Traducción: Daniela
Corrección:
Daniela
A la mañana
siguiente, Spencer se sentó al borde de una silla de terciopelo verde en el
auditorio de Rosewood Day. En sus manos había una copia andrajosa de Macbeth de William Shakespeare con todas las
líneas de Lady Macbeth, el personaje que ella interpretaba en la producción del
club de teatro Honores, destacadas con marcador rosado. Cuando hojeó
nerviosamente la primera escena, Pierre Castle, el nuevo profesor y director
del club de teatro Honores, chasqueó los dedos.
"¡Bien!
¡Lady M, arriba del escenario!" Pierre, quien insistía en que los alumnos
lo llamen por su primer nombre, se oponía a pronunciar el nombre Macbeth, con miedo a una
maldición de siglos de antigüedad—aparentemente, aquellos que se atrevieron a
decirlo en voz alta, habían sucumbido a fiebres mortales, sufrido severas
quemaduras, soportado punzadas, y sido asaltados. Hoy era la primera aparición
de Pierre como director, y había comenzado llamando la producción "La obra
Escocesa" y llamando a Macbeth y a Lady Macbeth por sus iniciales, lo cual
confundía a la mayoría de los principiantes. Pierre había sido llamado para
reemplazar cuando Christophe, el venerable antiguo profesor-director de la
escuela se mudó a Italia con su novio. De todos modos, todos decían que Pierre
había sido un acierto. Había sido dramaturgo de una producción de Cymbeline en Philly, y de unas cuantas
Shakespeares en las temporadas de parque en Nueva York.
Poniendo el
libreto bajo su mano, Spencer subió por las escaleras, sus rodillas
tambaleándose. La noche anterior, había dado vueltas en la cama y girado hasta
altas horas de la madrugada, tratando de entender como la horrible mezcla de
admisiones a Princeton había ocurrido. A las 2 A.M. se quitó las frazadas y
miró la carta nuevamente, con la esperanza de que no fuera real. Pero cuando
buscó a Bettina Bloom en el sitio web de Princeton, allí estaba, Presidenta del
comité de admisiones, se veía petulante en su foto.
Era absurdo
que hubiera otro Spencer Hastings de grandes logros en el mundo. Spencer
también había acechado por Google a Spencer F., como había comenzado a
llamarlo. Aparentemente, Spencer Francis Hastings había postulado para alcalde
en Darien, Connecticut, a los 16 años y casi ganó. En su perfil de Facebook
presumía sobre navegar alrededor del mundo con su papá el verano pasado y había
sido un corredor por el premio a la ciencia de Westinghouse en décimo grado.
Rodas las fotos de su página mostraban a un tipo bello quien parecía ser
extremadamente educado con las señoras, pero que tenía seis novias en todo
momento. Cuando Spencer F. recibió la misma carta de Princeton que Spencer
había recibido, probablemente se había encogido de hombros y contactado a algún
dignatario extranjero o algún director de Hollywood que era su mejor amigo y
les había pedido que hagan una llamada con palabras contundentes a la mesa de
admisión.
Esto no era
justo. Spencer había trabajado mucho, muy duramente para entrar a Princeton.
También había hecho cosas horribles para asegurar su lugar, incluyendo arruinar
el futuro de Kelsey el verano pasado. Tenía que ser la Spencer que sería
admitida.
Pero
mientras Spencer quizás no había postulado para alcalde, sí que había actuado.
Había aparecido como la protagonista en cada obra que la escuela ponía,
comenzando con su papel en La
Pequeña Gallina Roja en
primer grado. Desde ahí, venció a Ali—verdaderamente Courtney—en el papel de
Laura en la producción de séptimo grado de La
Colección de Animales de Vidrio, impresionando incluso a los de décimo
grado por su madurez y fragilidad. En octavo grado, luego de que Ali
desapareció o mejor dicho, luego de que la Verdadera Ali la mató— actuó de Mary
en El viaje del Largo Día
hacia la Noche, recibiendo ovaciones de pie. Hamlet del año pasado era la única producción
en la que no había aparecido, y era porque había sido expulsada de todas las
actividades de la escuela por haber plagiado el ensayo de la Orquídea de Oro de
su hermana. Era en realidad un regalo divino que Rosewood Day haya puesto Macbeth este año y que Spencer sea Lady
Macbeth—era un papel desafiante, uno con el cual la mesa de admisiones de
Princeton estaría muy impresionada. Podría ser suficiente para darle un final a
Spencer F.
