Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan y Pilar. Raúl S.
Ese
mismo viernes, Emily estaba de pie en el recibidor del Hospital Memorial de
Rosewood. Doctores iban y venían, luciendo ocupados e importantes. Emily se
dirigió hacia el directorio en la pared y encontró la unidad cardiaca, donde su
madre estaba recuperándose luego de una cirugía de emergencia al corazón. No es
como si su padre o su hermana le hubieran informado de su progreso diario—apenas habían estado en casa. Emily había tenido que enterarse
a través de una nebulosa red de doctores y enfermeras, quienes parecían
impactados por el hecho de que no pudiera simplemente obtener la información de
su familia. Técnicamente, se suponía que no podía dejar la casa, pero, ¿qué
podía decirle la policía si la atrapaba aquí? ¿Qué no se le permitía ver a su
madre enferma?
Emily estaba tratando de ponerle
buena cara al mal tiempo. Apestaba que su fianza costara tanto dinero que
tenían que vivir sin autos—y unas cuantas otras cosas, las cuales varios tipos
de apariencia ruda habían sacado de su casa durante las últimas dos semanas,
incluyendo un coche de bebé antiguo de la abuela de Emily y un bebé Jesús que
Emily había ayudado a su madre a recuperar de un grupo de vándalos el año
pasado. Pero es que, ¡por el amor de Dios, Emily seguía siendo parte de la
familia! Además, finalmente había logrado ubicar al Sr. Goddard esa mañana, y
él le había dicho que luego del juicio, sin importar el veredicto, el dinero de
la fianza sería devuelto a sus padres. Tendrían de vuelta su auto. Todos
podrían volver a la universidad. Estarían bien.
Su corazón latía fuertemente
mientras abordaba el ascensor y subía al tercer piso. Tan pronto como puso un
pie en la sala de espera, vio a su papá y a Carolyn desmoronados en unas sillas,
dormidos. Había una revista abierta de Sports Illustrated en el regazo
de su padre. El abrigo de Carolyn estaba a medio poner, y a medio salir. Emily
sonrió sutilmente hacia ellos, notando lo dulce y amigables que lucían
dormidos. Quizás, solo quizás, todo saldría bien.
Un noticiario estaba pasando por la
TV del techo. Lectura de cargos en una semana, decía un titular. La foto
escolar de Emily apareció en la pantalla, seguida por una de Spencer, de Aria y
de Hanna. Luego el padre de Tabitha, con quien Emily había estado en persona
algunas veces en los pasados meses, se vio por la pantalla. - Estoy profundamente
entristecido por cómo resultó esta investigación, - el hombre dijo, bajando los
ojos. - Quiero justicia para estas chicas, pero aun así eso no me devolverá a
mi hija.
Emily se estremeció. El pobre Sr.
Clark. Se lo imaginó recostado en su cama por la noche, solo en esa gran casa,
pensando en ese horrible video en la playa una y otra vez. Ali no solo estaba
hiriéndolas a ellas cuatro al exponer ese video. Tantas vidas arruinadas. Iris
apareció en la mente de Emily otra vez. ¿Sería ella otra víctima? Y si
lo era, ¿Emily sería culpada de algún modo por ello? Después de todo, había
sido culpada por todo lo demás.
Las noticias pasaron a un comercial
sobre una camioneta Ford. Emily ojeó a su padre y a su hermana, no se habían ni
movido. Dando vuelta, se dirigió a la estación de las enfermeras, una mujer de
apariencia agotada que llevaba una bata quirúrgica con diseño de globos bebía
café de una taza de poli estireno. - ¿Me puede decir en qué habitación está
Pamela Fields? - Emily preguntó. - Soy su hija.
La enfermera examinó a Emily
cuidadosamente. - ¿Su hija Beth?
Emily parpadeó. - No. Su hija Emily.
Los ojos de la enfermera se
expandieron. - No estás en la lista de la Sra. Fields. No puedes visitarla.
- Pero soy su hija.
