Traducido por: Daniela
Corregido por: Brayan.
A la 1:30, Aria iba de un lado a otro al
interior de la casa de su mamá, estaban puestas las noticias en la televisión.
Chequeó su celular a las 1:31 y diez segundos, y luego 24 segundos, y luego 45.
Nada de Noel. Miró por la ventana por la trillonésima vez, pero obviamente Noel
no estaba subiendo los escalones frontales. Ya había dado una vuelta por
Rosewood y Hollis, como si él tan solo fuera a estar paseando por la Avenida
Lancaster o caminando en el Hollis Great Lawn sin una preocupación por el
mundo.
Está con Ali ahora, ella pensó. Pero
algo en su cerebro aún luchaba contra eso. Noel la amaba. Ella podía sentirlo.
Cuando él dijo que amaba a Ali anoche, él había estado confundido. Él estaba
aferrándose a algo que no estaba allí, igual que Emily. Él no la había ayudado,
pensó. Él no ha conspirado con ella. Esto era un error.
Pero lo admitió, pensó. Ha
mentido y engañado y matado por ella: Los hechos son hechos.
Levantó pisapapeles con forma de caballo
islándico de la esquinera y consideró lanzarlo a la pantalla de la TV, pero
repentinamente algo le llamó la atención. Múltiples fraudes en caso de robo
de arte, decía un titular.
Horrorosamente, La noche estrellada
apareció en la pantalla. – Hubo una agitada búsqueda para recuperar el estudio
de La noche estrellada, la cual fue robada de un chateau afuera de
Reykjavik, Islandia, el año pasado. – dijo una reportera. – La Baronesa
Brennan, quien está a cargo de la propiedad mientras el Barón Brennan se
recupera de una larga enfermedad, recientemente había asegurado la pintura por
veinte millones de dólares, y afortunadamente, la compañía de seguros no tendrá
que pagar. La pintura fue recuperada hace más o menos una hora atrás, y recién
estamos recibiendo novedades al respecto.
El pisapapeles cayó en el regazo de Aria.
Su boca se secó.
Una toma de unos hombres usando uniformes
policiales entrando en una típica casa adosada de Reykjavik apareció en
pantalla. – A pesar de que hubieron rumores de que la pintura había llegado a
Estados Unidos, las autoridades rastrearon el estudio en un sótano en
Reykjavik. La Baronesa Brennan lo identificó de inmediato, y la pintura ahora
está sana y salva en su casa.
La imagen en la pantalla pasó a una mujer
de cabello gris con un abrigo de lana de pie frente al mismo chateau al que
Aria se coló. Aria se inclinó como si sentarse más cerca de la TV fuera a
revelar otra imagen. ¿Si la pintura de estudio había sido recuperada en
Islandia, entonces cuál era la pintura en su closet?
Corrió al segundo piso, abrió la puerta de
su closet y desenrolló el lienzo. Las estrellas de Van Gogh brillaban. Las
torres goteadas hacían formas oscuras contra el brillante cielo. Se veía tal
como la pintura de estudio que había visto en la TV. Entonces tomó el libro de
arte de Van Gogh que trajo a casa de la biblioteca para usar para las
decoraciones del baile y lo abrió en La Noche Estrellada. Cuando comparó
ambas lado a lado, los colores en la pintura de Aria de repente se veían un
poco…diferentes. Los remolinos no eran tan arremolinados. Las pinceladas eran
más agitadas, menos calculadas. De lejos, mirado a la rápida, se veía
completamente creíble, pero de cerca, era más menos un desastre.
La pintura era una falsificación. Aria no
iba a meterse en problemas por ello. Fuji no podía arrestarla. Era posible que
Fuji ya ni siquiera estuviera tras ella ahora que la verdadera pintura había
sido encontrada. A había hecho todo esto para asustarla.
¿Qué otras mentiras había estado diciendo
A?
Aria bajó las escaleras rápidamente,
ansiosa por llamar a las otras y decirles las noticias. Algo más en la TV llamó
su atención. Levantó la vista, su corazón en su garganta una vez más. ¿Era ese Olaf?
La cara del presentador
era grande en la pantalla. – La pintura estaba entre las cosas de una mujer
mayor, aunque ella no tiene recuerdo de cómo puede haber llegado allí. La Sra.
Gretta Eggertsdottir, de sesenta y un años de edad, es propietaria y arrienda,
y dice que ha tenido muchos arrendatarios yendo y viniendo de la casa adosada
en cuestión de meses, así que es probable que uno de ellos haya llevado la
pintura y la haya dejado en el sótano. Cuando se le mostró una foto de Olaf
Gundersson, el supuesto ladrón que la robó de la propiedad de la Baronesa
Brennan, la Sra. Eggertsdottir estaba bastante segura de reconocerlo. El Sr.
