martes, 20 de noviembre de 2012

Ruthless - Capítulo 15: Lo que ves no es lo que obtienes


Traducción: Daniela
Corrección: Daniela

            La mañana del Domingo, Emily hizo la colada, limpió su baño, leyó un capítulo de la tarea de historia, e incluso fue voluntariamente a la iglesia con su madre, todo para evitar cierta llamada telefónica. Pero a las 2 P.M. luego de haber llevado a Beth al aeropuerto para su vuelo hacia Tucson, acompañarla a seguridad, y vuelto a casa, sabía que lo había pospuesto por mucho tiempo.

            Finalmente, marcó el número de Spencer, sus nervios tintineando. Necesitaba poner a Spencer en lo cierto. Había pasado por esto en su cabeza un millón de veces, y no había razón para que alguien tan genial como Kay, alguien con quien Emily se había conectado instantáneamente, alguien que parecía tan cándida y frágil y vulnerable, pudiera ser A.

            “Emily,” Spencer contesto al tercer ring, en su típico yo-reservado.

            “Hey.” Emily mordió fuertemente la uña de su dedo meñique, su corazón repentinamente acelerado. “Um, hay algo que necesito decirte. Es sobre Kelsey.”

            Spencer hizo una pausa. “¿Qué hay con ella?”

            “Bueno, va a sonar extraño, pero en realidad la conocí el otro día. En una fiesta. Completamente al azar. Se presentó a sí misma como Kay, pero cuando me mostraste la foto ayer, definitivamente era ella.”

            Spencer suspiró. “Ella a veces se autodenominaba así—la letra K, por Kelsey. ¿Por qué no dijiste nada anoche? ¡Es una prueba de que nos está acosando!”

Emily se miró al espejo. Habían grandes arrugas en su frente, y sus mejillas estaba rojas, el modo en que siempre se veía cuando se sentía complicada. Parecía que Spencer la acusaba de ocultar información importante—o quizás Emily solo estaba malinterpretando su tono de voz porque ella se sentía culpable por eso mismo. “N-no sé por qué no dije nada,” dijo. “Supongo que es porque ella parecía muy dulce—conocerla no me pareció premeditado para nada. Y no creo que ella tenga idea de quién soy o de que soy amiga tuya. No hay modo de que ella pueda ser A.”

“¡Por supuesto que es A!” Spencer gritó tan fuerte que Emily alejó el teléfono de su oído. “Emily, ella sabe exactamente quién eres. Está ahí afuera buscándonos. ¿No puedes verlo?”

“Yo creo que estás siendo paranoica,” Emily protestó, deteniéndose junto a la ventana para mirar a una araña construyendo su tela de araña. “Y honestamente, no puedo creer que la hayas incriminado. Yo no hubiera soportado eso de ti.” Pensó en la apariencia arrepentida que había cruzado la cara de Kay—Kelsey—cuando hablaron sobre cómo ninguna universidad la quería, y el trasfondo de vergüenza en su voz cuando habló sobre cómo sus padres no confiaban en ella.

Spencer suspiró. “Como dije, no es como si estuviera orgullosa de lo que hice. Digo, ¿estás  orgullosa de lo que tú hiciste el verano pasado?”

Emily se sorprendió. Eso era bajo. “No estás pensando en orden,” dijo luego de un momento, tratando de alejar sus propios problemas del verano pasado fuera de su mente. “A es alguien más. Alguien quien estuvo en Jamaica.”

“¿Quién? ¿Ali?” Spencer se rio tristemente. “Está muerta, Em. Realmente. Mira, entiendo que Kelsey pueda haber parecido simpática—a mí me agradó también antes. Pero es peligrosa. Aléjate de ella. No quiero que salgas herida.”

“Pero—“

“¿hace eso por mí, por favor? Kelsey es problemas. Ella quiere venganza.” Se oyó una voz tras la de la voz de Spencer en el auricular. “Tengo que irme,” dijo luego de un momento y entonces colgó.

Emily miró la pantalla del teléfono, sus pensamientos revolviéndose.

Casi inmediatamente su teléfono sonó otra vez. Lo dio vuelta, preguntándose si Spencer había enviado un mensaje, quizás pensando más racionalmente. Pero era un email de Kay—Kelsey. Vamos a vernos esta tarde, ¿Cierto?

Hundiéndose en su cama, Emily pensó en cada momento que había pasado con Kay hasta ahora. Ni por un segundo había parecido nada menos que divertida, dulce, e impresionante. Ella no era A. No era posible. La Verdadera Ali lo era. Emily podía sentirlo en sus huesos.

            Emily abrió una respuesta. Absolutamente, escribió. Nos vemos pronto.

