Traducido
por: Daniela
Corregido por: Frío
Unas pocas horas después, Aria se miró a sí
misma en el espejo de cuerpo completo cerca del auditorio. Usaba el revelador
bikini que tenía en su primera clase de natación con Noel, la falda de pasto,
un puñado de collares de mostacillas, y sus sandalias. Como toque final, se
había puesto una flor tras su oreja.
Miró por el recibidor del auditorio. Pasó
una chica llevando un caballete portable bajo el brazo. Muchos chicos sostenían
cajas de instrumentos. Jeremy, aun con sus lentes de sol con forma de estrella,
corrió pasándolos con un portapapeles en una mano, se veía exhausto. Dos
hombres en traje y una mujer en un vestido de noche, presuntamente los otros
jueces, lo siguieron. Todos conversaban emocionadamente, y la habitación tenía
una actitud festiva libre al respecto. Cientos de globos flotaban en el cielo
de la habitación, y estrellas del Paseo de la Fama de Hollywood decoraban el
piso.
Espió a Noel cerca de una de las entradas
del auditorio y casi se echó a reír. Usaba un buzo deportivo ancho y brillante
y un montón de cadenas de oro alrededor de su cuello. Corrió hacia él. – ¡Te
ves más como un profesor de gimnasia que como un rapero!
Noel giró hacia el lado el gorro de
baseball que tenía en su cabeza y cruzó sus brazos sobre su abdomen, estilo
gangsta. – Solo espera a oír mis rimas. Mike y yo estamos tan listos para esto.
- ¿Cuándo salen? – Aria preguntó.
- A las siete y media. ¿Y ustedes?
Aria miró su teléfono; ella y todos
aquellos que participaban en el show de talentos habían recibido un horario de
eventos. – Siete – dijo. – Creo que somos uno de los primeros actos. – Eran las
seis y media.
Noel entrelazó su brazo en el codo de ella.
– Chequeemos la comida.
Caminaron al auditorio y bajaron por los
pasillos hasta el área del escenario, donde habían puesto un bar y mesas de
comida. Muchas hileras de sillas habían sido removidas para hacer espacio para
una pista de baile improvisada. Mientras maniobraron para pasar un grupo de
chicas que practicaba una serie de volteretas de porristas, Aria marcó el número de Emily en su teléfono otra vez. Buzón de
Voz nuevamente. Esta era la tercera vez que trataba de llamar a Emily en las
últimas horas. Pensó en la alerta de noticias en la pantalla de la TV cuando
salió de su habitación. PIJA LADRONA SALTA DE CRUCERO EN BERMUDAS, decía.
AGENTES DEL FBI RASTREAN EL PUERTO. Eso ciertamente explicaba todos los botes
del FBI en el puerto la última vez que Aria miró por la ventanilla.
Aparentemente, la chica no se había bajado del barco en el último puerto, como
Emily había dicho.
Hubo un beep, entonces Aria dijo – Em,
estoy en el show de talentos. Espero que todo esté bien y que aun vayas a
actuar. Llámame cuando recibas esto. – Dejó su teléfono de vuelta en su
cartera, luego escaneó la masa de chicos corriendo en todas direcciones.
Spencer también estaba desaparecida, igual que Hanna.
Noel tomó un plato vacío y esperó en la
fila en una mesa llena con soperas llenas de comida. - ¿Y dónde está Graham?
Aria miró a otro lado, sintiendo un tirón
fuerte en su estómago. – No lo sé.
Noel levantó sus cejas – Pensé que eran
mejores amigos.
Aria pasó sus dedos por su falda de pasto.
– La búsqueda se ha acabado. Supongo que no teníamos tanto en común como
pensamos.
- ¿Le conseguiste esa novia como
prometiste?
Ella mantuvo sus ojos fijos en la bandeja
de brillantes tenedores y cucharas en la mesa. – Resulta que no era de su tipo.