Gundersson fue reportado perdido luego de un supuesto ataque en Enero, aunque
las autoridades ahora creen que eso puede haber sido una farsa. Se sigue
buscando al Sr. Gundersson, pero no hay pistas hasta ahora respecto a dónde
podría estar.
Aria se hundió en el sofá. Esta historia se
estaba poniendo más y más bizarra. ¿Entonces Olaf había fingido su ataque?
Tenía sentido, más o menos—quizás se dio cuenta de que la policía iba tras él y
necesitaba un modo de escapar. Y quizás A vio el artículo y aprovecho la
oportunidad, nunca viajando a Islandia y robando la pintura para nada. Había
sido un golpe de suerte para A… aunque no para Aria.
Su teléfono sonó. Chilló y miró la
pantalla. Hanna. - ¿Viste las noticias? – Aria gritó.
- No… - Había un sonido al otro extremo;
sonaba como que Hanna estuviera conduciendo. – Pero tienes que juntarte
conmigo. Algo raro está sucediendo.
- Algo raro definitivamente está
sucediendo. – Aria agarró el teléfono con fuerza. – Esa pintura de Islandia es
una falsificación—lo cual significa que la policía no tiene nada contra
nosotras. ¿Y aún más raro? Olaf no está muerto. Él fingió todo el ataque. Acabo
de verlo todo en CNN.
La línea crujió. – ha, - Hanna dijo. -
¿Entonces crees que A solo tomó ventaja de la historia, la usó para su bien y
falsificó la pintura?
- Sí. – Aria miró en blanco por la ventana
a la casa de pájaros que su mamá talló el año pasado. – Significa que podemos
ir a la policía ahora mismo y no preocuparnos por meternos en problema. Incluso
si A saca lo de Jamaica, aun así no seremos castigadas del mismo modo que
habría sido si la pintura fuera un Van Gogh verdadero. – Aclaró su garganta,
sintiendo un tirón en su estómago. – No es que yo quiera ir a la policía.
– No podía aguantar el pensamiento de que la policía busque a Noel. O quizás
podía. No sabía.
- Bueno, de hecho, creo que A nos ha
manipulado. Recibí un mensaje en la clínica de quemaduras sobre alguna
evidencia crítica que acabará con todo esto. Creo que fue de Ali.
- ¿Qué? – la piel de Aria picaba. - ¿Cómo?
- Lo explicaré todo cuando te vea. Tienes
que encontrarte conmigo en el galpón de depósito tras Rosewood Day. Quizás ella
esté allí.
Aria agarró el marco de la puerta. – Oh
dios mío. ¿Y si es una trampa?
- Por eso es por lo que llamé a la policía
para que vengan con nosotros. Y antes de que te asustes, Aria, tenía que
hacerlo. Esto ha ido demasiado lejos. Si Ali está allí, si podemos atraparla,
tenemos que tener a la policía involucrada. Encuéntrame allí en diez minutos.
- Está bien, - Aria susurró, presionando
FINALIZAR. Se quedó de pie en su silenciosa casa por unos momentos, mirando las
motas de polvo en el aire. Había ocurrido demasiado para ella en los últimos
minutos. Sabía que tenía que juntarse con Hanna… ¿Pero y si Ali estuviera allí
y Noel estuviera con ella? ¿Y si la policía también arrestaba a Noel?
Pensándolo bien, quizás eso era lo que Aria quería. Él le había mentido por más
de un año. Él nunca la había amado. ¿Cierto?
Tomó sus llaves del gancho en el pasillo,
un gran peso aplastaba su estómago. Ella simplemente no podía odiarlo,
incluso después de todo esto. Solo podía esperar que lo que sea que ocurriera,
sería como quitarse una curita—rápido, y sin dolor.
Aria dejó la radio apagada en el camino
hacia allá y mantuvo la ventana cerrada. Su mirada iba de lado a lado de la
carretera, esperando—temiendo—ver a Noel allí. Finalmente, dobló hacia el
estacionamiento de Rosewood Day. Solo había unos pocos autos en el sitio; el
equipo de soccer de chicos tenía práctica los sábados. Aria vio el Prius de
Hanna en la parte de atrás y se dirigió a él. El Volvo de Emily y el Mercedes
de Spencer también estaban allí. Spencer y Emily estaban usando sudaderas y
zapatillas, y Hanna usaba una bata rosada y zuecos de la clínica de quemaduras.
Hasta donde Aria sabía, los policías aún no habían llegado.
- Aquí está la nota. – Hanna se la pasó a
Aria cuando llegó a su círculo.
Aria miró abajo y reconoció las pequeñas y
parejas letras inmediatamente. Era la misma letra de la nota carta llena de
odio que Ali les metió por debajo de la puerta del dormitorio en Poconos, justo
antes de prender ese fósforo. La respuesta que quieres está en el galpón de
depósito de Rosewood Day…Ve allí AHORA…antes de que sea muy tarde.
