Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan, Andrea, Pilar.
Esa misma tarde del miércoles, Spencer estaba recostada en su cama,
mirando la foto del llavero Acura que había tomado con su teléfono justo antes
de dejarlo en la oficina de Fuji. ¿Ali lo habría dejado a propósito? También,
si Ali o el Ayudante de A andaban conduciendo por allí un Acura, significaba
que tenían dinero. Claramente este no venía de Ali—su familia tenía problemas
financieros debido a haberla mantenido en La Reserva por tantos años. ¿Eso
significaba que el Ayudante de A tenía dinero? Quizás Spencer debeía llamar a
Fuji y sugerir que consiguieran una lista de cada conductor de Acura en la Main
Line. Quizás aparecería un chico rico cuyo primer nombre comenzara con N.
- ¿Spence?
Spencer se levantó de golpe. Su hermana, Melissa, estaba de pie
en el pasillo. Aún vestía un traje de negocios gris y tacones, lo cual
significaba que venía de su trabajo en una firma de inversiones en Filly. Solo
que Melissa ya no vivía en casa—se había mudado a su casa en la ciudad el año
pasado.
- ¿Qué haces aquí? - Spencer preguntó.
- Vine para hablar contigo, - Melissa dijo suavemente. Cerró la
puerta y entró al cuarto. - Mira, sé lo que está ocurriendo.
- ¿De qué estás hablando?
- Es ella, ¿no? - dijo en una voz casi inaudible - Sobrevivió al
incendio. Te está torturando de nuevo. Y ahora la policía está tras ella.
Había un gran tono en los ojos de Melissa que la hacían verse un
poco poseída. - ¿Cómo supiste? - Spencer demandó.
- No te enojes. Oí que los policías vinieron por ti y te dejaron
libre. Wilden aún tiene un montón de conexiones entre los cuerpos policiales.
Le hice preguntar, y se enteró sobre...tú sabes. - Se sentó. - Yo
merezco saberlo, Spencer. También es mi media hermana.
Spencer se levantó y miró por la ventana, la cual tenía una
vista a la vieja casa de Ali. Odiaba pensar en Ali como su media hermana. - No
hagas más preguntas. No quieres terminar en un armario con un cadáver, otra
vez.
- Pero tampoco quiero que tú termines muerta. - Melissa
caminó tras ella y le apretó el hombro. - Si necesitas algo, lo que sea,
quiero ayudar. Odio a esa perra tanto como tú.
Le dio un abrazo a Spencer, luego se alejó y le palmeó el
hombro. Llámame, dijo con los labios antes de cerrar la puerta.
Spencer se sentó de nuevo contra su cabecera con una manta en el
regazo. ¿De verdad acababa de ocurrir esto? Su hermana, ¿ahora su aliada? Ya
venía siendo hora… pero era la hora equivocada. Aunque Fuji también
había puesto seguridad para la familia de Spencer, no la consolaba por
completo. Melissa necesitaba estar tan lejos de Ali como fuera posible.
Unos cuantos minutos después, el timbre del primer piso sonó.
Spencer se levantó, su corazón latía fuertemente, pero por un motivo diferente.
Chase.
Revisó su reflejo en el espejo, esponjando su cabello secado al
aire. ¿Un vestido envolvente de Tori Burch que le llegaba por encima de las
rodillas gritaba demasiado formal? Después de todo, Chase sólo la llevaría a
tomar café. Miró sus jeans, ordenados en un estante del armario. De todas
formas, no sabía por qué se complicaba tanto—Chase solo era un amigo. Un
amigo servicial, por supuesto—un lindo amigo—un amigo con el que se
sentía un poco en deuda, ya que él sabía sobre Ali. Pero no tenía idea de por
qué le había tomado tanto tiempo maquillarse, o por qué, cada vez que pensaba
en Chase husmeando en la casa del Sr. Pennythistle el otro día, una pequeña
sonrisa se formaba en su rostro.
El timbre volvió a sonar. Spencer gimió, se puso un par de
tacones bajos, y bajó las escaleras justo cuando la Sra. Hastings abría la
puerta. - Hola, Chase.
Chase entró al recibidor. Sonrió cuando vio a Spencer, luego
miró su atuendo de arriba abajo. - Wow. Te ves genial.
Spencer se sonrojó. Chase estaba usando pantalones militares y
una remera. Pero antes de pedir tiempo para cambiarse, él estiró su brazo. -
Vamos, - dijo. - Salgamos de aquí.
Abrió la puerta de su Honda, y luego se alejó del cordón de la
acera. Tomó la salida hacia la ciudad, entonces dobló a la derecha para entrar
en un vecindario que Spencer no reconocía. - ¿Dónde estamos? - preguntó,
mirando a su alrededor. A juzgar por las banderas rojas, blancas y verdes colgando
de los pórticos de pintoresca piedra parda que bordeaban las calles, la mitad
de Italia debía haber tomado sus cosas y haberse reubicado allí.
- Ya verás, - Chase dijo mientras se estacionaba en paralelo
frente a una cafetería de apariencia modesta. Una vez más, le abrió la puerta a
Spencer para que bajara y le tomó la mano, pero la soltó rápidamente. Luego
abrió la puerta tintineante de la cafetería. Había un fuerte olor a granos de
café expreso. La sala tenía piso de mármol, encimeras de bronce, y mesas y
sillas de hierro forjado. Por los parlantes se escuchaba ópera.
- ¡Miren quién está aquí! - gritó una voz, y luego un hombre de
cabello plateado que usaba un traje de tres piezas a rayas emergió desde detrás
del mesón. Le dio un gran abrazo a Chase, despidiendo un fuerte aroma a
cigarros. Spencer cambió de un pie al otro. Se veía como alguien sacado de Los
Soprano.