Las tablas
del piso en el escenario crujieron bajo las zapatillas de ballet color gris
militar de J. Crew de Spencer. Pierre, quien estaba vestido con un atuendo
completamente negro y usaba algo que parecía sospechosamente delineador para
hombres, golpeó un lápiz dorado de Mont Blanc contra sus labios. "Vamos a
practicar tu escena de sonámbula, Lady M. ¿Pasaste por eso con Christophe?"
"Por
supuesto," Spencer mintió. De hecho, Christophe había estado tan ocupado
con sus planes de mudanza que había asumido que Spencer sabía sus líneas y no
necesitaba practicar
La mirada de
Pierre se dirigió al libreto en las manos de Spencer. "¿Aun usas eso? ¡La
presentación es en menos de dos semanas!
"Ya
casi me sé todas mis líneas," Spencer protestó, a pesar de que no era
exactamente la verdad.
Oyó una
risilla a la izquierda. "Definitivamente entraría al club de teatro de
Yale," alguien dijo en voz baja.
Spencer se
dio vuelta. La voz pertenecía a Beau Braswell, otro estudiante de trasplante en
Rosewood Day y el coprotagonista de Spencer, Macbeth. "¿Pardon?"
Spencer demandó.
Beau cerró
los labios. "Nada."
Ugh. Spencer volvió a darse vuelta y se arremangó el
blazer de Rosewood Day. Beau se había mudado aquí desde Los Ángeles, y con sus
grandes pómulos, cabello largo y oscuro, apariencia intencionalmente de chico
malo, y con su apaleada motocicleta de India, rápidamente se convirtió en EL
chico del club de teatro Honores. Para toda chica excepto Spencer, eso era. El
mes pasado, cuando todas las admisiones adelantadas de las universidades fueron
publicadas, el casualmente mencionó que había entrado al programa de teatro de
Yale. Si "casualmente mencionar" se refiere a hablar ostentosamente
sobre eso Cada. Día. La referencia a Yale picaba especialmente hoy, ahora que
el futuro de Spencer era tan precario.
"Muy
bien," Pierre golpeó su lápiz contra el libreto, y Spencer sobresaltó.
"Comencemos desde el comienzo de la escena. ¿Doctor? ¿Dama?" Miró a
Mike Montgomery y a Colleen Lowry, quienes estaban en la escena también.
"Están observando el dilema de Lady M desde el costado. Y... ¡acción!"
Mike,
actuando como el doctor de Lady Macbeth, miró a Collen, la sirvienta de Lady
Macbeth, y le preguntó cuánto había pasado desde la primera vez que Lady
Macbeth fue sonámbula por primera vez. Colleen respondió que aparentemente Lady
Macbeth se levantó en medio de la noche, escribió algo en un trozo de papel, y
luego sellaba los secretos fuertemente.
Luego Pierre
se acercó a Spencer, y ella entró en la escena y comenzó a rascarse las manos
febrilmente. "Aquí hay una mancha," dijo pasionalmente,
tratando de sonar como una mujer loca quien estaba arruinada por la culpa de
haber matado al rey.
"¡Atención!
¡Habla!" recitó Mike
"¡Fuera
maldita mancha! ¡Fuera te dije!" Spencer dijo. Miró el libreto y dijo
unas cuantas líneas más. Cuando llegó a la parte sobre cómo aun podía sentir el
olor de la sangre del rey en su piel, Pierre soltó un suspiro"
"¡Corte!"
gritó. "Necesito más emoción de ti, Spencer. Más culpa. Todos tus malos
actos te están atormentando, provocándote pesadillas y ver sangre en tus manos.
Trata de imaginarte lo que realmente se siente el asesinar a alguien."
No sabes ni
la mitad de eso, Spencer pensó con un escalofrío, pensando instantáneamente en
Tabitha. ¿Y si el comité de admisiones de Princeton de algún modo se enteraba?
¿Y si A les decía? hizo un gesto de dolor y cerró los ojos mientras la escena
continuaba.
"¿Spencer?"
Pierre irrumpió.
Spencer
saltó. Unas cuantas líneas habían pasado y ella no lo había notado, y ahora el
director la estaba mirando fijamente. "Um, lo siento, ¿Dónde estábamos?"
Pierre
parecía molesto. "Mike, ¿puedes repetir tu línea?"
"Este
mal está más allá de mi práctica, pero sé de algunos que caminaron en sus
sueños y murieron sagradamente en sus camas," Mike dijo.
Spencer miró
el libreto. "Lava tus manos, ponte tu camisola de dormir..."
Pero
mientras decía esas palabras, sus pensamientos se desviaron otra vez. ¿Y si
Princeton se enteraba de algún modo lo que pasó con Kelsey el verano pasado? La
policía dijo que no pondrían el arresto en su expediente permanente, pero
quizás Princeton se había enterado de otro modo.
