Corregido por: Pilar y Brayan.
Spencer había estado sentada en una sala de retención en la oficina sucursal del FBI por más de una hora ya. La habitación era pequeña y sombría, con una mesa astillosa y absolutamente nada para hacer—le habían quitado el teléfono y la cartera—excepto ir y venir. El único objeto allí era un vaso plástico que había tenido agua en algún momento. Un calefactor hacía ruido en el techo. Todo el lugar olía vagamente a Popsicles de uva.
Paseó otra vez alrededor de la sala, su mente daba vueltas. No
entendía por qué el Oficial Gates la había traído al FBI. ¿Su crimen no debería
ser manejado por la policía local? ¿O la posesión de drogas era un asunto
mayor? ¿Y si la llevaban a la prisión federal? Cerró sus ojos, viendo su futuro
en Princeton irse por el drenaje. Por supuesto que esta era la próxima
jugada de Ali. Había sido una idiota por no anticiparlo.
La puerta se abrió, y Spencer puso atención. Aria apareció. El
Oficial Gates y un hombre con FBI escrito en su chaqueta en
hilo azul empujaron a Hanna y a Emily hacia el interior también.
A también las había atrapado.
Gates miró a Emily y a Hanna. - Vacíen sus bolsillos y
entréguenme sus carteras. Quiero sus llaves, teléfonos, y cualquier otro ítem
personal.
Hanna y Emily hicieron lo que les dijeron. Aria solo se encogió
de hombros, aparentemente ya despojada de sus pertenencias. Entonces los
agentes les pasaron vasos con agua y salieron de la sala. La puerta metálica se
cerró con un clunk.
Todas se dejaron caer a la mesa. Spencer tocó la mano de Emily.
- ¿Jordan? ¿O Gayle? - preguntó en voz baja.
Emily ladeo su cabeza. - El FBI sabe que estuve en contacto con…
- Se apagó. - ¿Y si me preguntan dónde está?
- ¿Sabes dónde está? - Spencer susurró.
Emily estaba a punto de contestar, pero entonces Spencer le tomó
el brazo y miró alrededor. Pueden estar escuchando, dijo con la boca
pero sin emitir sonido. Un espejo colgaba de una lejana pared. Hasta donde
sabía, los agentes podían estar observando desde el otro lado.
Emily acercó su silla y susurró al oído de Spencer. - No sé dónde
está.
Aria puso sus manos alrededor de su boca y también dijo
suavemente - Bueno, al menos no serás extraditada. Puede que yo pase los
próximos veinte años en una prisión islandesa por colarme, entrar y ayudar—a
pesar de que la pintura era falsa.
Hanna puso su cabello alrededor de su cara y dijo en voz baja, -
Chicas, ¿y si la prensa se entera de por qué estamos aquí? - sus ojos brillaban
con lágrimas. - Va a arruinar la campaña de mi papá.
- Mi mamá estaba allí cuando la policía vino por mí. - Spencer
pensó en la horrible escena en la casa. - Debieron haber visto su cara.
Emily miraba inquietamente de un lugar a otro. - ¿Por qué ahora?
Aria apoyó su cabeza en la mesa. - Quizás estoy siendo castigada
por tratar de sacarle respuestas a Noel.
- No, es porque yo fui a La Reserva, - Emily insistió. Spencer
la miró, sorprendida. Emily la puso al corriente.
- Quizá es porque le conté a Mike, - Hanna murmuró.
Spencer sintió un nudo en su garganta. - Yo también soy
culpable. Ubiqué el edificio de esa foto del video de vigilancia. El que tenía
a Ali en él.
La cabeza de Hanna se levantó rápidamente. - ¿Lo hiciste?
¿Qué ocurrió? - Su voz subió de volumen, y se puso la mano en la boca para
callarse.
- ¿Por qué no dijiste nada? - Aria dijo susurrando.
Spencer se encorvó y miró a las otras. - Ali no estaba allí. No
creo que alguna vez haya estado allí. Supongo que todo el tiempo fue una
trampa.
- Nunca debimos habernos dedicado a nada de esto, - Emily
chilló. - Noel no fue suficiente castigo—Ali necesitaba hacernos pagar a nosotras.
Y tenía todas las municiones que necesitaba.
- Supongo que perdimos la perspectiva de todo lo que A sabía
sobre nosotras, - dijo Aria suavemente.
Spencer miró a su alrededor. - ¿Pero por qué estamos aquí,
en el FBI? Digo, sí, Emily y Aria, tiene sentido para ustedes. ¿Pero por qué
nos trajeron a todas aquí? ¿Por qué estamos en la misma sala?
