martes, 3 de septiembre de 2013

Burned - Capítulo 17: La amistad tiene sus altibajos

Traducido por: Daniela
Corregido por: Frío, Ade Rubiah

        - ¡California Gurls, duh duh duh DUH duh duh! – Naomi y Hanna cantaban mientras caminaban por las calles de adoquines en Old San Juan más tarde esa noche. Estaban camino a un club al cual Naomi había sido invitada esa tarde y había decidido arreglar un rápido ensayo para su rutina del show de talentos en el camino. Los pasajeros seguían mirándolas raro.

        - ¿No sería divertido si encontráramos a un chico que haga de Snoop Dog? – Hanna sugirió, pensando en el video.

        - Oh dios mío, eso sería clásico  - Naomi chilló. Luego suspiró. – Rayos. El chico que me gustaba habría hecho un Snoop perfecto—es todo un marihuanero. Pero ahora que está con Spencer, es como que no quiere nada que tenga que ver conmigo.

        - Encontraremos a alguien más – Hanna dijo rápidamente cuando pasaron por una boutique cerrada con maniquíes vestidos con bikinis en la ventana. No quería meterse en el triángulo amoroso de Naomi-Spencer, especialmente si Naomi era A. Lo cual era algo de lo que aún no estaba nada segura.

        Naomi frescamente empujó un mechón de cabello tras de su oreja. – O quizás encontraré un modo de obtenerlo de vuelta.

        Antes de que Hanna pudiera preguntar a qué se refería, doblaron por una esquina y llegaron al club. Se oía el bajo rebotando y ruidosas risas llenaban el aire. Una hilera de gente bien vestida estaba de pie afuera de las puertas dobles. Cuando Hanna y Naomi mostraron sus invitaciones VIP, el gorila levantó la cuerda de terciopelo para dejarlas entrar.

        - ¡Gracias! – Naomi se emocionó, como si hubiera conocido al chico por años. Hanna la siguió, sintiendo las miradas envidiosas de todos en la fila. Miró los reflejos de ella y Naomi en la larga pared de espejos que bordeaban el pasillo. Habían planeado sus atuendos juntas, ambas usando vestidos de colores de joyas, altos tacones de correas, y joyas coordinadas. Se habían sentado lado a lado para maquillarse, chismeando sobre la gente en el crucero mientras se aplicaban base y se ponían máscara.

        El túnel se abrió en una sala grande, cuadrada, y oscura con un gran bar de acero inoxidable a un rincón y un grupo de banquetes en la parte de atrás. Un DJ giraba discos en una esquina, y una gran pista de baile tomaba el resto del espacio. Los cuerpos se retorcían en todos lados, cada chico era más bello que el anterior. La habitación olía a bebidas alcohólicas, cigarrillos, y a los brotes de gardenia que adornaban cada mesa. Cuando el ritmo de la salsa llegó a los oídos de Hanna, ella inconscientemente comenzó a mover sus caderas.

        Hanna tocó el hombro de Naomi - ¡Esto es genial! – gritó sobre la música.

        - ¿Cierto? – Naomi sonrió, pavoneando hasta el bar y batiendo sus pestañas al barman, quien se acercó inmediatamente.

        Naomi ordenó dos cócteles naranjo-neón y le pasó uno a Hanna. Hanna tomó un trago pequeño—no quería beber mucho y bajar la guardia. La gente estaba bailando en cada rincón y grieta, incluyendo encima de los banquetes. Había un fotógrafo vagando por el perímetro con una gran cámara digital en su cuello, ocasionalmente deteniéndose y tomándoles fotos a los bailarines. Luego de un momento se detuvo frente a ellas. - ¿Puedo tomarles una foto? Preguntó.
       
        - Eso depende – Naomi puso sus manos en sus caderas. - ¿Para qué es?

        - La sección de estilo del “San Juan Hola”.

        Hanna intercambió una mirada de emoción con Naomi—ella siempre había querido estar en una sección de Estilo. Ella puso su trago en una mesa cercana y puso su brazo alrededor de los hombros de Naomi. El fotógrafo disparó y disparó. Primero Hanna le dio una mirada de modelo sensual, luego echó su cabeza hacia atrás. Pero ella sabía que no tenía que dejarse llevar mucho. —La experiencia con el rarito Patrick aún estaba fresca en su mente.

- Bellas – el fotógrafo dijo cuando estaba en eso. Luego miró a la multitud tras ellas – Creo que tienen algunos fans.
       
