Traducido por: @analia8D
¿Qué había visto Aria en Olaf, de todos modos? Su barba era repugnante. La gorra que él usaba parecía como si fuera de un contenedor de basura. Pero a Aria siempre le gustaban esos roñosos tipos— Hanna había estado sorprendida, de verdad, cuando ella empezó a salir con Noel. Ninguno de ellos dos eran del tipo del otro— Un par de jugadores de lacrosse bromeaban por un tiempo que Noel estaba saliendo con Aria debido a que su padre, Byron, tenía acceso a un buena marihuana. Hanna estaba muy segura de que eso no era cierto, pero ¿Y si Noel tenía un motivo oculto para estar con Aria?¿Y si alguien lo había obligado a esto? ¿Alguien como… Ali? ¿Podría Noel ser el ayudante de Ali?
Hanna mordió con fuerza el interior de su boca. Ella no había realmente hablado con Sean desde que las cosas estallaron el año pasado. Estos días, él estaba saliendo con Kate. Incomodidad total.
Sean arqueó una ceja. - ¿No lo odiabas?
Hanna juntó sus manos tratando de verse seria. - He cambiado. Ser voluntaria significa mucho para mi. Tengo un amigo aquí ahora, de hecho, alguien que conocí en el crucero. ¿Graham Pratt?
Sean se sentó de vuelta en su silla. - Si, Graham llegó hace unos días. - Él movió su mano solemnemente. - Ese crucero sonó como una pesadilla. Escuché sobre lo que les pasó a ustedes también— sobre ese bote salvavidas. Algunas personas dijeron que era un pacto suicida.
- ¡Puedo hacer eso!
Capítulo 9 | Capítulo 11
Corregido por: Brayan, Raul, Maite, Daniela.
El cielo se tornaba gris mientras Hanna conducía
hacia el estacionamiento de la Clínica de Rehabilitación y Cirugías Plásticas
William Atlantic. Ella apagó el motor y miró al pequeño, super-moderno
edificio. ¿Ella realmente iba a hacer esto? Parte de ella quería llamar a
Spencer y rogarle por una misión diferente.
Su viejo celular sonó, un nuevo mensaje en la cuenta
de e-mail de su escuela. Era de Chassey Bledsoe: ¡VOTE POR CHASSEY PARA REINA!
Hanna apretó el teléfono entre sus manos, deseando
que ella también pudiera enviar una alerta. ¿Cómo más podrían las personas
saber la asombrosa reina que ella sería? Y ella había escuchado que como
parte del tema de La Noche estrellada, la corona de la reina tendría
incluso más joyas que nunca.
La noche estrellada. Sus intestinos se
retorcieron. Era una coincidencia tan inquietante que la misma pintura que Aria
había robado fuera el tema del baile de este año— Si es que fuera una
coincidencia. Todo lo que A tenía que hacer era alertar a los policías de que
la pintura estaba en el armario de Aria y ella estaría frita. Y aunque la
policía no pudiera nunca podria probar que Spencer y Emily sabían sobre el
robo. Había registros del teléfono de Hanna de esa noche en Islandia. Ella
estaría arruinada también. Quién sabría, tal vez A podría incluso averiguar la
manera de culparlas por la muerte de Olaf.
¿Qué había visto Aria en Olaf, de todos modos? Su barba era repugnante. La gorra que él usaba parecía como si fuera de un contenedor de basura. Pero a Aria siempre le gustaban esos roñosos tipos— Hanna había estado sorprendida, de verdad, cuando ella empezó a salir con Noel. Ninguno de ellos dos eran del tipo del otro— Un par de jugadores de lacrosse bromeaban por un tiempo que Noel estaba saliendo con Aria debido a que su padre, Byron, tenía acceso a un buena marihuana. Hanna estaba muy segura de que eso no era cierto, pero ¿Y si Noel tenía un motivo oculto para estar con Aria?¿Y si alguien lo había obligado a esto? ¿Alguien como… Ali? ¿Podría Noel ser el ayudante de Ali?
