domingo, 17 de noviembre de 2013

Crushed - Capítulo 7: El nuevo huésped de Emily

Traducido por: Daniela
Corregido por: Gabriela

A pesar de que Emily había estado en La Reserva de Addison-Stevens sólo una vez anteriormente, tuvo una incómoda sensación de familiaridad mientras conducía por el largo camino. El enladrillado gris del edificio definitivamente se había aparecido en sus sueños. Ella había bosquejado las ventanas góticas en los márgenes de su cuaderno sin saber por qué.

Se estacionó en el lugar para visitas y trató de calmar su respiración. Era la tarde siguiente; se había saltado su último periodo del día, uno de estudios libres, para hacer el viaje hasta La Reserva. Pero solo saber que la Verdadera Ali había pasado años aquí, planificando modos para matarlas, hizo que su estómago se revuelva. ¿Y si la ayudante de Ali había estado también aprisionado tras estas paredes? ¿Y si las dos habían conversado en la deprimente sala de esparcimiento juntas, organizando cómo iban a arruinar a Emily, Hanna, Spencer, y Aria? Emily miró las siluetas pasando a través de un pasillo con paredes de vidrio. Si la próxima persona que pase es una mujer, esto saldrá bien, apostó silenciosamente.

Un alto hombre con chaqueta de tweed con parches en los codos caminó por ahí. Eso no era alentador.

Pero tenía que seguir con esto. Moviendo sus hombros, salió del auto y miró hacia las puertas dobles. Más temprano ese día, había llamado al hospital preguntando si podía visitar a Iris Taylor. La enfermera había dicho que Iris podía tener visitas en la tarde, así que Emily supo que Iris aún era una paciente. Pero cuando Emily insistió en saber cuánto tiempo había estado Iris en La Reserva—quería descartarla como la ayudante de Ali—la enfermera no le dio ninguna información.

Una ráfaga de viento culebreó por la espalda baja de Emily y levantó su falda. Antes de entrar, levantó su nuevo teléfono y, luego de un momento, entró a Twitter. Sí, era romper la regla de no-internet, pero tenía que revisar. Allí estaba su invitación al baile y su nota, pero nadie había respondido o retweeteado. ¿Qué le hizo pensar a Emily que Jordan siquiera lo había visto?

Cerró sus ojos y trató de imaginarse lo que Jordan estaba haciendo en ese momento. ¿Sentada en un café Italiano con grandes lentes de sol? ¿Descansando en una playa desierta en el trópico? Quería estar revolviendo su café junto a ella, o mojándola con la espuma marina. El deseo era tan fuerte que dolía físicamente.

Suspirando con fuerza, entró al recibidor de mármol. Una mujer con un delantal blanco de laboratorio la saludó con una gran sonrisa. – Estoy aquí para ver a Iris Taylor – Emily dijo – Soy Heather Murphy – Era su nombre estándar; lo había usado cuando era una camarera en el restaurant de comida en Penn’s Landing el verano que estuvo embarazada. Gayle Riggs, la mujer a la que casi le dio su bebé, sólo la conocía como Heather… hasta que A se involucró, claro.

La mujer sonrió – Se lo haré saber.

           Con un gesto con el brazo, dirigió a Emily hacia el área de los pacientes. Emily caminó lentamente, preparándose, y tembló cuando oyó el click del cerrojo en la puerta que separaba el recibidor del área de pacientes. El pasillo estaba quieto, tenía alfombras beige manchadas, y olía a hot dogs. Una escalofriante risa se escuchó desde una de las habitaciones. Una chica con el cabello alocado pasó, yendo en la otra dirección. Cuando vio a Emily mirándola, la miró de vuelta en blanco - ¡Buu! – gritó. Emily saltó, y la chica se rio.

           Emily abrió las puertas dobles hacia la sala de esparcimiento. Los mismos globos  y estrellas falsas y animadas de cartulina estaban en las paredes desde cuando las chicas visitaron a Kelsey. Gastados puzles estaban amontonados en una repisa, y allí había unos pocos libros en un librero de metal de apariencia industrial. Un letrero sobre la TV decía SIN CABLE.

           Cuando Emily cerró la puerta, unas pocas chicas, todas vestidas en pijamas blancos, se dieron vuelta emocionadas, quizás esperando que Emily estuviera allí por ellas. Una chica con sobrepeso que tenía una parte calva trató de sonreír, pero se veía más como una mueca. Una chica pálida como las cenizas de apariencia frágil bajó su cabeza y murmuró. Emily buscó a su alrededor a Kelsey, pero no la veía en ninguna parte. Había estado muy nerviosa para preguntarle a la enfermera si Kelsey seguía allí.