Era cierto. Toneladas de chicos en la pista de baile ahora las estaban mirando, incluyendo un chico de edad universitaria con el cabello oscuro en una camisa extra grande y jeans sueltos. Cuando sus miradas se encontraron, él levantó su trago hacia ellas desde el otro lado de la habitación y dobló su dedo, llamándolas. Hanna y Naomi se dieron codazos y rieron.

        - Él es lindo, pero lo sabe – Hanna gritó en el oído de Naomi.

        - Definitivamente. Vamos, bailemos. Naomi dijo, agarrando la mano de Hanna y llevándola a la pista de baile. La canción era algo latino y rápido, y comenzaron a contonearse al ritmo de la música, haciendo poses sexys para el fotógrafo de Hola cada vez que se daba una vuelta. Luego, cuando el DJ cambió a una nueva canción, Naomi tocó el brazo de Hanna - ¿Quién crees que es el chico más hot en este lugar?

        Hanna disminuyó su baile y sondeó las opciones. – Es una disputa  entre el parecido a Enrique Iglesias y a James Bond en el rincón.

        Naomi miró a James Bond, quien estaba usando un traje ajustado, zapatos brillantes de apariencia costosa, y RayBans. - ¡Hanna! – ella chilló. - ¡Él tiene como, cuarenta años!

        - ¡No los tiene! – Hanna dijo, estudiando el físico tonificado del chico y gruesas cejas - ¡Solo se ve mayor porque es sofisticado!

        - Definitivamente es solo un seis o siete – Naomi decidió, bebiendo su cóctel – Ahora ese chico es un diez – Usó su pajita para apuntar a un chico rubio junto al bar. Se veía como que pertenecía a la portada de una revista de surf.

        - ¿Bromeas? – Hanna arrugó su nariz – Es un ocho a lo más.

        - ¿Y qué tal él? – Naomi miró a un chico sentado en una mesa cercana. Tenía la cabeza rapada y sexys pómulos.

        - Cinco – Hanna decretó con fuerza, sintiéndose más y más confiada – Odio las cabezas rapadas.

        - ¿Y él? – Un chico con una quemadura como de langosta en su nariz y brazos.

        - ¡Ugh! ¡Uno! – Hanna gritó.

        Lo hicieron un juego, ir a una habitación, apuntar chicos, y asignarles números como hadas madrinas dementes. - ¡Seis! – dijeron a un chico ligeramente con sobrepeso que tenía espeso cabello lustroso. - ¡Nueve! – dijeron a uno que parecía modelo de Abercrombie quien bailaba sin polera. - ¡Siete! - -¡Cuatro! - - ¡Ocho y medio! – Al comienzo, los chicos en el club no entendían lo que las chicas hacían, pero luego entendieron rápidamente. Aquellos estimados ochos y superior miraban complacidos. Un chico que había obtenido sólo un seis entrecerró lo ojos y articuló algo que parecía como Perra.

        Alguien tomó el brazo de Hanna cuando iba pasando junto a la cabina del DJ - ¿Cómo me calificarías?

        Se detuvo de golpe y lo miró. Su cabello era grasoso, sus fosas nasales eran muy grandes, y usaba una camisa con el logo de Chanel. Le recordaba al chico que trabajaba en el quiosco Motorola en el Mall.

        Se volvió hacia Naomi, quien se había detenido también. – Ali tenía una frase para esto, ¿sabes? – gritó en su oído.

        - ¿Cuál era? – Naomi preguntó.

        - ¡Not it! (No es)

        Hanna se dio vuelta y huyó. Naomi explotó de la risa y corrió tras ella. Sin aire de la risa, salieron al patio, el cual estaba mucho más fresco y quieto. Naomi se secó los ojos – No creo haber reído tanto alguna vez en mi vida.

        - ¿Viste la mirada del chico grasoso cuando dije “Not it”? Hanna chilló - ¡Pensé que iba a matarnos!

        Naomi colapsó en una silla - ¿Jugabas a ese juego cuando Ali estaba aquí?

        Hanna se tragó una risa y negó con la cabeza. – No de ese modo.

        - No tenía ese juego cuando yo era amiga de ella – Naomi dijo. Luego una mirada incómoda atravesó su cara – Pero supongo que fue porque no era la misma Ali.

        El humor de Hanna se atenuó un poco – Sí – dijo, luego buscó su trago, sin saber qué decir ahora.

        Naomi se dio vuelta el brazalete en su muñeca – Me siento terrible con lo que pasó con ustedes y Ali en Poconos. Todo fue tan increíble.

