Traducido por: Guadalupe
Corregido por: Daniela y
Brayan.
Esa noche, Ali yacía
boca abajo en su cama, su diario extendido ante ella. Tenía mucho que escribir;
un montón había pasado. En estos días, ella estaba escribiendo más sobre la
vida y las transgresiones de sus amigas que acerca de su propia vida. Era algo así
como escribir una novela jugosa pero sin tener que trabajar en alguno de los
detalles, ya que todos ellos estaban allí en su memoria. Escribió una frase
final sobre Aria espiando a su padre mujeriego en el coche, a continuación,
dejó su pluma, tomó su teléfono celular, y compuso un texto para Aria.
¿Cómo te va?, escribió. ¿Quieres hablar?
No hubo respuesta. Ali
se pasó la lengua por los dientes. No era así como se suponía que debía ser.
Aria tendría que confesar todo con ella, tendría que necesitarla, y
luego Ali confesaría lo que le estaba pasando. En su lugar, Aria estaba siendo
tan silenciosa, casi como si esto fuera culpa de Ali.
Su teléfono sonó, y por
un segundo, Ali pensó que Aria había respondido. Pero el texto era de Nick. Te
extraño.
El corazón de Ali volcó.
Te extraño también, ella respondió. ¿Vas a venir a la fiesta?
No estoy seguro si puedo, Nick respondió. Puede que tenga que
trabajar esa noche.
¡No! Ali respondió. ¡Trate de tener la noche
libre!
Alguien llamó a la
puerta, sorprendiéndola y dejando caer su teléfono en la alfombra. Su madre
estaba en la puerta. – Está tan agradable afuera. - Dijo ella en voz baja. -
¿Por qué no nos sentamos en la terraza?
Ali cogió su teléfono y
se encontró con la mirada de su madre con una mirada pétrea. - ¿Me estás
pidiendo que me siente en la terraza, o me lo estás diciendo?
La Sra. DiLaurentis
parecía atormentada. - ¿Por favor?
Ali se mordió el
interior del labio mientras seguía a su madre por la terraza enorme de madera
en la parte trasera de la casa. Su madre había colocado una jarra de limonada y
dos vasos con varias ramitas de menta apoyadas, una vieja tradición de cuando
las niñas eran pequeñas. En su antigua casa, menta silvestre había crecido en
el patio lateral; a Ali y Courtney les encantaba recogerla y apretarla contra
sus narices para inhalar el aroma fresco. Bebían sus limonadas como damas
sofisticadas, fingiendo que eran cócteles. Ella sonrió ante el recuerdo y
luego, segundos después, tosió para ocultar un pequeño gemido.
- ¿Estás bien? - Preguntó
la señora DiLaurentis, vertiendo limonada en el vaso.
Ali se encogió de
hombros y miró hacia el césped. Estaba impecablemente verde y bien cuidado,
gracias a los jardineros semanales. Sólo el feo agujero en la parte posterior
empañaba la escena pastoral. - Lo que sea.
- ¿Ansías tu fiesta?
-Preguntó la señora DiLaurentis.
- Uh-huh. -Ella tomó un
sorbo de limonada.
- Tu padre puso
altavoces en la cubierta. Y los trabajadores se habrán ido para entonces, pero
allí estará el gran agujero. Sólo asegúrate de que nadie pase por ahí, ¿de
acuerdo? No queremos que nadie caiga.
- Está bien. - Si ella
daba respuestas cortas, tal vez su madre la dejaba en paz.
La Sra. DiLaurentis
cruzó las manos. El sol le daba justo en la cara, iluminando una mejilla y
echando la otra en la sombra. - Realmente parece como si algo te molestara.
Ali apoyó su vaso de
limonada duramente, el hielo tintineando. ¿Era su madre tan idiota? Por supuesto
que algo la estaba molestando. Varios algos. Y su madre sabía exactamente
cuáles eran esas cosas.
Miró el agujero
medio-excavado en su lugar. - ¿Cuándo van a terminar esa cosa? -Preguntó
bruscamente.- Se están tomando demasiado tiempo. Para el momento en que hayan
terminado, la oportunidad de tener fiestas de verano fabulosas habrá terminado.
La Sra. DiLaurentis no
miró hacia el agujero, con los ojos aún en Ali. - ¿Tienes a alguien con quien
hablar, cariño? ¿Acerca de... las cosas?
Ali miró sus sandalias.-
Si te refieres a ella, la estábamos manteniendo en secreto, ¿recuerdas?
No puedo hablar con nadie.
- Bueno, si deseas
hablar con tus amigas sobre ello, está bien para nosotros.
Ali contuvo el
estómago.- No, gracias.
La Sra. DiLaurentis
barrió un montón de hojas invisibles de la superficie de la mesa de la terraza.
- Tal vez un consejero, entonces. Ellos pueden ayudar.
Ali la fulminó con la
mirada.- Tienes a la gemela equivocada. Yo no soy la loca. No necesito un
psiquiatra.
