Corregido por: Brayan, Pilar.
Aria se sentó como una bala y miró a su
alrededor. Estaba tumbada en el piso de una sucia y cuadrada celda. El fétido
aroma a orina y sudor flotaba en el aire, y podía oír los gritos enojados y
palabrotas a través de las paredes. Estaba encerrada.
- ¿Aria? - Era Spencer, quien estaba en la celda contigua.
- ¿S-sí? - Aria se volteó hacia la pared.
- Estabas balbuceando muy fuerte, - Spencer susurró. - ¿Estabas
durmiendo?
Aria pasó su mano por su nudoso cabello. Debía haberse desmayado
de miedo y sorpresa. Aunque dudaba haberse ido por mucho tiempo—aún se filtraba
algo de luz por la pequeña ventana del techo.
Las horas pasadas daban vueltas en su cabeza como un tornado.
Luego del bombazo en Rosewood Day, la policía las había metido a las cuatro en
autos separados y las habían conducido a las celdas de retención en la cárcel
de Rosewood.
No podía ser cierto. A había orquestado esto. Pero... ¿Cómo?
Una vez más, Aria revivió el momento en que Fuji les dijo que cada mensaje de A
que habían recibido venía de sus teléfonos. Era como esos sueños que a
veces tenía donde trataba de marcar un número de emergencia una y otra vez,
pero los botones no dejaban de desintegrarse. Se sentía atrapada. Frustrada.
Muda.
Aria le echó una mirada a la ventana cerca del techo de su
celda. La luz era más tenue; quizás habían pasado algunas horas. ¿Sus padres
sabían que estaban arrestadas? ¿Las noticias habían tomado la historia? ¿Estaba
la cara de Aria por toda la CNN? Se imaginó a Noel mirándolas desde su sofá,
con la boca abierta. Se imaginó a Asher, el artista, palideciendo mientras leía
una Alerta de Google, y se imaginó su futuro artístico como si fuera un dibujo
de tiza en una pizarra siendo lentamente borrado. Visualizó a sus padres
y a Mike recibiendo una llamada y cayendo de rodillas, inconsolables.
Alguien golpeteó las barras, y Aria se levantó. Un hombre
familiar en un traje ajustado estaba de pie fuera de su celda. - ¿Papá? - La
voz de Spencer sonó desde más allá en el pasillo.
- Hola, Spencer. - El Sr. Hastings sonaba muy serio.
- ¿Qué estás haciendo aquí? - Spencer preguntó.
- Mi firma va a representarlas. A todas ustedes. – Miró
de arriba abajo a las celdas. - Mi socio está conmigo, y está trabajando en
pagar una fianza por todas ustedes. Saldrán pronto de aquí, no se preocupen.
Aria pasó su lengua por sus dientes. Nunca había conocido muy
bien al Sr. Hastings—incluso en los fines de semana, él siempre estaba haciendo
algo, ya sea corriendo una maratón de bicicletas, cuidando el césped o jugando
una ronda de golf—pero siempre le pareció amigable y cariñoso. Él las cuidaría,
¿cierto?
El Sr. Hastings miró por el pasillo, y luego se inclinó. - Pero
nos gustaría hablar con ustedes sobre unas cositas mientras estamos aquí. Mi
asociado el Sr. Goddard va a interrogarlas—los casos criminales son más bien su
especialidad. Pero están en buenas manos.
Casos criminales. Aria casi vomitó.
- Como sea, nos han concedido una sala de conferencias, - el Sr.
Hastings dijo, juntando sus manos. - Tenemos veinte minutos.
La puerta se cerró, hubo pasos y el sonido de llaves
tintineando. El oficial de policía de cabello puntiagudo, Gates, apareció,
desbloqueando las celdas de las chicas una por una. - La sala de conferencias
está por ahí, - dijo, apuntando un dedo al final del pasillo.
Aria se las arregló para pararse. Sus piernas se sentían
acalambradas y débiles, como si hubiera estado en prisión años, en vez de
horas.
Siguió al Sr. Hastings dentro de la pequeña habitación cuadrada
en la que ella y las otras se habían sentado hacía más de un año, no mucho
antes de que el cuerpo de Jenna Cavanaugh fuera encontrado en su patio. Adentro
estaba frío. Había un jarro con agua en el centro de la mesa, y una pila de
vasos plásticos a su lado. La sala olía vagamente a vómito.
Spencer entró en la habitación luego de ella, y Emily y Hanna la
siguieron. Cada una lucía aturdida, aterrorizada y exhausta. Todas se sentaron
sin mirarse entre sí. El Sr. Hastings habló con alguien en el pasillo, y
entonces un hombre alto con entradas en el cabello negro apareció. - Hola
chicas, - dijo, extendiendo la mano a cada una de ellas. - Soy George Goddard.
El Sr. Hastings cerró la puerta tras él. Goddard sacó una silla
y se sentó. Unos cuantos segundos embarazosos pasaron. - Entonces, - finalmente
dijo. - Averigüemos lo que está ocurriendo aquí.
