domingo, 13 de enero de 2013

Ruthless - Capítulo 30: Mátala antes de que ella te mate a tí.


“Debo decir que estoy impresionado.” El Sr. Pennythistle giraba su Martini y sonreía a Spencer. “Esa representación de Lady Macbeth le hace de rival a la Compañía Real de Shakespeare.”

Melissa se acercó y le dio un abrazo a Spencer. “Fue impresionante.” Codeó a Wilden, quien asintió también. “¡Parecías completamente transformada! ¡Especialmente en la escena donde ella no puede limpiarse las manchas de sangre de sus manos!”

Spencer sonrió temblorosamente, sacando su cabello rubio, lleno de spray para el cabello, fuera de su cuello. Docenas de personas se le habían acercado desde que la obra terminó y le decían el maravilloso trabajo que había hecho, su rocoso comienzo estaba olvidado. Para cuando ella alcanzó la escena de Fuera, maldita mancha, estaba completamente inmersa en el papel, canalizando toda la energía de culpa hacia el personaje. Había recibido el más fuerte aplauso al final, incluso ganándole a Beau, y ya había hablado con el videocamarógrafo, pidiéndole que edite su primera y desastrosa escena. El resto de su actuación sería la perfecta entrega para Princeton.

Pero ahora se sentía sesgada, todo por la conversación que acababa de tener con Emily. No había tenido la intención de tirarse en su contra, pero Emily necesitaba entender. Se moría por pedir perdón, pero Emily no estaba en ninguna parte a la vista. No pudo encontrar a Kelsey tampoco.

Una mujer con cabello oscuro y largo, y cara delgada, apareció junto a Spencer. “¿Lady Macbeth?” extendió su mano. “Soy Jennifer Williams, del Centinela de Philadelphia. ¿Te importa si te hacemos una entrevista y algunas fotos?”

Los ojos de la Sra. Hastings se iluminaron. “¡Que emocionante, Spence!” Incluso Amelia parecía impresionada.

Spencer se despidió de su familia, incluso dándole un incómodo y pequeño abrazo al Sr. Pennythistle. Mientras pasó por la multitud, chicos del club, chicas que conocía del club de hockey, e incluso Naomi, Riley y Kate le tocaron la espalda y le dijeron que había hecho un trabajo fabuloso. Escaneó la habitación en busca de Emily, pero aun no la veía.

La reportera guió a Spencer a una cabina en la parte de atrás. Beau ya la estaba esperando con una pequeña taza de espresso. Él se había cambiado su armadura a un sweater de cachemira negro y los pantalones de pana más sexymente ajustados que Spencer había visto en un chico. Ella se sentó junto a él y Beau la tomo de la mano. “¿Qué tal si nos escabullimos de esta fiesta luego de que la entrevista termine?”

Solo sentir la mano de Beau en la de ella detuvo los nervios de Spencer. Ella levantó una ceja en desaprobación de broma. “¿El Sr. Teatro en Yale se atreve a dejar plantada su propia fiesta de elenco? Yo habría pensado que querrías quedarte y escuchar a la gente besando tu trasero.”

“Estoy lleno de sorpresas.” Beau pestañeó.

Jennifer Williams entró a la cabina frente a ellos y dio vuelta la hoja a una en blanco en su cuadernillo. Mientras miraba a Beau, y le hacía la primera pregunta, el celular de Spencer sonó. Spencer lo buscó en su bolsillo. Había al menos 20 mensajes en su teléfono de gente felicitándola. El último, sin embargo, era de parte de un enredo de letras y números.

Spencer se tragó un nudo en su garganta, se agachó un poco, cubrió la pantalla, y presionó LEER.

Tú nos heriste a las dos. Ahora yo voy a herirte.-A

Tenía adjunta una foto de una chica rubia en un vestido veraniego color dorado recostada sobre su estómago en una playa por la noche. Su cabeza estaba hacia un lado, y había un gran tajo en su frente. Había sangre chorreando de su mentón y en la arena. Las olas rompían, inquietantemente, cerca de su cabeza, listas para llevársela.

El teléfono se cayó al regazo de Spencer. Era una foto de Tabitha justo después de que Aria la empujó por el techo. Ni Spencer ni las otras la habían visto en el suelo—estaba muy oscuro, y su cuerpo ya había desaparecido para cuando llegaron a la playa.

Pero alguien había visto. Y había tomado fotos. Kelsey.

Un sonido de tortura se escapó de la garganta de Spencer. Jennifer Williams levantó la vista de sus apuntes. “¿Estás bien?”

“Yo…” Spencer salió de la cabina, sintiéndose mareada. Necesitaba salir de ahí. Necesitaba esconderse. La reportera la llamaba, pero no podía volver. Fue torpemente hacia la salida. Cada cara que pasaba se veía distorsionada y trastornada, incluso peligrosa. Empujó la puerta de atrás, emergiendo a un callejón vacío. Una fila de basureros de metal estaba junto a la pared. La esencia abrumadora de vegetales y carne podridos irritaba el estómago de Spencer. Estaba siniestramente tranquilo allí afuera, fuertemente contrastando la ruidosa atmosfera dentro del restaurant.

“Hey.”

