Traducido por: analía :)
Corregido por: Brayan, Andrea,
Pilar, Daniela
El jueves por la tarde, Aria se detuvo en Old Hollis y
encontró un espacio en la calle. Luego salió, rescató su carpeta del asiento
trasero, y se detuvo en frente de la galería de su mamá. Era una gran casa
victoriana con ventanales y un gran porche delantero. Había un cairel en la
ventana frontal, y campanas de viento de bronce colgaban de los aleros.
Tulipanes brotaban de los lechos de flores en el jardín delantero. Hoy era su
primer día de trabajo, y trataba de sentirse emocionada, pero sólo se sentía entumecida.
Su carpeta se sentía pesada en sus manos. Dudaba que Jim, el propietario de la
galería, en verdad vendería sus cosas, pero su madre había insistido en que
llevara todo en lo que estuviera trabajando.
Encuadrando sus hombros, se puso en marcha por el camino
de entrada, cuidando de no tropezarse con sus nuevos tacos bajos de color rosa fuerte.
Mientras pasaba el gran árbol con un columpio de neumático y un nido de pájaros
en una de las ramas bajas, su teléfono sonó en su bolso. Lo buscó. AGENTE FUJI,
decía el identificador de llamadas. El corazón de Aria dio un vuelco. ¿Había
habido un cambio en el caso?
- Hola, Aria, soy Jasmine Fuji,- se oyó el tranquilo, y
profesional tono de Fuji.- Tengo a Spencer en la otra línea. ¿Tienes un
segundo?
- Seguro.- Una sombra moviéndose por la calle captó su
atención, pero cuando Aria miró, lo que sea que fuese había desaparecido. No
vio a su guardaespaldas por ningún lado.
Fuji se aclaró la garganta. - Antes que nada, aprecio que
ustedes, chicas, me pasen sus notas de A. Ha sido muy útil.
- Recibí una anoche, Aria,- La voz áspera de Spencer
partió. - ¿Has recibido alguna?
- Nop, - Aria dijo.- ¿Qué decía la tuya?
- Amenazaba a un amigo mío, Chase— el chico que dirige el
sitio web de conspiraciones. Temo que pueda estar en peligro. Tal vez quieras
ponerle seguridad a él también.
- Veré qué puedo hacer,- Fuji dijo.- Pero en realidad,
las llamé porque quiero aclarar algo con ustedes sobre Graham Pratt. Aria, tú
buscaste a Graham, ¿cierto?
Aria apoyó su carpeta contra un poste de luz. - En
absoluto. Terminamos en el mismo grupo en el crucero.
- Hmm,- Fuji dijo.- ¿Entonces no te diste cuenta hasta
después que Graham era el ex de Tabitha?
- Así es,- Aria dijo, alejándose mientras una chica en
bicicleta pasaba por la calle.- Después recibí un mensaje de A casi en el
momento en que lo descubrí, como si A estuviera mirando.
- Bien.- Fuji suspiró.- Desearía que hubiéramos podido
hablar con Graham antes de que muriera.
- Antes de que fuera asesinado,- Spencer le corrigió.-
Por cierto, ¿has investigado la pista de N que le dio a Hanna en
la clínica de quemaduras?
Fuji rio suavemente.- Estamos investigando todo, no te
preocupes.
- ¿Qué hay de la lista de pacientes de la Reserva de
cuando Ali estaba ahí?- Spencer presionó.- Eso sería de gran ayuda.
- Estamos
en eso.- Fuji sonaba un poquito impaciente. Hubo otra voz amortiguada en el
fondo del extremo de Fuji.- Bien, chicas, me tengo que ir,- dijo.- Gracias por
su tiempo.
-
¡Espere!- dijo Spencer, pero Fuji ya había colgado.
Aria
también colgó, poniendo los ojos en blanco. Spencer era excesivamente
competitiva.
- ¡Aria! Gracias a Dios que estás aquí.
