Enviado por: Guadalupe
Traducido por: Guadalupe
Corregido por: Daniela y Ximena
Un tempestuoso lunes por la mañana a finales de marzo, Spencer Hastings
miraba la maleta de viaje estilo vintage de Louis Vuitton, apoyada sobre su
cama tamaño queen. Estaba llena de cosas para su próximo viaje en el Eco Crucero
por el Caribe de la secundaria Rosewood Day, una combinación de viaje de
estudios y seminario científico-medioambiental. Usar la maleta era una antigua
tradición de la buena suerte: Una vez había pertenecido a Regina Hastings, la
tátara-tátara-abuela de Spencer. Regina había comprado una reserva de primera
clase en el Titanic, pero decidió quedarse en Southampton unas semanas
más y tomar el siguiente barco de vapor.
Cuando Spencer lanzó una tercera botella de protector solar encima de la
pila, el teléfono hizo un Bloop. Una burbuja de texto de Reefer
Fredericks apareció en la pantalla. - Hola amiga - decía -¿En qué
estás?-
Spencer encontró el número de Reefer en su lista de contactos y marcó. -
Estoy empacando para el viaje- dijo cuando él contestó al primer timbre. - ¿Y
Tú? -
- Sólo juntando unas cosas de último minuto- respondió Reefer. - Pero estoy
disgustado. No puedo encontrar mi Speedo. -
- Oh, por favor - bromeó Spencer, enrollando un mechón de pelo rubio-miel
alrededor de su dedo. - Tú no tienes un Speedo -
- Me atrapaste. - Reefer rio. -Pero realmente no puedo encontrar mi
traje de baño-
El corazón de Spencer dio un vuelco al pensar en Reefer en traje de baño
—Pudo adivinar a través de su polera que él era tonificado. Su escuela iba al
crucero también, junto con otras escuelas privadas del área triestatal.
Había conocido a Reefer en una cena de Admisión Temprana en Princeton unas
semanas antes, y aunque ella no había estado en su onda hippie, y ambiente
marihuanero al comienzo, él terminó siendo lo mejor que obtuvo de su desastroso
fin de semana de futura estudiante en el campus.
Desde que había regresado a Rosewood, se habían estado enviando mensajes de
texto y llamándose mutuamente... mucho. Durante una maratón de Dr.
Who en BBC América, se llamaban entre sí durante las pausas comerciales
para discutir sobre los bizarros adversarios alienígenas del doctor. Spencer
introdujo a Reefer a Mumford & Sons, y Reefer le presentó Grateful Dead,
Phish, y otras bandas acústicas, y antes de que ella se diera cuenta, había
desarrollado una atracción masiva hacia él. Él era divertido, inteligente, y
más que eso, nada parecía darle miedo. Era el humano equivalente a un masaje de
piedras calientes — justo el tipo de chico que Spencer necesitaba en estos
momentos.
Esperaba que algo pasara entre ellos en el viaje. La parte superior del
barco parecía el escenario perfecto para un primer beso, la puesta de sol
tropical como una gran hoguera a su alrededor. O tal vez el beso iba a ocurrir
en una zambullida —ambos estaban tomando una clase de buceo juntos. Tal vez
estarían nadando alrededor de un cultivo de coral de color rosa, y de repente
sus manos se tocarían bajo el agua, y ellos nadarían a la superficie, se
quitarían sus máscaras, y luego...
Reefer tosió en el otro extremo, y Spencer se sonrojó como si hubiera
expresado los pensamientos en voz alta. En la realidad, ella no estaba segura
de lo que él pensaba de ella—había estado coqueto con ella en Princeton, pero
hasta donde sabía, él era así con todas las chicas.
De repente, un anuncio en la TV le llamó la atención. MUERTE EN JAMAICA:
EMPIEZA INVESTIGACIÓN DE CHICA ASESINADA. La Imagen de una chica rubia familiar
brilló en la pantalla. TABITHA CLARK, decía el pie de foto.
- Uh, ¿Reefer? - dijo Spencer abruptamente. - Me tengo que ir. -
Spencer colgó y se quedó mirando la TV. Un hombre de pelo gris, de aspecto
severo apareció después. MICHAEL PAULSON, FBI, decía un título debajo de su
cara. -Estamos empezando a juntar las piezas de lo que podría haber causado la
muerte de la señorita Clark.- le dijo a un grupo de periodistas. - Al parecer,
la señorita Clark viajó sola a Jamaica, pero estamos tratando de recrear
una línea del tiempo de dónde y con quién estuvo ese día. -
Después de eso, la noticia pasó a la historia de un asesinato en Fishtown.
De repente, los alegres y coloridos trajes para usar en el Resort
cuidadosamente doblados en la maleta parecían perversos y ridículos. El sol
sonriente en la botella de protector solar parecía estar burlándose de ella.
