sábado, 21 de septiembre de 2013

Burned - Capítulo 25: Olvida tus problemas



Traducido por: Daniela
Corregido por: Frío/ Ade Rubiah
       

        Brazada, brazada, brazada, brazada, brazada, respira.

        Emily alcanzó la pared, dio una vuelta, y se empujó hacia el otro lado de la piscina. Sus brazos cortaban rítmicamente el agua. Sus piernas pataleaban con máximo poder. A medio camino, tuvo que nadar alrededor de un fideo flotador, luego alrededor de un juguete flotando que sospechosamente parecía un pene gigante. La piscina técnicamente no era para una vuelta de natación a esa hora del día —muchos chicos estaban merodeando en el agua, empapándose del sol de Bermudas. Pero dar vueltas nadando era lo único que ayudaba a Emily a pensar, y necesitaba pensar tanto como pudiera. Aún no le había dado una respuesta a Jordan sobre escaparse con ella, pero Jeremy acababa de anunciar que estaban llegando a Bermudas. Tenía que tomar una decisión pronto.

        Brazada, brazada brazada, brazada, brazada, respira.

        ¿Realmente podría dejar Rosewood por siempre? ¿No volver a ver a su familia? Y ¿Era realmente seguro escaparse con una criminal? ¿Y si alguien encontraba a Jordan y la mandaban de vuelta a Estados Unidos? ¿Qué haría Emily entonces?

        Pero luego pensó en Tailandia. Había buscado las playas en internet la noche anterior y casi se desmayó. Habían toneladas de posts sobre el país que decían que era fácil de conllevar, limpio, económico, y tolerante. A nadie le importa lo que hagas aquí, alguien había escrito. Eres libre de ser tú mismo. ¿No era eso lo que Emily quería? ¿No era eso lo que Rosewood—o un futuro en natación en UNC—no le daría nunca?

        Se podría despertar cada mañana junto a Jordan. Irían de compras a los mercados Tailandeses, viajarían a remotos e increíbles pueblos, harían peregrinajes a otros países. Quizás podría enseñar inglés, tal como Jordan pensaba.

        La cara de enojo de su mamá flotó en su mente, luego la de su padre. La de Carolyn apareció después seguida por la de Beth y Jake. Ir a Tailandia significaba dejar a su familia atrás. Todo lo que quería era que la amasen, y ellos no podían. Quizás era bueno huir del dolor. Quizás Jordan podría ser su familia.

        Nadó al otro extremo de su carril y tocó el borde de la piscina. Hanna estaba sentada en una de las reposaderas, y Emily la llamó.

        Hanna parecía pálida tras su bronceado. Emily sabía que seguía molesta por lo que había encontrado—y por lo que no había encontrado—en el computador de Naomi.

        - ¿Qué hay? – Hanna preguntó.

        Emily pasó sus dedos por la superficie de la piscina, sin poder encontrar la mirada de Hanna. - ¿Qué sabes sobre Tailandia?

        Hanna frunció el ceño. – He oído que es genial, supongo. ¿Por qué?

        Emily se mordió el labio. – Si tuvieras la oportunidad de ir allí, y dejar todo esto atrás. ¿Lo harías?

        - Seguro – Hanna dijo enfáticamente.

        De repente, la mente de Emily se sintió tan limpia y despejada como el cielo. Salió de la piscina, corrió por la cubierta, y tomó su toalla. Hanna la siguió. – Espera. ¿De qué se trata todo esto? ¿ vas a ir a Tailandia?

        - Por supuesto que no – Emily dijo rápidamente. Pero su voz la pilló.

        Hanna frunció el ceño. – Emily. ¿Qué estás planeando?

        Emily miró a su amiga por un segundo. De repente, Emily pensó en las pijamadas en la casa de Ali cuando ella y Hanna eran las últimas dos chicas en dormirse. – Miremos los álbumes de fotos de Ali – Hanna susurró una vez, y pasaron las páginas del viejo libro a la luz nocturna. – No se ve tan bien en esa foto – Hanna dijo, apuntando a una de Ali de cuarto grado o a una de Ali sin maquillaje en la mañana de navidad. A pesar de que Hanna buscaba desesperadamente las peores tomas de Ali, parecía entender que Emily veía los álbumes para ver a Ali en las mejores, y ocasionalmente indicaba alguna de Ali viéndose bella. – Tiene los ojos más lindos ¿o no? – dijo melancólicamente. O – Se ve como una modelo – todo para el beneficio de Emily.