Pudo sentir la mirada de Noel en ella,
tratando de averiguar qué no estaba contándole. Probablemente debería
decirle la verdad—era parte de su trato después de todo—pero si él se enteraba
de que el chico prácticamente había tocado sus pechos, probablemente echaría
abajo su puerta y trataría de golpearlo. Era mejor que pensara que Graham solo
había perdido interés. Si solo eso realmente fuera lo que había
ocurrido. Los músculos en su cuello dolían de cuando Graham la había tirado. Su
expresión furiosa volvía a su mente una y otra vez, y su estómago dolía cuando
pensaba en cómo él la había perseguido a las escaleras.
- ¡Hey, festejantes! – Jeremy llamó desde
el escenario. Chicos desaliñados con remeras de roadie y jeans con tajos se
escabullían tras él, poniendo el equipamiento. – Entiendo que aún estamos
arreglando, pero para ponerlos de ánimo, tengo una gran sorpresa para ustedes.
Un invitado especial se nos ha unido para presentar unas canciones como evento
previo al show. Sin más preámbulos, junten sus manos por… ¡Vegan Sunrise!
Aria miró a Noel interrogantemente; nunca
había oído de ellos. Los chicos aplaudieron desganados, se veían igual de
confundidos. Pero cuando los cuatro miembros de la banda tomaron el escenario y
comenzaron a tocar un cover de “When I Come Around” todos se encogieron y
comenzaron a bailar.
La línea de la comida avanzó, y Aria y Noel
llenaron sus platos. Ella chequeó su teléfono unas pocas veces más, pero aun nada de Emily o Spencer. La
multitud se puso más ruidosa y emocionada, y el codo de una chica salió de la
nada, chocando y expulsando el plato de Aria de sus manos. Trató de tomarlo,
pero su tobillo se dobló de forma rara, y se fue al piso también. Se sintió
cayendo pero sin poder hacer nada; en segundos, estaba en el piso, con fideos
vegetarianos en su cabello. Un ping se escuchó en su oído. Al comienzo,
pensó que era el tenedor cayendo al piso, pero cuando se levantó, se dio cuenta
de que era su relicario. Las dos mitades se habían abierto de la caída.
- ¿Estas bien? – Noel preguntó, extendiendo
su brazo para ayudar a Aria a pararse.
- Seguro – Aria dijo, recogiendo su comida
del piso lo mejor que pudo y tirándola a un basurero cercano. Luego volvió a
mirar el relicario. Adentro había una foto de dos chicas rubias, sonrientes,
sus mejillas juntas. Entrecerró sus ojos, lentamente se dio cuenta de que conocía
a las chicas. La de la derecha tenía cara redonda, grandes ojos azules, y
sutiles cicatrices de quemaduras en el cuello. Tabitha.
Luego miró a la chica en la derecha. Sus
ojos lentamente escanearon su conocida cara con forma de corazón, sus grandes
ojos azules. Se echó para atrás, atónita. No. No podía ser.
Sostuvo el relicario lejos de su cara, pero
los ojos de la chica parecían seguirla. Tenía una sonrisa manipuladora
encantadora que había extasiado a Aria por años. Un grito se congeló en la
garganta de Aria. De repente, no pudo respirar.
Ali.
- ¿Aria?
Aria miró a Noel y parpadeó. Noel la miraba
desde unos pies más allá. Le dio una tensa y nerviosa sonrisa, y cerró el
relicario rápido. Pero el cierre se había roto, y el relicario se volvió a
abrir. Miró la foto una vez más. No podía ser. De seguro su cerebro estaba
jugándole una mala pasada. Trató de cerrarlo otra vez, luego miró
cuidadosamente la parte frontal del pendiente. A la fuerte luz del escenario,
la inicial inscrita en la plata no era una I, ni una J. Era una T.
¿De Tabitha?
Algo de repente hizo click en su cerebro.
Su corazón latía fuertemente, tomó su celular, abrió el sitio web del Memorial
de Tabitha Clark, y miró
a la foto de la chica en la página principal. Allí era donde había visto
ese collar antes. En Tabitha, antes de que muera.
Levantó el collar. - ¿D-dónde encontraste
realmente esto?
Noel parecía confundido. – Te lo dije. En
la arena en San Martin. ¿Por qué?
Los pensamientos de Aria iban en un millón
de direcciones distintas. – Eso es imposible – susurró. No podía ser una
coincidencia. ¿A lo había puesto para que Noel lo encuentre? Y luego estaba la
foto—Tabitha y Ali habían sido amigas.
