Traducido por: Daniela.
Corregido por: Brayan, Gabriela
Más tarde ese día, Hanna Marin estaba
sentada en el bar en Rive Gauche, su restaurante pseudo-Francés favorito en el
Mall King James. Estaba esperando a su novio, Mike Montgomery, y a pesar de que
el barman no le servía, se sentía con más clase estando sentada en el bar que
en una de las mesas. Además, las mesas estaban llenas con gente de Rosewood
Day, muchos de ellos de cursos menores, lo cual hacía a Hanna sentir
melancólica y casi vieja. En pocos meses, estaría en FIT—había recibido la
carta de aceptación la semana pasada. Rive Gauche no sería nada más que un
lugar que visitar durante las vacaciones.
Bueno, con suerte podría visitar
Rive Gauche en las vacaciones y no pasar el resto de su vida en la cárcel, como
Nuevo A quería. A Hanna no le gustaba pensar sobre eso.
Su celular hizo ping, y lo tomó.
ALERTA DE GOOGLE DEL ECO CRUCERO ESPLENDOR DE LOS MARES. Hanna presionó LEER.
Había puesto una alerta sobre el crucero al que ella y sus amigas habían ido
recién para recibir cualquier noticia sobre quién había puesto la bomba en la
caldera. Tanto Aria como el chico que conoció, Graham Pratt, habían estado
allí, pero Hanna y las otras estaban casi seguras de que hubo una tercera
persona también—el de la bomba. También estaban bastante seguras de que esa
persona era A. Si tan solo la policía pudiera identificar quien era la tercera
persona. Entonces todo esto acabaría.
Graham Pratt, un pasajero del Eco
Crucero bombardeado Esplendor de los Mares sigue en coma luego de sufrir
múltiples quemaduras a partir de la explosión, decía la primera línea.
Hanna levantó la vista, mirando sin motivo
a una mesa llena de jugadores de Lacrosse de último año, incluyendo al novio de
Aria, Noel Kahn, y James Freed. Graham no era solo un amigo que Aria se había
hecho en el viaje—él también fue el exnovio de Tabitha. Por un tiempo, las
chicas habían pensado que él podría ser el nuevo A—especialmente cuando comenzó
a actuar raro y violento y persiguió a Aria hasta la caldera, repitiendo una y
otra vez que él tenía algo que decirle. Aterrorizada de que Graham iba a
herirla, Aria se encerró en un closet trasero…y luego fue la explosión.
Hanna siguió leyendo. El Sr. Pratt ha
sido transferido a la clínica de cirugía plástica y de rehabilitación de
quemaduras William Atlantic, afuera de Rosewood, Pennsylvania, para un futuro
tratamiento. La clínica de quemaduras ha ganado el prestigioso premio de Mejor
en el Área del Triestado por cuatro años funcionando, y…
Hanna miró su afligida expresión en el
sucio espejo antiguo al otro lado del bar. El padre de su exnovio Sean Ackard
dirigía la Clínica William Atlantic, o la “Playa Bill”, y Hanna había sido
voluntaria allí el año pasado como pena por chocar el BMW del Sr. Ackard luego
de que Sean terminó con ella. Jenna Cavanaugh había sido tratada por quemaduras
allí, al igual que la antigua mejor amiga de Hanna, Mona Vanderwaal, la primera
A. No es como que a Hanna le gustara pensar en eso tampoco.
El resto del artículo no decía mucho
más—solo que las heridas de Graham eran severas. Un escalofrío subió por la
columna de Hanna. Parecía que Graham había quedado atrapado en el fuego
atravesado de A, al igual que Gayle Riggs, otra sospechosa de ser A quien había
sido disparada en su entrada justo frente a las chicas, pero, ¿por qué A había
querido herir a Graham?. Al comienzo, las chicas estaban tan preocupadas de que
Graham fuera A y de que él quería confrontar a Aria sobre lo que ella y las
otras le habían hecho a su ex en Jamaica, pero cuando recibieron más mensajes
de A luego de que Graham estuviera en coma, se preguntaron si él había estado
tratando de advertir a Aria que A estaba tras ella. Vigilándote, él le
decía una y otra vez a Aria desde el otro lado de la pesada puerta de metal en
la caldera. Quizás él quería decir que A estaba vigilándola—quizás él
había visto a A espiándola. ¿Entonces él sabía quién era A? Si tan solo se
despertara…
Otro e-mail apareció en su buzón de entrada.
NUEVO MENSAJE DE AGENTE ESPECIAL JASMINE FUJI. Hanna entrecerró sus ojos
mirando la línea del asunto. Decía, simplemente, TABITHA CLARK.
El teléfono casi se le resbaló de sus
manos. ¿Agente especial?