Spencer se dio vuelta y vio a Kelsey de pie en la puerta trasera. Sus ojos estaban entrecerrados. Su boca era una línea pálida. Spencer suspiró. Quería correr, pero sus extremidades no se movían.

Kelsey puso sus manos en sus caderas. “¿Te llegó mi mensaje?”

Spencer soltó un pequeño gemido. La imagen de Tabitha, muerta en la arena, nadaba ante sus ojos. “Si,” susurró.

“Son tan repugnantes,” Kelsey chilló, sus ojos estaban redondos.”¿En serio pensaron que iban a salirse con la suya?”

El corazón de Spencer saltó hasta su garganta. “Yo—“

“¿Tu qué?” Kelsey ladeó su cabeza. “¿tú lo lamentas? Lamentarlo no lo cambia, Spencer.”

Tomó el codo de Spencer fuertemente. Spencer se torció alejándose, desesperada para liberarse, pero Kelsey dio un grito frustrado y tacleó a Spencer contra el muro de ladrillos. Spencer gritó, su voz hizo eco por el callejón. De repente, una horripilante y enredada mezcla de todas las visiones que le habían aparecido a Spencer los últimos días se revolvían por su mente. Ella vio a Tabitha mirándola maliciosamente desde el escenario de Rosewood Day. Vio a Kelsey avanzando hacia ella en el riachuelo, lista para ahogarla.

            “No puedes librarte de mí,” la Kelsey de sus sueños dijo. O quizás fue la Kelsey real aquí y ahora. “Mereces pagar por lo que hiciste.”

“¡No!” Spencer gritó, abofeteando fuertemente a Kelsey.

Kelsey retrocedió, pero luego se lanzó contra Spencer otra vez. EN pánico, Spencer levantó sus manos y las puso alrededor del cuello de Kelsey, y lo apretó fuerte y más fuerte, sintiendo los tendones abriendo paso, sintiendo el aire detenerse en su garganta, sintiendo los delicados huesos romperse. Era la única opción. Tenía que detener a Kelsey antes de que Kelsey la hiera.

“¡Jesús!” una voz gritó. Spencer sintió un combo en su columna. Sus pies se resbalaron, y sus manos se sacudieron a sus costados. Todo de una vez, estaba sobre su espalda en el piso. Varios miembros del elenco estaban de pie sobre ella, sus bocas estaban abiertas por el shock. Tras ellos, un segundo grupo de gente se apiñaba alrededor de una chica llorando. Kelsey estaba inclinada, jadeando en busca de aire.

Spencer se sentó. “¡No la dejen irse!” chilló. “¡Está tratando de matarme!”

Todos la miraban. “¿De qué está hablando?” una voz dijo.

“¡La vi abalanzarse contra esa chica sin motivo alguno!” Alguien más dijo.

“Es la obra,” la voz de Pierre decía desde atrás. “Se ha apoderado de su mente.”

“¡Está loca!” una voz familiar chilló. Era Kelsey.

La multitud se abrió, dándole a Spencer una clara vista de la cara de Kelsey. Lágrimas corrían por sus mejillas, su pecho se hundía fuertemente, agitado en busca de aire. Uno de los camareros la estaba ayudando a pararse. Unas cuantas personas más la guiaron por el callejón hacia el estacionamiento.

“¡Esperen!” Spencer gritó débilmente. “¡No la dejen ir! ¡Ella es A!”

Beau se agachó. “Has tenido una larga noche,” dijo un poco bruscamente. “Quizás deberías irte antes que hagas más escenas.”

Spencer negó con la cabeza febrilmente. ¿Cómo podría el no entenderlo? Pero cuando miró a la cara muy-asustada de Beau, lo entendió: De algún modo, parecía como que todo esto había sido su culpa. Para ellos, ella había atacado una chica inocente.

“Rara,” alguien susurró.

“Necesita ser internada en una institución mental,” alguien mas dijo.

Una mujer buscó a Kelsey, y tocó su hombro. “Deberías presentar cargos. Ella te atacó.”

Lentamente, la gente comenzó a alejarse de Spencer. Luego de un momento, solo Beau permanecía de pie sobre ella, mirando a Spencer como que si de repente el no tuviera idea de quién era ella.

“Esa chica es peligrosa,” Spencer le susurró. “Tú me crees, ¿o no?”

Beau pestañeaba ante ella. Ella deseaba que él la ayudara a levantarse, le diera un gran abrazo, y dijera que la protegería. Pero en vez de eso, él se alejo junto a los otros. “Estoy de acuerdo en eso de meterse dentro del personaje, Spencer, pero tú lo has llevado demasiado lejos.”

Se dio vuelta, y desapareció, entrando de vuelta al restaurant. Spencer quería llamarlo, pero se sentía demasiado desorientada para hacerlo. Entonces miró a Kelsey, lentamente cojeando por el callejón. Luego de un momento, Kelsey se di vuelta y miró a Spencer una vez más. Levantó el dedo índice y lo deslizó horizontalmente por su cuello, luego apuntó derecho a Spencer. Articuló algo muy claramente, sus labios moviéndose lentamente en cada palabra para asegurarse de que Spencer entendiera.

Estás muerta

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