Hanna odiaba pensar en eso, pero Ali teniendo un
ayudante tenía mucho sentido. También encajaba que Noel fuera esa persona— Por
un montón de diferentes razones. Al principio de sexto grado, cuando la
Verdadera Ali todavía rondaba y Hanna todavía era una perdedora don nadie. Su
mejor amigo era Scott Chin. Scott estaba fuera del closet incluso en ese
entonces, y él tenía un intenso enamoramiento por Noel y siempre estaba celoso
de sus novias. - ¿Qué es lo que él ve en Alison Dilaurentis? - . Él se quejaba
en el almuerzo un día cuando él espiaba a Ali y Noel riéndose en la mesa de los
cool. - Ella es toda una cara de mantequilla. Todo sobre ella es lindo… excepto
su cara.
Hanna rodó sus ojos. - Ella no es una cara de
mantequilla - Alison era la chica mas hermosa de todas. Ella había
desfilado en la pasarela de los shows de primavera y otoño del mall King James,
y había un rumor de que ella incluso había sido grabada por una gran agencia de
New York City.
- Oh por favor, ella lo es. - Las cejas de Scott, las
cuales Hanna sospechaba el depilaba, se juntaron. - me pregunto si Noel tiene
que cerrar sus ojos cuando se lía con ella.
Hanna bajó su emparedado de mantequilla de mani y
mermelada. - ¿En verdad crees que ellos se lían? - besarse era todavía exótico
para ella. Ella no podía creer que chicos de su edad estuvieran haciéndolo.
- Oh, seh - Scott había asentido.- Los ví haciéndolo
en el bosquecillo detrás del parque de juegos.
Suspirando, Hanna volvió al presente y pasó a través
de las puertas dobles. Instantáneamente, el familiar hedor a gasa, antiséptico,
y algo que solo pudo ser descrito como piel quemada la golpeó como una oleada.
Ella miró alrededor, apreciando las flores falsas en las mesas y las obras de
los pacientes en las paredes. Todo estaba igual que la última vez que ella
había estado aquí, hasta el plato de mentas enfrente del escritorio. Ella
recordó, de repente, haberse encontrado con Mona en este recibidor. Mona había
actuado rara y desconfiada sobre por qué ella estaba ahí, sin admitir que ella
estaba recibiendo tratamientos por la broma-que-me-salió-mal que Ali, Hanna y
las otras habían jugado a Toby Cavanaugh. En todo el tiempo en que ellas habían
sido amigas, Hanna nunca supo que Mona había estado en la casa de los Cavanaugh
esa noche, mirando a Ali disparar los fuegos artificiales a la casa del árbol,
atestiguando a Jenna quedando ciega, tal vez incluso escuchando la pelea de Ali
y Toby más tarde. Desde luego el silencio de Mona había sido intencional.
- ¿Hanna?
Ella miró arriba y vió a las redondas mejillas de
Sean Ackard, ardientes ojos azules, y su sonrisa de chico bueno. Él se situaba
en la entrada de una de las oficinas, usando una limpia camisa azul que parecía
que había salido directo del closet de su padre.
- ¡Hey, que bueno verte! - Sean dijo .- ¿Por qué no
pasas aquí así podemos hablar?
Hanna jugueteó con una caja de pañuelos desechables
enfrente del escritorio. - Estoy esperando para ver a tu papá.
Sean golpeteó la manilla de la puerta. - Nop. Tu
entrevista es conmigo.
Hanna mordió con fuerza el interior de su boca. Ella no había realmente hablado con Sean desde que las cosas estallaron el año pasado. Estos días, él estaba saliendo con Kate. Incomodidad total.
Encogiéndose de hombros, ella siguió a Sean dentro de
la habitación y se sentó en un sofá. Sean se sentó en el escritorio que estaba
poblado de pilas de papeles, un ordenador de pantalla plana, y tazas de café
vacías. Un peluche de Elmo estaba sentado en la repisa detrás de él. Había una
foto de Sean estrechándole la mano del gobernador de Pennsylvania. - ¿Trabajas
aquí ahora? - Hanna preguntó con confusión.
- Los fines de semana, sólo para ayudar a mi papá. -
Sean enderezó algunos papeles. - Estamos muy abarrotados ahora—Un par de
hospitales locales cerraron sus clínicas de quemaduras debido a los recortes
presupuestarios .- Él exhaló pesadamente, luego miró a Hanna. - ¿Así que, cómo
está Mike?
Hanna parpadeó, sorprendida. - Uh, bien
La mención de Mike la hacía sentir inquieta. No era
como si él supiera que ella estaba aquí; él nunca, jamas entendería por qué
ella estaba de vuelta para rogar por su viejo trabajo. Cada historia que ella
le había contado sobre el lugar en que ella estaba era una más repugnante que
la última. Ella le había dicho que tenía una cita en la peluquería para
practicar para su pelo recogido de baile, pero todo lo que él tenía que hacer
era llamar a Fermata, el salón, y atraparla en la mentira.
