viernes, 9 de noviembre de 2012

Ruthless - Capítulo 9: Emily tiene un tipo.


Traducción: Daniela
Corrección: Daniela

“¡Sonríe!” Kay aceró a Emily y ajustó la cámara de su teléfono apuntando hacia ellas mientras estaban bajo la entrada de Electric Factory, un club de música en el centro de Philly —The Chambermaids, la banda favorita de Kay, iba a tocar en una hora. Emily sonrió mientras el flash se disparaba, y luego Kay inspeccionó la pantalla. “¡Te ves súper linda! A tu hermana le encantará”

Kay presionó unos cuantos botones, enviándole la imagen a Beth, quien había salido con un amigo esta noche. Había insistido en que Emily fuera sola. “Tú eres a la que Kay quiere,” dijo. “Te garantizo que para el final de la noche ya se habrán enrollado.”

Ciertamente, Emily se puso frenética cuando Kay la llamó esta mañana preguntándole si quería juntarse. Todo lo que podía pensar era en lo rápido pero eléctricamente cargado que fue el beso en la fiesta, en Kay bailando, libremente, y en lo que Kay dijo al final de esa noche: Me moriré si no nos volvemos amigas. Había algo peligroso e impredecible sobre Kay. Juntarse con ella le daba a Emily el mismo sentimiento deliciosamente ilícito que sentía cuando veía una película de clasificación R en casa de Ali cuando era menor: Las películas clasificación R estaban prohibidas en la casa de los Fields, lo que hacía que Emily sintiera aún más curiosidad por sobre lo que trataban.

Cuando se encontró con Kay en el vestíbulo, se sorprendió agradablemente: Fuera de su traje de sirena y peluca, Kay era aún más bella de lo que Emily se imaginaba. Tenía el pelo rojizo y largo que llegaba casi hasta el final de su espalda. Su polera vintage gris cubría su torso, mostrando un poco de sus pechos y plano estómago. Los ojos de Kay se iluminaron cuando vio a Emily emerger de la multitud, como si también le gustara lo que veía.

Ahora un portero partió sus tickets y las chicas pasaron por la puerta. “Tragos,” Kay dijo con determinación, rodeando un grupo de chicos en fila junto al escenario. Entraron a la fila tras dos chicas con poleras iguales de fotos de The Chambermaids. Era divertido ver que los miembros de la banda eran todos chicos—y de los bellos. Emily se había imaginado chicas en uniformes de mucamas [1]

“¿Cómo conociste esta banda?” Emily preguntó.

“Los oí en Pandora el verano pasado.” Kay enrolló un mechón de su cabello en su dedo. “Me ayudaron por momentos difíciles.”

Emily tocó los aros de plumas que colgaban de sus orejas. “¿Qué tipo de momentos difíciles?”

Kay miró al montón de amplificadores que bordeaban el muro. “Pasé un tiempo lejos de casa. Es una historia aburrida.”
       
 “Sé todo sobre momentos difíciles,” Emily admitió, mirando sus pies. “Mis padres me enviaron lejos también. Fui a Iowa a vivir con mis primos. Fue un desastre, y me escapé.”

Kay abrió sus ojos. “¿Estás bien?”

Emily se encogió de hombros. “Sí. Pero he pasado por otras cosas también. Si mis padres se enteraran harían mucho más que enviarme lejos.” Cerró sus ojos por un momento y trató de imaginar cómo sería la reacción de su madre si supiera que Emily había estado embarazada, pero ella simplemente no pudo imaginarse nada lo suficientemente extremo, excepto por la cabeza de su madre explotando literalmente. Ni siquiera se atrevía a considerar lo que su madre haría si supiera sobre Tabitha.

“He ocultado toneladas de cosas a mis padres también,” Kay dijo casi aliviada. “Solía ser mucho más alocada de lo que soy ahora. Hoy en día mis padres no confían en mí para nada. La mayor parte del tiempo, si quiero ir a cualquier lado, tengo que escaparme.” Sonrió astutamente y golpeó la cadera de Emily. “Dudo que me hubieran dejado salir contigo esta noche, Señorita Lista de quehaceres de chica mala.”

Emily cambió de postura, poniéndose en el canal de la malvada nueva Emily. “No creas que he terminado con mi lista de quehaceres de chica mala. Hay algunas cuantas cosas que tachar de la lista esta noche.”

