas, y era a donde Melissa solía “Desterrarla” cuando jugaban a la Reina Malvada y el Prisionero cuando eran pequeñas. Pero en el rincón había unas pequeñas escaleras que llevaban arriba a una puerta de suelo que daba al patio trasero. Nadie la estaría vigilando. La policía probablemente no tenía idea de que estaba allí.
            Su corazón latía con fuerza mientras subía las escaleras del oscuro sótano hacia la puerta. No se atrevió a respirar mientras levantaba la puerta y la abrió. Un aspersor silbaba placenteramente. El jacuzzi burbujeaba a su izquierda. Spencer salió, manteniéndose a nivel del piso y fuera de los focos mientras se dirigía rápidamente al bosque. Desde allí, era libre.
            Eran al menos tres millas hacia la oficina de la campaña del papá de Hanna, la cual estaba en un edificio en la Avenida Lancaster cerca de la estación de trenes. Spencer había considerado llevar su bicicleta, pero no había tenido tiempo para ponerla en el bosque tras su casa, así que tuvo que ir a pie. Salió disparada hacia el siguiente sector urbanizado, corrió en las calles por un rato, pero se metía agachada a un jardín cada vez que un auto doblaba por la calle. Cada paso era como que coreaba: Debo Encontrar a Ali. Debo Encontrar a Ali.
            Correr por Lancaster era mucho más difícil—a pesar de que era tarde, aún había tráfico, y Spencer tuvo que quedarse al interior de la barandilla todo el tiempo. Cada vez que veía luces delanteras, se agachaba ras un árbol o en algún letrero de centro comercial. Una vez, cuando vio un auto policial en la intersección, se escondió en una acequia. Aún así, llegó a la oficina poco antes de las 1:00 AM. Un suave brillo de sudor cubría su cuerpo. La mugre cubría sus calzas y zapatos. Estaba segura de que se había torcido un tobillo metiéndose en una acequia. Pero no importaba. Estaba aquí.
            Miró su reflejo en los paneles planos de vidrio del edificio. Las luces de las salidas sobre las puertas brillaban, pero más allá de eso el recibidor estaba oscuro. Miró al estacionamiento subterráneo, luego al bosque en la parte de atrás, y luego al letrero neón de la Tienda de Consignas de Jessica al lado, donde el Departamento de Teatro de Rosewood Day a veces compraba los disfraces para las obras. ¿Era realmente posible que Ali estuviera por aquí? ¿Cómo podría haberse escondido en un sitio tan público por tanto tiempo?
            - Apuesto a que estás pensando lo que yo estoy pensando.
            Hanna estaba de pie tras ella, vestida similarmente en negro y respirando con dificultad como si hubiera corrido hasta aquí también. - Ali no está aquí, ¿cierto? No se escondería cerca de un edificio de oficinas justo en medio de Rosewood.
            Spencer encogió un hombro. - No parece muy probable.
            Hanna se sentó en el macetero junto a la puerta frontal. - Aquí es donde las protestas fueron el viernes. Desde aquí es donde ella llamó a Emily.
            En minutos, Aria y Emily llegaron en bicicletas. Spencer las actualizó de lo que estaban hablando. – He pensado en que esto es un error también, - Aria admitió, cuidadosamente poniendo su bicicleta en un arbusto. - Digo, si estamos equivocadas, ¿Qué hará la policía cuando nos encuentre?
            - No es como que puedan castigarnos más, - Spencer dijo vacíamente.
            Emily miró a Hanna. - ¿Y si Ali estuvo aquí solo por un rato? Quizás ella sabía que te darías cuenta, Hanna, y llamó de aquí solo para enviarnos a una misión imposible.
            - ¿Pero y si no? - Hanna dijo. - Vale la pena el riesgo.
            Spencer tiró de la barra en la puerta frontal, pero estaba bien cerrada. - ¿Entonces dónde vamos a partir de aquí? No es como que podamos entrar y revisar si Ali está en alguna de las oficinas.
            - No debería estar allí, - Hanna dijo pensativamente. - He estado aquí tan seguido que conozco  todos en todas las oficinas en este edificio—nadie está ocultando a Ali en una oficina, estoy segura.
            - ¿Y el sótano? – Emily sugirió.
            Hanna negó con la cabeza. - Hay gente de mantención patrullando este lugar de día—dudo que haya colocado un campamento allí.
            Spencer puso sus manos en sus caderas y dio una vuelta entera, una vez más mirando el edificio, el estacionamiento, y la calle.
            La mirada de Hanna se fijó en el siguiente lote. - ¿Qué tal ese edificio?
            Todas se voltearon y miraron. - ¿La Tienda de Consignas de Jessica? - Emily preguntó.
            - No, la cosa antes de Jessica. - Hanna apuntó a un montón de árboles que hacían una barrera entre el edificio de oficinas y el estacionamiento de la tienda de consignas. Y de repente, Spencer lo vio: Alejado de la calle, asomándose sobre las zarzamoras, había algo que parecía un techo.
            - Oh dios mío, - Aria suspiró.
            - Lo noté cuando estuve aquí el otro día hablando con mi papá, - Hanna susurró. - Pero no sé lo que es.
            Se acercaron, por un camino escondido en el alto pasto. A cien yardas de distancia, mayormente cubierto por los árboles sobre-crecidos, se asomaba un edificio—un granero caído, quizás, o una vieja casa de piedra dejada para que se desintegre. Spencer abrió la app de linterna en su iPhone y alumbró contra la erosionada estructura de tablas, una ventana rota, una alcantarilla caída, el suelo estaba infestado de malezas, como si nadie lo hubiera tocado en años.
            Hanna entrecerró sus ojos. - Asqueroso.
            Un silencio tomó lugar en el grupo. Miraron a la casa asomándose. Un escalofrío subió por la columna de Spencer. De repente, este se sentía como el lugar. - Vengan, - susurró. - Vamos.


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