La puerta de la victoriana se había abierto, y Ella
estaba justo dentro. Su madre estaba usando su “uniforme de galería”— una larga
falda de retazos, una blusa campesina blanca, y un par de Birkenstocks de
gamuza. Acompañó a Aria dentro de la casa, la cual había sido convertida en una
sola gran habitación que exhibía incontables pinturas de graneros de
Pennsylvania y de la vida salvaje en las paredes.- Un nuevo artista vendrá en
un par de minutos. Vamos a debutar su trabajo en un show privado. Es muy
emocionante.
Aria tocó la parte superior de una vieja rueca que había
estado en la esquina de la galería desde que tenía memoria—como mucho de los
trabajos de arte allí.- ¿Cuál es su nombre?- preguntó.
Ella se asomó por la ventana delantera.- Asher Trethewey.
Asher Trethewey. Aria no
podría haber inventado un nombre más apropiado para un abogado retirado que se
había convertido en artista si lo hubiera intentado. Podía imaginarlo con una
caja de pasteles, vacilando ante una escena pastoral del Brandywine Water Gap.-
¿Necesitas mi ayuda?- preguntó.
- De hecho, sí.- Ella chequeó su reloj.- Tengo que
encontrarme con otro artista para almorzar en quince minutos—así que debo irme.
Me preguntaba si hablarías con el Sr. Trethewey en mi lugar.
- ¿Yo?- Aria señaló su pecho. Parecía una gran
responsabilidad.
- Sólo tiene que recoger un poco de papeleo.- Ella hizo
un gesto hacia la pila de papeles sobre el escritorio.- Todo lo que tienes que
hacer es asegurarte de que lo reciba, ¿está bien?- Volvió a chequear su reloj,
luego agarró sus llaves y su bolso de su escritorio.- Tengo que correr. ¡Estoy
segura de que estarás bien!
Salió volando por la puerta. Aria se acercó a la ventana
y la miró apresurarse por los escalones de la entrada y subirse al auto. El
motor rugió, y su madre se fue. La calle estaba siniestramente silenciosa en su
ausencia. Una ardilla se detuvo en una rama, ladeó su cabeza. Las campanas de
viento en el porche delantero se mecieron pero no se tocaron. Un avión voló por
encima, demasiado alto para ser oído.
Aria dio
vueltas alrededor de la gran habitación, primero posó la mirada perdida en una
pared que tenía acuarelas de naturalezas muertas, luego miró el papeleo para el
artista. Estaba lleno de palabrerías legales que ella no entendía. ¿Y si el
artista tenía preguntas? Esto era tan típico de su madre. Cuando estaban
viviendo en Islandia, Ella se había roto la pierna mientras trataba de atrapar
a un frailecillo bebé perdido arriba de un árbol, y mientras estaba postrada,
le había pedido a Aria que manejara su Saab al supermercado. No importaba que
Aria sólo tuviera catorce años y que nunca había conducido en toda su vida.-
¡Lo harás genial!- Ella había insistido.- ¡Solo mantente en el lado izquierdo
de la ruta y detente en las luces rojas!
Hubo un
golpe en la puerta, Aria se dio la vuelta. Echando hacia atrás los hombros,
cruzó la habitación tratando de preparar lo que diría — sólo que, no tenía ni
idea de qué decirle. Cuando abrió la puerta, un hombre joven con una
remera negra y ajustados pantalones grises, que llevaba una gran carpeta negra,
estaba parado en el porche. Tenía hombros anchos, ardientes ojos azul hielo,
una nariz perfecta, una mandíbula fuerte, y labios sensuales. Parecía una cruza
entre un sexy futbolista británico y el chico de los anuncios de la colonia
Polo.
Aria
enarcó una ceja.- Um, ¿hola?
Él
extendió una mano.- Hola. Soy Asher Trethewey. ¿Tú eres Ella Montgomery?
- O-oh,-
Aria tartamudeó. Retrocedió, casi tropezando con sus tacones.- Um, no, soy su
hija, Aria. Pero te puedo ayudar. Entra.- Su voz se agudizó en la última parte,
haciendo que sonara como un pregunta.- Tengo los papeles justo aquí,- dijo,
caminando hacia el escritorio.