La Sra. DiLaurentis
cerró los ojos.- Eso no es lo que quise decir. Pero la forma en que
reaccionaste el otro día cuando te dije que Courtney venía a casa, parecías muy
perturbada.
Ali giró su silla para
no darle la cara a su madre. - ¿Qué esperas? ¡Simplemente lo soltaste! ¡Incluso
Jason lo supo antes que yo! Y yo no la quiero en casa, mamá. Es una idea
terrible.
- Ella es parte de la
familia. Y a veces, en las familias, tienes que hacer cosas que no quieres
hacer.
- ¿Y qué pasa si ella
trata de hacerme daño otra vez?
Un coche se quejó en la
calle. Una paloma arrulló en los árboles. La Sra. DiLaurentis frunció los labios.
- Eso no va a suceder.
El incidente en el baño
en la Reserva destelló en la mente de Ali.- ¿Cómo lo sabes tú?
- Sólo lo sé, ¿de
acuerdo? - Entonces la madre de Ali se quedó mirando el agujero medio-excavado,
luego los arbustos que separaban el patio de los Hastings.- Tenemos que hablar
también, de lo que me dijiste. Acerca de... él.
Ali se puso de pie y se
dirigió a la puerta corrediza.- No, gracias.
La Sra. DiLaurentis la
agarró del brazo. - No es lo que piensas, Alison.
Ali abrió la puerta.-
Sí, lo es.
- No lo es, y no
deberías haberme confrontado con eso. Ahora tu padre está haciendo preguntas.
No estoy teniendo una aventura con alguien, y fue grosero de tu parte decir
eso.
La cabeza de Ali
fustigó. Todos los sonidos—el silbido del
viento, el cortacésped del vecino, el zumbido constante de la calefacción—parecieron cesar de una vez. - ¿En serio te
vas a sentar aquí a negarlo?
Los ojos de la señora
DiLaurentis se lanzaron un lado a otro, buscando su rostro.- ¿Qué crees que
viste, exactamente?
- Vi a un tipo tocando
tu mejilla en el centro comercial. Y te he oído. - Ali chilló.- Te he
oído hablar a alguien con una voz azucarada—alguien
quien no era papá. Sonaba como sí quien sea que fuera sabía acerca de Courtney.
Un músculo junto a la
boca de la señora DiLaurentis se crispó. Sus ojos se oscurecieron a un azul más
profundo, que siempre lo hacían cuando ella se ponía seria o enfurecida. - Sí,
hay alguien que sabe sobre Courtney además de nosotros. Pero es alguien que ha
mantenido las cosas en absoluto secreto, te lo prometo. Hay un montón de cosas
que no entiendes, Alison. Cosas que no necesitas saber.
Ali pasó la mano a lo
largo de su cara. Ira burbujeaba en su interior, entonces explotó. - ¿Cosas que
no necesito saber? - Gruñó, su voz sonaba salvaje. Ella alejó su mano de su
madre, su cabeza daba vueltas cada vez más rápido. - ¿Cuándo vas a decir la
verdad, mamá? ¿Cuándo vas a decirme de dónde vengo realmente?
La Sra. DiLaurentis tiró
la cabeza hacia atrás y frunció el ceño.- ¿De qué estás hablando?
- ¡Te he oído! -
Ali gritó. – ¡Te oí decir ella es tu hija, también! Así que esto me
preocupa, mamá. Saber quién es mi verdadero padre me preocupa mucho.
El color desapareció de
las mejillas de la señora DiLaurentis.- Alison -Dijo entre dientes. Y
entonces ella se puso de pie y le dio una palmada a Ali en la cara.
Fue
tan rápido, así de la nada, que Ali no sintió el dolor hasta unos segundos
después de que había terminado. Las lágrimas brotaron de sus ojos. Su boca se abrió, pero estaba
demasiado aturdida para hablar.
La Sra. DiLaurentis se
volvió a acomodar en su silla. Con calma, de manera uniforme, levantó un vaso
volcado. Hubo una larga pausa. El corazón de Ali golpeaba; su mejilla ardía. Se
sentía como si todo girara en torno a lo que su madre iba a decir a
continuación.
- No habrá más de eso. -
La señora DiLaurentis anunció con una voz profunda. Y luego su mirada se desvió
hacia el agujero medio-excavado en la parte trasera del patio.- Los
trabajadores tienen calendarizado poner el concreto para el gazebo el fin de
semana que tu hermana esté en casa. -Dijo con la recortada voz superficial a la
que Ali estaba acostumbrada, la voz que hacía que las cosas se hagan. Ella
apretó el hombro de Ali dos veces. – Justo a tiempo para tus fabulosas fiestas
de verano.
Y con eso, ella se había
ido.
Capítulo 22 | Capítulo 24
Hola...cuando vas a subir los otros capítulos? Es que me encanta esta saga...porfa hazlo pronto.
ResponderBorrarcapitulo 24 por fa!!! :D
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