Unas cuantas horas más tarde, Emily caminó hacia Rosewood Lanes, el viejo boliche-slash-salón de coctel que tenía un gran letrero de neón de una bola golpeando diez pinos encima de la entrada. Miró a Kelsey—Emily se sentía tonta por pensar que su nombre había sido Kay cuando en realidad solo era su primera inicial, y ahora no podía pensar sobre ella de ningún modo más que su nombre completo—esperando junto a la puerta, vestida en jeans, un sweater largo amarillo, y un polerón verde con capuchón de lana. Estaba tomando un gran trago de una botella de Poland Spring. Cuando Kelsey vio a Emily ella saltó, rápidamente puso algo de vuelta en su cartera dorada, y le hizo a Emily una gran pero ligeramente descentrada sonrisa. “¿Lista para los bolos?”

            Emily se rio. “No vamos a jugar bowling de verdad, ¿o sí?”

Si los chicos de The Chambermaids quieren, lo haré.” Los miembros de la banda de The Chambermaids habían retado a Kelsey y a Emily a un partido amistoso de bolos.

Las dos caminaron a una pista oscuramente iluminada. Olía como zapatos viejos y palitos de mozzarella fritos, y estaba llena con el sonido de pesadas bolas chocando pinos. Ambas escanearon la multitud, la cual era una mezcla de viejos chicos en chaquetas de satín de ligas de bowling, estudiantes de Hollis bebiendo cocktails, y chicos de secundaria haciendo dibujos pornográficos en los grandes marcadores que eran reflejados en el techo. Habían llegado temprano, y los chicos de la banda no estaban a la vista.

 “Busquemos algunos snacks.” Kelsey se dirigió al bar. Se acomodaron en dos taburetes de cojín rojo. El barman, un robusto tipo con una barba peluda y muchos y grandes tatuajes en sus bíceps, se les acerco y les dio una mirada sucia. Él no parecía el tipo que toleraría que menores de edad tomen alcohol. Emily pidió agua. Kelsey ordenó una Coca Cola dietética y papas fritas.
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            Cuando el barman se alejó lenta y ruidosamente, el silencio cayó entre ellas. Todo en lo que Emily podía pensar era su conversación con Spencer. Por un lado, se sentía como una traidora por desafiar el deseo de Spencer. Por el otro, estaba segura de que Spencer se equivocaba con que Kelsey fuera A.

            Creo que conocemos a alguien en común, Emily soltó, no pudiendo mantenerlo guardado por más tiempo. “Spencer Hastings. Solíamos ser mejores amigas, de hecho. Spencer dijo que te conoció en el programa de verano de Penn.”

Kelsey se estremeció. “Oh,” dijo tranquilamente mirando hacia abajo para inspeccionar sus puntas partidas color-frutilla. “Sí. Conocí a Spencer.”

            Emily dio vuelta un viejo posavasos de cerveza Past Blue Ribbon, con las esquinas picadas. “De hecho, me sorprende que no me hayas reconocido. Yo fui una de las mejores amigas de Alison DiLaurentis también, una de las Pequeñas Mentirosas.”

            Los labios de Kelsey formaron una pequeña O. Luego de un momento, se dio un manotazo en el lado de su cabeza. “Dios, cierto. Spencer me conto sobre todo eso. Deberás pensar que soy una gran idiota. Sabía que te veías familiar…pero solo no sabía de dónde.”

Lo siento por no decirte antes,” Emily dijo rápidamente, notando que Kelsey parecía genuinamente sorprendida sobre quién era ella. “No me sentía cómoda hablando de eso. Odio que la gente me defina por lo que pasó.”

“Por supuesto.” Kelsey asintió como si estuviera absolutamente concentrada en la conversación, pero sus ojos se dirigían distraídamente a todo el área del bar. Sus manos temblaban un poco también, como si hubiera tomado una centena de tazas de espresso.


            El barman volvió y puso sus bebidas y un gran plato de papas fritas. Kelsey se ocupó rociándolas con kétchup y sal. Luego de tomar un trago de su Coca dietética y comer una papa, levantó su mirada hacia Emily otra vez. “Spencer y yo perdimos contacto el verano pasado. Fue porque yo…” Un musculo en su sien tiritó. “Yo fui enviada al centro de detención juvenil.”

Emily pestañeó. “Oh dios mío. Lo lamento tanto.” Esperaba sonar sorprendida.

Kelsey se encogió de hombros. “No se lo he dicho a mucha gente—un montón de los chicos de la escuela piensan que hice un programa de intercambio. Pero la policía encontró drogas en mi habitación en Penn, y esa fue mi segunda advertencia. Ni siquiera sé si Spencer supo eso, a pesar de que estaba conmigo la noche en que ocurrió. La vi el otro día y le dije, pero reaccionó muy extrañamente. Quizás es porque ella…” Ella estaba hablando muy rápido, así que fue desentonante cuando se detuvo. “Lo siento. Ella es tu amiga. No debería hablar sobre ella.”

