sábado, 14 de diciembre de 2013

Ali's Pretty Little Lies - Capítulo 8: Terapia familiar, esto no lo es

Traducido por: Guadalupe
Corregido por: Daniela

El domingo por la mañana, Ali, Jason, y los padres de la familia DiLaurentis pasaron por un letrero familiar que señalaba a una calle apartada bordeada por árboles altos y gruesos. LA RESERVA DE ADDISON-STEVENS, decían las letras del cartel. El Sr. DiLaurentis puso el intermitente y condujo por el camino.

- Esos árboles blancos son extraños. - Ali gruñó, mirando por la ventana a los abedules en el bosque, sus ramas albinas se torcían y se rizaban por encima de la carretera. - Me recuerdan a la gente de este lugar.

Su madre le frunció el ceño por el espejo retrovisor, pero Ali fingió no darse cuenta, agregando una capa extra de esmalte de uñas. Su madre odiaba el olor, pero Ali quería castigarla. Esta mañana, después de despertarse y ducharse, su madre había entrado en su habitación sin llamar y se sentó en su cama. - Visitarás a tu hermana hoy en el hospital.

- No, no iré. - Ali hubiera querido lágrimas en sus ojos. - Es muy duro para mí, mamá. Tengo pesadillas cada vez que voy allí.

Por alguna razón, el papel de pobrecita no estaba funcionando. - Si no vienes, no podrás ir a la fiesta de pijamas de final de séptimo grado con tus amigas - La señora DiLaurentis proclamó.

La boca de Ali se abrió. - ¡Tú no puedes decirme lo que puedo o no puedo hacer!

La Sra. DiLaurentis se levantó. - Soy tu madre, por supuesto que puedo. - Dijo con severidad. - Ella es tu hermana, Alison. Yo sé que ustedes dos tienen mala historia, pero tienen que superarlo y tratar de tener un poco de simpatía. ¿Pensaste en el terapeuta del que te hablé?

Ali se había tirado sobre la cama y se había cubierto la cabeza con una almohada. Su madre mencionaba a un terapeuta local de vez en cuando, diciendo que podría ayudarla a lidiar con los problemas de su hermana gemela. Pero lo que su madre no sabía era que ella había estado con terapeutas durante años—y ellos nunca habían sido capaces de resolver ese problema.

Ahora estaba presa en el coche. Cuanto más se acercaban al hospital, más apretado estaba el nudo en su estómago. Mientras su padre continuaba por el camino, el teléfono de Ali sonó. Ella pensó que podría ser un mensaje de Nick—ellos se habían enviado mensajes durante toda la mañana, y estaba segura de que estaba así de cerca de invitarla a salir. Pero era de Emily. Siento lo de anoche. ¿Dónde estás? ¿Podemos hablar ahora?

Ali miró el edificio en la distancia. El hospital era una mansión blanca grande con columnas impresionantes, más parecido a la casa de alguien que a una institución mental. Una enfermera y un paciente estaban cojeando por el camino. Otro paciente estaba sentado en un banco, solo mirando fijamente. Una ambulancia estaba aparcada en un camino lateral, a la espera de un desastre.

No se puede en este momento, ella escribió, luego apagó su teléfono. Ella había empezado a entender por qué sus padres mantuvieron la segunda gemela en secreto todos estos años: Definitivamente había un estigma al tener una hija o una hermana en un loquero. La gente podría asumir que los DiLaurentis eran malos padres por haberla puesto allí. O tal vez asumirían que el resto de la familia estaba loca también.

Su corazón latía muy rápido cuando se detuvieron a la puerta de la guardia y dieron su nombre a un hombre vestido de color caqui con un walkie-talkie. Rodearon el camino de entrada y pasaron las esculturas de arbustos obsesivamente cuidados y los pacientes de ojos vidriosos en el césped. Por un momento, Ali creyó reconocer a uno de ellos de Radley, una chica que solía gritar en su cama durante horas y horas, pero no podía estar segura.

