domingo, 30 de diciembre de 2012

Ruthless - Capítulo 25: "¡Pero calla! ¿Qué luz se asoma en la ventana?"





        Hanna abrió sus ojos. Un reloj digital resplandecía un gran 2:14 A.M. rojo al otro lado de la habitación. Un gran poster de una banda llamada Beach House colgaba de la pared, y las ventanas estaban cubiertas con persianas. Esta no era ninguna de sus habitaciones. ¿Dónde diablos estaba?
        Los resortes de la cama chillaron cuando se sentó. Una luz pálida desde el pasillo se reflejaba en un espejo al otro lado de la habitación. Una cortina de mostacillas colgaba de la puerta del closet. Un aromatizante de trébol de cuatro hojas se balanceaba en el botón de la lámpara. Hanna vio una foto de una chica pelirroja enmarcada en un marco plateado de Tiffany en el escritorio. Junto a él, había cuatro libros de clases aplicadas.

Hanna inhaló intensamente. Era el dormitorio de Kelsey en Penn, ella recordaba algunos de los detalles de cuando se había metido el verano pasado. Pero ¿Cómo estaba allí ahora… y por qué?
        Una mano tocó su hombro. Hanna se dio vuelta y casi gritó. Allí, de pie frente ante ella, estaba una chica rubia que se le hacía familiar, con cara con forma de corazón y una encantadora sonrisa. Era la Verdadera Ali. Estaba vestida en una blusa Oxford azul, un blazer blanco, el cual había usado para la conferencia de prensa el año pasado cuando los DiLaurentis anunciaron su regreso a Rosewood.
        -“¿Buscas poner alguna trampa?” molestó Ali, inclinando sus labios.
        -“¡Por supuesto que no!” - Hanna escondió el frasco de pastillas tras su espalda. “¿Y qué estás haciendo aquí? Se supone que tu estas…”

-“¿Muerta?” - Ali se cubrió la boca y rió. “Tú sabes más que eso, ¿O no, Han?” Y luego se apresuró hacia Hanna, con los brazos extendidos.
        Hanna se levantó de golpe en la cama, jadeando. Corrió sus dedos por las frías sabanas y esperó que su pulso se calmara. Estaba en el pequeño desvan en la casa de su papá otra vez. El calefactor silbaba suavemente en el rincón. Su puerta estaba cerrada, y la TV estaba en silencio en una muy muy tarde repetición de Qué Pasó Ayer.

Pero la presencia de Ali aun se sentía tan real. Prácticamente podía oler su jabón de vainilla.

Bzzz. Hanna miró. Su iPhone se había iluminado con un nuevo mensaje de Liam.
        "Hey. Ve a tu balcón".
Cautelosamente se deslizó fuera de las sábanas y caminó de puntillas hasta la puerta doble que llevaban al balcón de Julieta. Dot se levantó de su cama de perro y la siguió. El pestillo crujió cuando se abrió. Las puertas sonaron cuando las abrió. Una ráfaga de frío aire entró, trayendo con ella el frío y muerto olor a invierno.
        “Boo.”
Hanna gritó. Dot soltó un agudo ladrido. -“¡Whoa!”- dijo Liam, tomando los hombros de Hanna. “¡Está bien! ¡Sólo soy yo!”

-“¡Me asustaste!” - gritó Hanna. Dot comenzó a ladrar histéricamente.

-“Shhh.” Liam se agachó para acariciar al perro. “¡Se supone que esto sería una cita secreta, no una fiesta para todos los vecinos!”

Hanna miró a Liam. Estaba usando un anorak de J.Crew, una gruesa bufanda negra, jeans oscuros, y botas de escalar. Luego ella miró la gran altura hasta el piso. “¿Cómo supiste donde vivo? ¿Y cómo subiste hasta aquí?”

-“Te busqué en Google,”- respondió Liam. -“Y escalé.” - y señaló un enrejado al costado de la casa.

-" No puedes estar aquí,” - susurró Hanna. “¡Mi papá está un piso más abajo! ¡Y creo que mi hermanastra sabe de nosotros!”
        Liam puso un mechón de cabello de Hanna tras su oreja. “Pensé que podríamos tener una pijamada.”

-“¿Estás loco?”- Hanna miró la puerta cerrada de su dormitorio, medio esperando que Kate asomara su cabeza, o peor, que su padre e Isabel aparezcan. ¿Qué haría con Liam en ese caso? ¿Empujarlo por el balcón? ¿Meterlo bajo la cama?
Liam tomó sus manos. “Dime que no me has extrañado.”