- Jesús, - Aria susurró. – Tiene que saber
que reconoceríamos su letra. ¿Y ahora simplemente vamos a ir y hacer
exactamente lo que quiere?
- Aún tenemos que revisar, ¿no crees? –
Hanna preguntó. – La policía llegará en cualquier minuto.
Spencer miró la nota otra vez. - ¿Cómo
recibiste esto, de todos modos?
- De una paciente que conocí en la clínica
de quemaduras. – Hanna se detuvo por un momento, mirando sobre la colina.
Comenzaron a oírse sirenas. Un auto policial apareció en la cima. El estómago
de Aria se retorció.
Hanna se volvió a las chicas y explicó
sobre el cuerpo que los policías habían encontrado tras el hospital. – Su
brazalete de hospital decía Kyla Kennedy, - susurró apurada. – Creo que Ali la
mató, y luego se convirtió en ella. La chica que yo conocí estaba
completamente cubierta con vendajes.
Spencer colapsó contra el capó del auto de
Hanna. – Eso suena totalmente como Ali. ¿Quién más asesinaría a una
víctima de quemaduras e intercambiaría lugar con ella?
Hanna asintió, parecía atormentada. – La
cama de Kyla estaba fuera de la habitación de Graham. Y cuando Graham comenzó a
tener espasmos, Kyla me envió en la dirección equivocada para buscar una
enfermera. Cuando volví, él estaba muerto.
- ¿Entonces ella estaba vigilando a Graham,
asegurándose de que él no dijera nada? – Aria susurró.
- No puedo creer que no lo sospeché antes.
Habría podido ver a Ali a una milla de distancia, - Hanna dijo, secándose
lágrimas. – Kyla era tan…genial. Ahora me siento como una idiota…otra
vez.
- Si estaba vendada por todo el cuerpo, -
Spencer dijo, - habría sido fácil engañar a cualquiera.
De repente, Aria se dio cuenta de algo. –
Chicas, si era Ali en la clínica de quemaduras…
- …Entonces eso explica por qué Noel estuvo
allí también, - Emily terminó por ella.
A estas alturas, el auto de policía había
entrado al estacionamiento, y dos oficiales que Aria reconocía vagamente del
juicio de Ali caminó hacia ellas. Sus placas de nombre decían COATES y
HARRISON.
- Hanna Marin, - Harrison, el más alto,
quien tenía la cara amplia, nariz plana, y largas pestañas enmarcando sus ojos
verdes, dijo gruñonamente. - ¿Dijiste que recibiste una carta de amenaza?
- Sí. – Con las manos temblorosas, Hanna se
la pasó.
Coates y Harrison la escanearon, luego
fruncieron el ceño. - ¿Necesitas pruebas? – Coates, quien era más bajo y
delgado y tenía una manzana de Adam sobresaliente, repitió. - ¿De qué se trata
todo esto?
- Lo explicaremos todo, lo prometemos, -
Hanna dijo, caminando hacia los campos deportivos. – Solo necesitamos que
ustedes revisen esto. Nosotras estamos muy asustadas para hacerlo por nosotras
mismas.
Los policías se encogieron de hombros, luego
caminaron por delante de ellas hacia el galpón de depósito, sus walkie-takies
sonaban cada pocos segundos. Aria miró a Hanna con preocupación. ¿Era buena
idea hacer que los policías se involucren? ¿Y si Ali estaba mirando a la
distancia? ¿Y si tenía una bomba en el galpón—y cuando vea a los oficiales, la
detonaba?
De repente, el teléfono de Aria sonó.
Esperanza estalló en su interior, seguido por un pinchazo de terror. ¿Y si era
Noel? ¿Y si no era Noel?
Luego miró la pantalla. El mensaje era de
un enredo de letras y números.
Sus rodillas se debilitaron. – Oh dios mío,
- susurró, volviendo a mirar arriba. Los policías estaban varias yardas frente
a ellas. Ella les hizo un gesto a sus amigas.
Spencer, Emily, y Hanna se acercaron a ella
y miraron el mensaje.
Las perras creen que son tan
inteligentes, comprando celulares nuevos, tratando de ocultarse de mí.
Entonces los celulares de todas sonaron.
Esta vez, un mensaje con foto se cargó. Cuando Aria lo abrió, gritó. Era una
foto de la lista de sospechosos que habían creado en la habitación del pánico.
Todos los nombres estaban cruzados…excepto el de Noel.
La cara de Spencer se había vuelto blanca.
- ¿Cómo es que A consiguió esto? – tembló, mirando a la misma foto en su
celular.
Los policías se dieron vuelta y la miraron.
- ¿Todo bien? – Coates preguntó.
Pero ninguna de las chicas podía responder.
