sábado, 23 de noviembre de 2013

Crushed - Capítulo 8: Un monstruo en el armario


Traducido por: @analia8D, Gabriela
Corregido por: Brayan, Daniela


            La última clase del día de Aria era edición de periódicos, la cual se realizaba en el cobertizo de periodismo. Aunque el periódico de la escuela se había vuelto digital siglos atrás, el edificio todavía olía como a tinta y a papel de periódico. Viejos encabezados de eventos importantes de Rosewood Day decoraban las paredes, todo desde el equipo de soccer masculino de 1982 de Rosewood Day ganando el campeonato de estado, hasta los cien árboles siendo plantados en el perímetro de la escuela para honrar a las víctimas del 9/11.

            Diez minutos desde el inicio de la clase, Noel entró escabulléndose  a través de la puerta de atrás. - ¿Dónde estabas?- Aria preguntó mientras él se deslizaba en una silla al lado de ella.

            Noel se encogió de hombros. - Traté de enviarte un mensaje, pero este mensaje me llegó diciendo que tu teléfono estaba fuera de servicio.

            Aria miró a las ranuras que estaban en su escritorio. - Te lo dije, no estoy usando tecnología esta semana como parte del proyecto de ciencias. - Esa mentira se sentía torpe en su lengua. Noel no iba a comprar esa historia por mucho tiempo.

            El Altoparlante crujió, y un familiar sonido de aclaración-de-garganta señaló que el director Appleton estaba por hablar. - ¿Estudiantes? - Él dijo. - ¿Podrían todos prestar atención  a nuestra emisora escolar? Tenemos algunas noticias importantes del Baile Del Día de Mayo.

            El señor Tremont, el profesor, rodó sus ojos pero obedientemente encendió la televisión que colgaba en la pared, al lado de la pizarra. Penny Dietz, quién hacía las noticias matutinas, apareció. - ¡Buenos días estudiantes de Rosewood Day! - Ella gorjeó, sus mejillas estaban extra brillantes. - El Baile del Día de Mayo se está aproximando, y hoy vamos a escuchar de algunos de los candidatos para Rey y Reina del baile. Primero, la reina del baile. No hemos recibido el video de Hanna Marin hasta la fecha, así que vamos a oír el de Chassey Bledsoe.

            Noel frunció el ceño. - No puedo creer que Hanna no hiciera el video ayer.

            Aria miró a otra parte. Ella estaba ocupada encontrándose en una habitación secreta, investigando quién podría ser A.

            Chassey Bledsoe apareció en la pantalla, hablando super-entusiasmada sobre cuán emocionada estaba por estar compitiendo y que ella estaba organizando una Cena  de Pasta de Vote por Chassey mañana en la franquicia local Olive Garden, de la cual su tío era el dueño.

            Después fue tiempo de los candidatos para rey. Cuando la imagen de Noel surgió, el corazón de Aria se dio vuelta de orgullo. Su cabello estaba empujado detrás de su frente, mostrando sus brillantes ojos verdes. La camisa negra abotonada que estaba usando resaltaba en su piel oliva.

            Aria lo empujó juguetonamente. – Sin duda que todas las chicas te quieran.

            Noel sonrió perezosamente. - Pero yo tengo a la mejor.

            Aria exprimió su brazo, pero luego su sonrisa se atenuó, y ella se alejó. Spencer había escrito el nombre de Noel en la pizarra de sospechosos ayer… y Aria la había dejado. Solo eso la hacía sentir sucia y avergonzada.

            Todo el día Spencer había estado mensajeando a Aria, preguntándole si ya le había preguntado algo a Noel. ¿Pero qué diablos se suponía que Aria debía preguntarle? Hey, ¿mataste a una chica que estaba imitando a Alison en Jamaica y estás tratando de  echarnos la culpa? ¿No se daba cuenta Spencer de que su relación, la única cosa buena que tenía en ese momento, podría terminar?

            ¿Cómo podían sus amigas pensar que Noel posiblemente podría estar ayudando a Ali? Está bien Noel había estado en Jamaica—Era posible que él hubiera visto a las chicas en el tejado con Tabitha. Pero el nunca, jamás podría haber facilitado a Tabitha todas esas frases de Ali. Y ¿Qué? ¿En serio ellas creían que él había matado a Tabitha en la playa? Noel sacaba las arañas de la casa en lugar de pisarlas. Él no pudo ir al SPCA*, porque dijo que se llevaría a cada perro a casa con él.