Asher
entró a la habitación y colocó sus manos en las caderas.- En realidad, le iba a
mostrar mi trabajo a tu mamá — ver lo que ella piensa que podría ser mejor para
la exhibición.
- Oh.-
Aria rechinó sus dientes. ¿Ves? Ella sabía que algo como esto
ocurriría.- Bueno. Estará de vuelta pronto, yo creo…
Asher
ladeo su cabeza y le sonrió a Aria.- O tú puedes verlo, si quieres.
Puso el
portafolio sobre el escritorio y lo abrió. Dentro había un montón de imágenes.
Todas ellas tenían una calidad etérea, fuera de foco, y la mayoría presentaban
a personas en movimiento — saltando, girando, haciendo piruetas en un
trampolín. Aria se inclinó e inspeccionó más de cerca una foto de una pequeña
niña jugando con un rociador. No era una foto en absoluto sino que estaba
hecha de pequeños píxeles, como un mosaico.
- Whoa,-
Aria dijo.- Eres un Chuck Close digital.
Una
esquina de la boca en forma de arco de Asher se elevó.- Algunos críticos
también dijeron eso.
- Es uno
de mis favoritos,- Aria admitió.- He tratado de hacer piezas en su estilo, pero
no soy lo suficientemente talentosa.- Se había inspirado tras asistir a una
retrospectiva de Chuck Close en el museo de arte de Philadelphia el verano
pasado. Noel había ido con ella, pasando horas allí mientras ella estudiaba
atentamente cada trabajo, sin decir ni una palabra sobre estar aburrido.
Se puso
rígida. No pienses en Noel, Aria se reprendió silenciosamente, dándose
una bofetada mental. Aclaró su garganta.- No te lo tomes a mal, pero, ¿por qué
estás aquí, en Rosewood?
Asher
levantó la cabeza y rio entre dientes.- Estoy en Hollis porque tengo un evento
comunitario con el que tengo que cumplir. Antes de eso, estaba en San
Francisco.
- ¿De
verdad?- Aria levantó un portavasos que mostraba una mosca atrapada en una gota
de ámbar, medio sintiendo lástima por el pobre bicho.- Siempre quise ir allí.
- Es
frío.- Él estrechó sus largos, y fuertes brazos sobre su pecho.- Di la verdad.
Pensaste que yo iba a ser uno de esos artistas que pintan cochecitos Amish y
pastizales de vacas, ¿no?
- Bien,
tal vez,- Aria admitió. Su mirada volvió otra vez al trabajo de Asher.- ¿Has
tenido muchos shows?
- Tengo
un agente en Nueva York, así que he tenido suerte.- Él bajó sus largas
pestañas.- Un par de celebridades han estado interesadas en mi trabajo, así que
es bastante genial.
Aria
enarcó una ceja.- ¿Alguno que conozca?
Asher
cerró su carpeta.- Un montón de músicos indie, viejos jugadores en la escena de
las galerías de arte. La figura más grande probablemente fue Madonna.
- ¿Esa
Madonna?- Aria no pudo controlar su chillido.- ¿De verdad la conociste?
Asher
parecía avergonzado.- Oh, no. He hablado con ella por teléfono. Es tan creída
con ese falso acento británico.
- Oh,
cierto,- Aria dijo, tratando de recuperar la calma.
Asher
cerró la tapa de la carpeta.- ¿Así que tú también eres una artista?
Aria jugueteó
con un mechón de pelo que se le había salido de su colita.- Oh, no realmente.
No en serio.- Su mirada fue hacia su propia carpeta de cartón en la esquina. Se
veía tan mediocre comparada con la de cuero de Asher.- Hay algunas cosas con
las que todavía estoy jugando.
Los ojos
azules de Asher se iluminaron.- ¿Puedo echarle un vistazo?