Otro mensaje llegó. Y luego otro, y luego otro. El mensaje era tan largo que
eran varios mensajes.
La parte más encantadora fue cuando
fueron a esa habitación del pánico a lo James Bond para averiguar quién era yo.
¿Pero adivinen qué, perras? Todo este tiempo he estado un paso delante de
ustedes. He sabido dónde estaban. He sabido hacia dónde iban. Yo llevo la
batuta, no ustedes—de modos que ustedes ni siquiera podrían imaginar. Pero no
se preocupen—lo verán muy pronto. Solo abran el galpón. —A
La cabeza de Hanna se
levantó de golpe cuando terminó. - ¿Sólo abran el galpón?
- Chicas, definitivamente es una trampa. –
Las manos de Spencer temblaron.
- Quizás es peligroso que siquiera estemos
aquí, - Emily susurró.
- ¿Chicas? – Harrison se acercó a ellas,
con las manos en las caderas. - ¿Qué sucede?
Aria estaba por responder, pero su mirada
se enfocó en el galpón. Para su horror, uno de los jugadores de soccer estaba
trotando hacia este. Su mano se estiró hacia la manija.
- ¡Espera! – Aria corrió hacia él. -
¡No abras eso! – Su mente daba vueltas con todas las posibilidades de lo que
podría estar al interior. Explosivos. Animales salvajes. La misma Ali.
- ¡No abras eso! – Aria gritó otra vez.
Spencer, Emily, Hanna, y los dos oficiales siguieron, gritando al chico de
igual manera.
Pero era muy tarde—él ya estaba tirando la
manija. La puerta del galpón se abrió, el borde de abajo se quedó atrapado en
el césped alto.
Coates hizo a un lado al chico y trató de
cerrarla otra vez, pero luego se detuvo, su cara se puso pálida. – Mierda,
- susurró.
Aria se asomó. Por el primer medio segundo,
todo lo que vio fue oscuridad. Entonces, las cosas empezaron a tomar forma:
balones, bastones, alfombras, vallas, mallas. Cuando vio el objeto sentado en
una silla en la parte de atrás, pensó que solo era otro poco de equipamiento
deportivo—una pera, quizás, o un trineo de bloqueo para el equipo de football
menos-que-estelar de Rosewood Day.
Luego apareció un brazo. Dos pies. Una
cabeza colgando de un cuello. Aria dio un paso más cerca, sabiendo quién iba a
ser medio segundo antes de ver su cara. Se cayó de rodillas y gritó. Hanna
aspiró de sorpresa. Spencer gritó. Emily retrocedió con la boca congelada de
terror. El chico de soccer se dio vuelta y vomitó en el pasto. Coates y
Harrison alejaron a los otros jugadores.
- ¿Es ese…? – Spencer chilló.
Afortunadamente no dijo su nombre Aria miró
la parte de arriba de la cabeza de Noel. Aún usaba su chaqueta de su traje
formal, y sus brazos estaban atados tras su espalda, sus tobillos atados a la
silla. Había una gran tira de cinta adhesiva sobre su boca. Su piel estaba
tenebrosamente pálida, y había grandes cortes en sus mejillas, como si hubiera
sido herido fuertemente.
Se sentía como si estuvieran tocando
platillos en su cabeza. Esto no está ocurriendo. Esto no puede estar
ocurriendo.
- ¡Necesito una
ambulancia! – Hanna gritó a su teléfono. - ¡Hagan algo! – Spencer gritó
a Coates, quien estaba gritando algo en su walkie-talkie. Pero Aria apenas los
oía. Estaba sobre la tierra astillosa del galpón, sin poder moverse un poco más
cerca a Noel, petrificada por ver si es que estaba muerto o vivo. Todo lo que
vio, en ese momento, eran los brillantes zapatos en sus pies. Ella había estado
con él cuando los compró. Se había probado un montón de pares en la tienda,
igual que una chica. Una chica estilosa se merece un chico estiloso, él
le dijo con un guiño.
Su teléfono sonó en su oído. De algún modo,
tuvo el juicio para sentarse y mirar la pantalla. Tras ella, sus amigas estaban
moviéndose rápidamente, tratando de comprender lo que están viendo. Pero cuando
sus celulares sonaron, cada una de ellas se detuvo a mirar el mensaje
rompe-corazones en sus pantallas.
Brillen, brillen, pequeñas
mentirosas,
Su situación se ha vuelto de las más
tenebrosas.
Detectives no son; no han resuelto ni una
gilipollez.
¿Noel como A? ¡No es!
—A
Capítulo 33 | Lo que ocurre después...
Noo! Noel esta vivo o no? :(
ResponderBorrarOdio a esa bitch de Ali!!!
Gracias por los capitulos!
No lo sabremos hasta el próximo libro :/
BorrarSaludos :)