Dio un paso, pero sus piernas se sentían
torpes. - ¿Aria? – Noel tocó su brazo. - ¿Qué ocurre?
- Yo solo tengo que… - dijo débilmente. Se
tambaleó hacia la salida. Su celular sonó. Era Graham. En pánico, Aria presionó
IGNORAR, luego marcó el número de Spencer. Pero la llamada fue a buzón de voz.
- ¿Dónde estás? – Aria demandó después del
beep. – Tenemos que hablar.
Pero tenía miedo de decir cualquier cosa
por teléfono, así que colgó y siguió corriendo. Luego llamó a Emily, pero
tampoco contestó. Lo mismo con Hanna. Corrió por los pasillos y se apresuró
hacia el elevador, presionando repetidamente el botón para subir.
- ¿Aria?
Aria se dio vuelta. Graham estaba de pie
junto a la ventana, mirándola. – Caminaste junto a mí – dijo, se veía molesto -
¿Por qué no respondiste mi llamada? Tengo que hablar contigo.
- Yo… - Aria se desconcentró, su mirada
cayó al relicario en sus manos. Graham lo estaba mirando también. Sus cejas se
juntaron. Su boca se hizo muy pequeña, y de repente, él la alcanzó y tocó su
muñeca. Ella suspiró y cerró su puño con el relicario, pero era muy tarde. Por
supuesto Graham reconocía el viejo collar de su novia. Probablemente lo
reconoció antes.
- Y-yo puedo explicarlo – Aria tartamudeó.
Graham parpadeó con fuerza. - ¿Puedes?
Sus mejillas estaban rojas. Sus ojos
quemaban. En un momento, otro cañón hizo click en su cerebro, y un pensamiento
horrible expulsó a los otros. Él sabe lo que hice.
Tenía sentido perfectamente. Graham no
había querido hablar con ella sobre su creciente atracción: Él quería confrontar
a Aria por ser una asesina.
Se dio vuelta, buscando frenéticamente
algún lugar a donde ir. El letrero rojo de SALIDA en las escaleras brillaba a
la distancia.
- ¡Aria! – Graham gritó, yendo tras ella.
Él tomó su brazo y lo tomó
con fuerza. Sus dedos se sentían como metales calientes en la piel de Aria.
Ella gritó y se soltó de él, pasando por la pesada puerta y bajando. Nunca
había ido más abajo del nivel del auditorio y no sabía lo que había allí.
Adelante había una puerta marcada con un NO ENTRAR.
Los pasos de Graham hacían eco. - ¡Aria,
vuelve! – rugió.
Ella pasó por la puerta de todos modos, y
entró a una gran sala vacía llena de maquinaria del barco. Calderas resonaban,
unidades de aire acondicionado zumbaban. Otros aparatos de utilidades
repiqueteaban y se agitaban. El lugar estaba iluminado por unas pocas luces de
techo y se dividía en muchos pasillos largos que parecían un laberinto. No había ni un
alma cerca.
Tras ella, la puerta se abrió. - ¡Aria! –
Graham llamó, su voz revibrando.
Aria se deslizó tras una caldera, pero
Graham la vio y comenzó a correr, su cara roja, sus fosas nasales estallando,
sus dientes a la vista.
Se dio vuelta, desesperada buscando a
alguien que la ayude, pero estaba sola. Luego buscó algún lugar a donde ir, a
donde esconderse. Había otra puerta pasando las calderas marcada como SOLO
PERSONAL. Corrió hacia ella y la abrió. Esta habitación estaba llena de
tuberías y monitores y más calderas. El quejumbroso sonido casi era
ensordecedor, recordándole un motor de motocicleta acelerando. La manija de la
puerta sonó, y Aria corrió para girar el pestillo, luego se apoyó contra ella.
Lágrimas de miedo corrían por sus mejillas.
- ¡Rayos, Aria, no puedes esconderte por
siempre! – Graham golpeó la puerta.
- Por favor – Aria gimió. – Solo vete. Por
favor.