Abrió el email, su corazón latiendo
con fuerza. Jasmine Fuji era una agente del FBI en el caso del asesinato de
Tabitha, y el nombre de Hanna había salido en un listado de invitados que se
había estado quedando en el resort The Cliffs en Jamaica al mismo tiempo que
Tabitha Clark. Me gustaría hacerte unas pocas preguntas sobre lo que
pudieras recordar sobre esa noche, decía, estoy segura de que entiendes
que el tiempo es esencial, así que por favor contáctame tan pronto como puedas.
La bilis subió por la garganta de Hanna.
Las chicas ahora sabían que no habían matado a Tabitha, pero A tenía
fotografías incriminadoras de ellas hablando con ella en las vacaciones—e
incluso una de Aria empujando a Tabitha por el techo mientras Hanna y las otras
estaban de pie allí, mirando. A también tenía tanto más en contra de
ellas: Hanna había cubierto un serio accidente de autos, Spencer había
incriminado a otra chica por posesión de drogas, Emily había aceptado dinero a
cambio de un bebé…a pesar de que trató de devolverlo. Una vez que A le enviara
todo eso a la Agente Fuji, nunca les creería que son inocentes.
- ¿Hanna? – La voz de Mike se escuchó tras
ella.
Se dio vuelta para verlo. Se veía adorable
con su remera de Lacrosse, jeans negros ajustados, y Vans desgastadas. Había
una sonrisa de niño-pequeño-emocionado en su cara.
- ¡Tengo una sorpresa para ti!
- ¿Qué? – Hanna preguntó cautelosamente,
dejando su celular de vuelta en su cartera. No estaba realmente de ánimos para
sorpresas ahora mismo.
Mike chasqueó sus dedos, y de repente una
fila de jugadores de Lacrosse Junior entraron. A la cuenta de tres, en
movimientos sincronizados, se sacaron sus remeras y miraron a Hanna, había
letras pintadas en sus abdominales duros-como-piedra. La Primera era una H,
luego una A, y luego…
Hanna parpadeó con fuerza. Sus cuerpos
decían Hanna para Reina de Mayo.
Alguien en el restaurante aplaudió.
Kate Randall, la hermanastra de Hanna, quien estaba sentada en una de las
mesas, asintió apreciativamente. Los ojos de una mesera se expandieron al ver
los pectorales y abdominales bien desarrollados de los chicos, y casi
dejó caer su bandeja. Luego, Mike se dio vuelta, se sacó su remera, y le sonrió
a Hanna, en su pecho desnudo, había un signo de exclamación.
- Te vas a postular ¿cierto? – Preguntó
emocionado – Ya tienes el equipo de Lacrosse a tus espaldas—Junior y
Principal.
Sin qué decir, Hanna se tocó la cadena de
Tiffany alrededor de su cuello. La Reina de Mayo era el término de
Rosewood Day para Reina de la Fiesta de Graduación. Hanna y Mike iban a ir
juntos al baile—ella había comprado su vestido el mes pasado en una venta de
bodega de Marchesa. Le costó más de lo que su papá quería gastar, pero él sabía
cuánto significaba para ella la graduación—solía deshacerse del entusiasmo por
su noche de graduación ideal del mismo modo en que la mayoría de las chicas
fantasea con una boda de cuento de hadas.
Pero ¿Reina? Seguro, Hanna había
pensado en eso, soñado con eso, pero luego de este loco año, no se lo
había tomado muy en serio. – No lo sé – dijo insegura, mirando a Mike y luego a
la fila de chicos sin remera. - ¿Y Naomi?
Naomi Zeigler era la reina abeja de
Rosewood Day. Naomi no había permitido que Hanna se uniera a su pandilla luego
de la muerte de Mona, y a pesar de que Hanna había comenzado a hacerse de
buenas con Naomi en el crucero, todo se desplomó cuando Hanna descubrió que la
prima de Naomi era Madison, la chica que dejó a la deriva al costado del camino
luego de chocar su auto el verano pasado. Hanna había incluso sospechado que
Naomi fuera A…pero había estado equivocada. Cuando Hanna confesó lo que había
hecho, Naomi había estado tan disgustada que no volvió hablarle otra vez.
Una mano tocó el brazo de Hanna. Kate
apareció a la vista. – Naomi no se postula, Han. Su promedio no es
suficientemente alto – Sonrió triunfalmente. Por razones que Hanna aún no sabía
por seguro, Naomi y Kate estaban peleadas.
- ¿Y tú no te postularas tampoco? – Hanna
le preguntó. Con el largo cabello castaño de Kate, parejas facciones, y cuerpo
de corredora, era más que suficientemente bella.
Kate negó con la cabeza. – Nah. No es lo
mío. Pero tú deberías postular. Haré que todos voten por ti.
Hanna parpadeó con fuerza. Ella y Kate se
habían reconciliado el mes pasado, pero luego de años de ser enemigas, aún no
se acostumbraba. - ¿Y qué hay sobre Riley? – preguntó.
Kate se rio. Mike miró a Hanna con cara de
loca - ¿Riley? ¿Hablas en serio?
