Corregido por: Pilar, Brayan.
Una
hora más tarde, Hanna Marin y su novio, Mike Montgomery, estaban sentados en el
Prius de Hanna, en un tráfico donde los autos iban pegados unos a otros en el
camino desde el hospital de vuelta a Rosewood. Mike jugaba con la radio,
primero escogiendo una estación de rap, luego cambiando a una de deportes.
Suspiró y miró por la ventana, luciendo tan exhausto como Hanna. Él había
estado en el hospital por mucho tiempo la noche anterior, en parte por Noel y
en parte por Hanna. Hanna ni siquiera estaba segura de cuándo se había ido,
pero estaba bastante segura de que había sido después de medianoche, y apareció
de nuevo poco después de que Noel había despertado esa mañana.
El
teléfono de Hanna, el cual estaba conectado al sistema Bluetooth del auto, sonó
fuertemente. Presionó el botón RESPONDER en la consola central sin mirar el ID
de la llamada. - ¿Hanna? – dijo una voz familiar. – Es Kelly Crosby de la
clínica de quemaduras.
-
Oh. – el dedo de Hanna sobrevoló el botón COLGAR en el manubrio. Podía sentir a
Mike mirándola. – Uh, hola.
-
Sólo te quería decir que no es necesario que vengas la próxima semana, - Kelly
continuó. – La clínica está cerrada hasta próximo aviso por el… asesinato.
El
asesinato. Hanna tragó saliva.
-
También quería que sepas que el funeral de Graham Pratt será mañana, - Kelly
continuó. – Eran tan buenos amigos, pensé que estarías interesada.
-
Um, genial, - Hanna dijo fuertemente a Kelly. - ¡Debo colgar!
Colgó
y miró derecho hacia el frente a través del parabrisas como si nada
pasara. El único sonido era el clunka-clunka-clunk del pavimento
disparejo en la salida. Finalmente, Mike aclaró su garganta. – Pensé que
dijiste que Graham era el Unabomber[1], Hanna.
Hanna
agarró el volante con fuerza. Mike había estado sospechando de su periodo de
voluntariada en la clínica de quemaduras: primero había estaba seguro de que
quería reconciliarse con su ex, Sean Ackard. Eso era ridículo, pero no
podía decirle toda la verdad tampoco—eso significaría tener explicarle sobre A.
Finalmente había admitido que Aria y Graham habían estado en la sala de
calderas en el barco cuando la bomba había estallado, y estaba espiando a
Graham para ver qué sabía. Pero había muchas lagunas en su historia, y Mike lo
sabía.
Se
encogió de hombros. – Tuve que decirle a la gente de la clínica de
quemaduras que Graham y yo éramos amigos. Ese era el único modo de que me
permitan acercarme.
-
¿Y qué es eso sobre un asesinato?
Hanna
miró fijamente a la placa patente de Delaware del auto frente a ella. – Ni
idea.
-
Mentira.
-
¡No lo sé! – Hanna protestó.
Pero
ella sabía. Ayer, el cuerpo de una chica había sido encontrado en el bosque
tras la clínica, y su brazalete de hospital decía KYLA KENNEDY. La chica había
estado muerta por días, excepto que Hanna había hablado con Kyla—o alguien
haciéndose pasar por ella—la noche anterior. La cama de Kyla había estado fuera
de la habitación de Graham. Solo había una chica que no quería que Graham se
despertara y dijera quién había detonado la bomba realmente.
Ali.
Sólo
que Hanna no la había reconocido bajo los vendajes.
Hanna
entró por la entrada para autos de su mamá y se estacionó. Estaba fuera del
auto y casi en la puerta lateral cuando notó que Mike no estaba con ella. Él
seguía de pie en la entrada, con una expresión extraña en la cara.
-
Estoy tan cansado de esto, - dijo en una voz tranquila.
Hanna
languideció. - ¿Cansado de qué?
-
Sé que estás mintiendo.
Hanna
dirigió su mirada a la izquierda. – Mike…detente.
-
Primero, juegas a los detectives, yéndote de la fiesta de graduación—donde tú
eras la reina—para ir a la clínica de quemaduras y hablar con el
potencial detonador en vez de permitir que la policía lidie con esto. – Mike
contó los puntos con sus dedos. – Después, luego de que me dices que ese tipo
está muerto, desapareces con Spencer y las otras sin avisarme. Cuando te
encuentro más tarde, estás cubierta de lodo.