            Si, él había conocido a Ali— Ambas Alis. Él y Su Ali incluso habían salido por un pequeño tiempo al final de séptimo grado, pero Ali había roto con él después de dos citas, probablemente porque a ella le gustaba Ian Thomas.

            Cuando Aria miró hacia arriba, Penny estaba de vuelta en la pantalla de TV. - También tengo un emocionante anuncio sobre el encargado del comité de decoración del baile. En un encuentro secreto con el personal Rosewood, estudiantes,  y nuestros generosos donantes, se ha decidido que el presidente de decoración del evento temático de La Noche Estrellada es… ¡Aria Montgomery!

            Todos se volvieron y miraron a Aria. Ella parpadeó hacia la televisión. Imágenes de La noche estrellada  de  Van Gogh  daban vueltas, acompañadas con una canción tecno. Luego su foto de graduación apareció. ARIA MONTGOMERY, se leía en el pie de foto. PRESIDENTA DE DECORACIÓN DEL BAILE DE MAYO.

            -¡Felicidades! - Devon Arlyss palmeó a Aria en la espalda. - Estoy tan celoso.

 - ¿Puedo ayudarte? - Collen Bebris preguntó emocionada, aunque ella solo era una estudiante de segundo año.

            - ¡Eso es asombroso! - La cara de Noel apareció en frente de Aria. - Tú siempre has querido ser la presidenta de decoración, ¿verdad?

            - P-Pero yo no postulé para eso. - Aria espetó.

            Noel frunció el ceño - ¿No lo quieres?

            Aria tragó saliva. - Yo…. - No hace mucho, ella lo hubiera hecho. Pero la última cosa que ella quería hacer era un gran mural de La Noche Estrellada.

            Sus pensamientos volvieron a esa noche Islandia. Después de que Hanna la atrapara a ella y Olaf besándose, los tres fueron a tropezones de vuelta al  bar. Aria había estado segura de que tan pronto como ella entrara, Noel lo sabría... pero él estaba conversando con un par de chicas rubias de Polonia. Las chicas estaban haciendo que Mike y Noel digan ciertas palabras con acento americano; cada vez que Noel decía algo nuevo, las chicas se reían y agitaban sus pechos. ¿Siquiera le importaría que Aria se había besado con alguien más? ¿Siquiera importaba ella?

            Ella quería probarse algo a ella misma esa noche. Que ella era todavía mundana. Que ella todavía era Aria Islandesa. Ella agarró el brazo de Olaf y susurró. - Vamos a robar el cuadro que está encerrado en el castillo.

Olaf parpadeó. - ¿En serio?

            - ¡Sí! - Aria saltó y bajó. - ¡Seremos justicieros del arte! Llamaremos a la prensa y les diremos que la hemos salvado y la pondremos en un museo. ¡Tal vez podríamos empezar nuestro propio museo!

            Había arrugas junto a los ojos de Olaf cuando sonreía. - Eres muy linda cuando te emocionas.

            - ¡Esto no es sobre ser bonita! - Aria gritó. - ¿Lo harás?

            Olaf miró a Noel, como si dijera, No vas a involucrar a tu novio también en esto, ¿O sí? Luego él se encogió de hombros. - ¿Qué demonios?

            Ellos esperaron otra hora—Para ese momento, Noel era apenas entendible, y él, Mike, y Hanna estaban preparándose para volver a la hospedería. Aria fue con él, pero después dijo que se había olvidado de algo en el bar y que necesitaba volver. Noel tropezó hasta la cama, ni siquiera la cuestionó. Aria corrió al siguiente callejón, donde Olaf la estaba esperando en su Jeep. Él la recogió en sus brazos, su respiración olía dulce, no alcohólica en lo absoluto—Aria luego se dio cuenta de que ella sólo lo había visto con una cerveza en toda la noche. - Esto es tan increíble.- Él susurró.

            - Lo sé - Aria dijo, pero ella se alejó, ella estaba un algo borracha—incluso demasiado borracha para besar. Su cabeza estaba girando sobre todo el lugar.

            Ellos derraparon fuera del estacionamiento directo a las calles llenas de baches de Reykjavik. Olaf agarró la rodilla de Aria con una mano mientras conducía. Cuando una casa de piedra se aproximó sobre un monte a la vista, Aria realmente gimió. Algunas de las ventanas de la casa estaban hechas de vitrales. Una veleta giraba en el techo. La casa tenía gárgolas y torrecillas y un montón de arcos ornamentales, ni parecida a las deportivas, simples, y náuticas casas en la ciudad.