        Sus ojos se llenaron de lágrimas por el recuerdo. Extrañaría terriblemente a todas sus mejores amigas.

        - No estoy planeando nada – dijo, corriendo antes de que Hanna la detuviera.

        Por el estribor del barco, pudo ver los muelles de Bermudas. Los chicos ya estaban llenando en área del elevador para ser los primeros en desembarcar. ¿Estaba Jordan entre ellos? ¿Emily la alcanzaría  a tiempo?

        Los elevadores estaban muy llenos, así que Emily bajó corriendo los tres pisos hasta su habitación con los pies descalzos. Abrió la puerta y miró alrededor con esperanza, pero Jordan ya se había ido. Agitada, se puso un abrigo de toalla, luego tomó su maleta de debajo de la cama y puso sus cosas en ella. Se colgó el bolso en su hombro y corrió deprisa hacia la puerta, uniéndose al grupo de chicos camino a bajarse del barco.

        Trepó las escaleras y salió por la puerta que llevaba a la rampa.  La plancha de desembarco había sido bajada, y una multitud de chicos esperaban para desembarcar. Emily se paró de puntillas y buscó el cabello oscuro de Jordan. Cuando no la vio, su corazón saltó hasta su garganta. - ¿Jordan? – Llamó - ¿Jordan? - ¿Y si la perdía? ¿Se iría Jordan sin ella?

        - ¿Jordan? – Gritó otra vez.

        - ¿Emily?

        Emily se dio la vuelta. Allí, bajo el letrero de salida del barco, estaba Jordan vestida con una remera que Emily le había prestado, un par de jeans, una gorra de baseball, y lentes oscuros. Las rodillas de Emily se debilitaron. La boca de Jordan formó una eufórica, aliviada sonrisa. Emily corrió a sus brazos.

        - ¿Entonces esto significa que vendrás? – Jordan dijo al oído de Emily.

        - Supongo que si – Emily dijo temblando.

        Jordan retrocedió y sacó su celular de su cartera – Será genial – dijo emocionada, sus ojos brillaban – Lo prometo.

        Luego marcó un número y se puso el teléfono al oído. – Hola, ¿Jasmine? Me gustaría reservar un ticket extra a Tailandia. Su nombre es Emily Fields – lo dijo lentamente – Te pagaré en efectivo en el aeropuerto, ¿está bien?

        Emily abrió su boca, lista para decir que ayudaría a pagar, pero luego se dio cuenta—no tenía esa cantidad de dinero. No sabía cómo Jordan tenía acceso a esa cantidad de dinero tampoco, pero no estaba segura de querer saber.

        La fila para la puerta avanzó lentamente. Emily tomó la mano de Jordan para no perderla en la multitud. Cuando se acercaron, Emily pudo ver los muelles afuera de la puerta. La luz era tan brillante, tuvo que cubrirse los ojos. Cuando fue su turno, Jordan bajó de la rampa primero. Emily la siguió, su corazón latía con fuerza. Jordan estaba a medio camino de la rampa cuando se detuvo de golpe. Emily chocó con su espalda.

        - ¿Qué ocurre? – Emily preguntó. Los chicos a su alrededor como el agua moviéndose alrededor de las rocas en un río.

        La cara de Jordan se había puesto pálida fantasmal. Su mirada estaba en algo fuera del agua. Emily estiró su cuello para ver lo que estaba mirando. Una lancha estaba anclada junto al barco. Unos cuantos hombres con uniformes de apariencia seria estaban bajándose. Uno estaba hablando en un walkie-talkie. El otro parecía que tenía un arma en su pistolera. El barco tenía un logo que parecía oficial al lado. DEPARTAMENTO DE INVESTIGACIÓN FEDERAL.

        Emily se puso la mano sobre su boca. Miró, paralizada, como los federales llenaron el muelles, directo al barco. Y luego escuchó a uno de ellos decir “Katherine DeLong” claramente en su walkie-talkie

        Jordan se dio vuelta para darle la cara - ¿ los llamaste?

        - ¡Por supuesto que no! – Emily gritó, con los ojos amplios. - ¡Sabes que no te haría eso!