Hanna
tocó una piedra decorativa a la izquierda del tapete de bienvenida con sus
dedos del pie. El lodo de su vestido había sido de cuando ella y sus amigas
habían ido a salvar a Aria de Noel en el cementerio.
- Y
entonces, - Mike dijo, su voz elevándose, - me dices que dio la casualidad
de que estabas allí cuando la policía encuentra el cuerpo de Noel en ese
cobertizo. Te escuché decirle a un policía esta mañana que habías recibido una
carta de amenaza diciendo que vayas allí.
La
garganta de Hanna se sentía arenosa. También había maquillado la historia de
encontrar a Noel—y aún no sabía qué hacer con lo de pasarle la nota de
Kyla a la policía.
-
No estás actuando rara solamente conmigo tampoco, - Mike dijo. – Hablé con
Naomi sobre ti. Ustedes eran BFFs en el crucero, y de repente ya no.
Hanna
se llenó de ira. - ¿Hablaste con Naomi sobre mí? – Ella y Naomi Zeigler habían
sido enemigas por años, y para empeorar las cosas, Hanna se dio cuenta de que
Naomi era familiar de Madison, una chica a quien hirió el verano pasado.
-
Estaba agotando mis posibilidades. – Mike puso sus brazos a sus costados. –
Naomi dijo que hiciste algo raro en ese crucero. Viste sus e-mails en su
computador. Había veces en que te corriste de ella como si le temieras. – Cerró
la boca. – Algo me dice que eso tiene algo que ver con todas estas otras
cosas locas que han estado ocurriendo. Todo está conectado. – La miró. – Es A,
¿no? Ali. Está de vuelta.
Hanna se congeló. – No sé de qué hablas.
Mike se acercó. – Es lo único que encaja.
Solo dímelo. ¿No confías en mí?
La mandíbula de Hanna tembló. – ¡Quizás no
te lo he dicho por un buen motivo! – dijo. – ¡Es porque no quiero que salgas herido,
idiota! ¡No quiero que termines como Noel!
Estaban cara a cara, el aliento de Mike se
sentía mentolado en sus mejillas. Él tomó sus manos. – Quiero ayudar. Te amo.
No me importa cuales son los riesgos.
Cerró los ojos, sintiéndose agotada. No
había salida de esto. Mike sabía que estaba en lo correcto, y la mirada en su
propia cara seguramente se lo confirmaba. Lo único que podía hacer para evitar
que sepa más era terminar con él. No sólo Hanna odiaba pensar en eso, sino que
probablemente tampoco mantendría a Mike a salvo. Él ya sabía demasiado.
Temblorosamente respiró profundo, y de
repente, toda la historia salió de su boca. Le contó a Mike cómo comenzaron a
llegar los nuevos mensajes de A, cómo se habían vuelto más y más siniestros, y
cómo, en el crucero, los mensajes se habían enfocado en cómo Hanna había huido
de la escena de un choque de autos, dejando a Madison Zeigler, la prima de
Naomi, a la deriva. – Por un tiempo, tuve miedo de que Naomi fuera A, - dijo. –
Por eso revisé su computador. Pensé que encontraría algo para corroborarlo.
Pero Naomi me dijo que el choque, al final, ni siquiera fue mi culpa—alguien me
sacó de la carretera. Recuerdo a alguien haciéndolo, pero no vi su cara.
A esa persona es a quien ella y Madison estaban tratando de atrapar.
Mike hizo un gesto de dolor. - ¿Estuviste
en un choque de autos el verano pasado y no me contaste?
Hanna se encogió de hombros. – No pude
arriesgarme a contarle a nadie. Lo siento.
Continuó con la historia. Cuando llegó a la
parte en que habían deducido que A era Ali, Mike parecía confundido. - ¿Estás
segura? Pensé que no sobrevivió al incendio.
- Emily dejó la puerta abierta para ella.
Se escapó. – Entonces bajó la mirada y explicó la parte de Tabitha también—que
habían temido que Ali las hubiera seguido a Jamaica y que fuera a herirlas. –
Tabitha nos siguió al techo del resort, - le dijo a Mike. – Y entonces fue tras
Aria. Luego de eso, todo ocurrió tan rápido—Aria se le acercó, hubo un
altercado, y de repente Tabitha estaba yéndose por la baranda. Pero estaba viva
tras la caída—estamos seguras de ello. Pero cuando bajamos corriendo, se había
ido. No la matamos, pero alguien se está asegurando de que parezca que
la matamos.