- Bien - Sean sonrió. - ¿Así que realmente quieres
volver?
Hanna se movió. - Me sentí mal por reducir mi tiempo
de voluntariado. - Ella mintió. - Después de todo lo que me pasó, pensé que
podría devolver un poco, ¿Sabes?.
Sean arqueó una ceja. - ¿No lo odiabas?
Hanna juntó sus manos tratando de verse seria. - He cambiado. Ser voluntaria significa mucho para mi. Tengo un amigo aquí ahora, de hecho, alguien que conocí en el crucero. ¿Graham Pratt?
Sean se sentó de vuelta en su silla. - Si, Graham llegó hace unos días. - Él movió su mano solemnemente. - Ese crucero sonó como una pesadilla. Escuché sobre lo que les pasó a ustedes también— sobre ese bote salvavidas. Algunas personas dijeron que era un pacto suicida.
Hanna no dignificó eso con una respuesta. - Fue
escalofriante tener que evacuar… y luego quedar varadas en el mar. Yo en cierto
modo tuve una epifanía cuando casi me ahogo— la vida es muy corta, será mejor
hacer que cuente. Así que…¿Puedo ayudar?
Sean rebotó un lápiz, la goma de borrar hacia abajo,
en el escritorio. - Bueno, mi papá dijo que podías ser voluntaria siempre y
cuando trabajes duro.
- ¡Puedo hacer eso!
- Bien - Sean dijo. El extendió su mano a Hanna, y
ella la sacudió. Luego su expresión de repente se volvió casi triste. - Sabes,
nunca pude decirte cuán horrible me sentí sobre todo lo de Ali.
- Oh, ah, gracias.
- No puedo
ni siquiera imaginar como debió haber sido. - Sean continuó.
Los ojos de
Hanna se llenaron de lágrimas. Una cosa era que un amigo, un padre, un completo
extraño ofrecezca compasión, pero había algo un tanto conmovedor y raro
en Sean diciéndolo. - Gracias. - Ella murmuró.
Sean dió un
paso adelante, envolvió sus brazos alrededor de ella, y le dió un abrazo
rápido. Él olía familiar, como a canela y a desodorante y al popurrí que su
madre usaba por toda la casa. Era un lindo aroma, un cómodo aroma. De repente
Hanna no lo odiaba tanto.
Ella dejó
su oficina para ir a la habitación del personal femenino, donde se cambió su
vestido Rachel Zoe estampado y sus zapatos bajos de piel de serpiente por
una horrible y demasiado grande bata que olía a vómito. Luego volvió a la
oficina de Sean.
- ¿Señora
Marin? - Una mujer con una bata rosada apareció desde la vuelta de la esquina -
Soy Kelly, una de las jefas de las enfermeras. Estoy aquí para ponerte al
corriente.
- Kelly es
una de nuestras mejores enfermeras. - Sean dijo orgullosamente.
- ¿Qué les
gustaría que haga? - Hanna preguntó animadamente.
- ¿Cómo te
sientes acerca de las bacinillas? - Kelly preguntó.
Hanna hizo
una mueca, pero no era como si ella pudiera quejarse con Sean todavía parado
ahí. - Amo las bacinillas.
- Bien, ¡Genial!
- Kelly lanzó un puño al aire. - ¡Déjame mostrarte que tienes que hacer!
Kelly la
ayudó con la primera bacinilla, dándole la oportunidad a Hanna de llevar la
cosa llena-de-pis por el pasillo. Un enfermero la pasó yendo en la dirección
contraria. Hanna no pudo evitar mirarlo— Era alto, tenía buen físico, y era
extremadamente guapo, con la cabeza rapada y brillante ojos azules.
- Hey - el
enfermero le dijo a Hanna, ensanchando sus ojos hacia los pechos de Hanna.
- H-hey - Hanna tartamudeó de
regreso, luego siguió la mirada del enfermero. El no estaba mirando sus pechos.
Él estaba mirando a la bacinilla. El pis se derramó por los bordes, salpicando
peligrosamente cerca de la bata de Hanna. Ella chilló y casi deja caer la cosa
sobre el piso
Kelly se
rió. - Jedd siempre tiene ese efecto en las personas.
