viernes, 4 de enero de 2013

Ruthless - Capítulo 26: ¿No dijo la mamá de Aria que nada de chicos en su habitación?





        La tarde del viernes, Ezra asomó su cabeza por el dormitorio de Aria en la casa de Ella y sonrió. “Wow. Es tal como me lo imaginé.”
   “¿En serio?”- dijo Aria , emocionada de que él se hubiera dado el tiempo de imaginar su dormitorio.
        Un bus escolar retumbó por la esquina, dejando niños. Ella estaba en la galería, y Mike estaba en el entrenamiento de lacrosse, lo cual significaba que Aria y Ezra tenían el lugar para ellos solos por una hora. Luego Aria tenía que encontrarse con Klaudia para hablar sobre el proyecto de historia del arte. Ahora, Aria miró alrededor de su dormitorio, tratando de verlo a través de los ojos de Ezra. Había viejas repisas que Byron había encontrado en una feria de las pulgas, llenas de libros y revistas. Un enredo de collares, maquillaje, botellas de perfume, y gorros encima de un viejo tocador que Ella había comenzado a restaurar antes de aburrirse a medio camino. En su cómoda estaba su colección de muñecos de peluche, los cuales ella había sacado de su cama rápidamente esta mañana, cuando tuvo el presentimiento de que Ezra podría venir esta tarde. Ezra no tenía que saber que ella aun dormía con Pigtunia, El Sr. Gato Tejido, El Sr. Cabra tejido, y la Srta. Cosa-Cuadrada-Con-Brazos-Tallarinezcos Tejida, el cual Noel había ganado para Aria en un carnaval el verano pasado. De hecho, Aria no sabía por qué aun tenía a la Sra. Cosa Cuadrada Tejida puesta ahí. Noel podría haber sido tierno ese día, tirando dardos a los globos hasta obtenerle a Aria exactamente el juguete que ella quería, pero ella estaba segura de que Ezra sería aun más tierno en un carnaval si se diera la oportunidad.
        Ezra corrió sus dedos por una pantalla de lámpara plegada que ella había encontrado en una tienda vintage, sonrió ante el auto retrato en pluma-y-tinta que Aria había dibujado en décimo grado, y miró el ganso Canadiense en la fuente afuera por la ventana. “Este es un escondite genial. ¿Estás segura de que quieres dejarlo?”

-“¿Te refieres para ir a New York?”- Aria se dejó caer en la cama. “Tengo que irme algún día.”

-“Pero… ¿tan pronto? ¿Terminar la secundaria online? ¿Has hablado con tus padres sobre eso?

Aria se erizó, irritada porque Ezra estaba sacando el tema de sus padres como si ella fuera una niña. “Lo entenderán. Ellos vivieron en New York alguna vez también, cuando fueron jóvenes.” Ladeó su cabeza, de repente el pánico invadió su corazón. -“¿Por qué? ¿No quieres que vuelva contigo?” el asunto de Klaudia apareció en su mente. A pesar de que se había prometido a ella misma no sacar el hecho de que él había dejado a Klaudia leer su manuscrito, ella aun no podía evitar aun sentir una punzada de celos.

-“Por supuesto que quiero que vengas.” -Ezra pinchó el muslo de Aria.- “Es solo que… ¿no te estas yendo por otra razón, o si? Vi a Noel Kahn ayer en el estacionamiento de McDonald’s…”

Aria se rió locamente. -“No es por Noel.”
        ¿Qué más podría decir? Bien, está cierta persona llamada A quien sabe la cosa más horrible que he hecho en mi vida? Y, oh si, A también quiere matarme? Emily había llamado la noche anterior y le contó que A la había empujado por una pendiente en el Stockbridge Trail. La asustó de muerte. Necesitaba salir de la ciudad, lejos del loco A, y el enorme, anónimo New York parecía como un perfecto lugar para esconderse.

Tomó la cara de Ezra con sus manos. “Quiero ir por ti y solo por ti. He estado mirando sitios en Brooklyn. Podríamos obtener uno genial allí. Quizás podríamos tener un perro. O un gato, si eres más una persona de gatos. Podríamos sacar a pasear al gato con una pequeña correa.

-“Eso suena perfecto,” - murmuró Ezra, sacando un mechón de cabello fuera de los ojos de Aria. “Si hablas en serio, comenzaré a arreglar citas, y podríamos irnos en un par de días.”

Aria se acercó para besarlo, y Ezra la besó. Pero cuando abrió sus ojos por un momento, los de él también estaban abiertos. Él estaba mirando algo al otro lado de la habitación.