Estacionaron en la parte de los visitantes, y se bajaron. Ali iba a más lento tras su hermano y sus padres, mirando los nombres en las placas de los pacientes que habían muerto que colocaban al lado de los árboles y bancos. NELLY PETERSON. THOMAS RYDER. GRACE HARTLEY. Esa era otra cosa que la gente decía acerca de La Reserva: La tasa de suicidios era preocupantemente alta. La gente debe haber pensado que la muerte era una mejor opción que estar atrapado allí.

El vestíbulo tenía suelos de mármol, una gran fuente en el centro, y sofás blancos modernos. Después de dar sus nombres a una recepcionista que usaba bata de laboratorio, se les dejo entrar en la sala de pacientes, que estaba notablemente más desgastado y antigua que el vestíbulo o el exterior. Entraron en la sala de esparcimiento, que era grande y luminosa, con varios ventanales, sofás raídos puestos contra las paredes, y una vieja TV parpadeando reproduciendo una película que Ali no reconocía. La habitación olía a limpiador antiséptico y macarrones con queso. Una enfermera que escuchaba sus auriculares se sentó detrás de una ventana en la esquina. Una mujer que Ali estaba casi segura era una psiquiatra estaba hablando con una chica abatida de pelo rubio platinado junto a una estantería llena de juegos de mesa.

Luego la puerta se abrió y una chica familiar entró a la habitación.

Ali contuvo el aliento. El pelo rubio de su hermana estaba seco y rizado a la perfección. Su piel lucía impecable, a pesar de la comida asquerosa del hospital no había duda de que sí comía, y sus pechos todavía eran un poco más grandes y la cintura un poco más pequeña que la de Ali. Pendientes de oro colgaban de sus orejas, y llevaba brillo labial rosa.

- Hola a todos. - Su hermana gemela dijo agradablemente, dando a sus padres un beso en la mejilla y apretando el brazo de Jason. Sólo cuando se volvió hacia Ali su expresión cambió un poco. Furia ardía detrás de sus ojos.

Todos se sentaron en uno de los sofás de tela escocesa cerca de la TV. La Sra. DiLaurentis se paseó para conseguir Coca Colas de la máquina expendedora para todos. Le mostró a sus hijas las botellas de coca-cola light, luciendo orgullosa de sí misma. - Me imaginé que ustedes chicas no querían azúcar de verdad.

Ali arrugó la nariz. - Tampoco no bebo Coca-Cola Light. Nadie en la escuela lo hace.

La Sra. DiLaurentis parecía avergonzada. - Pero te compré una caja entera el mes pasado.

- Pero eso era antes de leer que el azúcar falso te engorda de la misma forma. - Ali alejó la botella. - Hice que todos en la escuela tomen Vitaminwater en su lugar.

“Courtney” resopló. - Es divertido ser una creadora de tendencias, ¿no es así, Ali?

Ali se encogió. No hace mucho tiempo, no eras la chica que marcaba tendencias, su hermana estaba diciendo en realidad. No eras nada. - Por supuesto que lo es. - Dijo con confianza. - Además, creo que es mucho más saludable.
                            
De repente, la chica abatida que había estado hablando con el terapeuta en la esquina saltó al sofá y engulló a la hermana de Ali en un enorme abrazo. - ¡C! - Ella gritó.

- Hey, I. – “Courtney” dijo, enlazando su brazo alrededor del hombro de la chica. – Todos, esta es Iris, mi compañera de cuarto. E Iris, este es Jason, mamá, papá, y mi hermana. - Miró directamente a Ali. - Alison.

Iris giró sus ojos azul-hielo a Ali. - Así que tú eres la famosa Alison. He oído hablar mucho de ti.

Ali le dio a Iris una sonrisa tan de perra como la suya. - No creas todo lo que escuches. Yo no soy ni cerca de lo maravillosa que dice Courtney.