        La mirada de Jordan fue de Emily hacia los federales y luego hacia Emily una vez más. – Sé que no lo harías – admitió – Pero… no entiendo. Eres la única aquí que sabe quién soy.

        Un frío y duro nudo se formó en la boca del estómago de Emily. Ella no era la única. Alguien más lo había sabido por un tiempo. Emily tendría que haber advertido a Jordan tan pronto como A la molestó con esa primera nota, pero había sido muy egoísta.

        El primer agente del FBI caminó rápidamente por el muelle, su cara color rojo brillante. Jordan tomó con fuerza la mano de Emily. – Vamos – dijo entre dientes – Tenemos que alejarnos de ellos.

        Tiró a Emily de vuelta al barco y por una puerta hacia las escaleras Corrieron deprisa hacia arriba, de a dos escalones por vez. Al comienzo, Emily arrastró su pesada maleta tras ella, pero luego la botó en las escaleras porque la hacía ir más lento. Finalmente se detuvieron en la cubierta 5, donde el teatro y unos restaurantes se encontraban. Habían chicos en la fila del buffet y tomando sus órdenes en la estación de sándwiches.

        Jordan corrió junto a ellos y se deslizó por una esquina hacia las habitaciones. Algo sonó tras ellas. - ¡Deténgase justo allí! – una voz sonó.

        Instintivamente, Emily se congeló. Ambos federales habían salido por las puertas de las escaleras y estaban buscando a Jordan. Los chicos en el buffet se detuvieron, boquiabiertos. Alguien dejó caer un plato. Una chica incluso gritó.

        Las piernas de Emily se sentían pegadas al piso. En segundos, Jordan iba a ser capturada. Ella iba a ser atrapada también.

        Ladeó su cabeza al lado, odiándose a sí misma por siquiera pensarlo. Cuando miró a Jordan, Jordan le dio una sonrisa apenada. – Está bien – dijo suavemente. – Corre. Pretende que nunca me has visto antes.

        - ¡No! – Emily gritó, avergonzada de que Jordan hubiera sentido el pensamiento que había pasado por su mente. - ¡No te abandonaré de esa forma!

        Pero Jordan simplemente se apresuró hacia las barandas del barco. – Deténgase justo ahí, Señorita DeLong – el alto agente mandó.

        Jordan tocó las barandas, sus ojos feroces. Había algo salvaje en su expresión, como que fuera un animal salvaje, arrinconado, buscando una salida. Todos en la cafetería miraban. Y entonces, Jordan saltó a la cima de la baranda. Se balanceó allí por un momento, mirando las olas rompiendo abajo. Fue entonces cuando Emily se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer.

        - ¡No! – gritó, lanzándose hacia adelante.

        Pero era muy tarde. El cuerpo de Jordan desapareció por el costado del barco. Segundos después, hubo un salpicón. Todos corrieron a mirar por el costado. El mar turquesa chocaba contra el barco. Grandes pilas de algas flotaban en la superficie.

        Por favor sube, por favor sube, Emily deseaba, buscando la cabeza de Jordan. Pero no apareció.

        - ¿A dónde se fue? – alguien preguntó a su lado.

        - Ese es un salto realmente alto – otra persona dijo. – Quizás no sobrevivió.

        Los federales ya iban deprisa bajando por las escaleras, dirigiéndose  a su barco. Emily sujetó tensamente la baranda, escaneando las olas en busca de Jordan. Hubo una horrible espuma café en la superficie del mar. Un pez saltó de las olas. Pero no había señales de Jordan.

        Por lo menos unos cien niños estaban mirando por el borde para ver si Jordan salía a la superficie. Emily quería gritarles, hacer que se dieran la vuelta. ¿Cómo pudo ocurrir esto? ¿Quién podría haberle contado todo a la policía? Instantáneamente, la respuesta vino a ella. Sería estúpida por pensar que fuera otro.

        Como si estuviera predestinado, su celular sonó. Emily lo buscó en su cartera y lo miró enojada, odiando el mensaje que sabía que iba a ver.

        ¡Oops! ¿Me “pasé por la borda” al llamar a las autoridades, Em? ¡Lo siento! —A
       



No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Los comentarios pasan por moderación así que no aparecen de inmediato :) (Para evitar spam y/o spoilers)

Recuerda suscribirte a tu comentario para recibir una notificación cuando alguien responde :)