Hanna miró a sus pálidos pies saliendo de sus pantalones de pijama, luego miró al Rottweiler de peluche de Cornelius Maximilian en la cama. Podría perderlo todo si dejaba a Liam quedarse. Pero cuando miró los suaves y tibios ojos de Liam, su sonrisa coqueta, y el adorable hoyuelo en su mejilla derecha, su corazón se derritió.
        Sin una sola palabra, Hanna lo llevó a dentro de la habitación. Se tumbaron en la cama de Hanna e inmediatamente comenzaron a besarse. Las manos de Liam recorrieron todo el cuerpo de Hanna, y sus labios devoraban su piel. Ella sintió como él le chupaba su cuello, seguramente formando un moretón, pero no le importó.
        Luego él se recostó nuevamente en la cama y la miró. “Me siento tan cómodo contigo, como que podría decirte lo que sea y tu no me juzgarías. Ninguna otra chica me ha hecho sentir así antes.”

-“Me siento del mismo modo en cuanto a ti,”- dijo Hanna entusiastamente. -“Es increíble.”

-“Mágico,”- susurró Liam. -“No creía en almas gemelas antes, pero ahora cambié de opinión.”

Hanna apoyó su cabeza en su mano. “Dime algo que nunca le hayas dicho a nadie.”

“¿Mi confesión sobre las arañas no fue suficiente?” Liam se acostó sobre su espalda. Pasó un momento hasta que habló. “Tuve un amigo imaginario cuando era pequeño. Él era un vampiro.”

Hanna arrugó su nariz.- “¿En serio?”
-“Ajá. Su nombre era Frank, y se parecía a Drácula. Dormía en mi closet, de cabeza como un murciélago. Solía hacer que mi mamá pusiera un plato extra para él a la hora de la cena.”
Una pequeña risa salió de la boca de Hanna. “¿Por qué un vampiro?”

Liam se encogió de hombros. “No lo sé. Parecía una idea genial. Quería que Frank fuera mi papá en vez de mi verdadero papá. No nos llevábamos exactamente bien.” Le lanzó una mirada incómoda. “Y aun es así.”
        Hanna se apoyó en el cojín, sin ganas de hablar sobre el papá de Liam. “Yo tuve un montón de amigos imaginarios también. Mi papá y yo inventamos algunos de ellos, de hecho. Como una gran lechuza llamada Hortense, quien me cuidaba cuando yo dormía, le tenía miedo a la oscuridad, miedo a estar sola. Cuando estaba en cuarto grado y no tenía amigos reales, mi papá solía dibujarme a Hortense en mis bolsas del almuerzo. Era muy dulce”. Cerró sus ojos y se imaginó los temblorosos y toscos dibujos de su papá en las bolsas cafés de papel. Había guardado varios de ellos en su archivador escolar, y los miraba cuando se sentía sola. Pero entonces, en quinto grado, los dibujos cesaron abruptamente. Fue más o menos cuando sus padres comenzaron a discutir.

-“Es tan genial que tu padre esté ahí para ti,” - dijo Liam suavemente.

Hanna respiró. “Bueno, solía estarlo.”

“¿Qué ocurrió?”
        Dot roncaba en el rincón, durmiendo nuevamente. La pequeña línea de luz bajo la puerta era amarilla. Hanna visualizó a su padre en su cama tamaño King bajo las escaleras, con Isabel junto a él. Se imaginó a Kate en su cama tamaño Queen en la habitación junto a su padre e Isabel, con una máscara de dormir sobre sus ojos. El padre de Hanna dijo que no había dormitorios de huéspedes en su piso, pero cuando Hanna pasaba por el pasillo, notó un dormitorio al otro lado del de su papá, lleno de suministros para edredones de Isabel. ¿Por qué no habría puesto a Hanna en esa habitación? ¿No recordaba que Hanna solía tenerle miedo a la oscuridad y sufría pesadillas? Hanna habría estado mortificadamente avergonzada si él lo hubiera mencionado, pero hubiera sido lindo su lo hubiera ofrecido.

