Traducido
por: Daniela
Corregido por: Ade Rubiah, Frío
- ¿Aria? – Noel llamó desde fuera de una pequeña tienda-cambiador rayado cerca de la cubierta de la piscina - ¿Vas a venir?
- No lo sé – Aria dijo,
mirando su cuerpo en el bikini morado de cuerdas que Hanna había insistido que
se comprara para el viaje. Había estado tan ocupada con la búsqueda del tesoro
que aún no lo había usado, pero ahora se sentía consciente de sí misma. Era
mucho más revelador que cualquier traje que había usado antes, el corte de las
piernas era alto, el corte del top era bajo.
- ¿Cómo puedo enseñarte a
nadar si no sales del vestidor? – Noel señaló.
Era la tarde del sábado, y
Aria y Noel acababan de terminar su turno del almuerzo en el café y finalmente
tenían tiempo para pasar juntos. Cuando Noel le sugirió enseñar a Aria a nadar
apropiadamente, Aria pensó que bromeaba – Soy el mejor profesor de todos los
tiempos, lo prometo – insistió.
Emergió de la tienda. El
aire se había puesto fresco en la última hora, y el área de la piscina se había
vaciado. El vapor subía del jacuzzi. Divanes flotantes, tablas de
natación, y fideos flotadores estaban guardados en tarros de plásticos en la cubierta.
Pero había algo espeluznante en la soledad—las decoraciones con forma de
estrella de mar, delfín, y pulpo en el techo parecían enojados en vez de
amigables.
Se bajó la toalla y la dejó
en uno de los divanes. Noel, quién estaba vestido con short de baño floreado,
tomó aire. – Whoa.
- Oh, para – Aria dijo,
sonriéndose a sí misma. Bajó por los escalones y entró a la piscina. El agua
envolvió sus pies, luego sus pantorrillas, luego su sección media. Agachó su
cabeza bajo el agua y salió escupiendo. - ¡Frío!
- Te acostumbrarás. – Noel
flotó hasta ella. – Ven aquí – susurró, tomándola de la cadera y sosteniéndola
cerca.
Aria puso sus piernas
alrededor de él, sintiéndose liviana y libre. Se besaron por largo rato, el
agua llena de cloro rozaba sus cuerpos. En las entrañas del barco, la música
New Age del Cirque du Soleil comenzó a sonar.
- Veamos tu técnica de
nadar – Noel dijo cuando se separaron.
- No digas que no te lo
advertí. – Aria anduvo por el agua hacia el borde hondo hasta que sus pies ya
no tocaban el suelo. Luego sus piernas se sacudieron locamente. Sus brazos iban
de un lado a otro. Al cabo de un rato, comenzó un tipo de nado que Mike llamaba
el Remo de Aria.
Cuando finalmente llegó
hasta la pared, se dió la vuelta. Noel parecía horrorizado. – Tú desde luego
nunca tomaste una clase de natación cuando eras niña.
Aria negó con la cabeza – Mike
sí, pero mis padres nunca insistieron en eso. Siempre escogí escultura. O
teatro. O baile hip-hop.
- Probablemente deberíamos
enseñarte lo básico – Noel dijo. - ¿Sabes flotar como un muerto?
Aria hizo un gesto al oír
el nombre – Uh, no.
Noel la guió hasta la
orilla más baja. – Esto te ayudará en caso de que quedes parada en el mar.
Aria lo miró como si
estuviera loco. – Gracias, pero no espero que eso ocurra.
- Nadie lo hace – Noel puso
sus manos en sus caderas. – Recuéstate cara abajo en el agua. Yo te sostendré.
Aria hizo lo que le
dijeron. Sintió las manos de Noel sosteniéndola por la cintura. - ¡Estira tus
brazos! – él dijo. - ¡Ahora relájate totalmente! – Era raro no revolcarse para
mantenerse a flote—seguía pensando que iba a hundirse. Pero luego de un momento,
lo consiguió y abrió sus ojos bajo el agua. El fondo de la piscina tenía
baldosas con forma de diamante. Apenas podía ver los borrosos pies de Noel.