        - Gracias – Hanna murmuró. Luego levantó la mirada, dándose cuenta de algo. - ¿Tú te sorprendiste cuando te enteraste que había dos de ellas? ¿Y que la chica que era tu amiga fue una asesina?

        Naomi se miró las uñas – Bueno, algo, pero…

        - ¿Pero qué?

        Naomi miró las lámparas colgando de las vigas. – Todo el asunto es triste, ¿sabes? Me siento como una idiota por decir esto, pero a veces aún la extraño.

        - No eres una idiota. – Hanna dijo tranquilamente. No se le había ocurrido antes que Naomi también había perdido a Ali. No a Su Ali, por supuesto, pero a una Ali de todos modos.

        - ¿Sabes qué? – Naomi la miró – Es muy fácil hablar contigo. Estoy sorprendida.

        - Estoy sorprendida por ti también – Hanna dijo dudosamente. La frase estaba mucho más cargada de lo que Naomi podría imaginarse.

        - Te he contado cosas que no le he contado a mucha gente. – Naomi dijo, apoyándose contra el enrejado.

        - Oh ¿Cómo qué?

        - Como el asunto de la comida, por ejemplo – Naomi admitió. La luz rebotó en sus aretes dorados, haciéndolos brillar. – Y lo de justo ahora, sobre Ali.

        - Mencionaste algo de una prima favorita también – Hanna dijo, su corazón martillaba - ¿Una chica que estuvo en un accidente?

        Naomi juntó sus labios – Sí. Madison. Nunca hablo de ella.

        - Entonces… ¿murió en el accidente? – Hanna contuvo el aliento.

        Naomi negó con la cabeza. – No. Pero quedó muy mal—un montón de huesos rotos, y estuvo en coma por unos días. Tuvo que aprender a caminar otra vez. Fue difícil para todos nosotros – Su voz se quebró.

        Hanna dio un gran suspiro mental—Madison no estaba muerta. Pero oír lo que había ocurrido la golpeó inesperadamente fuerte, trayéndole lágrimas a los ojos. Ahora tenía una nueva imagen en su mente, una de Madison colgando de una de esas cosas de terapia física que ayudan a caminar, luchando para dar cada paso.

        Naomi dejó su copa de cóctel vacía en la mesa, sollozando una vez más. – De un modo extraño, sin embargo, el choque fue lo mejor para mi prima. La enderezó. Era una gran alcohólica antes de eso—beber en vez de ir a clases, bebiendo tan pronto como se despertaba en las mañanas, bebiendo y poniéndose tras el manubrio y casi matándose a sí misma. Digo, sí, fue lamentable que destruyera el auto y tuvo que pasar por tanto dolor, pero no ha bebido un trago desde eso. Parece mucho más feliz ahora.

        - Eso es…bueno – Hanna dijo, tratando de mantener su voz pareja.

        - Sí – Naomi levantó sus ojos hacia Hanna y sonrió tan sinceramente que derritió el corazón de Hanna. – Lo es.

        Se sentaron en silencio por un momento, escuchando el bajo latiendo al interior del club. De repente Hanna quería acercarse y darle un gran abrazo a Naomi. Todo de lo que se había preocupado, todo lo que temía de repente se esfumó. Sus sospechas sobre Naomi eran infundadas. Naomi no estaba enojada porque Madison haya estado en un accidente—estaba aliviada porque dio vuelta su vida. Quien sea que fuera A, era alguien que se había enterado sobre Madison de otra forma.

Era increíblemente liberador. Ahora podía ser amiga de Naomi sin preocuparse. Podía confiar que todo lo que Naomi decía era cierto.

Hanna se levantó y le estiró la mano a Naomi. - ¿Estás lista para volver adentro y hacer un poco más de not it?

        Naomi la miró y sonrió – Definitivamente.

        Volvieron de vuelta al club como si fueran las dueñas del lugar. Se habían equivocado sobre A antes, Hanna pensaba mientras apretaba la mano de Naomi. Estaban equivocadas esta vez también. A probablemente quería que sospechen de Naomi—y, a cambio, perder una potencial amiga. Sin embargo, Hanna no iba a permitir que eso suceda. No esta vez.

        - ¡Shhh! – Naomi la regañó mientras chocaban torpemente por el pasillo del barco hacia su habitación. Era unas horas más tarde, y habían vuelto a bordo justo antes del límite de llegada, actuando suficientemente sobrias por unos minutos para engañar a los guardias. - ¡Casi tiraste ese extintor de incendios!

        - Estaba en mi camino – Hanna declaró petulantemente, luego explotó en risas.