Ellas
continuaron por la habitación siguiente. Sean estaba en lo cierto sobre que el
lugar estaba abarrotado: Había víctimas de quemaduras por donde quiera que ella
mirara. En los pasillos. Tres metidos en una habitación. Incluso había una cama
en una de las salas de espera.
- ¿Esto es
legal? - Hanna preguntó, cerca de tropezar con un soporte de monitor de
alguien.
Kelly se
encogió de hombros. - Hasta que la nueva ala esté finalizada, no tenemos lugar
donde ponerlos a todos.
Luego Kelly
simuló inhalar y exhalar un cigarrillo invisible y dijo que volvería. Hanna
volvió a la habitación de suministros para agarrar una bacinilla limpia. Algo
detrás llamó su atención. La estación de enfermeras estaba vacía. Cada una de
las sillas estaba desocupada.
Ella se
acercó de puntillas de pie alrededor del escritorio y miró a la pantalla del
ordenador. Un programa mostraba una lista de pacientes en la clínica y sus
números de habitaciones correspondientes. Conseguido. Ella arrastró el
cursor en la página. GRAHAM PRATT. Según los archivos, él estaba en la
habitación número 142, la cual estaba justo al final del pasillo.
Ella caminó
de puntillas junto al escritorio justo cuando Kelly pasó alrededor de la
esquina, oliendo como a Newport[1]. - Bien, cariño, ¡tiempo de fregar!
Hanna
añadió jabón en la cubeta y empezó por un pasillo. Ella miró hacia los números
de la habitaciones mientras pasaba: 132… 134… 138… Y ahí estaba, habitación
142. No era una habitación de por sí—más bien una pequeña división en la
esquina separada por una cortina.
Ella
contuvo el aliento y echó un vistazo. Ahí, en una cama, estaba tendido un chico
con un gran vendaje en su cabeza y cuello. Sus ojos estaban cerrados con
fuerza, y habían tubos serpenteando en sus manos y boca. Varias máquinas
sonaban. Un escalofrío pasó por el cuerpo de Hanna. Esto era de lo que A era
capaz. Hanna debió hacer un sonido extraño, porque Kelly colocó su mano en su
hombro. - ¿Este es tu amigo? Te escuché hablando de él con Sean.
Hanna miró
a las luces intermitentes en los monitores de Graham. - S-sí. - Ella dijo,
sintiéndose un poco mal por mentir. - ¿Cómo está él?
La boca de
Kelly hizo una triste U hacia abajo. - Él va y viene.
- ¿Ha dicho
algo?
Kelly se
encogió de hombros. - No, ¿Por qué?
Por una
fracción de segundo, ella estaba mirando a Hanna como sospechosamente. -
¿Puedes hacerme un favor? - Ella preguntó con una voz inocente. - Si él empieza
a despertarse y yo no estoy aquí, ¿Puedes llamar a mi casa? Quiero decirle algo
importante. Algo que debí decirle antes de todo esto.
Los ojos de
Kelly se suavizaron. - Él realmente significa algo para ti, ¿Uh? - Ella le dio
a la mano de Hanna un apretón. - Claro.
Luego Kelly
desapareció de vuelta por el pasillo. Hanna permaneció donde estaba, mirando al
cuerpo en la cama. Los monitores de Graham sonaban constantemente. Su pecho se
levantaba y bajaba. Luego sus párpados aletearon y sus labios se separaron.
Hanna se
agachó sobre su cama. - ¿Graham? - ella susurró. - ¿Estás ahí? - ¿Viste a A?
ella preguntó silenciosamente.
Un soplo de
aire se escapó de los labios de Graham. Sus párpados aletearon una vez más, y
luego se quedó inmóvil en la almohada. Hanna se alejó de la cama, su corazón
todavía aporreando con fuerza. Graham iba a despertarse pronto. Ella podía sentirlo.
Una aguda
risa vino desde las rejillas de ventilación. Hanna se puso rígida y miró al
final del pasillo. Pacientes tendidos inmóviles. El agua de la mopa relucía en
el piso. Todo estaba tan quieto y tranquilo que por un segundo Hanna se sintió
como si estuviese muerta.
Se
estremeció. Si ella y las otras no encontraban a Ali y a su ayudante pronto,
ella podría estarlo.
1. Newport: Marca de
cigarrillos.
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