Emma entró corriendo al cuarto de
Ethan treinta minutos más tarde, el con el teléfono fuertemente apretado en su
mano. Él se levantó de un salto de donde estaba sentado en su escritorio, con
la boca abierta en forma de círculo por la sorpresa. Emma se sacó de un tirón
la peluca de la cabeza y la arrojó al suelo en victoria, sin poder quitarse la
sonrisa de la cara.
Ethan miró el BlackBerry en su mano,
y luego la miró con curiosidad. - ¿Qué… -
- ¡Es el teléfono de Travis! –
explicó rápidamente lo que había ocurrido, dejando fuera el hecho de que había
tenido que seducirlo de mentira.
- ¡Emma, eres increíble! – Ethan
tomó el teléfono, con una sonrisa en la cara. Ella se dejó caer al borde de la
cama, pasándose los dedos por su cabello desordenado. No había suficiente jabón
en el mundo para quitarse el recuerdo de Travis en su piel—pero había valido la
pena. Había conseguido el teléfono.
Los dedos de Ethan bailaban sobre
las teclas del BlackBerry, y ella estaba conteniéndose la respiración,
observándola cuidadosamente. Luego de un minuto, sacudió su cabeza. – Parece
que su historial de e-mails y mensajes fue eliminado hace poco.
El corazón de Emma se hundió. -
¿Entonces todo fue por nada?
- No necesariamente. – Ethan sacó la
tarjeta SD de su ranura y la sostuvo entre sus dedos pulgar e índice. – Esas
cosas se quedan guardadas para siempre, si es que sabes cómo buscarlas. Y
ocurre la casualidad de que tu novio es algo así como un tecno-geek. – Le
sonrió al caminar hacia su computador.
- ¿Qué estás haciendo? – Emma dijo.
Ethan se detuvo. – Conectándola. ¿No
quieres ver lo que hay en ella?
- Pero… ¿No deberíamos llevarlo a la
biblioteca o algo así? – La ansiedad empezó a recorrer su cuerpo. - ¿Qué pasa
si alguien puede rastrearlo hasta tu computador? No quiero que parezca que tú
tuviste algo que ver con robarlo.
Ethan sacudió su cabeza
impacientemente. – La sucursal más cercana está cerrada hasta mañana. No
podemos esperar hasta mañana. Emma, esto podría responder todas nuestras
preguntas. ¡Esta podría ser la solución que hemos estado buscando!
Emma se rascó los ojos con las
manos. Luego asintió. – Bueno. Tienes razón. Conéctalo.
Ethan se volteó a su computador de
nuevo, insertó la tarjeta en un aparato pequeño, y lo enchufó al puerto USB. Instantáneamente
apareció una ventana en la pantalla, mostrando los contenidos del teléfono.
Ethan hizo click para ver todos los archivos a la vez—y se sonrojó de un rojo
bien fuerte al ver en su computador toda la colección de pornografía que tenía Travis.
Se inclinó hacia adelante, cubriendo
el monitor con su torso para ocultarlo de Emma. – Lo siento mucho, - murmuró,
cerrando todas las imágenes. La misma cara de Emma ardía también, pero no pudo
evitar que se le escape una risa nerviosa.
- ¿Todo eso estaba en su teléfono? – exclamó. – Como, ¿Eso es lo
que anda trayendo a todos lados a dónde va?
- Sólo permíteme… - Ethan seguía
ocultándole el monitor con su cuerpo, escribiendo furiosamente. La parte de
atrás de su cuello era escarlata. Y de repente, Emma no pudo controlarse—se
puso a reír. Después de todo lo que había enfrentado, después de todo lo que
había ocurrido, estaban muy cerca de averiguar la verdad. Lo único que los
detenía era unos cientos de fotos de pechos.
Para cuando Ethan se las arregló
para cerrar todas las fotos, Emma había controlado su risa. Se acercó al
escritorio y le puso una mano en el hombro. Él seguía de color rojo brillante,
incómodo, y estaba mirando cuidadosamente lejos de ella. – Esa fue como mi peor
pesadilla volviéndose realidad, - murmuró.
Ella miro el monitor por sobre su
hombro. - ¿Había espacio para más cosas en su teléfono?
- Vamos a averiguarlo. – Los dedos
de Ethan volaban con destreza sobre el teclado. Escribió varios comandos que
ella no entendía, y luego se detuvo por un momento antes de presionar con
fuerza el botón “enter” con su dedo índice. Inmediatamente se abrieron páginas
con emails y mensajes. Ethan estaba boquiabierto.
- ¿Ahora quién es el increíble? –
ella suspiró, agachándose para besarle la mejilla. Su rubor, que había empezado
a desaparecer, se reavivó.
Los mensajes más recientes incluían
una conversación entre Travis y una chica llamada “Zafiro” que comenzaba con la
línea OYE CHICA ¿Q TIENES PUESTO? Ethan puso cara de disgusto. - ¿Vivías con
este tipo?