Esa noche de
verano de Junio cuando conoció a Kelsey pasó por su mente. Había sido en un bar
llamado McGillicuddy's en el campus de la Universidad de Pennsylvania. El piso
estaba pegajoso con cerveza, había un partido de los Phillies en la TV de
pantalla plana, y los barman estaban ordenando tragos de colores neón en la
barra. La habitación estaba llena de alumnos de verano, la mayoría menores de
edad. Spencer estaba de pie junto a un chico llamado Phineas O'Connell, quien
se sentaba tras ella en Química avanzada III
"¿Estas
tomando cuatro Avanzados en seis semanas?" Phineas le preguntó por
sobre una caña de Guinness. Él era lindo de cierto modo, con su estilo de cabello
en capas, usando remeras vintage, y su estilo Justin-Bieber-se-vuelve-emo.
"¿Estás loca?"
Spencer se
encogió de hombros despreocupadamente, pretendiendo que ella no estaba asustada
con la sobrecarga brutal de cursos. Cuando recibió sus notas de final de año en
Rosewood Day, había obtenido tres Bs en el año—y bajado a la 27 en el ranking
de la clase. Eso simplemente no podía ser. Tomar—y sacar Ases en—cuatro Avanzados era
lo único que podría salvar su promedio de notas y llevarla a una universidad
prestigiosa.
"Yo
estoy tomando cuatro Avanzados también," dijo una voz.
Tras ellos
estaba una chica de talla pequeña con cabello color canela-rojiza y brillantes
ojos verdes que Spencer había visto por ahí en las residencias de Penn. Usaba
una remera desteñida de St. Agnes, una arrogante escuela privada cerca de
Rosewood, y un par de sandalias espadrille color avena de Marc Jacobs que
acababan de llegar a las tiendas. Spencer estaba usando exactamente los mismos
zapatos, solo que en azul.
Spencer
sonrió en conmiseración. "Es bueno conocer a alguien tan loco como yo."
"Yo
creo que necesito clonarme a mí misma para hacer todo el trabajo." La
chica rio. "Y asesinar
a la chica que vive junto a mí. Escucha canciones de Glee sin parar—y las
canta." Puso su dedo en su sien e hizo un sonido de pow, simulando una pistola.
"No
necesitas clonarte—o cambiar
de habitación." Phineas giraba un anillo de graduación color verde en su
dedo. "Si ustedes chicas están hablando en serio sobre sacar A en cuatro
Avanzados, conozco algo que las ayudará."
Spencer puso
sus manos en sus caderas. "Yo hablo
en serio. Haré lo que sea necesario."
Phineas miró
a la otra chica. "Hablo en serio también," dijo luego de una pausa.
"Bien,
entonces, vengan."
Phineas tomó
los brazos de Spencer y de la otra chica y las guio a la parte trasera del bar.
Mientras caminaban, la chica miró a Spencer. "¿Te conozco? Me pareces muy
familiar."
Spencer
rechinó sus dientes. Probablemente era porque había estado en todas las
noticias y en la revista People como una de las chicas que habían sido
atormentadas por su vieja, presuntamente muerta mejor amiga. "Spencer
Hastings," dijo en una voz entrecortada.
La chica se
detuvo, luego asintió rápidamente. "Soy Kelsey, por cierto, amo tus
zapatos. ¿Estás en la lista secreta de compradores de Saks también?"
"Por
supuesto," dijo Spencer.
Kelsey chocó
la cadera de Spencer. Y eso fue todo lo que dijo. Spencer quería besarla por no
sacar el tema de Alison DiLaurentis, intercambio de gemelas, o cierto mensajero
llamado A.
"¿Lady
M?" una voz aguda dijo. Pierre parecía como que su cabeza estaba a punto
de explotar.
"Uh..."Spencer
miró a su alrededor. Mike y Colleen habían salido del escenario. ¿Ya había
terminado la escena?
Pierre echó
a Spencer hacia los asientos. "¿Brujas? ¡Ustedes vienen!"
Las brujas,
quienes eran actuadas por la hermanastra de Hanna, Kate Randall, Naomi Zeigler,
y Riley Wolfe, salieron de una sesión de manicura improvisada en la parte
trasera del Auditorio
"Hey,
Beau," Riley dijo mientras subían al escenario, pestañeando sus pálidas,
cortas, y gruesas pestañas hacia él.
"Hey,"
Beau dijo, dándole a cada una de las chicas una mirada ganadora. "¿Listas
para reír y lanzar hechizos mágicos, brujas?"
"Por
supuesto," Naomi rio, poniendo un mechón de rubio cabello detrás de su
oreja.