- ¿Cuántas veces tenemos que decirles que esos mensajes de A no
eran de nosotras? - soltó Spencer. - Todas son de Ali y de su ayudante. Nos
tendieron una trampa.
El Sr. Goddard parecía confundido. - El FBI—y el resto del
mundo—está bastante seguro de que Alison está muerta, chicas.
- ¿Pero cómo lo saben? - Spencer insistió.
- De eso no estoy seguro, - Goddard dijo. - Simplemente parecen
muy seguros de que ella ya no está viva. - Miró de un lado a otro hacia ellas
mientras abría su portapapeles y sacaba algunos archivos. - ¿La han visto?
¿Han estado en contacto con ella?
Aria intercambió miradas con las demás. - La tenemos en una
cinta de vigilancia, - Spencer admitió. - O alguien que se ve como ella.
- ¿Alguna otra evidencia de que esté viva? - Goddard preguntó.
Todas negaron con la cabeza. - ¿Pero qué hay sobre la nota que
Hanna le dio a la policía de la chica que pretendía ser Kyla? - Aria preguntó,
asumiendo que Goddard había hecho su tarea y sabía quién era Kyla. - ¿No tenía
las huellas dactilares de Ali? ¿Y qué hay sobre las muestras de sangre de Kyla?—
¿No coincidían con las de Ali? ¿No encontraron cabello, piel, algo?
- ¿O qué hay de la casa de Gayle? - Emily sacó su cabello sin
brillo de su cara.
- ¿O ese llavero Acura que entregué? - Spencer subió de tono.
Goddard miró sus notas. - De acuerdo a la información que el FBI
ha revelado, las únicas muestras de la clínica de quemaduras eran de la verdadera
Kyla, la chica que fue asesinada. En cuanto al llavero Acura, las únicas
huellas en este eran tuyas, Spencer.
- Simplemente no tiene sentido, - Aria dijo temblorosa. - ¿Por
qué nos enviaríamos mensajes sobre nuestros secretos a nosotras mismas?
Goddard se encogió de hombros. - Para mí tampoco tiene sentido.
Pero la postura de ellos es que querían pretender que eran acosadas para ganar
conmiseración.
- ¿Conmiseración para qué? - Hanna chilló.
- Querían hacer que parezca que alguien les estaba tendiendo una
trampa. Como que alguien las estaba inculpando por asesinar a Tabitha.
- ¡Alguien estaba inculpándonos! - Emily gritó.
Aria asintió ferozmente. - Nunca haríamos algo como eso.
Goddard apretó los labios. - Tienen evidencia que prueba que
quizás ustedes podrían ser capaces de eso. ¿Algo sobre empujar a otra
chica de una telesilla?
Aria quedó impactada. El incidente con Klaudia volvió a ella.
¿Cómo podía haberse enterado de eso Fuji? Pero entonces se dio cuenta: estaba
en un mensaje de A. Y Aria había entregado cada uno de esos.
Se cubrió la boca con la mano.
- También tienen reportes de testigos sobre que atacaste a una
chica llamada Kelsey Pierce en una fiesta de la escuela hace unos meses,
Spencer, - el Sr. Goddard dijo con tristeza, mirando sus notas. - Beau Braswell
está dispuesto a corroborarlo. Y ahora la Srta. Pierce está en un hospital
mental.
- No gracias a mí, - Spencer dijo. Su mentón comenzó a
temblar.
Entonces Goddard miró como disculpándose a Emily. - Alguien
llamada Margaret Colbert también puede atestiguar de tu comportamiento
criminal.
Emily parpadeó. - ¿La madre de Isaac? ¡E-ella me odia!
- Dijo que trataste de vender a tu bebé. - Su voz se agudizó al
final de la última oración, como si fuera una pregunta.
Emily languideció. Su cara se volvió pálida como la de un
fantasma.
Nuevamente Goddard miró sus notas. - Estoy seguro de que están
buscando gente que cree que ustedes son emocionalmente inestables. - Luego se
volvió hacia Hanna. - Averiguaron que robaste dinero de la campaña política de
tu propio padre para pagarle a alguien.
Hanna hizo un eep. - ¿Mi padre les dijo eso?
- No necesitó hacerlo. - Goddard se pellizcó el puente de la
nariz. - Estaba justo allí, en tu teléfono. Eso no es todo lo que tienen de ti
tampoco. La policía hizo una meticulosa investigación en la clínica de
quemaduras luego de las muertes, incluyendo reportes de testigos sobre quién
estuvo entrando y saliendo de la habitación de Graham Pratt. De acuerdo a unas
cuantas personas, tú fuiste la última en entrar antes de tener su ataque fatal.
Hanna se hizo para atrás. - ¡Yo no lo maté!
Goddard asintió. - Creen que Graham podría haber visto a Aria
detonar la bomba al fondo del barco. Tenían mucho que si seguía vivo.
- ¡Yo no bombardeé ese barco! - Aria gritó.
- Ya admitiste que estuviste allí abajo. - Goddard lucía
atormentado. - Incluso están tratando de conectarte al ataque de Noel Kahn. El
Sr. Kahn aparentemente estaba trabajando con Fuji en el caso de Tabitha.