- Los Servicios de Protección
Infantil no me dieron muchas opciones que digamos, - dijo Emma, inclinándose. -
¿Qué hay en su email en agosto?
Ethan vaciló. - No vamos a encontrar
accidentalmente fotos desnudas de él aquí, ¿o sí?
Ella hizo un gesto. – Nunca dije que
esto sería fácil.
Emma vio como Ethan bajaba por los
emails de agosto. Todos los amigos de Travis tenían direcciones de correo como perromark69 o pitomaster. Emma rodó sus ojos. Luego lo vio. El veintinueve de
agosto, alguien llamado infierno_hollier
le había mandado un mensaje con la línea de asunto Mira esto.
Levantó un dedo temblando para
señalarlo. Los ojos de Ethan se abrieron como plato. - ¿“Infierno_hollier”?
Emma se puso el cabello tras las
orejas, tomando un mechón con sus manos y dándole vueltas alrededor de su dedo.
– Ábrelo
Ethan hizo doble click en el
mensaje.
Hey
hombre, pensé que te gustaría ver este video de tu dulce hermanita adoptiva.
Hazme un favor y muéstraselo a ella también.
Bajo eso había un link. Emma
apostaría a que ahora estaba caído, pero estaba segura de que en agosto,
llevaba directo al video Sutton en AZ
que lo había comenzado todo.
- Eso fue dos días antes del
asesinato, - dijo, una sensación de bochorno empezó a bajar por su cuerpo. Eso
significaba que el asesinato de Sutton había sido premeditado— no un crimen pasional o un accidente. Y eso
significaba que Garrett había estado observando a Emma también; sabía dónde
vivía y con quién. Significaba que ella había sido parte de su plan todo este
tiempo.
Travis había respondido: Eso fue algo muy raro, hermano. Gracias por
el link. ¿Pero qué gano si se lo muestro?
Infierno_hollier
respondió: $5 mil suenan bien? Pero no le
digas esto a nadie. Borra estos mensajes. Si Emma se va de la ciudad, has hecho
tu trabajo. Entonces nos encontramos en la autopista de Tucson a la altura de
5784 O. el 15 de septiembre. Estaré allí con el dinero.
El último email de la conversación
era de Travis: Le entro. 15 de
septiembre. No faltes.
Emma apretó sus manos, sus uñas se
enterraban en su palma. Travis la había vendido al asesino de su hermana por
$5000 dólares. – Ethan. ¿Conoces esa
dirección?
- Estoy en eso. – Un mapa apareció
en el buscador cuando puso la dirección. Era a las afueras de Tucson, al lado
oeste de la ciudad. Cuando Ethan seleccionó el pin en el mapa, el nombre de un
negocio apareció
- Santo cielo, - Ethan murmuró.
La dirección que el asesino le había
dado a Travis era para el Depósito Rosa Linda
Lentamente, Emma se inclinó sobre
él. Abrió el cajón de su escritorio y sacó la pequeña llave plateada que habían
encontrado en el casillero de Garrett, levantándola junto al monitor de Ethan.
Miró la segunda palabra borrada otra vez.
La sangre de Emma se quedó quieta en
sus venas. La brillante llave estaba inmóvil entre ella e Ethan, recibiendo la
brillante luz del techo. Allí estaba: Bajo los rayones y las marcas en el
metal, la segunda palabra repentinamente estaba clara. No podía ser otra cosa
que LINDA.
Emma sacó el celular prepago de su
bolso. Sin decir nada, marcó el número del sitio web. Ethan abrió su boca para
preguntar qué estaba haciendo, pero ella levantó su dedo y lo puso frente a sus
labios. La línea sonó cinco veces antes de que alguien finalmente contestó.
- Depósito Rosa Linda, - dijo una
voz ronca de hombre. Emma inspiró profundamente.
- Hola, habla la arrendataria de la
unidad tres-cincuenta-y-seis, - dijo, usando una voz energética e importante. –
Llamo para averiguar para cuándo es mi próximo pago.
Hubo un silencio con interferencias
desde el otro lado de la línea. Luego de un momento, la voz ronca respondió,
llena de escepticismo. - ¿Usted es Arthur Smith?
Se le calló el alma a los pies. Había
esperado que esté a nombre de Garrett—si fuera así, todo lo que habría tenido
que hacer era entregar la llave y el teléfono de Travis a la policía. Pero por
supuesto que Garrett había cubierto sus huellas.
Se aclaró la garganta. – Es la Srta. Arthur Smith, sí.
- Oh, lo siento, Srta. Smith. – Hubo un sonido de papeleo. – Parece
que su cuenta está al día hasta fin de mes ¿Va a pagar en efectivo de nuevo?
Emma terminó la llamada, devolviendo
el teléfono a su bolso. Luego miró a Ethan, sus ojos estaban redondos y
curiosos.
- Busca tu abrigo, - dijo. – Vamos a
ir a Rosa Linda.
Si yo aún tuviera puños, los habría
lanzado al cielo por la emoción.
Finalmente, íbamos a averiguar qué
había detrás de la puerta número dos.
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