jueves, 13 de diciembre de 2012

Ruthless - Capítulo 21: Mismo bolso, contenido más espeluznante.


“Comencemos desde el octavo compás.” La voz de Amelia salía desde el estudio mientras Spencer entraba por la puerta y dejaba su bolso junto al paragüero la tarde del día siguiente. Unos pocos segundos después, clarinetes sonaron y violines chillaron. La clásica pieza avanzó torpemente, sonando como un desastre funerario. Luego se detuvo abruptamente. “Quizás deberíamos tomar un descanso,” dijo otra voz.
Spencer se congeló. Kelsey estaba aquí. Otra vez.
Parte de ella quería correr arriba hacia su habitación y cerrar la puerta, pero recordó lo que le prometió a las otras, y a ella misma. Si estudiaba a Kelsey con suficiente cuidado, quizás podría averiguar lo que Kelsey sabía sobre el verano pasado, y si ella era A realmente.
        Lentamente, fue hacia el estudio. La puerta estaba a un lado. Dentro de la habitación, Amelia le pasaba los dedos a su clarinete. Kelsey sostenía su violín en su regazo. Entonces, como si sintiera una presencia, Kelsey levantó la cabeza, vio a Spencer, y se estremeció. Su boca formó una pequeña O.
        Spencer se hizo hacia atrás y presionó su cuerpo contra el muro. Que gran espía era. Pero luego de respirar profundamente varias veces, miró por la puerta y observó nuevamente. La cabeza de Kelsey ahora estaba hacia abajo, concentrándose en la pauta musical. Había un pequeño tatuaje de flor tras su oreja, quizá era temporal, o quizá era real. Spencer se preguntó si se lo habría hecho en el Centro de Detención Juvenil.
     Pensó en la noche de su arresto. Comenzó como cualquier otra noche. Spencer tomó sus libros de su escritorio y subió un piso hacia la habitación de Kelsey. Estaban probando un nuevo sistema de teclado numérico para entrar a las habitaciones en vez de llaves, y Kelsey le había dado el código de su habitación a Spencer. Lo marcó y entró a la habitación que estaba vacía, Kelsey seguía en el gimnasio. Spencer decidió que debía tomarse una A Fácil ahora, para que hiciera efecto cuando comenzaran a estudiar. Pero cuando miró dentro de su cartera, el frasco de pastillas estaba vacío. Buscó dentro de la estatua de Buda de Kelsey, donde ella guardaba sus provisiones. A Kelsey tampoco le quedaban pastillas.


Entró en pánico. Sus exámenes avanzados eran en tres días, y solo había llegado al capítulo diecisiete de treintaiuno en Historia Antigua Avanzada. Phineas le había advertido que si se le acababan las pastillas de un momento a otro, sufriría una resaca mayor. Lo más lógico que podría haber hecho era llamar a Phineas para pedirle más, pero Spencer no tenía idea de a dónde había ido él. Dos días atrás no fue a clases. Cuando Spencer y Kelsey fueron a su habitación, estaba vacía, la cama sin sábanas, la ropa no estaba en los colgadores del closet. Spencer trató de llamarlo, pero no hubo respuesta. Una voz grabada decía que su buzón de voz estaba lleno.
Sonó un beep desde el sistema de entrada de la habitación, y Kelsey entró, se veía fresca y relajada. Spencer corrió. -“Nos quedamos sin pastillas,”- dijo.- “Necesitamos más.”
Kelsey frunció el ceño. “¿Cómo?”

Spencer se tocó los labios, pensando. Phineas había mencionado a algunos traficantes con buena reputación, y le había dado la tarjeta de uno de los tipos en caso de emergencia. La sacó y comenzó a marcar el número. Kelsey la miró. -“¿Qué estás haciendo?”

-“Necesitamos esas pastillas para estudiar,” - dijo Spencer.

Kelsey cambió el peso de su cuerpo de una pierna a la otra. -“Quizás podamos hacerlo sin ellas, Spence.”
Pero luego alguien contestó el teléfono. Spencer se enderezó, pronunció las palabras clave que Phineas dijo que harían que se ganara la confianza del tipo, y luego le dijo lo que quería. Él le dio su dirección, y acordaron encontrarse. -“Estamos listas,”- dijo luego de un momento, colgando. “Vamos.”