- Oh, y Courtney dice que eres maravillosa. - Iris no parpadeó. - Pero ella es bastante impresionante también. Nos divertimos mucho aquí. El martes es nuestro día de spa, ¿no es así, C? ¡Y el jueves es el día de yoga!

- ¡Qué bueno! - La señora DiLaurentis aplaudió.

Ali miró con los ojos entrecerrados. - ¿Tienen un spa aquí? ¿Y yoga? - El Radley no tenía ninguna de esas.

- Ahá. - La sonrisa de Iris mostró todos sus dientes. - Estás celosa, ¿verdad? Apuesto a que quieres estar aquí, también.

Ali se estremeció, un escalofrío le recorrió la espalda. Su hermana le había dicho todo a esta chica. E Iris le creyó claramente.

Iris se puso de pie. - Bueno, voy a dejar que ustedes se pongan al día. - Ella saludó con la mano a la familia y salió, sus jeans colgando bajo sus caderas delgadas.

La Sra. DiLaurentis puso su Coca-Cola en la mesa de café. - Ella parece... agradable.

- Ella es un esqueleto. - Jason murmuró.

- Ella es genial. – “Courtney" jugueteó con sus pendientes. - Ella está aquí por un trastorno alimenticio. Pero supongo que lo está haciendo mucho mejor—se irá el Miércoles. Quién sabe con quién me van a hacer compartir el cuarto. También me gustaba mi compañera de cuarto anterior—su nombre era Tabitha. Pero siento que no puedo tener suerte tres veces.

- Entonces, ¿cómo van tus clases? - Preguntó el Sr. DiLaurentis. Todos en La Reserva tenían un profesor particular que les seguía el ritmo del nivel de su grado.

- Van muy bien. – “Courtney” respondió con entusiasmo. - Definitivamente tendré una A en inglés. Geometría también. No estoy tan segura en historia y ciencia. - Su rostro se iluminó. - Pero he tenido mucha ayuda. Un amigo mío, Tripp, me instruyó. Él es increíble.

La Sra. DiLaurentis intercambió una mirada de sorpresa con su marido, que parecía igual de anonadado. - ¡Eso es tan bonito! – Gorjeó. - ¿Está Tripp aquí?

"Courtney" negó con la cabeza. – Estaba. Pero fue transferido a otra parte. - Pasó el dedo en una ranura de la mesa. - Es un fastidio, pero nos hemos estado enviando muchos correos electrónicos.

Su voz se apagó y miró a su regazo. Los DiLaurentis intercambiaron una mirada cargada que Ali no pudo descifrar. - Pareces mucho más feliz. - Dijo la señora DiLaurentis.

- Me he sentido bastante bien. - Dijo Courtney. - Supongo que son los nuevos medicamentos que me han prescrito.

- Y tus enfermeras dijeron que has sido muy cooperativa. - Agregó el Sr. DiLaurentis.

- Han sido buenos conmigo, - “Courtney” dijo. - Todos trabajan muy duro.

Ali giró la cabeza y rodó los ojos. ¿Por qué estaba siendo dulce como un pastel? ¿Y por qué su gemela estaba actuando de manera tan normal? Por lo general, cuando venían aquí, "Courtney" era combativa y estaba enojada, apenas hablaba con alguno de ellos.

- De hecho, he estado haciéndolo tan bien que me han dado permiso para salir del campus de vez en cuando, - “Courtney” agregó.

Ali se estremeció. - ¿Sola?

- No. - Su hermana sonrió dulcemente. -  Con un chaperón.

- Dios. - La Sra. DiLaurentis sonrió. - Debes estar mejorando.

Ali sacó un hilo suelto del sofá tapizado en el que estaban sentados tan vigorosamente que toda una hilera de puntos se salió con sus manos. ¿Qué lunáticos permitían que su hermana saliera del campus? ¿No se dan cuenta de lo que ella era capaz de hacer?