Levantó su cabeza para
respirar, luego volvió a hundirse. Sus extremidades se sentían pesadas, pero
flotantes. Era Zen, como si de verdad estuviera
muerta.
El cuerpo de Tabitha
flotando en las olas apareció en su mente. Luego vino una voz: Tú hiciste eso. Tú vas a ser castigada.
Instantáneamente, se desconcentró. Respiró una bocanada de agua y salió
escupiendo, mirando a Noel como si él hubiera visto sus pensamientos.
-¿Qué ha ocurrido? – Noel
gritó, distraído - ¡Lo estabas haciendo genial!
Aria se secó el agua de sus
ojos – Me asusté – murmuró. No era mentira.
Por la siguiente hora, Aria
aprendió cómo no hundirse con el pataleo de rana y de flauta. Se esforzó con el
remo corto, pero tuvo un primer intento bastante decente con las brazadas de
espalda elementales. Para cuando el sol volvió a salir y unos cuantos chicos aparecieron
en la cubierta de la piscina, Aria se sentía exhausta pero casi exitosa. Ella y
Noel se retiraron al jacuzzi y compartieron un jarro de limonada.
- Haces muy bien de
profesor – le dijo a Noel, besándolo en la mejilla. – Es romántico también.
Ambos semidesnudos, tú sosteniéndome…
- ¿Quieres hacer de eso
algo regular? – Noel bebió su refresco – Si supieras cómo nadar, podríamos
surfear juntos. Te encantaría. Es adictivo.
- No creo que debiera
surfear por ahora – Aria dijo, cerrando sus ojos y dejando que los chorros del
jacuzzi masajeasen sus piernas. – Pero seguro. Podemos tomar más clases.
- ¿Qué tal más tarde? Podría
tomarme un día sin surfear.
Aria abrió sus ojos. Había
una cara tan tierna en Noel que odiaba desilusionarlo. – No puedo – dijo
arrepentida – Tengo que juntarme con Graham.
- Oh – Noel parecía
decepcionado – Está bien.
- Lo siento – Aria se
sentía realmente mal—Noel se veía tan molesto. – Sólo somos amigos.
- Lo sé, lo sé. Pero tú le
gustas. Un chico puede saberlo.
- No, no es así – Aria dijo
rápidamente – Él está así de cerca
de tener una cita con Tori. Se encontraron en la cena anoche, y ella lo invitó
a sentarse en su mesa, pero realmente no contamos eso como una cita, porque no fue planeado.
Noel se rió. – Realmente te
gusta jugar a ser Cupido. ¿O no?
- Definitivamente – Aria
dijo. – Me hace sentir bien – Lo dijo en más de un sentido.
Alguien prendió una radio,
y una canción de Shakira sonó. Los camareros comenzaron a servir un buffet, y
unos cuantos chicos se pusieron en fila. Noel levantó el medallón que colgaba
del cuello de Aria. – Me alegro de que sigas usando esto.
- Es la cosa más linda que
alguien me ha regalado – Aria murmuró.
Noel soltó el medallón de
vuelta en su pecho, y ella lo miró otra vez. Había algo tan familiar en él,
algo que no podía recordar.
Algo junto a su toalla
llamó su atención. La pantalla de su celular se había prendido. Se salió del
jacuzzi y miró la pantalla. Un
mensaje nuevo.
Le dio la espalda a Noel
para que no lo pudiera ver. Después de leerlo, presionó BORRAR y, afortunadamente,
el mensaje desapareció. Pero no olvidaría el mensaje por mucho tiempo.
Los peces payasos son lindos
Las estrellas de mar son color pastel
¿Irá el novio de Aria
A visitarla cuando esté en la cárcel?
—A
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Los comentarios pasan por moderación así que no aparecen de inmediato :) (Para evitar spam y/o spoilers)
Recuerda suscribirte a tu comentario para recibir una notificación cuando alguien responde :)