Antes de
que Aria pudiera darle permiso, Asher se acercó a zancadas a su carpeta, la
levantó, y la apoyó al lado de la suya en el escritorio. Cuando la abrió en la
primera pieza, la cara de Aria se sintió caliente. Era una colorida y
surrealista pintura de Noel. Su piel era púrpura. Su cabello, verde. Su cuerpo
se fundía en un charco. Pero era Noel de todas formas— sus ojos, su sonrisa, su
jopo en el cabello. Había un zumbido dentro de su pecho.
Asher
volteó a otra imagen de Noel. Luego otra. Aria apartó la mirada, de repente
incapaz de soportarlas. Noel solía molestarla sobre pintarlo una y otra vez; él
le había preguntado si podía tener su trabajo después del show de arte de fin
de año en Rosewood Day.- ¿Las llevarás contigo a la facultad?- Aria había
bromeado.- Duh,- Noel le había respondido.- Las colgaré en mi
habitación, al lado de los poster de modelos porno de mi compañero de cuarto.-
Ella supuso que eso no pasaría ahora.
- ¿Estás
bien?
Aria
parpadeó fuerte. Para su horror, lágrimas llenaban sus ojos. Trató de sonreír.-
Lo siento. Todas esas pinturas son de un ex. Todavía estoy superándolo. En
realidad odio todas estas cosas. Debería quemarlas.
Asher
miró detenidamente la cara de Noel por un segundo, luego cerró la carpeta.- Yo
incorporo personas de las que estoy enamorado en mis pinturas también. Es
humano, ¿sabes?- Él rodó hacia ella.- No las quemes. Podrían valer algo algún
día.
Aria lo
miró alocadamente.- Sí, seguro.
- Lo digo
en serio. Son asombrosamente profundas. Tienes mucho talento.
El sol
emergió de detrás de una nube y entró a raudales a través de la ventana. Aria
tragó saliva, sin saber si debía reír o romper a llorar.- Gracias,- dijo suavemente.
Asher
enlazó sus dedos.- Deberías seguir con ello. Enséñame las cosas mientras las
vayas terminando. Podría ponerte en contacto con mi agente.
- ¿Qué?-
Aria soltó abruptamente.
Pero
Asher solo sonrió con confianza.- Reconozco el talento cuando lo veo.- Luego
agarró la pila de papeles del escritorio, los deslizó en su carpeta, y metió
todas las cosas debajo de su brazo.- De todos modos, estaré en contacto. Pídele
a tu mamá que me llame.
- Lo
haré,- Aria dijo.
Un cálido
y placentero sentimiento la envolvió mientras lo veía bajar del porche y andar
a zancadas por la calle. Quería llamar a alguien en este momento y contarle que
un famoso artista la había animado a pintar más— ¡Imagina si
realmente la ponía en contacto con su agente! Después se dio cuenta de a quién
quería llamar: a Noel.
Pero
mientras Asher doblaba la esquina, su humor cambió. De repente, la calle estaba
muy oscura y sin sombras. Un auto pasó silbando y no redujo la velocidad. Un
gato maulló en un callejón oculto.
Ping.
Su
teléfono vibró en su mano. Aria se encogió y miró la pantalla. UN NUEVO MENSAJE
DE ANÓNIMO. Abrió el mensaje.
No te
acerques demasiado a tu nuevo amiguito artista, Aria. O también lo heriré. —A
El
estómago de Aria se apretó. ¿Cómo lo supo Ali? ¿Estaba escuchando? ¿Es que iba
acabar con cada persona que Aria conociera?
Había una
manera de resolver esto. Pulsó REENVIAR y se lo envió a Fuji. Luego metió su
teléfono en su bolso y se obligó a entrar de vuelta a la galería con la cabeza
en alto. Estás a salvo, se repitió una y otra vez mentalmente. Ya se
terminó. Finalmente vas a seguir adelante.
Al menos,
eso esperaba.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Los comentarios pasan por moderación así que no aparecen de inmediato :) (Para evitar spam y/o spoilers)
Recuerda suscribirte a tu comentario para recibir una notificación cuando alguien responde :)