Kelsey se quedó en su cama, sin sus zapatos. “Creo que me quedaré aquí.”

-“No puedo hacer esto sola”-. Spencer sacó las llaves de su bolsillo. “Como máximo tardará media hora.”

Pero Kelsey negó con la cabeza. -“Estoy bien sin las pastillas, Spence.”

Quejándose, Spencer caminó hacia Kelsey y la tiró por los pies. “No dirás lo mismo en unas cuantas horas. Ponte tus sandalias. Vamos.”

Finalmente, Kelsey cedió. Condujeron por calles oscuras hacia un vecindario abandonado, pasando ventanas enrejadas y muros llenos de grafitis. Los niños se veían sentados encorvados, mirando todo. Una pelea se inició en la esquina, y Kelsey lloriqueó. Spencer se preguntó si estaba en lo correcto, probablemente era una mala idea.
Pero pronto estaban de vuelta en el auto, con un frasco de pastillas en mano, yendo hacia el campus otra vez. Spencer le pasó a Kelsey una A Fácil, y ambas las tragaron con Sprite dietética. Cuando llegaron a un vecindario más seguro, Kelsey dio un gran suspiro. “Nunca volveremos a hacer eso otra vez.”
-“De acuerdo,”- dijo Spencer.
Estaban entrando por la reja de Penn cuando dos brillantes luces aparecieron en el espejo retrovisor. Sonaban sirenas. Kelsey y Spencer se dieron vuelta y vieron a la policía del Campus yendo hacia ellas. “Mierda,”- dijo Spencer entre dientes, tirando la botella de pastillas por la ventana.

El auto de policías se estacionó y señaló a Spencer para que hiciera lo mismo. Kelsey miró a Spencer, sus ojos expandidos completamente. “¿Qué carajo vamos a hacer?”

Spencer miró la frenética cara de Kelsey. De repente, un sentimiento de calma la envolvió. Todo por lo que había pasado con Ali, todos esos mensajes de A y experiencias cercanas a la muerte que había tenido que enfrentar, hacían que este momento pareciera manejable en comparación.- “Escucha,”- dijo contundentemente a Kelsey. -“No hicimos nada malo.”

“¿Y si nos siguieron desde el traficante? ¿Y si era una trampa? ¿Y si encuentran las pastillas?”

-“Nosotras...“ Un policía golpeó la ventana. Ella la bajó y miró inocentemente a su severa cara.

El policía las miró duramente. “¿Pueden salir las dos del auto?”

Kelsey y Spencer se miraron. Ninguna dijo nada. El policía dijo fuertemente. “ BAJENSE-DEL-AUTO.”
‘’Kelsey está en lo correcto. Tomemos un descanso, chicas,”- dijo Amelia. Spencer miró hacia arriba, saliendo de golpe de su recuerdo. Todas las chicas de la orquesta se levantaron de los sillones.
En pánico, caminó hacia atrás y entró al closet del pasillo, en el cual se guardaban abrigos de invierno, una vieja reja para perros, y tres diferentes aspiradoras para varios tipos de polvo y pelo de mascotas. Esperó hasta que todas se formaron en la cocina, rezando para que nadie abriera la puerta y la encontrara allí.

Por un espacio en la puerta, pudo ver las carteras y abrigos de las invitadas apilados en la banca de madera al otro lado del pasillo. Entre las gabardinas de Burberry, los abrigos acolchados de J. Crew, y los portafolios de Kate Spade, había un bolso dorado con brillos que era igual al de ella.
-‘’¡Somos gemelas! ‘’- dijo Kelsey unos días atrás cuando vio el bolso.
Quizás había un modo de ver si Kelsey sabía más. Spencer esperó a que el descanso terminara, luego fue hacia la puerta delantera y tomó su propia cartera de Dior. Luego corrió hacia la pila de abrigos, dejó su bolso de Dior en el lugar del de Kelsey, y levantó el de Kelsey en sus brazos. Olía diferente al de ella, como una vela frutal. Solo le tomaría minutos llevar a cabo esto. Kelsey ni siquiera se enteraría de que no estuvo por un momento.