Necesitaban sacarlo del camino.
Aria presionó sus manos en los lados de su cabeza. - Noel no
envió esos e-mails a Fuji respecto al caso—alguien hackeó su cuenta de email.
¿Fuji siquiera habló con Noel, o simplemente está inventando todo esto?
Goddard se encogió de hombros.- Probablemente un poco de ambas.
Y miren, esta solo es la evidencia que han compartido conmigo. Quién sabe qué
más tienen bajo las mangas, cosas que no quieren que yo sepa.
Hanna suspiró. - Pero aún no tiene sentido. No matamos a
Tabitha. Alguien más lo hizo.
- ¿Cómo están tan seguros de que lo hicimos? - Aria preguntó en
lo que esperaba que fuera una voz más calmada. - Nos preocupamos de que A
pudiera tener métodos de hacernos lucir más culpables de lo que fuimos. Y sí,
la empujamos—Fuji sabe eso. Pero para cuando llegamos a la playa a
salvar a Tabitha, había desaparecido. A la había arrastrado a algún lado.
Goddard puso sus manos en la mesa. - Eso es de lo que realmente
quiero hablarles, chicas. Una nueva evidencia salió a la luz.
Hubo una larga pausa. Hanna entrecerró los ojos. - ¿Qué
más?
Goddard sacó una laptop de su maletín. Levantó la tapa y movió
el mouse para despertar la pantalla. Una imagen movida y en blanco y negro, de
un video de vigilancia, apareció. Las olas chocaban en una inmaculada playa
blanca. Un gran edificio con balcones en cada ventana se localizaba a la
distancia. El ángulo era distinto, pero era claro dónde era: The Cliffs en
Jamaica.
Spencer inhaló bruscamente. - ¿De dónde sacó eso?
- Este es el video de vigilancia oficial del Lychee Nut, el
resort junto a The Cliffs. El FBI lo recibió anoche.
Aria miró la pantalla. Luego de un momento, algo cayó del cielo,
golpeando la arena con un tenebrosamente silencioso thunk. Aria vio una
flácida cabeza, una mano.
- ¿Es esa…? - Preguntó con la voz agitada.
- Tabitha, - Goddard respondió por ella. - Este video es de esa
noche.
La mano de Tabitha tiritaba. Levantó su cabeza. Su mandíbula se
movía de arriba a abajo, y parecía como que estaba gritando. - ¡Miren! - Emily
gritó. - ¡Vean, sobrevivió!
La boca de Tabitha se abrió y cerró otra vez, como un pez fuera
del agua. Entonces, cuatro siluetas entraron en escena por la derecha. Una era
alta con cabello rubio oscuro y usaba un vestido playero azul. Otra tenía fuertes hombros de nadadora y una remera que decía
MERCI BEAUCOUP en la parte de adelante. La tercera chica usaba un pareo y una
remera sin mangas blanca. Y la cuarta chica...bueno, Aria reconocería su
cabello oscuro y maxi vestido teñido en cualquier lado.
Sólo que no podía ser. Porque mientras esas
cuatro chicas se reunían alrededor de Tabitha, comenzaban a patearla con
fuerza. Spencer golpeó su abdomen con sus puños. Emily apaleó sus piernas. Y
luego Aria levantó una madera flotante y la hundió en la cabeza de Tabitha.
Aria se volteó, muy horrorizada para mirar. Emily dejó escapar
un grito reprimido. Hanna tuvo arcadas vacías. Aria se asomó entre sus dedos
para volver a mirar el video. Claro que se veían malditamente como ellas.
- A—Ali—creó esto, - Aria dijo. - Esta es su venganza
porque involucramos a la policía. Ella sabía que tenía que armarlo, y esta era
la única arma que tenía.
- Es un video bastante convincente, señoritas. - Goddard sonaba
nefasto. - Ahora miren, yo honestamente creo que el mejor modo de actuar es
llegar a un acuerdo. Han sido traumatizadas psicológicamente por varios
bravucones el año pasado. Ustedes claramente no sabían lo que estaban haciendo.
Podrían obtener una reducción drástica en la sentencia si vamos por ese camino.
Además todas ustedes tenían menos de dieciocho en ese momento, lo que significa
que no serán tratadas como adultas.
Spencer abrió los ojos. - ¿Mi papá está de acuerdo con esta
estrategia?
- Todavía no he hablado con él al respecto, pero creo que lo
estará.
Spencer negó con la cabeza. - Ningún acuerdo. Ninguna sentencia,
punto final. Somos inocentes.
- Usted nos cree ¿no? - Hanna preguntó, con los ojos con
lágrimas. - ¿Peleará por nosotras?
Goddard dudó por un largo rato, dando vueltas y vueltas a su
anillo de matrimonio en su dedo. - Les creo, - dijo en una voz de derrota. -
Pero se los diré ahora mismo—será duro. - Se levantó. - Lo siento. La fianza
será pagada pronto—pueden esperar aquí hasta que vengan por ustedes. Hablaremos mañana.
Y entonces, así como así, se fue.
Capítulo 17 - Capítulo 19
OMFG
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