“Esperaba que dijeras eso,” Kay dijo, con sus ojos verdes puestos en Emily. Un hormigueo subió por la columna de Emily

Era el turno de Kay de ordenar, y le pidió al barman dos Capitán Morgan y coca colas. Cuando él deslizó los vasos por el bar, ella levantó el suyo en el aire. “Por un pasado accidentado, y un futuro más brillante.”

Emily rio “Eso suena como un discurso del graduado de mejores calificaciones.”

Una mirada incómoda pasó por la cara de Kay, y luego miró las luces arriba. Luego de un momento se volvió hacia Emily, con la mirada desaparecida. “¿Besas a chicas extrañas en fiestas muy seguido? Pareces tener experiencia en ello.”

Emily se sonrojó. “No, besar a un extraño—bueno, dos extraños—fue nuevo para mí.” Pero luego hizo una pausa, sintiendo un impulso de honestidad. “Tuve una novia el año pasado en realidad.”

Kay parecía intrigada “¿Y cómo fue?”

Emily sentía sus mejillas quemando aún más. Agachó su cabeza. “De hecho, es genial.”

Kay revolvió su trago con la pajita roja. “Los chicos apestan. Y las chicas son mucho más lindas.”

“Lo son,” Emily dijo medio suspirando. Miró a Kay, extasiada por la suave, pecosa piel en sus hombros y cuello. Kay miró de vuelta.

Luego Kay levantó su brazo otra vez. “Otro brindis. Esta vez por la acción entre chicas.”

“Salud,” Emily dijo, chocando su vaso con el de Kay una vez más.

Kay tomó un largo y casi placentero trago. “Entonces, creo que meternos al backstage y conocer a la banda debería estar en tu lista de quehaceres de chica mala.”

Emily levantó una ceja. “Está bien. ¿Pero cómo haremos eso?”

Kay apuntó al gorila que estaba cuidando una puerta cerca del escenario. “Dile a ese tipo que eres la novia de Rob Martin y que quieres verlo por un segundo antes de que actúe. Y pásale esto.” Y puso algo en la mano de Emily. Emily abrió su palma y vio que eran 20 dólares.

“¡Sabrá que estoy mintiendo!” Emily susurró.

Kay se apoyó en una pierna. “Yo te respaldaré. Vamos. Es algo fácil.”

La multitud se abrió, creando un camino libre hacia el gorila. Los pocos tragos de ron que Emily había tomado quemaban su estómago. La adrenalina bombeaba por su sangre, haciéndola sentir hormigueos y viva.

Girando sus hombros hacia atrás, Emily camino entre la multitud y se detuvo junto a la sucia puerta negra junto a un montón de amplificadores Marshall. El Gorila, de pinta aburrida, quien podría haber sido el doble de Vin Diesel, hojeaba una revista de motocicletas. Emily miró por sobre su hombro y Kay le hizo un gesto alentador con la cabeza.

“Disculpa,” Emily dijo dulcemente, tocando el codo del tipo. “¿Te importa si entramos por un segundo? Soy la novia de Rob Martin, y quiero verlo antes de que salga al escenario.”

El tipo bajó la revista e hizo un gesto. Sus ojos escanearon su cabello rubio-rojizo, sus tonificados hombros de nadadora, y su delgado estómago. Emily estaba agradecida de haber sacado un par de skinny jeans del closet de Beth y haberlos combinado con una de las pocas poleras ajustadas que sus padres no habían prohibido. Sus dedos se enrollaron entre el billete que Kay le había pasado. Luego de un momento, lo puso en la palma del gorila. Luego subió sus dedos por su muñeca y apretó su bíceps. “Fuerte,” dijo en una voz que ni ella podía creer que fuera suya. “Apuesto que podrías levantar una tonelada.”


Milagrosamente, el gorila se rio, se movió a un lado, y abrió la puerta para ellas. Emily pasó por la puerta y Kay la siguió. La puerta se cerró otra vez, amortiguando el sonido de la multitud. El oscuro pasillo olía a cerveza pasada y sudor.

“Oh Dios mío.” Emily juntó sus manos con su boca. “No puedo creer que yo hice eso.”

“Eres genial.” Kay tomó sus hombros y los agitó emocionadamente. “No podría haber hecho eso mejor. ¿Y el apretón de bíceps? ¡Hilarante!” Luego golpeó la muñeca de Emily. “Vamos. Entremos a su fiesta.”