“Ya no somos tan cercanas como solíamos.” Emily giró su pajita por su vaso de agua, haciendo un mini remolino con los cubos de hielo.

            Las manos de Kelsey temblaban más rápido. Cuando alcanzó las papas fritas, apenas pudo sostenerla sin tambalearla por todo el lugar. “¿Estás bien?” Emily pregunto preocupada.

“Estoy bien.” Kelsey le dio una tensa sonrisa a Emily y puso sus manos en sus piernas. “Solo un poco abrumada, supongo.”

            Emily tocó el hombro de Kelsey. “No te estoy juzgando, sabes. Todos hemos cometido errores. Estoy muy impresionada por lo que me dijiste sobre el Centro de detención juvenil Debió haber sido muy duro.”

            “Lo fue.”

La voz temblorosa de Kelsey le partió el corazón a Emily. Se sintió terrible de que Kelsey haya sido enviada al centro de detención juvenil por algo de lo cual no era completamente culpable. ¿Cómo pudo Spencer haber hecho eso? Y parecía que Kelsey no tuviera idea. ¿Debería Emily contarle?

            Kelsey se acercó a Emily. “Ir al centro de detención juvenil fue horrible, pero probablemente no tanto como perder a una mejor amiga. Y también fuiste acosada, ¿cierto? ¿Por su gemela?” Sus ojos se abrieron.

El sonido de bolas de bolos golpeando pinos sonaba fuertemente tras ellas, un grupo de jugadores comenzó a aplaudir. “Apenas puedo pensar en eso,” Emily susurró. “Especialmente porque…” Ahora era su momento de detenerse. Había estado a punto de decir, Especialmente porque creo que la Verdadera Ali aún está viva.

De repente, una esquelética vieja mujer en una ancha polera sin mangas y jeans tipo acid-washed de talla infantil entró bulliciosamente en zapatos de bowling rentados. “Oh mi dios,” Kelsey dijo. “¡Velma!”

            Emily giró su cuello para mirar, luego comenzó a reírse. “¿La conoces también?” Velma es toda una institución en este lugar—Emily había notado desde que comenzó a venir en segundo grado con su grupo de niñas exploradoras. Ella siempre jugaba sola, obtenía grandes puntajes, y luego se sentaba en el bar y fumaba un zillón de cigarrillos. Todos tenían miedo de hablarle. Ahora, cuando Velma pasó junto a un tipo con el cabello con gel y una gran panza cervecera, él de hecho se encogió.

            “Por supuesto que la conozco,” Kelsey dijo. “Ella siempre está aquí.” Entonces tocó el brazo de Emily. “Te tengo un desafío chica mala. Roba uno de sus Marlboros.” Le apuntó a un paquete de Malboro light en el bolsillo trasero de Velma.

Emily lo pensó por un momento, luego se bajó del taburete del bar. “Eso es fácil.”

            Velma se había detenido al final de bar para mirar una tabla de puntajes. Emily se puso tras ella, riéndose cada ciertos pasos. Cuando casi estaba tras Velma, los cigarrillos al alcance, la vieja mujer se dio vuelta y miró a Emily con los ojos azules alineados y lagañosos. “¿Puedo ayudarte querida?”

La boca de Emily se abrió de golpe. Nunca había oído a Velma hablar antes, y estaba sorprendida por su clara voz como de pajarito y su acento sureño rebosante-de-dulzura. Fue tan desarmante que retrocedió unos pasos, moviendo sus brazos frente a su cuerpo y diciendo, “Olvídelo". Lamento molestarla.”

Cuando volvió a su asiento, Kelsey estaba superada. “¡Estuviste genial!”

“Lo sé,” Dijo Emily entre risas. “¡Ni siquiera esperaba que fuera simpática!”

“A veces la gente no es lo que parece.” Kelsey se tragó sus risas. “Como tú. Tu pareces tan dulce y deportiva, pero en el fondo eres una chica alocada.” Y luego, antes de que Emily supiera lo que estaba pasando, se le acercó y le dio a Emily un piquito en la mejilla. “Y amo eso,” susurró en el oído de Emily.

“Gracias,” Emily respondió. Kelsey estaba definitivamente en lo correcto—las personas no eran lo que parecían. Kelsey no era una loca, acosadora de doble perfil, como Spencer había insinuado. Ella era solo una chica normal, tanto como Emily.

            También era la más genial amiga que Emily había hecho en mucho tiempo. Una chica que Emily no tenía intenciones de abandonar en ningún momento próximo.






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