Era ridículo volar en un viaje tropical como si no hubiera nada mal. Todo
estaba mal. Era una asesina sin corazón, y los policías llegarían a ella
rápidamente.
Desde que Spencer y sus amigas descubrieron que habían matado a Tabitha
Clark —no a la Verdadera Alison DiLaurentis como todas habían pensado— Spencer
no había sido capaz de tener un respiro. Al principio, los policías habían
pensado que Tabitha se había ahogado accidentalmente, pero ahora sabían que
había sido asesinada. Y los policías no eran los únicos que lo sabían
El Nuevo A también lo sabía.
Spencer no tenía ni idea de quién podría ser el Nuevo A, el insidioso
mensajero que sabía todo sobre sus vidas. Primero, ella y las otras habían
pensado que era la Verdadera Ali —tal vez había sobrevivido a la caída de la
cubierta del techo y estaba tras ellas de una vez por todas. Pero luego, las
autoridades identificaron los restos devueltos por el mar como los de Tabitha,
y se dieron cuenta de lo locas que habían estado incluso por considerar que Ali
había sobrevivido al incendio en los Poconos. Puede que sus huesos no hayan
sido encontrados, pero ella estaba en el interior de la casa cuando explotó. No
había manera de que pudiera haber salido, a pesar de que Emily aún se aferraba
a esa teoría
Después, las chicas habían pensado que A podría ser Kelsey Pierce, quien
Spencer había delatado por posesión de drogas el verano anterior. Kelsey tenía
sentido: no sólo Spencer le había hecho daño, sino que Kelsey también había
estado en Jamaica al mismo tiempo en que las chicas estuvieron.
Pero eso resultó ser un callejón sin salida. Luego, habían pensado que A
era Gayle Riggs, la mujer a la que Emily había prometido —y luego roto la
promesa— de darle a su bebé aún no nacido, y quien terminó siendo la madrastra
de Tabitha. Pero esa teoría fracasó cuando Gayle terminó muerta en la puerta de
su casa. ¿Más escalofriante? Estaban seguras de que el Nuevo A la había matado.
Lo que era desconcertante—y aterrador. ¿Gayle sabía algo que no debería
saber? ¿O A tenía la intención de matar a Spencer y las demás en su lugar? Y A
lo sabía todo. A no sólo había enviado fotos de las chicas hablando con
Tabitha durante la cena de la noche en que la habían matado, sino que también
habían recibido una foto del cuerpo destrozado de Tabitha en la arena. Era como
si A hubiera estado preparado y listo en la playa, con la cámara en mano,
prediciendo la caída antes de que sucediera. Había otro extraño giro también:
Tabitha había sido paciente de la Reserva en Addison-Stevens, un hospital
mental, al mismo tiempo que la Verdadera Ali había estado allí. ¿Habían sido
amigas? ¿Por eso Tabitha actuaba tanto como Ali en Jamaica?
El teléfono de Spencer sonó otra vez, y ella saltó. El nombre de Aria
Montgomery apareció en la pantalla. - Estás viendo las noticias, ¿no es así? –
Spencer dijo cuándo contestó.
- Sí. - Aria sonaba angustiada. - Emily y Hanna están en la línea, también.
- Chicas, ¿qué vamos a hacer? - dijo Hanna Marin estridentemente. -
¿Debemos decirles a los policías que estuvimos en el resort, o debemos guardar
silencio? Pero si nos quedamos en silencio, y luego otra persona
le dice a la policía que estuvimos allí, nos veremos culpables, ¿verdad?
- Tranquilas. - Spencer miró las noticias de nuevo. El padre de Tabitha,
quién era también el esposo de Gayle, estaba en la pantalla ahora. Él lucía
exhausto—como debía ser. Su hija y su esposa habían sido asesinadas en menos de
un año.
- Quizás debamos entregarnos. - Aria sugirió.
- ¿Estás loca? - Emily Fields susurró.
- Está bien, quizás yo debería entregarme. - Aria repitió.- Yo fui
la que la empujó. Soy la más culpable.
- Eso es ridículo. - Spencer dijo rápidamente, bajando su voz. - Todas
lo hicimos, no solo tú. Y nadie se entregará, ¿Está bien?
Un pequeño movimiento afuera le llamó la atención, pero cuando fue hacia la
ventana, no vio nada sospechoso. El prometido de su madre, el Sr. Pennythistle,
había estacionado su enorme SUV en la calle. La nueva mujer que se había mudado
a la casa de los Cavanaugh al otro lado de la calle estaba arrodillada sobre el
jardín, deshierbando. Y a la izquierda, Spencer apenas podía divisar la ventana
de la antigua habitación de Alison DiLaurentis. Cuando Ali vivía allí, las
cortinas rosas estaban siempre abiertas, pero la nueva dueña de ese cuarto,
Maya St. Germain, siempre dejaba las persianas de madera cerradas.