Ellos estacionaron lejos de la casa y salieron. A pesar de que eran las dos AM, pudieron ver fácilmente  las puertas y las ventanas bajo la luz del sol de medianoche. - Mira. - Olaf susurró, señalando una ventana abierta de par en par en el primer piso. Era como si quien quiera que viviera aquí estuviera pidiendo que robaran.

            Aria vio los pies de Olaf desaparecer a través de la ventana. Un segundo después, su cabeza apareció sobre la faja. - ¿Vienes?

            Aria se metió a la casa también. Olía como a moho adentro, y había una fina capa de polvo en el piso. Muebles cubiertos con sabanas ubicados en cada habitación. Un reloj antiguo hacía tic-tac fuertemente en la esquina. Marcos dorados de pinturas colgaban en las paredes, pero la mayoría eran más abstractos que La noche Estrellada, cubos y líneas e incluso una que era, hasta donde Aria pudo descifrar, nada más que garabatos azules.

            Olaf desapareció por un pasillo, y Aria lo siguió. Cuando ella miró a una pequeña, sombría oficina, ella vio un lienzo de tamaño mediano con familiares espirales y estrellas. Jadeó y retrocedió, su cabeza daba vueltas con el alcohol. Parpadeó con fuerza, preguntándose si estaba imaginándose cosas. Ella realmente no había creído que la iban a encontrar.

            - ¡Olaf! - ella gritó, saltando sobre una otomana en medio de la habitación y tocando el marco con ambas manos. La pintura se salió de su gancho fácilmente. Aria la sujetó en sus brazos. Olía como a lienzo y a polvo. De cerca, ella apenas podía divisar la firma de Van Gogh en la parte inferior.

            Eso la puso sobria inmediatamente. Ella sostuvo la pintura extendida como si esta acabara de chillar. Mierda una voz gritó fuertemente en su mente. Estaba  sosteniendo un Van Gogh, ¿Estaba ella loca?

            - ¡Bien! - Olaf dijo desde la entrada. Llamó a Aria hacia él, pero sus piernas se sintieron inútiles. Dejando salir un gemido, ella empujó la pintura hacia él  y se alejó tambaleándose.

            - ¿Aria? - Olaf la había llamado después.- ¿A dónde vas? – fue entonces cuando todas las alarmas se dispararon.

            El timbre señalando el final del periodo sonó, y Aria saltó. Noel la estaba mirando fijamente con curiosidad, pero todos los demás en clase habían vuelto a sus propios  asuntos. El señor Tremont abrió la puerta, y la clase salió en fila. Aria siguió, todavía aturdida. La gente la rodeó tan pronto como ella caminó sobre el césped.

            - ¡Felicitaciones, Aria! - dijo Reeve Donahue, una de las chicas del comité del baile.

            - ¡Buena Esa! - Mai Anderson trinó, palmeando el brazo de Aria.

            Riley Wolfe aspiro. - Tú sabes que solo es porque ella está saliendo con Noel. - Ella susurró sonoramente a Naomi Zeigler.

            Aria parpadeo con ojos legañosos hacia Noel, las palabras de Riley sonaban ciertas. - ¿Tuviste algo que ver con esto?

            Noel torció su boca, luciendo culpable. - Pensé que estarías feliz por eso. Sabía que no habías postulado… Así que yo puse una postulación por ti, usando algunos de tus proyectos de arte.

            Aria tragó saliva. Ella sabía que debía estar conmovida. Pero todo lo que ella sentía era pánico. – Es solo que tengo demasiada carga encima en este momento, es todo. - Ella murmuró después de un muy largo momento.

            - ¿Cómo qué? - Noel preguntó.

- Como… - Ella miró alrededor y bajó su voz. – Fui cuestionada sobre la  muerte de la chica en Jamaica.

            Noel se encogió de hombros. - Si, yo fui interrogado también. ¿Cuál es el problema?

            Aria le echó un vistazo, su pulso estaba aumentando la velocidad. - ¿Hablaste con la Agente Fuji? ¿Qué dijiste?

            Llegaron al edificio principal. Niños pasaban como rayos delante de ellos por los pasillos. Alguien azotó la puerta de un casillero. Noel puso la combinación de su casillero, evitando su mirada. - No lo sé. Le dije que vi a Tabitha pero que no hablé con ella. Y ciertamente no vi a nadie golpeando su cráneo en la playa.

            - ¿Eso es todo lo que dijiste?

            Noel sacó un libro del estante. Un músculo al lado de su ojo se movió. - Sí. ¿Por qué? ¿Qué ocurre?