Sus pasos sonaban en el piso de concreto. Llegaron a una pesada puerta llena de stickers junto a un letrero de SALIDA iluminado. “Te apuesto que es esta,” Kay susurró. La empujó gentilmente. “¿Hola?”

“¿Sí?” respondió una voz de chico.

Kay abrió la puerta con su pie. Cuatro altos y jóvenes chicos las miraban desde sillas plegables andrajosas y sofás grumosos. Uno de ellos usaba un traje delgado y ajustado, y los otros tenían poleras vintage y jeans. Todos tenían latas abiertas de cerveza, y estaban viendo Flight of the Conchords en una pequeña pantalla de computador apoyada en una jaba de leche- Habían posters por todas las paredes de otras bandas que habían tocado aquí—John Mayer, Iron & Wine—y una bizarra colección de artículos de Benjamin Franklin, muñequitos que mueven la cabeza, y figuras, y un cartón tamaño real de Ben Franklin.

“¿Quiénes son ustedes?” Traje ajustado miraba a Kay y a Emily

“Soy Kay” Kay caminó dentro de la habitación. “Y esta es Emily. Pensamos que ustedes querrían divertirse.”

Traje ajustado codeó a los otros miembros de la banda. Todos sondeaban a Kay apreciativamente. “Soy Rob,” traje ajustado dijo, estrechando su mano.

“Lo sé,” Kay dijo. Apuntó a los otros. “Y ustedes son Yuri, Steve, y Jamie.”

“¿Así que ustedes son fans?” el chico llamado Steve preguntó.

“Claramente.” Kay se acercó a una mesa pequeña en la esquina, sobre la cual había muchas botellas de licor y algunas mezclas. Sin preguntar, se sirvió un vaso. “¿Por qué nadie pone música? ¿Bailar no los ayuda a soltarse antes de un show?”

Los miembros de la banda se miraron, luego Rob se levantó y puso una canción de Adele en el estéreo. Instantáneamente Kay comenzó a moverse al ritmo de la música, invitando a los chicos a bailar también. Por un momento, solo le sonrieron a Kay, pero luego Rob se paró e hizo piruetas con ella. El chico llamado Jamie se sentó en el sofá junto a Emily. “¿Ustedes se meten al backstage seguido?”

Emily de repente se sintió tímida, como solía sentirse cuando su Ali la arrastraba a fiestas de Rosewood Day y la hacía hablar con chicos. “No realmente. Pero espero que no te importe.”

Jamie movió su mano en gesto de que no le importaba. “Nuestro manager nos mantiene aquí encerrados. Se hace aburrido. Tu amiga es algo, ¿ehh? Totalmente… contagiosa.”

Emily miró a Kay girando por la habitación. Si Kay fuera una enfermedad, Emily esperaba contagiarse. El cuerpo de Kay se movía tan graciosamente y fluidamente que era difícil para Emily quitarle los ojos de encima. Siempre había querido ser alguien como Kay, una chica que pudiera encantar absolutamente a cualquiera, incluso si no los conocía. Trató de imaginarse a Kay en Rosewood Day. Probablemente los tendría a todos en su bolsillo trasero, tal como Su Ali.

“¡Em!” Kay llamó desde la pista de baile improvisada. “¡Ven a bailar! ¡Esta es mi canción favorita!”

Emily se levantó, llevando a Jamie con ella también. Ambos se movieron en el círculo y dejaron que Kay los mueva por ahí. Pronto, todos estaban cantando las letras de Adele. Kay levantó su celular sobre el grupo y tomó foto tras foto, deteniéndose para escribir nombres o para enviar mensajes. Kay miró a los ojos a Emily por entre el grupo y guiñó, y Emily le guiñó de vuelta. Y cuando la canción llegó a su tercer estribillo, Kay le dio a Emily una sonrisa encubierta.

“Eres impresionante” Emily le susurró cuando se acercaron mientras bailaban

“Tú también,” Kay susurró de vuelta.

Una sutil risa hizo eco en los oídos de Emily. Emily miró a su alrededor, de repente muy alerta. Por un segundo estaba segura de que había visto a alguien asomándose por la ventana en la puerta que daba al escenario. Alguien rubio, quizás.

Pero para su gran alivio, nadie estaba allí.




[1] Chambermaid en inglés significa mucama




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