Spencer se sentó en la cama. - Quizá no importa que la policía haya
descubierto que Tabitha fue asesinada. Aún no hay posibilidad de que ellos
puedan conectar su muerte con nosotras.
- A menos que A hable. - Emily advirtió. – ¿Y quién sabe de lo que es capaz
A? Quizás no deje de culparnos por la muerte de Tabitha. A puede incriminarnos
por la muerte de Gayle también. Estuvimos allí.
- ¿Alguna ha oído de A? - Aria preguntó. - Es raro que A haya estado en
silencio desde el funeral de Gayle. - El funeral había sido hace casi una
semana.
- Yo no. - Spencer dijo.
- Yo tampoco. - Emily dijo.
- A probablemente está planeando el próximo gran ataque. - Hanna sonaba
preocupada.
- Necesitamos detenerlo antes que suceda. - Spencer dijo.
Hanna soltó un bufido. - ¿Cómo vamos a hacer eso?
Spencer caminó hacia su cama, y nerviosamente tocó el broche de oro de la
maleta. Ella ni siquiera tenía el inicio de una respuesta. Quien quiera que sea
el Nuevo A, el Nuevo A estaba loco. ¿Cómo podría anticipar la próxima
jugada de un lunático?
- A mató a Gayle. - Spencer dijo después de un momento. - Si descubrimos
quién es A, podemos ir a la policía.
- Sí, y entonces A se daría vuelta hacia la policía y nos delataría a nosotras.
-Hanna señaló.
- Quizás los policías no le creerían a un asesino. Spencer dijo.
- Sí, pero A tiene fotos para probarlo. – Aria dijo.
- No de nosotras específicamente. - dijo Spencer. - Y de todas formas, si
nosotras descubrimos quien es el Nuevo A quizá podamos encontrar las fotos y
borrarlas.
Aria inhaló. – Todo eso sonaría genial si fuéramos como, James Bond. Ahora
mismo, no sabemos quién es A.
- Saben, es bueno que vayamos a este viaje. - Hanna dijo después de un
momento. - Nos dará tiempo para pensar.
Aria soltó un bufido. - ¿De verdad piensas que A nos va a dejar solas?
Hanna inhaló. – ¿Estás diciendo que quizás A venga?
- Espero que no. - Aria dijo - Pero no me hago ilusiones.
- Yo tampoco. - dijo Spencer. Ella también había considerado la posibilidad
de que A estuviera a bordo. La idea de estar atrapada en la mitad del océano
con un psicópata era aterradora.
- ¿Cómo se sienten volviendo al Caribe? - Emily preguntó, nerviosa. - Yo
siento como que me recordará… todo.
Aria gimió.
- Al menos no vamos a Jamaica. - dijo Hanna. El crucero pararía en
San Martin, Puerto Rico, y Bermudas.
Spencer cerró los ojos y pensó en lo emocionada que había estado por ir a
Jamaica en el receso de primavera pasado. Ellas tenían todo planeado para dejar
a la Verdadera Ali, las crueles notas de A que habían recibido de ella y su
casi-muerte en los Poconos, totalmente atrás. Ella había empacado bikinis,
remeras, y el mismo protector de sol Neutrogena que acababa de poner en su
valija, la esperanza creciendo en su pecho. Se terminó todo, ella
pensaba. Mi vida será genial ahora.
Miró al reloj de su cuarto. - Chicas, son las diez. Será mejor que nos
vayamos. - Ellas debían estar en el muelle en Newark, New Jersey, un poco
después de mediodía.
- Mierda - dijo Hanna.
- Las veo allí. - Aria respondió.
Todas cortaron. Spencer metió su teléfono en su bolso de playa hecho de
cáñamo, luego lo levantó sobre su hombro y enderezó su maleta con ruedas.
Cuando estaba casi en la puerta, algo afuera de la ventana le llamó la
atención, otra vez.
Ella caminó hacia la ventana otra vez y miró hacia el patio de los DiLaurentis.
Al principio, ella no estaba segura de qué era diferente. Las canchas de tenis,
que la nueva familia había construido sobre el agujero a medio excavar donde
los obreros habían encontrado el cuerpo de Courtney DiLaurentis, estaban
vacías. Las ventanas de la antigua habitación de Ali seguían cerradas. La
terraza multinivel de atrás, donde las chicas solían reunirse, chismear y
calificar chicos, estaba limpia de hojas. Pero entonces ella lo vio: Había un
salvavidas infantil en la mitad del patio de Ali. Era rojo con rayas blancas,
como un bastón de caramelo, y tenía unas largas y curvas letras estilo pirata
que decían: LOS HOMBRES MUERTOS NO CUENTAN CUENTOS.
Bilis subió a la garganta de Spencer. A pesar de que no hubiese nadie
alrededor, se sentía como si el salvavidas fuera un mensaje de A. Mejor
aférrate a esto para salvar tu vida, parecía que A estaba diciendo, porque
yo puedo hacer que acabes caminando por la borda.
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