Hanna se imaginó el cabello rojo de Riley
y la piel blanca como de vampiro—definitivamente no era material para Reina de
Mayo. – Está bien. Supongo que están en lo cierto.
Mike se dio vuelta y comenzó a animar a
los demás del equipo - ¡Han-na! – recitó.
- ¡Han-na! – los otros chicos se
unieron. Kate también lo hizo.
Hanna sonrió y comenzó a considerarlo. Ya
se podía imaginar la fabulosa y ligeramente tenebrosa foto de ella misma y el
rey en el cementerio cerca del Four Seasons de Philadelphia, una tradición
anual de Rosewood Day que era impresa en un inserto especial en el anuario. Si
ella ganaba, su legado en Rosewood Day sería el de una chica bella usando la
corona de Reina de Mayo—no de la chica que había sido torturada por A.
- ¿Qué diablos? – Dijo lentamente - ¡Le
doy!
- ¡Genial! – Mike se puso su remera por su
cabeza – Te ayudaré con la campaña. Compraremos un salón y ofreceremos
manicures gratuitas para las chicas. Daremos consejos de moda. Incluso tomaré
una del equipo y me ofreceré para besos gratis – cerró sus ojos e hizo un
puchero – Claro que sólo de chicas lindas.
Hanna lo abofeteó. - ¡Nada de cabinas de
besos! Pero lo demás suena genial.
Luego, una chica linda en la puerta llamó
la atención de Hanna. Tenía liso cabello negro y ojos violeta, y usaba un lindo
vestido que Hanna había visto en el ventanal de BCBG. Hanna entrecerró sus ojos
para ver la cara de la chica, sintiendo que la reconocía.
- Wow – Brant Fogelnest, uno de los
jugadores de Lacrosse que estaba sentado cerca, ladeó su cabeza para tener una
mejor vista. - ¡Chassey está fumando!
Hanna miró por segunda vez - ¿Acaba de
decir Chassey? – le susurró a Mike. - ¿Cómo Bledsoe?
- Eso creo – Mike murmuró, su frente se
arrugaba. Kate asintió también.
Hanna se rehusaba a creer. Chassey Bledsoe
era una nerd que jugaba con yo-yos, usaba gorros de Gato en el Sombrero para
las cosas formales, y prefería los bolsos que la hacían parecer una trabajadora
de correo. Esta chica usaba Jimmy Choos y usaba una refinada cartera bajo su
brazo. Se veía como que incluso estuviera usando pestañas falsas.
Pero luego la chica hablo. - ¡Oh, allí
estas! – le dijo a alguien al otro lado de la sala. Era la misma voz de pito
que había llamado a Hanna, Ali, y las otras en el patio de juegos en la
pre-secundaria, desesperada para ser su mejor amiga, parte de su grupo. La
nueva-y-mejorada Chassey saltó hasta su mejor amiga, Phi Templeton, quien
estaba sentada en una mesa en el rincón. A pesar de que Phi usaba unos
pantalones que no le encajaban muy bien marca Mudd y una remera suelta con una
mancha sobre un pecho, no parecía encajar con el nuevo estilo de Chassey.
-
¿No estaba ella fuera de la escuela por, como, un mes con herpes? – Hanna
susurró. Chassey estaba en su clase de cálculo; la profesora había sentido
lástima por ella porque ella tuvo herpes una vez también.
-
Eso pensé – Mike golpeó sus dedos en el bar. – Pero si eso es lo que provocan
las culebrillas, quizás más chicas deberían tenerlas.
Kirsten
Cullen, quien estaba sentada en una mesa bistró cerca de Hanna, levantó una
ceja, escuchando. – Se ve genial. Debería correr por Reina de Mayo.
Más
chicos murmuraron que la Nueva Chassey debería postular—incluso algunos
de los del equipo de Lacrosse que gritaba Hanna, gritaron tímidamente “Chas-sey.”
Hanna miró a Mike con impotencia. - ¿No puedes hacer algo?
Mike levantó sus palmas - ¿Hacer qué?
-
¡No lo sé! ¡Reina de Mayo es algo mío!
Beep.
El
celular de Hanna parpadeaba insistentemente dentro de su cartera. Lo sacó. UN
NUEVO MENSAJE DE TEXTO DE ANÓNIMO.
Su estómago se hundió. No había oído de A
en toda la semana, pero sabía que solo sería cuestión de tiempo. Miró alrededor
por el restaurante, esperando ver al mensajero. Una silueta se metió tras una
fuente en el patio. La puerta de la cocina se cerró rápidamente, tragándose una
sombra.
Preparándose,
presionó LEER.
Sólo las perdedoras compiten con las
perdedoras. Haz un esfuerzo para ganar, y no solo perderás mi respeto—le diré a
la Agente Fuji sobre tus traviesas pequeñas mentiras. —A
Capítulo 1 | Capítulo 3
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