"Desearía
poder realmente lanzar hechizos mágicos," Riley
dijo. "Haría que Pierre me ponga en el papel de tu esposa y saque a
Spencer."
Las tres le
lanzaron una mirada asesina a Spencer. Spencer no interactuaba con Naomi o
Riley muy seguido, pero siempre fue cautelosa hacia ellas. Alguna vez fueron
las mejores amigas de la verdadera Ali. Luego, cuando el cambio ocurrió, su
Ali—Courtney—las botó abruptamente, y dejaron de ser populares. Y desde ese
momento que detestan a Spencer y a sus viejas amigas.
Spencer se
dio vuelta hacia Pierre, quien estaba anotando cosas con gran tesón en su
libreto, probablemente sobre qué tan pobre había sido su presentación.
"Lo
siento mucho por mi escena," dijo "Estaba distraída. Lo recompondré
mañana."
Pierre juntó
sus delgados labios. "Espero que mis actrices den un ciento diez por
ciento cada día. ¿Eso fue
tu ciento diez por ciento?"
"Por
supuesto que no," Spencer respondió. "¡Pero seré mejor! ¡Lo prometo!
Pierre no
parecía convencido. "Si tu no empiezas a tomarte este papel más
seriamente, tendré que darle el papel de Lady M a Phi."
Hizo un
gesto hacia la suplente de Spencer, Phi Templeton, quien estaba sentada en el
medio del pasillo, su nariz enterrada en un texto de Macbeth. Sus piernas, las
cuales estaban vestidas con un par de medias a rayas blancas y negras, se
extendían en el pasillo como las de la bruja malvada de la casa aplastada de El Mago de Oz. Un pedazo de papel higiénico estaba
pegado en su zapato de Doc Marten.
"¡Por
favor no!" Spencer suplicó. "Necesito una buena nota en esta clase."
"Entonces
mete tu cabeza a esta obra y enfócate." Pierre cerró su libreto. Un marca
páginas de terciopelo rojo cubierto de besos salió volando, pero no tuvo ni la
intención de recogerlo. "Si te concentras en tu papel, te daré una A por
el año. Pero si no..." miró en otra dirección y levantó sus cejas en tono
alarmante.
Alguien
tosió a la izquierda. Naomi, Riley, y Kate reían desde el caldero de las
brujas. Todos las miraron desde la audiencia.
"Lo
tengo bajo control," Spencer dijo, alejándose del escenario y al pasillo
tan confiadamente como podía, pisando enfáticamente en el tirante de la mochila
de Phi.
Abrió la
puerta doble del auditorio, y emergió al vestíbulo aventanado, el cual estaba
lleno de posters de Macbeth y olía a chicle de menta. De repente,
un tenue susurro daba vueltas en su oído.
Asesina
Spencer
levantó la vista y miró a su alrededor. El vestíbulo estaba vacío. Caminó
rápidamente hacia el hueco de la escalera, pero allí no había nadie tampoco.
Un crujido
sonó, y Spencer volvió a resaltar. Cuando giró, Beau estaba de pie tras ella.
"Te
puedo ayudar a practicar si quieres," dijo.
Spencer se
fortaleció. "No necesito tu ayuda, muchas gracias."
Beau llevó
atrás un mechón de sedoso cabello café que estaba en su cara. "De hecho,
yo creo que sí. Si tú te ves mal, yo me veo mal, y Yale quiere grabaciones de
todas mis actuaciones. Impactará en qué clases podré entrar en el Otoño"
Spencer
soltó un chillido indignante. Estaba a punto de irse, pero la carta de
Princeton pasó por su mente. Beau sí
había entrado a Teatro en
Yale. Idiota pretencioso o no, probablemente sabía una o dos cosas sobre
actuar. Ella necesitaba toda la ayuda que pudiera obtener.
"Está
bien," dijo fríamente. "Si realmente quieres, podemos ensayar
juntos." "Genial."
Beau empujó
la puerta del auditorio. "Domingo. En mi casa."
"¡Espera!"
llamó. "¿Cómo se supone que yo sepa dónde vives?"
Beau le dio
una mirada extrañada. "Mi dirección está en la lista de llamadas del club
de teatro, tal como la de todos los demás. Puedes encontrarla allí."
Giró hacia
el auditorio y camino erguidamente por las filas de asientos. Naomi, Riley,
Kate, y todas las otras fans del club de teatro se golpearon con el codo entre
sí, mirándolo boquiabiertamente de manera apreciativa. A pesar de que Spencer
podría haber muerto si Beau la pillaba, tampoco pudo evitar comerse su bello
trasero con la mirada mientras pasaba por el pasillo.
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