Emily se picó su uña. - Bueno, tú sabes quién trabaja para el
FBI. Fuji.
Spencer presionó su lengua con fuerza contra su paladar. Jasmine
Fuji era una agente del FBI quien había estado haciéndoles preguntas a las
chicas sobre la muerte de Tabitha Clark. ¿Jamaica? dijo con la boca sin
emitir sonido.
Aria miró a su alrededor nerviosamente. - Quizás se enteraron
sobre...ya saben. - Dibujó una T en la mesa con su dedo. T de
Tabitha.
- Quizás Ali les dijo, - dijo Emily.
- Pero tenemos pruebas de que no lo hicimos, - dijo Hanna. - Ali
nos envió un mensaje y dijo que ella la asesinó. Simplemente se los
mostraremos.
- ¿Cómo podríamos? - dijo Emily con sus ojos llenos de miedo.
También dibujó algo en la mesa con su dedo. La letra A.
Spencer sabía a qué se refería. Si hablaban sobre A; A podría
herir a alguien más.
Aria se sentó de vuelta en la silla, haciéndola crujir. -
Desearía que hubiera un modo de hablar pero mantenernos protegidas. Además
del programa de protección de testigos.
Spencer se humedeció los labios. - Podríamos pedir inmunidad, -
susurró. - Hacerles prometer que nos protegerán si hablamos sobre A.
Emily parecía nerviosa. - Pero, ¿y si dijeran que no...Y luego
nos manipulan y nos sacan la verdad de todos modos?
- ¿O si dicen que nos protegerán pero no lo hacen? - Aria
preguntó.
-Sí, no creo que eso suene como un buen plan, - dijo Hanna,
mordiéndose una uña.
- Es un buen plan, - insistió Spencer. - Lo veo en La
Ley y el Orden todo el tiempo.
Se escucharon pasos en el pasillo acercándose. Entonces la
puerta se abrió y una mujer entró. Todas saltaron. - Hola, chicas, - una voz
fresca y familiar dijo.
Era la Agente Fuji. Cerró la puerta tras ella. Spencer tragó
saliva. Esto era sobre Tabitha.
El cabello negro de Fuji estaba liso, como siempre, pero había
algo en su cara que parecía cansancio. Cuando sacó una silla para sentarse, una
de sus uñas se quebró. - Hablemos, - dijo. Fuji miró a cada una de ellas
mientras se sentaba.
Ninguna dijo una palabra. El cabello de Hanna colgaba en su
cara. Aria se secó las lágrimas con su manga. Spencer se había sacado toda la
piel del lado de su uña del dedo pulgar. Se preguntó si Fuji lo habría oído
todo.
La Agente Fuji se acomodó en su silla e hizo sonar sus llaves.
Su llavero tenía una foto de un terrier West Highland con cintas rosas en
su cabello. Spencer no había clasificado a Fuji como el tipo de persona que le
gustaran los perros.
Afuera, otra puerta se cerró. Un teléfono sonó. Un calefactor se
prendió con un ruido. - Está bien, - dijo Fuji finalmente. - Chocar y
escapar. Asistir e instigar. Salir con una fugitiva. Y robo internacional de
arte. ¿Todo sale a la luz de una vez? Parece una terrible coincidencia. Ustedes
chicas podrían enfrentar mucho tiempo en prisión. Esto va a arruinar la campaña
de tu padre, Hanna. Si las han aceptado en universidades, probablemente les
retirarán las ofertas. Están arruinando sus vidas. ¿Si quiera pensaron en eso?
Ninguna se atrevió a mirar a Fuji. El corazón de Spencer latía
con fuerza en su pecho.
- He estado trabajando con las fuerzas policiales locales y del
estado en este caso Clark, y creo que hay cosas que también me están ocultando
al respecto. - Fuji juntó sus manos. - Mejor comiencen a hablar—sobre algo.
Hanna se acomodó. Aria se secó otra lágrima de la mejilla.
Spencer aclaró su garganta y miró por la mesa. - Anderson Cooper, - dijo en una
voz tranquila y pareja. Su código secreto para Ali.
- Spence, no lo sé. - Aria lucía dolida.
Hanna tragó saliva. - Sí, quizás debamos—
- Tenemos qué, - Spencer
interrumpió. - Es el único modo. Sólo confíen en mí en esto.
