Traducido por: Daniela
Corregido por: Brahms Op. 77
El camino que llevaba a los
astilleros de Newark era una sosa autopista de dos carriles con complejas
oficinas de apariencia genérica, estaciones de gasolina, y sórdidos bares. Pero
cuando Emily Fields y su padre giraron bruscamente hacia la izquierda y entraron
al litoral, el cielo se abrió, la esencia de la sal se sentía pesada en el
aire, y el enorme crucero Celebrity se alzaba ante ella como una gigante torta
de matrimonio de muchos pisos.
-Whoa -Emily suspiró. El barco se
estiraba a lo largo de muchas cuadras, y había más portillas circulares en cada
piso de los que ella podía contar. Emily había leído en el folleto del Eco
Crucero que la embarcación contenía un teatro, un casino, un gimnasio con
diecinueve cintas para correr, un estudio de yoga, un salón de belleza y spa,
trece restaurantes, once salas, un muro para escalar y una piscina con oleaje.
El Sr. Fields condujo hacia un
estacionamiento desocupado cerca de una gran tienda con un letrero que decía
PASAJEROS, ¡HAGAN EL CHECK-IN AQUÍ! Había una fila de unos treinta chicos con
maletas y bolsos. Luego de que se detuvo el motor, se quedó sentado mirando
derecho hacia el frente. Gaviotas circundaban el cielo. Dos chicas chillaron
emocionadas cuando se vieron.
Emily aclaró su garganta de forma rara.
-Gracias por traerme.
El Sr. Fields giró abruptamente y la
miró con firmeza. Su mirada era fría como el metal y dos líneas curvas
acentuaban su boca como paréntesis.
-Papá... - El estómago de Emily
comenzó a doler-. ¿Podemos hablar de esto?
El Sr. Fields cerró la boca y miró
hacia el frente. Luego subió el volumen de la radio. Habían estado escuchando
una estación de noticias de New York toda la segunda mitad del viaje; ahora un
reportero estaba hablando monótonamente sobre alguien llamada la Pija Ladrona quien había escapado de una celda de New Jersey esa mañana. -La Sra. Katherine
DeLong podría estar armada y ser peligrosa -el reportero decía-. Y ahora, con
el tiempo...
Emily bajó el volumen de nuevo.
-¿Papá?
Pero su padre no prestó ninguna
atención. La boca de Emily tembló. La semana pasada, había roto el silencio y
le contó a sus padres que había tenido a una niña en secreto en el verano y la
había dado en adopción poco después de que nació. Omitió unos cuanto detalles
sórdidos, como el aceptar el dinero de Gayle Riggs, una rica mujer que había
querido al bebé y luego cambiar de opinión y devolver el dinero, el cual A
había interceptado. Pero les contó gran parte. Cómo se había escondido en la
habitación de la residencia de su hermana Carolyn en Philadelphia durante el
tercer trimestre. Cómo había visto a una gineco-obstetricia en la ciudad y
había programado una cesárea en el hospital Jefferson.
La mamá de Emily no parpadeó durante
toda la historia. Luego de que Emily terminó, la Sra. Fields tomó un gran trago
de su té y agradeció a Emily por ser honesta. Incluso le preguntó si estaba
bien.
Las nubes se habían partido en la
mente de Emily. Su madre estaba actuando normal — ¡Incluso relajada! -
Me mantengo -le respondió-. La bebé está con una familia genial. Los vi el otro
día. La llamaron Violet. Tiene siete meses ahora.
Luego un músculo en la mejilla de la
Sra. Fields tembló.
-¿Siete meses?
- Sip, -Emily dijo-. Sonríe. Y
saluda. Son padres maravillosos.
Y entonces, como una luz
prendiéndose abruptamente, la realidad golpeó a la madre de Emily con toda su
fuerza. Ciegamente buscó la mano de su marido como si estuvieran en un témpano
de hielo que se hundía. Luego de chillar, se levantó y corrió al baño.
El Sr. Fields se quedó sentado,
impactado, por un momento. Luego se dio vuelta hacia Emily.
-¿Le contaste sobre esto a tu hermana también?
- Sí, pero por favor no se enojen
con ella -Emily dijo en voz baja-.
Desde ese día, la madre de Emily
apenas había salido de su dormitorio. El Sr. Fields manejó los quehaceres,
haciendo la cena, firmando las autorizaciones de Emily y lavando la ropa. Cada
vez que ella trataba de tocar el tema con él, su papá la callaba ¡Y mejor que
se olvidara de hablarle a su mamá! Cuando Emily se acercaba al dormitorio
de sus padres, su padre aparecía, aparentemente de la nada, como un rabioso
perro guardián, sacándola de allí.
Emily no tenía idea de qué hacer.