- No me iré hasta—
Un motor chisporroteó. Él trató de gritar
sobre los sonidos de la maquinaria. – Solo necesito—Necesito…
- ¡Solo déjame sola! – Aria sollozó – Lo
siento ¿está bien? ¡Lo siento mucho! ¡No quería hacerle eso a ella! ¡Estaba muy
asustada! ¡Todas lo estábamos!
- No puedes… Yo… él….y… - La voz enojada de
Graham subía y bajaba. Aria solo podía entender algunas palabras. -…
¡vigilándote!
- ¡Por favor vete! – Aria gritó - ¡Dije que
lo siento! ¡Por favor déjame ir!
-…hay una foto! – Graham continuó - …vigilándote!
La sangre de Aria hervía. Él tenía que
estar refiriéndose a la terrible foto de Aria empujando a Tabitha por el techo.
Quizás él había tomado esa foto. Quizás a eso se refería con vigilándote.
Los pensamientos iban en cascada en su
mente como una fila de dominós cayendo. ¿Y si Graham estaba loco por Tabitha y
no la había dejado ir cuando terminaron? Quizás él la había seguido a Jamaica
para revivir las cosas. Quizás él había tomado fotos de ella sin que ella lo
sepa, y había estado en la costa para tomar fotos de Tabitha en la cubierta.
Solo que, en vez de documentar a Tabitha con unas amigas nuevas, él había
presenciado un asesinato. Quizás él había tomado una foto de ella tirada en la
playa también, luego de que cayó y murió. Quizás él incluso había sacado su
collar de su garganta y lo puso para que Noel lo encuentre. No tenía sentido
por qué Graham no le dijo a alguien del resort en ese instante, pero quizás él
quería vengarse a su modo. Así que…se convirtió en A.
Aria comenzó a temblar. ¿Era posible? Todas
las advertencias que sus amigas le habían dado, todas las veces que ellas
habían dicho que él tenía un
motivo, y allí estuvo ella, del
lado de él, haciendo excusas por él. Él sí tenía un motivo. Él
podría haberse puesto en contacto con Naomi, de algún modo, luego del choque, y
haberla reclutado en su equipo.
Él podría ser un asesino. Un torturador. Y
ahora ella estaba atrapada en esta habitación con él al otro lado.
La puerta se azotaba y sonaba con los
puñetazos y patadas de Graham. Cuando Aria cerró sus ojos, vio la cara
aterrorizada de Tabitha cuando cayó. Se imaginó su cuerpo roto en la arena,
siendo besado por la marea entrante. Aria era una persona terrible. Se
merecía que Graham esté enojado con ella. Pero ella no se merecía lo que él
había hecho como A.
Boom
Aria gritó y se cubrió la cabeza. El sonido
era tan cercano, y la habitación vibró. Las luces parpadearon sobre su cabeza,
y el sonido de metal golpeando el piso sonó por todos lados. Exhaló y miró entre sus dedos. ¿Había
explotado algo? Había un olor horrible en el aire como a pólvora y a
electrónicos chamuscados. Como que le recordaba a fuegos artificiales. O,
quizás, a una bomba casera.
Una alarma de incendios comenzó a sonar. -
¡Todos! – La voz de Jeremy sonó por el altoparlante luego de cerca de un minuto
- ¡Necesitamos que evacuen ahora mismo! ¡Por favor diríjanse a sus estaciones
de bote salvavidas en forma ordenada!
¿Evacuar? El corazón de Aria se
aceleró. Ella ni siquiera iba a abrir la puerta.
Agachó su cabeza, esperando que Graham
comience a golpear otra vez. Unos pocos segundos pasaron, y luego un minuto.
Finalmente, Aria abrió la puerta un poco. Luces de emergencia iluminaban en el
techo. La habitación estaba densa con humo. Una caldera se había volcado.
Trozos de metal estaban desparramados por todo el piso. Humo negro salía
aparentemente de todos lados, y llamas se elevaban hasta el techo. La explosión
definitivamente había ocurrido justo en esa habitación.
Gritó, luego abrió la puerta. Tenía que
salir de allí. Miró alrededor buscando a
Graham, esperando que él la tome. Pero incluso a través de la confusión, se dio
cuenta rápido.
Graham no estaba.
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