Todas cerraron la boca. Fuji las miraba, esperando. Entonces
Aria suspiró. - Bueno. Hagámoslo.
Luego de un momento, Hanna asintió muy sutilmente. Emily
también. Spencer miró por la sala, viendo las cosas por última vez antes de
confesar sobre Tabitha. Antes de que sus vidas, posiblemente, cambiasen para
siempre. Pero ella sabía que era lo correcto. Se estaban ahogando por sí solas.
Necesitaban ayuda.
Se inclinó y miró a Fuji. - Mire. No estamos diciendo que lo que
hicimos estuviera bien, pero lo arruinamos, y lo lamentamos. Pero hay razones
por las que no hemos confesado. Y tenemos más información sobre Tabitha,
pero no hemos podido decirles.
- ¿Por qué no? - Fuji preguntó bruscamente.
- Porque no ha sido seguro, - Spencer explicó. - Estamos siendo
amenazadas. Lo que sabemos es muy, muy peligroso. Entonces si decimos algo,
queremos algo a cambio.
- Continúa. - Fuji juntó sus manos. - Estoy escuchando.
- Necesitamos estar seguras de que nos mantendrán a salvo, -
Spencer dijo firmemente. - No queremos que nada nos ocurra ni a nosotras ni a
nuestras familias.
Fuji asintió. - Muy bien. Podemos arreglar eso.
- Y también queremos que se nos retiren los cargos. Todo lo que
hicimos—las drogas, el robo, la comunicación secreta con la fugitiva, y el
accidente—necesita ser eliminado de nuestros registros.
- ¡Spencer! - Emily gritó.
Aria se cubrió los ojos.
Pero Spencer no pidió perdón o abandonó la petición. Adoptó la
táctica que usaba cuando solía jugar en hockey sobre césped: observa a tu
oponente durante el enfrentamiento. No dejes que te vean sudar. No te eches
para atrás. - Eso es lo que queremos. ¿Puedes hacer eso por nosotras?
Fuji fue la primera en parpadear. - Está bien. Pero lo que sea
que tengas, mejor que sea bueno.
Spencer tomó aire. No había pensado que Fuji realmente fuera a
aceptar.
Entonces explicó lo que sabían, incluyendo el cómo empujaron
accidentalmente a Tabitha por el balcón pero que no la mataron. A pesar de eso,
no podían decirle la verdad a nadie por cómo se veía. Y porque alguien
las estaba amenazando.
La Agente Fuji puso sus manos en forma de carpa. - ¿Entonces hay
otro A?
Emily miró a las otras. - Más de uno, creemos.
Fuji juntó sus manos. - ¿Y quién creen que puede ser su
acechador?
Otra vez, todas intercambiaron miradas. Aria aclaró su garganta.
- Alison, - dijo en voz alta.
Fuji entrecerró sus ojos. - Ya veo.
Spencer se lanzó a dar una explicación de exactamente por qué
pensaban que A era Ali y cómo encajaban las piezas. - Espera un momento, - la
Agente Fuji interrumpió, cuando llegaron a la parte del bebé de Emily. - ¿Creen
que Alison mató a Gayle Riggs?
Spencer asintió.
Fuji entrecerró los ojos enfáticamente. - Pero en las notas
policiales, ustedes dijeron que sonaba como que A había hablado con la persona
que le disparó.
- Exacto, - Emily dijo. - Oímos a Gayle hablándole a alguien.
Algo como, ¿Qué estás haciendo tú aquí? Y entonces fue el disparo.
La frente de Fuji se arrugó. - ¿Entonces quizá Gayle conocía a
Alison?
- Quizás, - dijo Spencer. - O quizás conocía a su ayudante.
Las chicas se miraron entre sí. - Teníamos un montón de teorías,
- dijo Spencer. - Graham Pratt por un tiempo. Y luego Noel Kahn.
- ¿Noel? - Fuji ladeó la cabeza. - ¿Qué tiene que ver él con
esto?
Spencer abrió su boca para explicar, pero Aria le tomó el brazo.
- Fue una pista falsa, - dijo rápidamente. Una mirada que decía No
delatemos a Noel ahora mismo pasó velozmente por su cara. Spencer solo se
encogió de hombros.
- Esto es realmente serio, chicas, - dijo Fuji. - Estamos
hablando de un asesino serial. Agradezco que finalmente me dijeran esto—no hay
modo de que puedan manejar esto por sí solas, y no deberían tener que hacerlo.
Nadie habló. Spencer contuvo el aliento.