-“¿Es esa la primera edición?” -.Se volvió a sentar y apuntó a un libro en la repisa. The Sun Also Rises, decía en el lomo en letras doradas. “Se ve realmente viejo.”

-“Nah, mi papá lo robó de la biblioteca de Hollis.” -Aria se levantó y sacó el libro y se lo llevó a Ezra. Cuando él abrió el libro a la página del título, un rancio olor a libro viejo salió. “Es uno de mis favoritos.”

Ezra tocó su rodilla. “Pensé que mi libro era tu favorito.”

Su tono era liviano y de broma, pero él parecía serio. ¿Estaba pidiéndole que lo compare a él con Hemingway? “Bien, digo, The Sun Also Rises fue una obra maestra literaria,” Soltó. “Pero la tuya es buena también. Realmente buena.”

Ezra alejó sus manos de las de ella y las juntó en su regazo. “Quizás no.”

Aria se resistió a quejarse. ¿Él siempre había tenido este reflejo de inseguridad, o era su novela la que se lo estaba sacando?

-“Tu libro es genial,” - dijo ella, besando su nariz. “Ahora ven y descansa junto a mí.”

Ezra de mala gana se recostó sobre la almohada de Aria. Ella comenzó a acariciar el cabello de Ezra. Segundos después, la puerta de abajo sonó cerrándose. “¿Aria?” La voz de Ella llamó.
        Aria se levantó, con su corazón en la garganta. “Mierda.”
-“¿Qué?” -Ezra también se levantó.

-“Es mi mamá. No se suponía que volvería en unas horas.” Aria saltó de la cama y puso sus pies en sus zapatos. Le pasó a Ezra sus zapatos Wingtip. “Tenemos que salir de aquí.”

Una esquina de la boca de Ezra bajó. “¿No me quieres presentar?”

Abajo, los tacones de Ella sonaban en el piso de madera. La mente de Aria corría en diez direcciones. “Yo…yo no he tenido tiempo para prepararla.” Miró la expresión vacía de Ezra. “Fuiste mi profesor el año pasado. Mi madre fue a una conferencia padre-profesor contigo. ¿No crees que es un poco raro?”

Ezra levanto un hombro. “No realmente.”
        Aria lo miró boquiabierta, sorprendida. Pero no había tiempo para discutir. “Vamos,” dijo, tomando su mano y llevándolo por las escaleras justo cuando Ella se encerró en el tocador. Tomó el abrigo de Ezra del closet del pasillo, se lo pasó, y lo empujó por la puerta.

Afuera, el mundo olía a aceras quemadas por el sol y chimeneas humeantes. Aria caminó por el camino de piedra hacia el Volkswagen de Ezra, el cual estaba estacionado en la esquina. “Hablaremos sobre New York pronto, ¿está bien?” balbuceó. “Tengo una tonelada de apartamentos geniales que mostrarte.”

-"Aria, espera.”
        Aria se dio vuelta. Ezra se había detenido al final del pórtico, con sus manos en sus bolsillos. “¿Estás avergonzada de que te vean conmigo?”

-“Por supuesto que no.” - Aria dió unos pasos hacia él. “Pero no estoy lista para explicarle a mi mamá lo que sucede ahora mismo. Preferiría hacerlo sola, cuando pueda ordenar mis pensamientos.”

Ezra la miró por unos segundos más, sus ojos se oscurecieron, luego asintió. “Está bien. ¿Nos vemos mañana?”

“Si. O… espera.” Aria cerró fuertemente sus ojos. “Tengo una cosa mañana en el colegio.” Era la única presentación de Macbeth, y Aria y Ella irían a ver a Mike y luego a la fiesta del elenco. No había modo de que Aria fuera a llevar a Ezra a algo en Rosewood Day. “¿Qué tal el Domingo?”

-“Domingo será.” -Ezra besó su mejilla, subió a su auto, y partió.
        Aria lo miró irse, abrazando sus brazos a su estómago. Una sombra se movió a su izquierda, y ella giró. En el delgado corte que separaba su casa de la del vecino, algo se movió. Aria captó un flash de cabello rubio. Se sentían pasos por las hojas húmedas.
        “¿Hola?” gritó.

Pero el bosque de repente se quedo quieto, la figura desapareció. Aria cerró fuertemente sus ojos. Mientras antes ella y Ezra se fueran de Rosewood, mejor.