            Ella lamió sus labios. Si ella seguía con esta línea de preguntas, ella iba a verse realmente, realmente culpable. - Yo solo estoy asustada. - Ella se las arregló para decir. - Después de todo lo de Ali… Es duro hablar con más policías.

            Noel azotó su casillero y tocó su brazo. - Pero eso se acabó. La mujer del FBI dijo que no te molestará de nuevo—Ella dijo que había terminado conmigo también. Apesta que estuviéramos ahí cuando alguien murió, pero no es como que nosotros la hayamos asesinado.

            Los nervios cortaron a través del pecho de Aria. - Uh-huh. - ella dijo débilmente.

            De repente, ella tenía que salir de aquí. Ella lo besó apresuradamente. - Estoy emocionada sobre lo de ser presidente de decoración, de verdad. Muchas gracias. Pero ahora tengo que irme.

            Le tomó sólo diez minutos llegar a la casa de su madre, y ella trató de mantener su mente en blanco todo el viaje a casa. Ella arremetió por la entrada del auto, y metió la llave en la cerradura. Pero antes de que ella siquiera la girara, la puerta se abrió. Usualmente ellos también ponían el pestillo del pomo.

            - ¿Hola? - Aria llamó desde el recibidor. No hubo respuesta. Ella echó un vistazo a la cocina, el patio trasero, y luego las habitaciones. Su mamá, Ella, no estaba ahí.

            Ella miró en su habitación por último, y su sangre se heló. Ahí, en su cama, tendía una pieza de papel  que no había estado ahí esta mañana. Ella la agarró y miró las palabras que cruzaban la parte de arriba de la página. Estaban en islandés. La mitad final de la página había sido traducida al inglés: Hombre de Reykjavik buscado. Se sospecha asesinato.

Cuando Aria vio la cara de la foto, jadeó. Olaf.  

Tragó saliva y miró el artículo. Olaf Gundersson, 21 años, desapareció de su casa en las afueras de Reykjavik en la noche del 4 de enero.  

Eso parecía décadas atrás. Aria trató de recordar. Ella no tenía idea que  había estado haciendo el 4 de enero. Holgazaneando—Ellos aún estaban en el receso de invierno. Aburrida sin Noel— Su familia había ido a Suiza a esquiar.

Ella continuó leyendo. Se sospecha de algo extraño, ya que el apartamento del señor Gundersson fue saqueado y había sangre en el suelo. Después de extensivos interrogatorios policiales, lugareños  dijeron que el señor Gundersson, quien era “un poco ermitaño”, había estado en una ruidosa y violenta pelea la noche anterior, a pesar de que no pudieron identificar la otra persona involucrada.

El señor Gundersson había sido acusado de entrar en la Brennan Manor el último verano y de robar la pintura de estudio de la  Noche Estrellada, de Vincent van Gogh, a pesar de que él había declarado en interrogatorios anteriores que no había hecho semejante cosa. Una búsqueda policial en su casa no logró encontrar la pintura, y una teoría es que el señor Gundersson se la llevó con él después del ataque. Hay una búsqueda por toda la ciudad tanto de su cuerpo como de la invaluable obra de arte, ya que no ha sido encontrado nada aún.

La cabeza de Aria giraba.

Entonces notó un garabato rojo en el final de la página. Mira en tu armario. Alguien había dibujado una grande y llamativa flecha, como si Aria no supiera donde estaba su armario.

Temblando volteó y se quedó mirando fijamente a la puerta de su armario. Alguien había estado aquí. ¿Debería llamar la policía?, ¿y decir…qué?

Se movió lentamente hacia la puerta de su armario, y jaló el picaporte. Sus faldas y vestidos colgaban de ganchos. Sus zapatos descansaban en la zapatera. Pero ahí, en el polvoriento piso de madera, se encontraba un lienzo enrollado. Los dedos de Aria titubearon con él, mientras ella lo levantaba y le quitaba la banda de elástico. Una pintura familiar  ahora fuera de su pesado marco se desplegó. Allí estaban aquellas icónicas estrellas arremolinadas. Y allí, en el borde, estaba la firma que le robó el aliento: Van Gogh.

Ella dejó caer la pintura en el suelo. Mientras rebotaba en la madera dura, un pequeño papel se escurrió de alguna parte de adentro. Aterrizó boca arriba, así que Aria pudo leer exactamente lo que decía sin tener que poner un dedo en él.

Querida Aria,
¿No es verdaderamente liberador ver buen arte?
—A

*Sociedad protectora de animales.


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