Subió los escalones de a dos por paso, cerró la puerta de su habitación, y vació la cartera de Kelsey en la cama. Estaba la misma billetera de cuero de piel de serpiente que usaba en Penn el verano pasado, y un par de pinzas Tweezerman, nunca iba a ninguna parte sin ellas. Cayeron un set extra de cuerdas de violín, el volante de una banda llamada The Chambermaids con el número de teléfono de alguien llamado Rob garabateado encima, un tubo de brillo labial, y un puñado de lápices de diferentes colores.
Spencer se sentó. No había nada incriminador ahí. Quizás estaba siendo paranoica.

Luego notó el iPhone de Kelsey en el bolsillo frontal. Lo sacó, y pasó por las carpetas de mensajes enviados para buscar notas de A. No había ninguno, pero eso no significaba nada, Kelsey podría tener un segundo celular, tal como Mona. En la pantalla principal, había una carpeta llamada “Fotos.” Spencer entró, y muchas subcarpetas aparecieron. Habían tomas de una fiesta de graduación, de una graduación, y de Kelsey con un montón de chicas de St. Agnes sonriendo. Spencer no pudo reconocer a ninguna de ellas de la práctica de la orquesta. Pero luego notó una carpeta que hizo que su sangre se congele.
        Jamaica, receso de primavera.
Bajo las escaleras, la música de la orquesta sonaba otra vez, torpe y disonante. Spencer miró al ícono de la carpeta. Era una coincidencia, ¿Cierto? Mucha gente iba a Jamaica durante el receso de primavera. ¿No había leído en Us Weekly que era el lugar número uno para fiestas para los estudiantes de secundaria y universitarios?

Con el dedo temblando, presionó el botón para acceder a los contenidos de la carpeta. Cuando apareció la primera foto en la pantalla, Spencer vio los precipicios conocidos desde los cuales ella, Aria, Emily, y Hanna habían saltado el primer día en el resort. La siguiente foto mostraba una cubierta en un techo rojo, donde las cuatro cenaron casi todas las noches. Había una foto de Kelsey posando con Jacques, el barman Rastafari quien hacía un significativo ponche de ron.
Su estómago se retorció.

Era en The Cliffs.
Bajó por las fotos a gran velocidad, revisitando la gran piscina, el pasillo de mosaicos azules que llevaba al spa, las cabras enanas manchadas que vagaban afuera de las altas paredes de estuco del resort. En una foto de una multitud en un restaurante, una cara resaltaba entre el resto. Allí, claro como el día, bronceado y usando una camisa de Lacrosse que tenía puesta el día que llegaron, estaba Noel Kahn. Mike Montgomery de pie junto a él, sosteniendo una copa de Franja Roja. Si unos pocos clientes se quitaran de la foto, Kelsey habría tenido a Spencer, Aria, Emily, y Hanna en la toma también.
Avanzó a la siguiente foto y casi gritó. Tabitha la miraba, feliz y viva, usando el vestido dorado que usaba la noche en que Spencer y las otras la mataron.

El iPhone se cayó de sus manos. Se sentía como que algo pesado y grande se sentara en su estómago, impidiendo el aire alcanzar sus pulmones. Los detalles se cristalizaron en su mente. Kelsey había estado en The Cliffs al mismo tiempo que ella y sus amigas. Quizás Kelsey conocía a Tabitha. Quizás Kelsey vio lo que Spencer y las otras le hicieron a Tabitha. Y entonces, cuando conoció a Spencer nuevamente en Penn, hizo las conexiones. Y cuando Spencer incriminó a Kelsey por algo de lo que ella era responsable, Kelsey decidió vengarse… como la nueva A.
Tenía pruebas. Kelsey era A. Y ella no iba a parar hasta derribar a Spencer de una vez por todas.



Traducción: Daniela

Corrección: Verónica

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