Era lindo que él hubiera encontrado a Cornelius, ¿Pero era realmente suficiente? Aun se sentía que la mantenía a distancia, aun considerándola aparte de su verdadera familia.
        Hanna miró a Liam, sintiendo que se llenaba de tristeza. “Mi papá y yo solíamos ser muy unidos,” dijo, “Pero luego las cosas cambiaron.” Le contó cómo se hizo amiga de Ali en el medio del divorcio de sus padres, pero incluso siendo la chica más popular de Rosewood Day no detuvo a su papá de irse. Contó el mortificante episodio en Annapolis cuando ella y Ali conocieron por primera vez a Kate. “Cuando Kate apareció, nunca me sentí suficientemente buena,” susurró. “Siempre pensé que mi papá la quería mas a ella.”
        Liam asentía y hacía preguntas, sosteniendo la mano de Hanna cuando sentía como que estaba a punto de llorar. “Las cosas están mucho mejor entre nosotros ahora, y no debería quejarme,” dijo. “Pero solo deseo volver al pasado cuando mi papá y yo éramos unidos. La cosa es que, ese momento al que quiero volver? Yo no era feliz. Podré haber sido popular, pero aun era gorda y fea y fui despiadadamente molestada por mi mejor amiga. Entonces ¿Realmente quiero volver a eso? Es como que añoro ese momento que no existió.”

Liam susurró “Yo añoro por el momento en que mis papás se llevaban bien.”

-“Lo siento por todo lo que paso entre ellos,” - susurró Hanna. -“Debe haber sido tan difícil.”
        Una mirada lejana apareció en la cara de Liam. Suspiró profundamente y tomó las manos de Hanna. “Tú eres la única cosa positiva en mi vida ahora mismo. Prométeme que no dejaremos que nada se interponga entre nosotros. Y prométeme que me dirás todo. No quiero que hayan secretos entre nosotros.”

-“Por supuesto.”- Un molesto pensamiento latía en el cerebro de Hanna. Ella ciertamente no le había dicho todo a Liam, no aun. Él no sabía sobre el Nuevo "A". O Kelsey. O Tabitha.
        La habitación de su sueño daba vueltas en su mente, fresca y vívida. En la noche que Spencer la había convocado a Penn, el camino desde Rosewood hasta Philly fue borroso. Hanna se estacionó donde Spencer le instruyó y encontró la entrada abierta sin problemas. Nadie la detuvo cuando marcó el código en la habitación de Kelsey. Nadie dijo nada cuando el pestillo hizo click y entró. Hanna sacó las pastillas de su bolsillo y las puso bajo la almohada de Kelsey, luego cambió de opinión y las puso en una cómoda vacía junto a la cama. Estuvo fuera de la habitación nuevamente medio minuto después. Dos minutos más tarde, estaba hablando por teléfono con la policía, diciéndoles exactamente lo que Spencer quería que dijera.
        La culpa no la golpeó hasta que estaba conduciendo a casa y pasó un policía al costado de la carretera administrando una prueba de alcohol a dos chicos. Uno de ellos se veía un poco como Kelsey, con cabello pelirrojo y delgadas y compactas piernas. De repente, Hanna se imagino por lo que la verdadera Kelsey estaba pasando en ese mismo instante, todo por culpa de Hanna. ¿No tenía suficiente de lo que sentirse culpable por lo de Jamaica? ¿Debería estacionarse, llamar a los policías, y decirles que había cometido un error?
        Hanna respiraba agitadamente ahora. Si le hubiera dicho a los policías que era un error, ¿estaría A—Kelsey—persiguiéndolas ahora? Quizás ellas se merecían la ira del Nuevo A. Quizás ellas mismas se lo buscaron.
        “¿En qué piensas?”
 Hanna pestañeó, regresando a la habitación. Liam había dejado de acariciar sus hombros y estaba inspeccionando cuidadosamente su cara. El secreto permanecía tan cerca, casi como una tercera persona en la cama. Quizás sería seguro contarle a Liam. Quizás él la ayudaría a averiguar qué hacer.

Pero luego un auto pasó afuera, su motor acelerando. Algo cosquilleó su nariz, y soltó un estornudo. Esas dos pequeñas acciones cambiaron el momento. Ella no podía decirle a Liam. Nada de eso. “Nada,” dijo suavemente. “Estoy feliz de estar contigo ahora mismo.”

Liam rodeó a Hanna con un gran abrazo. “Estoy feliz de estar contigo también.”
        Sonaba calmado y contento. Pero incluso después de que se durmió en los brazos de Hanna, Hanna miraba el techo, muy despierta. No importaba cuanto tratara, tenía el sentimiento de que ninguno de sus secretos se mantendría oculto por mucho tiempo.
        No si A tenía algo que hacer al respecto.


Traducción: Daniela

Corrección: Verónica



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