Después de un rato, una enfermera tocó a la señora DiLaurentis en el hombro para decirle que la sesión de grupo de Courtney comenzaría pronto. Todos la abrazaron, Ali apretando los dientes mientras envolvía con sus brazos alrededor de los hombros de su hermana. Luego su gemela desapareció del cuarto de esparcimiento, con un salto extraño en sus pasos.

Ali se excusó para ir al baño—ella se sentía mareada y necesitaba unos segundos para sí misma. Ella empujó la puerta del cuarto de baño de los visitantes, en el pasillo, arrugando la nariz ante el olor acre de blanqueador y el anillo de óxido en uno de los lavabos. Entonces la puerta se abrió de nuevo, y dos chicas entraron. Una de ellas era Iris. Otra era su gemela.

- ¿H-hola? - Ali tartamudeó. - ¿No tienes terapia de grupo?

- Oh, no te preocupes por eso, hermanita. - "Courtney" se burló, mirando a Iris. Su compañera de cuarto se dirigió a la puerta y se quedó de guardia en frente de esta, con los brazos flacos cruzados sobre el pecho.

El corazón de Ali comenzó a latir con fuerza. Ella miró hacia la puerta Iris estaba custodiando. -  Mamá va a buscarme pronto
.
- Oh, esto no tomará mucho tiempo. – “Courtney” sonrió, acercándose.

Ali se estremeció. Todo tipo de escenarios horribles pasaron por su mente. Ella vio a su hermana tirándose encima de ella en la cama cuando tenían siete años, obligándola a hacer lo que sea que le pidiera. Si no lo haces, lo lamentarás. Se imaginó a su hermana empujándola en un armario y atando sus muñecas con una cuerda elástica. Ella se acordó de ella rompiendo la cabeza de su preciosa muñeca, lo único que su abuela le había regalado. Y entonces se vio a sí misma, tacleando  a su hermana contra el suelo, con los ojos de su hermana llenos de alegría a la vez que gritaba pidiendo ayuda. Su gemela la había manejado una y otra vez y otra vez.

- Sólo quiero decirte algo, ¿de acuerdo? - La hermana de Ali se paró tan cerca de Ali que podía ver los poros de sus mejillas, el barrido brillante de la sombra de ojos en los párpados. - Sé lo que has estado haciendo. Y muy pronto, vas a caer.

Se sentía como si acabara de correr un escalofrío en el pecho de Ali. - Por favor no me encierres de nuevo. - Dijo bruscamente, alejándose de la cara de su hermana. Entonces ella abrió la boca, dándose cuenta de lo que acababa de admitir. Después del cambio, ella juró nunca, jamás revelar lo que había ocurrido a nadie, ni siquiera a la niña cuya identidad había robado.

"Courtney" sonrió maliciosamente, también notando lo que había dicho. Ella se agachó y agarró el dedo de Ali, tocando el anillo de plata con la A rizada en el centro. - Tu tiempo se está acabando, Ali. - Se burló, dejando caer el dedo de Ali una vez más y pasando junto a ella hacia la salida.-  Comienza a despedirte.


Capítulo 7 | Capítulo 9

5 comentarios:

  1. QUE BUEN CAPITULO POR DIOS!!HACE MUCHO ESPERABA QUE SUBAS MAS!NO TARDES PORFA! SOS UNA GENIA

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    1. lo siento pero los siguientes tardarán algo porque estos días estoy muy ocupada :(

      Pero no te preocupes que no me detendré ;)

      Saludos! :)

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  2. me encanto este capitulo, ya es uno de mis favoritos aunque speraba una "courtney" mas amenazante, pero ademas de eso lo ame

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    1. En este libro en general se aprecia que Courtney era más inocente que Ali :O yo tambien pensé que COurtney sería más malvada

      Saludos!

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  3. me encanto este capitulo, ya es uno de mis favoritos, me hubiera gustado mas que courtney hubiera sido mas amenazante, pero igual lo ame

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