- Spencer, este es Nico, - dijo Chase, cuando el abrazo
terminó. - Nico, Spencer.
Nico miró de arriba abajo a Spencer, luego golpeó a Chase en el
brazo. - Buen partido, amigo.
- Oh, solo somos amigos, - Chase dijo rápido, mirando a Spencer.
Ella sonrió.
Nico guiñó como si no les creyera, luego hizo un movimiento
circular por la sala. Unas cuantas parejas estaban sentadas en las mesas. Un
hombre viejo estaba haciendo un crucigrama en el rincón. - Siéntense donde
gusten.
Spencer se acomodó en una de las sillas y miró a su alrededor.
Del techo colgaban maceteros metálicos. En las paredes había montones de
fotografías en blanco y negro de mujeres serias sosteniendo bebés o cocinando.
También había anuncios antiguos en italiano y posters de óperas de las cuales
nunca había oído. Le recordaba a París o a Roma.
Se inclinó sobre la mesa hacia Chase. - ¿Y tú cómo
conoces este lugar?
Chase sonrió. - Lo encontré cuando estaba trabajando en uno de
los casos para el blog. Nico me dio un montón de información interna,
además me consigue tickets para la ópera.
Spencer se cruzó de brazos. - Pensé que la
ópera era sólo para ancianas.
- En absoluto. - Chase la notificó. - No
puedo creer que nunca hayas ido. Te llevaré alguna vez.
Spencer sonrió. - Me gustaría. - No hacía
mucho, cada vez que pensaba en su futuro, se imaginaba a A finalmente
atrapándolas y castigándolas. Era como un gran balde de agua sucia que había
ocupado demasiado espacio en su cerebro y finalmente se había vaciado.
- ¿En qué piensas? - Chase preguntó.
Spencer respiró profundo. - El modo en que
las cosas repentinamente cambiaron, - admitió. - Digo, hay un enorme peso menos
en mis hombros.
- Puedo imaginarlo, - Chase dijo.
- Digo, sé que no debería acostumbrarme.
Aún pueden estar vigilándome. - Con eso, Spencer lanzó una mirada hacia la
vidriera. Las palomas revoloteaban en la calle. Un aparcador pasó, con un
medidor en mano.
- ¿Sabes cómo va la investigación? - Chase
susurró.
- Bueno, entregué el llavero de Acura, -
Spencer dijo. - Depende de ellos averiguar el resto. - De repente, el vello de
su nuca se erizó. Miró hacia al frente justo mientras una puerta trasera se
abría, medio esperando que Ali apareciera. Pero solo era una anciana que pasó
junto a ellos para limpiar una mesa.
Spencer miró a Chase. - No creo que debamos
hablar sobre Ali en público.
Chase asintió. - Entendido.
Nico apareció otra vez y les entregó sus
tragos en delicadas tazas chinas. - Grazie, - Spencer dijo, tratando de
meterse en el espíritu de las cosas, y levantó la suya de su platillo. Era el
café más suave, mantecoso, y sabroso que había probado. - Wow, - dijo, cuando
había tragado.
- Te dije que era bueno. - Chase sacó una
servilleta del servilletero plateado que estaba en el medio de la mesa y se la
pasó. Estuvieron en silencio por un rato. Nico silbaba mientras limpiaba el
interior de unas pequeñas tazas de expreso tras el mesón. - Una vez, invité a Nico
a cenar un domingo, - Chase admitió en voz baja, también mirándolo. - Mis
padres me miraron como si estuviera loco. Estaban seguros de que habría una
redada policial en la casa.
- Mi mamá probablemente habría hecho lo
mismo, - Spencer dijo. Puso su mentón en su mano. - ¿Tu familia tiene grandes
cenas los domingos?
Chase se acomodó en su silla. - Tengo una
familia enorme, así que las cosas pueden volverse locas. Pero lo echaría de
menos si ya no lo hiciéramos.
Describió la comida casea que hacía su
mamá, los mismos chistes antiguos que siempre decía su abuelo, y las obras que
sus primos menores representaban durante el postre. - Suena divertido, -
Spencer dijo. - Siempre he querido una familia en donde las personas realmente
se agraden.
Chase sonrió. - Puedes venir algún día si
quieres.
Hubo un mariposeo en el pecho de Spencer. -
Primero me invitas a la ópera, luego a cenar… ¿qué es lo que sigue?
- Diría el baile de graduación… pero ya he
pasado por eso, - Chase dijo. - Algo así.
Spencer se rió. Le gustaba su lado coqueto. Y de repente, cuando
lo miró otra vez, él tenía una mirada nerviosa y emocionada, casi como si fuera
a besarla. Spencer lo pensó por un momento, luego se inclinó.
Beep.
Su celular sonó ruidosamente en la sala. - Ugh, - Spencer dijo,
mirando al interior de su bolso.
El número del emisor era un montón de letras y números. El
estómago de Spencer se hundió. Rápidamente, abrió el mensaje.
¿Realmente quieres otra vida inocente en tus manos, Spence? Entonces abandona a tu juguete. —A
La sangre se drenó de su cara. - ¿Spencer? - Chase le tocó el
brazo. - ¿Qué ocurre?
Spencer miró alrededor de la pequeña cafetería. Nico estaba en
el molinillo de café expreso. Una de las parejas se alimentaba con bocados de
cannoli el uno al otro. De un momento a otro, el aire se aclaró. Supo qué hacer
exactamente.
- No es nada, - dijo. Se enderezó, agarró su teléfono, y
escribió el número de la Agente Fuji. Acabo de recibir otro mensaje,
escribió, re-enviando el mensaje. Haga lo
suyo.
Capítulo 13 - Capítulo 15
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