           Entonces Emily vio a una chica con el cabello rubio albino en una esquina. Ella encajaba con la descripción que Hanna le dio sobre Iris. Aclarando su garganta, Emily gritó el nombre de Iris. La chica, quien no podría haber pesado más de noventa libras, se dio vuelta y le dio a Emily una larga mirada de conocimiento.

           - Tu nombre no es Heather Murphy – dijo en una seca, dura, y ruda voz. La parte de debajo de su pijama blanco se cayeron ligeramente de sus caderas cuando se paró. – Tú eras una de sus amigas, ¿o no? – se acercó. Su aliento olía a caramelo agrio. – Esa perra que se robó la vida de Alison.

           Emily se encogió. Podía sentir a todos en la sala de esparcimiento mirándola, pero no quería darle la satisfacción de parecer incómoda. – Correcto, soy Emily – dijo. – Era amiga de Courtney. –Aún era raro llamar a Su Ali Courtney. – Y yo oí que tú eras amiga de Ali—y compañera de habitación. Tengo un par de preguntas sobre ella. ¿Hay algún lugar donde podamos hablar en privado?

           Iris se cruzó de brazos. Por un momento, Emily estuvo segura de que iba a decir que no, pero luego se encogió de hombros. – No sé qué puedo decirte yo sobre ella, pero seguro. Hablemos.-

           Entonces dio media vuelta y se dirigió a una puerta. Emily la siguió, tratando de ignorar las miradas entrometidas en su espalda. Se preguntó si siquiera tenían permitido salir de la sala de esparcimiento, pero no habían enfermeras por ahí, nadie que las detenga.

           Iris bajó por un pasillo y abrió una puerta cerca de la salida de incendios. Adentro había dos camas sin hacer. Un lado tenía posters de bandas adolescentes en la pared—Justin Bieber y unas cuantas estrellas de Disney Channel—y una diversidad de animales de peluche rosados en la cama. El otro lado era vacío e impersonal, como un cuarto de hotel. Iris se dejó caer en el lado genérico y miró con desdén a los posters de Bieber. – Mi nueva compañera de cuarto es toda una perdedora. – Luego sus brillantes ojos verdes volvieron a Emily. - ¿Entonces? ¿Por qué quieres saber sobre Ali?

           Emily se apoyó en una silla rasgada de cotelé. – Creo que aún está viva.

           Iris resopló. – Basura. Se quedó atrapada dentro de una casa explotando.

           - Quizás no.

           Iris cruzó sus piernas. Sus huesudas rodillas se asomaron por la tela de los pijamas. - ¿La policía sabe sobre esto?

           Emily negó con la cabeza. – Queríamos averiguarlo nosotras mismas.

           - ¿Por qué?

           Emily miró fijamente el reloj digital al otro lado de la habitación. ¿Cómo podía hacer que esto suene inocuo? Iris no parecía una idiota; si había oído sobre la Verdadera Ali muriendo al interior de esa casa, entonces probablemente había oído también que la Verdadera Ali las había atormentado como A. ¿Por qué más querrían ella encontrarla sino para detener esto para siempre? Esta era la amiga de Iris de quien estaba hablando Emily. No quería vendérsela.

           - Olvídalo, no me importa realmente, - dijo Iris, como si sintiera la razón de la duda de Emily. Y luego apareció un brillo en sus ojos. Se acercó al lado de Emily. Su repentina proximidad hizo a Emily estremecerse. A pesar de que Iris era pequeña, irradiaba energía de enojo.

           - Entonces ¿Qué quieres saber? – Iris preguntó – Podría decirte todo tipo de cosas sobre ella.

           - ¿En serio? – Emily se enderezó.

           - Ajá. Pero solo hay un modo de que yo vaya a hacer eso. Tú vas a sacarme de aquí.

           Emily se rio nerviosamente. - ¿Afuera de aquí?

           Iris asintió. – Ya le he dicho a las enfermeras que tengo una abuela enferma en el hospital. Ese es el único modo de que te dejen salir por unos días, ¿Sabes? —Para ver familiares enfermos o ir a funerales. Realmente alegre, ¿huh? – Giró sus ojos – Solo estaba esperando la oportunidad correcta— ¿Y adivina qué? Tú eres esa oportunidad. Ahora, vuelve al mesón frontal y explícales que eres mi prima y que has venido para firmar y sacarme para que podamos ver a Nana juntas.

           - ¿Nana?

           - ¡Tenemos que hacerlo convincente! – Iris sonaba exasperada.