- Jesús, - Mike susurró, con los ojos bien
abiertos. – Yo estaba en ese viaje contigo. Yo vi a esa chica. ¿Cómo
pudiste ocultarme esto?
- Lo siento, - Hanna dijo tranquilamente. –
Estaba tan asustada. Quería pretender que nunca había ocurrido. Pero cuando
comenzamos a recibir notas… - se calló y cubrió su cara con sus manos.
Mike se sentó en la pared de piedras que
rodeaba la casa de Hanna y miró a la distancia. Luego de un momento, dijo, -
déjame aclarar esto. ¿Fue Ali—o su ayudante—quien asesinó a esa tipa Gayle?
Hanna asintió, pensando en Gayle Riggs, la
millonaria mujer quien había querido el bebé de Emily. A la había matado.
- ¿Y fue A quien detonó esa bomba en la
caldera del barco? – La voz de Mike chillaba. Hanna asintió otra vez, y Mike
hizo un sonido con la garganta. - ¿Y fue A quien realmente mató a Tabitha?
- Estamos casi seguras, sí.
- Así que, básicamente, Ali ha tratado de
matarlas a ti y a mi hermana, como, seis veces hasta ahora, y las está
inculpando por lo que ella hizo. Tenemos que encontrar a esta perra. Ahora.
Hanna miró preocupada a su alrededor. –
Spencer y Emily parecen creer que es una mala idea. La última vez que buscamos
a Ali, Noel terminó en el hospital.
Mike pateó gravilla suelta en el parterre.
- ¿Entonces se supone que nos quedemos sentados?
Hanna miró por los árboles, odiando lo
aislada que era la propiedad de su madre. Cualquiera podría espiarlos a corto
rango, y nunca lo sabrían. – Tengo miedo de que si nos acercamos a dónde están
o a quién es su ayudante, alguien más saldrá herido. Quizás tu. Quizás yo.
Mike entrecerró sus ojos azul cielo. – Te
prometo, Hanna, que ella nunca, jamás te alcanzará. Tendrá que pasar por
mi primero. Haré guardia afuera de tu dormitorio si es necesario. Me quedaré a
tu lado en cada clase. Incluso entraré contigo al probador en Otter, si eso
quieres.
Hanna lo empujó juguetonamente. – Te encantaría
entrar a mi probador en Otter.
- Por supuesto que me encantaría. – Mike se
inclinó y le dio un suave beso en la nariz.
Hanna levantó su cabeza y le besó los
labios. Algo en su interior se quebró. Lágrimas saladas bajaron por sus
mejillas. – Estoy tan feliz de que lo hayas averiguado, - susurró en su oído.
- Yo también, - Mike dijo.
Se besaron otra vez, profunda y lentamente.
Mike movía sus manos de arriba a abajo por su espalda. Dio unos cortos pasos
hacia la puerta lateral, y en segundos, estuvieron adentro y recostados en el
sofá de su mamá en el estudio, besándose furiosamente. Lo único en lo que Hanna
quería pensar era en la sensación de los labios de Mike en los de ella, el
calor de sus manos, el peso de su cuerpo. Se agarró de él como si fuera una
balsa, luego se encontró a sí misma sacándose la remera por encima de su
cabeza.
Su piel se puso de gallina. Mike también se
sacó la remera, revelando su fuerte pecho y tonificados abdominales gracias al
lacrosse. Él vaciló. Hanna supo, de repente, qué iba a ocurrir a continuación.
Era algo a lo que le daban rodeos, con lo que se molestaban el uno al otro,
planeado por semanas… pero algo a lo que no se habían acercado exactamente.
Sería la primera vez de ambos, y los dos parecían darse cuenta de lo especial
que tenía que ser ese momento. Pero quizás, aquí, en esta casa vacía, en este
terrible día, era el momento exacto.
Hanna desabrochó el botón de sus jeans. Los
ojos de Mike bajaron para mirarla. - ¿Está bien esto? – susurró él, su voz
tensa.
- Sí, - Hanna dijo, una ola estrellándose
en su interior. Tomó a Mike con fuerza y lo acercó a ella más que nunca.
1. Unabomber, asesino serial conocido por
enviar cartas bomba.
Capítulo 2 - Capítulo 4
Ya quiero leer todo este libro... Por fis, sé que no es un trabajo fácil, pero ya quiero leer el siguiente capítulo.. Mil gracias por lo que haces :D Me haces la vida feliz... Saludos.
ResponderBorrarPor nada :) Hacemos lo que podemos por terminarlo rápido!
BorrarSaludos