La enfermera levantó un teléfono del
escritorio. - Lo siento mucho. Pero me dijeron que si venías… - llevó el
receptor a su oído. - Seguridad.
Emily se alejó del escritorio. ¿Seguridad?
Por medio segundo, no pudo comprender… y luego lo entendió. Su familia había
pedido que la mantuvieran alejada.
Se dio vuelta, repentinamente
adormecida. - Me iré, - dijo, justo cuando una silueta apareció en el umbral de
la sala de espera. El Sr. Fields estaba de pie ahora, su escaso pelo grisáceo
estaba parado en puntas en su cabeza, sus ojos adormecidos. Parecía haber oído
toda la conversación. Emily lo miró lastimeramente, rogando silenciosamente que
corrigiera a la enfermera.
El Sr. Fields miró a la enfermera,
luego de vuelta a Emily. Su mirada era fría y muerta pero también firme y llena
de propósito. Entonces se volteó y volvió a la sala de espera.
Muy bien. Tragándose un sollozo,
Emily pasó junto a él de camino hacia el elevador. Apenas recordó haber bajado,
y corrió cabizbaja hasta su bicicleta.
Mientras le sacaba el seguro a su
bicicleta, su teléfono sonó. Lo sacó y vio el nombre de Jordan. Una noticia
había aparecido en CNN: La Ladrona Preppy Arrestada en el Caribe.
De repente, Emily no
podía respirar. Tocó el link. Había una foto de Jordan, bronceada y linda, pero
también sorprendida y molesta, siendo guiada, esposada, a través de un
estacionamiento. Katherine DeLong, prófuga de la justicia desde marzo,
finalmente atrapada en una pequeña villa pesquera en Bonaire. Actividad en
Twitter llevó a su arresto.
Actividad
en Twitter. Emily inspeccionó la foto de Jordan otra vez. Estaba mirando
directo a la cámara, directo a los ojos de Emily. Su expresión estaba llena de
furia. Sé que tú me hiciste esto, parecía que sus ojos le decían a Emily
y sólo a Emily. Esa foto de ti engañándome los guio justo hacia donde mi
escondite.
Emily
se dejó caer en el asiento de la bicicleta, sintiendo que todo daba vueltas muy
rápido. Repentinamente, su celular sonó otra vez. Había llegado un correo de
voz, pero ni siquiera había escuchado el teléfono sonar.
Marcó
el número de acceso al buzón de voz y puso el código. Cuando el primer y único
mensaje se reprodujo, el teléfono casi se cayó de los dedos de Emily. Una
penetrante risa hacía eco a través del recibidor. Hizo que su corazón se
detuviera. Hubiera reconocido esa risa en cualquier lado. Era molesta. Burlona.
Atormentadora. La de Ali.
Miró
a su alrededor ansiosamente, considerando dirigirse a la oficina del FBI y
hacerle escuchar esto a Fuji. Pero Fuji no lo haría. Creía lo que quería creer.
Pensaba que Ali estaba muerta, que las chicas eran las mentirosas.
Eso
explicaba por qué Ali se reía con tantas ganas. Sabía que las tenía derrotadas.
Y para ella, era simplemente divertido. Hanna estaba en lo cierto. Solo estaban
quedándose sentadas, permitiendo que ocurriera.
Una idea se
cristalizó en la mente de Emily. Compuso un mensaje para Spencer, Aria y Hanna.
Estoy harta y cansada de que Anderson Cooper lo arruine todo, escribió,
usando el nombre código que habían escogido para Ali. Estoy de vuelta en la
cacería. ¿Están dentro o fuera?
Envió
el mensaje y esperó, respirando lenta y calmadamente. Todo lo que podía hacer
ahora era esperar. Esperaba y rogaba que dijeran que sí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Los comentarios pasan por moderación así que no aparecen de inmediato :) (Para evitar spam y/o spoilers)
Recuerda suscribirte a tu comentario para recibir una notificación cuando alguien responde :)