Una hora después, Aria entró a Bixby’s, una tienda de café local en el campus de Hollis, y encontró a Klaudia sentada en una de las mesas de atrás, vestida en un apretado sueter negro y una falda de mezclilla aun más apretada, y botas negras con tacones. Su cabello rubio-blanco brillaba, su piel era impecablemente como de muñeca de porcelana, y cada chico en el café lanzaba miradas discretas hacia ella.

-“Te tomó mucho tiempo,” - dijo Klaudia, molesta, cuando notó a Aria, las esquinas de sus perfectamente delineados labios se arqueaban enojadamente. “¡Yo espero desde hace quince minutos!”

-“Lo siento,” -Aria puso su libro de historia del arte en la mesa, luego caminó a un mostrador para pedir café, lo cual hizo a Klaudia quejarse indignadamente. La fila era larga, con todos ordenando complejos lattes y mochas, y cuando ella volvió, habían brillantes manchas en las mejillas de Klaudia.

-“¡Tengo planes, Sabes!” Klaudia protestó. “¡Tengo un encuentro para cita con Noel!”

Lo entiendo, Aria quería decir. Me robaste a Noel. Tú ganaste. Se acercó. “Mira, ¿te importa si hablas como una persona normal conmigo? Yo se que puedes.”

Una falsa sonrisa apareció en la cara de Klaudia. “Como quieras,” dijo parejamente, instantáneamente perdiendo el acento atolondrado. Golpeó su propio texto de historia del arte con un lápiz rosado fuerte. “Ya que estamos siendo honestas, me preguntaba si podrías hacer mi mitad del proyecto. Mi tobillo aun duele mucho.”

Aria miró el tobillo de Klaudia, apoyado en una silla cercana. Ya ni siquiera tenía un yeso. “No puedes aprovecharte de eso por siempre,” dijo. “Yo voy a hacer mi mitad del proyecto y es todo. Podemos trabajar juntas, pero no voy a hacer el trabajo por ti.”

Klaudia se enderezó y angostó sus ojos. “Entonces quizás le diga a Noel lo que me hiciste.”

Aria cerró sus ojos, de repente muy cansada de ser presionada. “¿Sabes qué? Dile. No es como que si siguiéramos juntos.” Solo decir eso la hizo sentir más liviana y libre. Más temprano que tarde, se iría de Rosewood por siempre. ¿Qué importaba?
        Klaudia se sentó otra vez, su boca formaba una pequeña O. “Le diré a tu nuevo novio también, el Sr. Novelista. ¿No fue tan lindo que me deje leer su libro? ¿No es tan triste como el protagonista masculino muere al final?”
        Aria se estremeció por la mención de la obra de Ezra. Ella no estaba jugando al Club de Lectura con Klaudia ahora. “Bueno si le dices lo que yo hice, yo les diré lo que me dijiste en la telesilla y que todo eso de que eres una rubia joven, bonita y tonta es un acto. ¿Recuerdas como dijiste que querías acostarte con Noel? ¿Recuerdas como me amenazaste?”

Las cejas de Klaudia se arrugaron. Guardó su libro en su cartera y se paró. “Sugiero fuertemente que pienses en hacer mi mitad del reporte. Odiaría ser la que arruine las cosas entre tú y tu nuevo chico poeta.”

-“Ya lo pensé,” - dijo Aria firmemente. “Y no haré tu mitad.”
        Klaudia colgó su bolso en su hombro y pasó enojada por alrededor de las mesas, casi golpeando un tipo de edad universitaria llevando un café y un Muffin en una bandeja.- “¡Nos vemos!” -dijo Aria triunfantemente.
        Un cantante de folk en la ventana principal comenzó un cover de Ray LaMontagne mientras Klaudia salía. Aria abrió su texto, enormemente satisfecha. Trabajar sola era una idea mucho mejor después de todo. Consultando el índice, encontró la sección de Caravaggio y fue a la página sobre su vida.
        Comenzó a leer. En 1606, Caravaggio mató a un joven hombre en una pelea. Pero él quedó libre, huyendo a Roma con precio por su cabeza.
        Ostras. Aria pasó de página. Tres párrafos más describían lo violento y asesino que Caravaggio fue. Entonces, Aria notó que alguien había pegado un Post-it amarillo en la parte inferior derecha de la hoja. Una flecha dibujada a mano apuntaba a la palabra Asesino en el texto. También había una nota.
¡Parece que tú y Caravaggio tienen algo en común, Aria! No pienses que serás libre de mi ira, asesina. Tú eres la más culpable de todas. —A



Traducción: Daniela

Corrección: Verónica



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