Habría preferido que sus padres la enviaran a un reformatorio o a vivir con sus
familiares ultra-religiosos en Iowa, como hicieron cuando se enojaron con ella
el año pasado. Quizás no debería haberle dicho a sus padres sobre el
bebé, pero no quería que ellos se enteraran por alguien más —como el Nuevo A.
El departamento de Policía de Rosewood lo sabía también, al igual que Isaac, el
padre del bebé y el Sr. Clark, el marido de Gayle.
Impresionantemente, las noticias
sobre el bebé no habían llegado a Rosewood Day, pero no importaba —Emily igual
se sentía como una paria—. Añadiendo el hecho de que había presenciado un
asesinato dos semanas atrás y que la policía ahora estaba investigando la
muerte de Tabitha, y la mayoría de los días apenas podía contenerse. También
estaba más segura que nunca de que A era la Verdadera Ali —Que ella había
sobrevivido al incendio en Poconos y estaba libre para ir tras ellas de una vez
por todas—. La Verdadera Ali había incriminado a Kelsey Pierce, conduciendo a
Emily a casi matarla en la Cantera del Hombre Flotante. Luego había tirado las
sospechas sobre Gayle, disparándole cuando se puso en el camino. Emily tembló ¿Qué
debería hacer ahora?
Una fuerte bocina sonó desde el
barco y la sacó de sus pensamientos. -Bueno, supongo que debo irme -dijo Emily
suavemente-, mirando otra vez a su papá- Gracias por, um, dejarme venir a esto
igual.
El Sr. Fields tomó un sorbo de su
botella de agua.
-Agradece al profesor que te nominó para la beca. Y al
Padre Fleming. Aun no creo que debas ir.
Emily jugueteó con una gorra de la
Universidad de North Carolina en su regazo. Sus padres no tenían dinero para
enviar a sus hijos en frívolos viajes escolares, pero se había ganado una beca
por su clase de botánica. Luego de que sus padres se enteraran del bebé, el Sr.
Fields fue hacia el Padre Fleming, su sacerdote, para preguntarle si aún
debería dejarla ir. El Padre Fleming había dicho que deberían —les daría tiempo
para procesar lo que había ocurrido y aclarar sus sentimientos.
No quedaba nada más que Emily pudiera
hacer aparte de abrir la puerta, tomar sus bolsos y caminar hacia la carpa de
check-in. No había dado ni tres pasos cuando su papá prendió el motor y se fue
por el camino, ni siquiera quedándose a ver cómo el barco se iba como la
mayoría de los padres. Parpadeó deteniendo lágrimas, haciendo un gran esfuerzo
para no llorar.
Mientras se puso en la fila, un
chico de veintitantos que usaba un par de lentes rojos con forma de estrella se
le acercó -¡Te tengo! -dijo, moviendo un dedo.
La cara de Tabitha apareció en la
mente de Emily. -¿Q-qué? -dijo.
-¡Eres una fan del Cirque du Soleil
en secreto! -El chico sacó su mano-. Mi nombre es Jeremy. Soy el director de tu
crucero esta semana. ¿Te gustaría ser una invitada en la maravillosa
presentación de esta noche del Cirque du Soleil? El tema del show es la Madre
Tierra, en honor a que este sea un Eco Crucero.
Muchos chicos pasaron y se rieron.
-Creo que paso -Emily murmuró, huyendo hacia adelante.
Le mostró su pasaporte a la chica
del check-in y le dieron una llave para su cabina, una carta de comida y menú
diario, y un mapa del barco. Por último pero no menos importante, recibió un
panfleto que contenía una lista de las varias clases, actividades, seminarios,
juntas de grupo y oportunidades de voluntariado para la semana —se requería a
los estudiantes que participen en una clase por créditos y que sean voluntarios
en la “comunidad” del barco, ayudando a limpiar, cocinar, planear eventos o
cuidar del enorme acuario con peces en peligro de extinción del barco, entre
otras cosas—. Los cupos de voluntarios eran por orden de llegada; Emily ya se
había registrado para un turno de salvavidas en la piscina principal. Pero aún
no sabía cuál clase iba a tomar, así que escaneó rápidamente la lista. Estaba
Explorar las Arrecifes Responsablemente, La Búsqueda del (Eco) Tesoro Hundido,
Limpiar la Marisma en un Kayak. Se decidió por un curso llamado Observación de
Aves Caribeñas.
Se subió a un elevador que la
llevaría a su habitación. Una banda estilo Calypso tocaba ruidosamente en una
cubierta superior, el bajo retumbaba en las paredes. Unas cuantas chicas
estaban hablando de un bar muy genial en San Martín sobre el que habían oído.
Dos chicos hablaban sobre hacer kitesurf en Puerto Rico. Todos estaban vestidos
con shorts y sandalias, a pesar de que hacían 45° F afuera.