        Se apoyó en la espalda de Naomi mientras insertó la tarjeta llave en su puerta. La puerta se abrió y las dos chicas entraron. Hanna tomó la puerta del baño para darse balance. - ¡Huele tan bien aquí! – gritó, inhalando la fresca esencia de talco de bebé y perfume Twirl de Kate Spade.

        - ¿Te importa si yo tomo el baño primero? – Naomi preguntó con su mano en la manilla.

        - Ve por él. – Hanna dijo, desplomándose en la cama.

        Naomi cerró la puerta, y el agua comenzó a correr. Hanna se arrastró sus pies en las suaves y sedosas sábanas, sintiéndose satisfactoriamente exhausta.

        Ping.

        Abrió sus ojos. Su celular, el cual estaba en el velador, no estaba parpadeando. Su mirada cayó en el laptop abierto en la cama de Naomi. Un mensaje en la esquina de la pantalla decía Nuevo e-mail de Madison Strickland.

        Miró a otro lado. ¿A quién le importa si Naomi había recibido un e-mail de Madison? Los primos se contactan todo el tiempo.

        Pero una pequeña mirada no heriría ¿o sí?

        Hanna acercó su oído hacia el baño. La ducha seguía corriendo. Lentamente, bajó las piernas de la cama y caminó de puntillas hacia el laptop. El somier rechinó cuando se sentó en el colchón de Naomi. A mano derecha del escritorio, había dos carpetas llamadas trabajos escolares y Postulación a Princeton. Hanna las escaneó, luego se salió. Luego movió el mouse al icono de Gmail. Respirando profundo, hizo doble click en él. El programa se abrió y la llevó directo al buzón de entrada. El nuevo e-mail de Madison apareció. Era parte de un hilo titulado Esa noche. Hanna inhaló. El primer e-mail en el hilo era de comienzos de Julio el verano pasado.

        Hanna avanzó de vuelta al inicio de la conversación, fecha 1 de Julio. ¿Sigues tratando de averiguar el nombre del conductor? Naomi había escrito a su prima. Si, Madison escribió de vuelta ese mismo día. Creo que me estoy acercando. Y luego, el 3 de Julio, Madison escribió otro e-mail: Tenemos que hablar en persona. Creo que sé quién me lo hizo. Naomi respondió el 5 de Julio: Caerán. Me aseguraré de que tengan lo que se merecen. Luego hubo un tramo extenso sin respuestas, pero hoy, Madison había escrito: Estoy tan orgullosa de ti por lo que haces por mí.

        Hanna se salió del e-mail de Naomi y miró arriba, viendo su expresión demasiado-sobria en el espejo sobre el bureau. Ellos. Madison podría no solo haber averiguado que Hanna era la conductora, sino también que Aria, Spencer, y Emily la habían ayudado a escapar. Si hubiera compartido esto con Naomi a comienzos de Julio, Naomi habría tenido mucho tiempo para acechar a las chicas y escarbar sus secretos. Y ¿estoy tan orgullosa de que ti por lo que haces por mí? ¿Qué quería decir Madison con eso?

        Su corazón latía fuertemente. Se había equivocado. Otra vez. Naomi era A. Esto lo probaba.

        - ¿Qué haces?

        Naomi estaba de pie en el marco de la puerta del baño en una bata. Hanna se alejó de la cama de Naomi. - ¡H-Hey!

        - Hey – Naomi dijo lentamente. Su mirada iba de Hanna a su laptop, luego de vuelta a Hanna. - ¿Todo bien?

        - Uh, solo estaba buscando mi máscara para dormir – Hanna dijo, hurgando en la cama de Naomi, luego en el piso. Estaba segura de que Naomi podía escuchar su corazón latiendo desde el otro lado de la habitación.

        Naomi se acercó a la cama y se sentó. Miró por largo rato a Hanna pero no dijo a nada. Por un momento su cara se iluminó por la luz de la luna, y cuando sonrió, sus dientes se veían largos y estridentes, casi como de lobos. – El baño es tuyo si quieres – finalmente dijo.

        - Estoy bien – Hanna dijo – Sólo me iré a dormir – Si sólo pudiera enviar un mensaje a Mike y rogarle para quedarme con él otra noche...
Pero entonces Naomi estaría tras ella de seguro.

        - Bien – Naomi puso su laptop en el piso y se puso las sábanas sobre ella - ¡Buenas noches, Mejor amiga!

        - Buenas noches – Hanna croó, poniéndose en cuclillas bajo el edredón y sabiendo que no dormiría nada.





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