- Con su permiso, me gustaría guardar sus teléfonos. Quiero
mirar todos estos mensajes que A ha enviado. Hay maneras de rastrear de qué
teléfono están siendo enviados, incluso de qué parte del área de Filadelfia.
También denme cualquier otra evidencia en la que puedan pensar. Cosas que
estas personas puedan haber tocado. Lugares donde puedan haber estado.
Necesitamos cada tip que puedan tener.
Spencer se iluminó. - Creo que Ali y su ayudante destrozaron la
casa modelo de mi padrastro.
Fuji asintió. - Quizás haya huellas digitales.
- También me preocupa que Ali pueda haberle hecho algo a una
chica llamada Iris Taylor, - añadió Emily, explicando que Ali había conocido a
Iris y que Iris se había perdido luego de que Emily le había hecho preguntas.
Fuji escribió Iris en un cuaderno. - La buscaremos.
Hanna levantó, indecisa, una mano. - Tenemos un montón más de
mensajes, pero tendremos que sacarlos de nuestros teléfonos antiguos en casa.
Cambiamos teléfonos cuando nos enteramos de que A nos estaba rastreando.
- Un montón de mensajes ni siquiera están en nuestros teléfonos,
- Spencer añadió, pensando en la primera misiva que habían recibido de este A.
Había sido una postal dentro del buzón de Ali— ¡Jamaica es hermosa en esta
época del año! Qué pena que nunca más puedan volver.
- Está bien, - Fuji dijo. - Reúnan todo y tráiganmelo tan pronto
como puedan. En cuanto a seguridad, tienen mi promesa personal de un equipo de
seguridad veinticuatro/siete para ustedes—y sus familias—hasta que
acabemos el caso. A ya no podrá llegar a ustedes.
Aria parpadeó. - ¿Entonces de verdad nos dejarán ir?
Fuji asintió. - Hablaré con mis compañeros en la policía estatal
y les diré que sus cargos fueron retirados.
- ¿Entonces mi papá no sabrá de esto? - dijo Hanna.
Las manos de Emily temblaban. - ¿No estoy en problemas con el
FBI?
- Lo que me dieron es muy importante. Necesito mantener mi parte
del trato, - dijo Fuji mientras se paraba. - Sin embargo, si reciben otro
mensaje de A, quiero que me lo transmitan a mí inmediatamente. Pero les pido
que no le digan a nadie lo que estamos haciendo o por qué tienen un
equipo de seguridad. Mientras menos gente lo sepa, mejor. ¿Está claro?
- Sí, - dijeron todas al mismo tiempo, aunque entonces Hanna
levantó una mano.
- Mi novio sabe, - admitió. - Él como que lo adivinó.
Fuji hizo un gesto de dolor. - Bueno, él estará bajo seguridad
porque es el hermano de Aria. - Miró a su alrededor. - A, Alison, quien sea
este, es el asesino de Tabitha. El asesino de Gayle. El asesino de Graham y de
Kyla. Obviamente es peligrosa. Yo personalmente lideraré este equipo—y créanme,
habrá un equipo en esto. Trabajaremos día y noche para averiguar lo que
está ocurriendo. Quien quiera que sea, no es más inteligente que todos
nosotros. Los atraparemos.
Todas se intercambiaron otra mirada. - Dios mío. - dijo Hanna. -
Eso suena…
- Genial, - suspiró Emily.
Se miraron entre sí incrédulas. Spencer miró a Fuji, y la agente
le dio una pequeña y genuina sonrisa, la primera sonrisa que Spencer había
visto de ella. Una sensación deliciosa bajó por su espalda. ¿Podría finalmente,
finalmente haber acabado? ¿Alguien iba a ayudarlas de verdad?
Las chicas se levantaron y se abrazaron con fuerza. Ya no tenían
que manejar esto por sí solas. No tenían que mirar por encima de sus hombros o
congelarse cuando oían un paso o una rama quebrarse o sobresaltarse cuando sus
celulares sonaban. No tendrían que merodear por allí teniendo conversaciones
secretas en lugares oscuros, temiendo todo el tiempo que Ali estuviera
escuchando.
Spencer echó hacia atrás su cabeza y rio. Se sentía genial, de
repente, tener poder. Si tan solo Spencer supiera cómo localizar a Ali ahora,
le enviaría un mensaje anónimo de su parte: Toma eso, perra.
cada vez se pone mucho mejor, ojala lo que les prometio la agente Fuji sea verdad porque no confio en ella siento que resultara ser una complice mas de Ali y el otro A
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