Emily envidiaba su emoción
despreocupada —ella no podía ni convencer a sus labios de formar una sonrisa.
Todo en lo que podía pensar eran los ojos vacantes de su madre, el severo ceño
fruncido de su padre, el odio en sus corazones. El agente de la FBI en las
noticias esta mañana. El cuerpo muerto de Gayle. La cara de Tabitha cuando se
dio cuenta de que estaba cayendo. Un acechador en la oscuridad, riendo, listo
para herirla de verdad.
También pensaba en Ali —la Verdadera
Ali y Su Ali. Todo este tiempo, Emily había estado escondiendo un
secreto: En Poconos, las chicas habían escapado de la casa justo antes de que
se prendiera, con la Verdadera Ali aun al interior. Sin embargo, lo que las
otras no sabían era que Emily había dejado la puerta de la cabaña abierta para
que la Verdadera Ali pudiera escapar también. Les había dicho a todos que la
había cerrado con fuerza. Y cuando la policía no encontró su cuerpo, Emily
estuvo segura de que la Verdadera Ali sí había escapado y aún estaba
viva.
Por muchos, muchos meses, Emily
había esperado que la Verdadera Ali recuperaría sus sentimientos y les pediría perdón
por ser A. Emily sería la primera en perdonarla, por supuesto. Después de todo,
ella había amado a Ali—ambas Alis. Ella las había besado a las dos, su
Ali en su casa del árbol en séptimo grado, y la Verdadera Ali el año pasado.
Pero eso fue antes de que la
Verdadera Ali se metiera con su hija. Algunos de los mensajes de A amenazaban
la vida de Violeta. Fue entonces cuando se dio cuenta de que la Verdadera Ali
había sobrepasado los límites. A la Verdadera Ali no le importaba Emily para
nada y ciertamente no tenía intenciones de tratar de hacer las cosas bien. Ella
solo era...malvada. Casi inmediatamente, la esperanza y amor que Emily
había sentido se marchitaron, dejando un enorme agujero en su corazón.
El elevador sonó, y una voz
automática anunció que estaban en la cubierta Amanecer. Un grupo de chicos
marchó por el largo y chillón pasillo alfombrado para encontrar sus
habitaciones. Sin intenciones de quedarse atrapada tras ellos, Emily se dirigió
hacia la puerta corrediza de vidrio que guiaba a un pequeño patio con vista al
agua. Caminó por la puerta y dejó que el frío aire marino llenara sus pulmones.
En el cielo había gaviotas gritando.
El tráfico se oía a la distancia. La cima de las olas era blanca y espumosa y
un bote salvavidas se balanceaba siete cubiertas más abajo. Luego Emily oyó a
alguien toser, saltó. Una chica con la piel oliva y largo cabello castaño
estaba de pie al otro extremo del balcón. Usaba lentes de sol oscuros, un
vestido blanco con un ojal, y zapatos de tacón bajo tipo ballerinas con un moño
de grogrén color rosado y blanco.
Al comienzo Emily no dijo nada. La
chica era tan etérea y tranquila que pensó que podría ser un fantasma.
Pero luego la chica se dio vuelta y
sonrió.
-Hola.
-¡Oh! -Emily dijo, dando un paso
atrás-. T-tú me asustaste. No estaba segura de que fueras real.
Las esquinas de la boca de la chica
se levantaron.
-¿Ves seguido a gente que no es real?
-Nunca a nadie como tú.
-Emily dijo, y luego cerró de golpe su boca. ¿Por qué acababa de decir eso?
La chica levantó sus cejas,
sacándose los lentes de sol. Y luego se acercó. De cerca, Emily pudo ver las
margaritas en sus mejillas. Sus llamativos ojos verdes brillaban, y olía tan flagrantemente
a perfume de jazmín que Emily se sintió un poquito exaltada.
-Quizás yo soy un fantasma
-la chica susurró-. O una sirena. Estamos en el mar, después de todo.
Luego tocó la punta de la nariz de
Emily, se dio vuelta, y desapareció por la puerta corrediza. Emily se quedó en
una nube de jazmín, su boca se mantenía abierta, la punta de su nariz
cosquilleaba. No estaba segura de que acababa de ocurrir, pero definitivamente
le había gustado. Por un breve segundo, el fantasma —o sirena, o lo que sea que
era— la hizo olvidar absolutamente todo lo que estaba mal en su vida.
Muchas gracias! He buscado mucho este libro en español y solo encuentro malas traducciones :( Soy feliz cuando veo que hay un nuevo post en el blog jiji Saludos.
ResponderBorrarLa mayoría de las traducciones en internet son hechas con google xd Siempre es mejor que traduzca una persona que un computador :)
BorrarGracias por comentar, estoy sin clases así que estaré actualizando mas o menos seguido :)
Saludos
seguro es A emlily generalmente se enamora de A, triste :(
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