           - ¿Y luego qué? – De a poco le iba entrando a Emily la idea de que Iris hablaba en serio - ¿Quieres ir a tu casa?

           - De hecho, estaba pensando que podría quedarme contigo.

           - ¿Conmigo?

           Iris cruzó sus brazos. – Sin preguntar. ¿Está bien? He estado encerrada en este lugar infernal por cuatro años ya sin descanso. Ni siquiera te puedes imaginar cómo se siente eso. Yo de verdad tengo buena información sobre Ali, pero no vas a oír una palabra al respecto si no me ayudas. ¿Aceptas o no?

           Emily se mordió su uña. – Espera. ¿Has estado aquí por cuatro años sin parar?

           Iris apuntó a una carpeta colgando de una ranura plástico en la puerta. – Chequea los registros si quieres.

           Su mirada se mantuvo en Emily. Luego de una pausa, Emily caminó hacia la puerta, sacó el archivador, y lo hojeó. Justamente, habían registros de paciente de Iris con fecha de hace cuatro años. En ningún lugar habían señales de que alguna vez haya salido, ni siquiera por un fin de semana. Iris estaba diciendo la verdad.

           Emily dejó el archivador en la ranura. Si Iris había estado aquí por cuatro años sin descanso, eso significaba que no podía ser la ayudante de Ali, matando a toda esa gente el invierno pasado y asesinando a Tabitha en Jamaica la primavera pasada. Sintiéndose mejor, aclaró su garganta. - ¿No tienes cuentas pendientes con alguien afuera, o si? ¿No vas a tener alguna clase de conducta violenta si te saco?

           Iris se burló. – No dejan salir a gente así nunca. ¿Por qué crees que Alison nunca fue a casa?

           Emily nunca había pensado en eso. – Está bien. – dijo tranquilamente. Así que Iris se quedaría con Emily por unos días. Si eso significaba saber más sobre Ali—sobre A—valdría la pena.

           Pero sus piernas seguían temblando cuando caminó por el pasillo hacia el recibidor. La misma mujer que la había dejado entrar sonrió desde detrás del escritorio. – Um, olvidé mencionar – Emily comenzó, su voz temblando. – Soy la prima de Iris. La llevaré a ver a nuestra abuelita.

           Se imaginó que la recepcionista no se la compraría, pero luego de un rápido chequeo con otras enfermeras y con la encargada del caso de Iris, Iris pudo salir. Cuando apareció en el recibidor, se había cambiado a un par de jeans que eran ligeramente muy cortos, como si los hubiera comprado unos años atrás. Haciendo juego con una parka rosada y una cartera de cuero con bultos, se veía un poco…torpe, como una chica que se sentaba sola en la cafetería.

           Salieron juntas del hospital. El pasto chapoteaba bajo sus pies mientras ellas caminaban hacia el estacionamiento. Estaba tan tranquilo afuera que Emily podía oír su propia respiración nerviosa, cansada. Miró alrededor, segura de que A estaba mirando, pero no había ni un solo auto en el camino o transeúnte en los pequeños senderos que rodeaban la propiedad. El único sonido era el de la fuente burbujeante que estaba cerca, la que estaba dedicada en memoria de Tabitha Clark.

           - ¡Hagamos esto, perra! – Iris exclamó mientras Emily abría el Volvo. Se subió al asiento del copiloto, cerró la puerta, y sacó una hoja de papel arrugada de su bolsillo. – Bien. Primera parada, el Bar Metropolitano en Philly.

           - ¿Disculpa? – Emily la miró. - ¿Por qué vamos para allá?

           Iris le pasó el papel. Se veía como una lista, escrita en abrupta, frenética letra. Tomar cocktails en el Bar metropolitano. Simular follar a los dinosaurios en el Instituto Franklin. Subir corriendo los escalones del Museo de Artes como Rocky. Encontrar a Tripp. – Estas son cosas que he querido hacer por cuatro años. Y tú me vas a llevar a hacerlas todas.

           - ¿Todas? – Emily dijo, escaneando la lista. Era al menos de cincuenta ítems de largo.

           Iris levantó una ceja. – Si quieres saber sobre Ali, cada una de ellas.

           - Está bien – Emily dijo tranquilamente. No había nada como la promesa de los secretos de Ali para hacerla callar. Y tenía la sensación de que Iris sabía eso también.

           Prendió el motor, apretando sus dientes. Esto es por una buena causa, esto es por una buena causa. Aún, su garganta estaba seca. Miró su nuevo celular, segura de que A le había enviado un mensaje sobre cómo no iba a salirse con la suya con esto.

           Pero no había nada.


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