Emma condujo de vuelta a la casa de
los Landry lentamente, reacia a pasar el día encerrada y sola. Condujo por los
mercados orgánicos y boutiques de lujo, decoradas para navidad con guirnaldas y
cintas y luces parpadeantes. Por un momento contempló ir a la biblioteca
pública—podría entrar a internet, quizás investigar un poco desde allí—pero el
recuerdo de los reporteros gritando su nombre la hacía estremecerse. A
cualquier sitio que fuera en público, corría el riesgo de encontrarse con la
prensa.
Pronto las tiendas desaparecieron
tras ella, siendo reemplazadas por grandes y elegantes casas con las Montañas
Santa Catalina de fondo. Dobló al vecindario de Ethan y estacionó en la cochera
de los Landry. Al otro lado de la calle la entrada al cañón seguía cerrada,
había cinta policial atravesando la entrada de autos. Se preguntó si los
investigadores estarían allí ahora mismo, lentamente removiendo la tierra.
Sintió un hormigueo en la parte de atrás del cuello, como siempre ocurría
cuando veía la banca en donde había esperado a Sutton ese primer día. A veces
se sentía como si el cañón tuviera ojos.
Un movimiento al otro lado del
jardín le llamó la atención. Se detuvo
cuando se bajaba del auto de Ethan, con las llaves en su mano. En la
casa de al lado, el Dr. Banerjee estaba metiendo una maleta maltratada en el
portamaletas de su auto. Parecía que ya había un montón de bolsos apilados de
cualquier manera en el asiento trasero. El padre de Nisha aún lucía demacrado,
sus ojos estaban hinchados por el cansancio, pero se había arreglado desde la
última vez que lo vio. Su cabello estaba peinado, y llevaba una camisa
abotonada que estaba arrugada, pero limpia.
Cuando se subió al asiento delantero
de su auto, Emma lo vio a los ojos. Levantó su mano para saludar, dando un paso
hacia él. Pero un momento casi lo llamó para que se detenga—si Nisha había
dejado evidencia de que Garrett había matado a Sutton, el Dr. Banerjee era la
única persona quien podría ayudarla a encontrarla. Luego vio la mirada en su
cara. Sus ojos estaban entrecerrados, su boca retorcida con disgusto. La mano
de Emma se cayó sin fuerza a su costado. Él pensaba que ella era una
asesina—tal como todos los demás. Sacó el auto de su entrada para vehículos,
negando con su cabeza lentamente. Sus labios se movían como si estuviera
murmurándose algo a sí mismo. Luego dio la vuelta hacia la calle y se alejó.
Los hombros de Emma se bajaron, y se
volteó derrotada. Parecía que el Dr. Banerjee se iba de la ciudad, y junto a
él, su última oportunidad para averiguar el secreto por el que Nisha había
muerto.
Entró a la casa de los Landry con la
llave de Ethan. Al abrir la puerta, se preguntó si debió haber golpeado. Pero
adentro, todo estaba oscuro y tranquilo. Los sonidos de un programa de
entrevistas salían por debajo de la puerta cerrada del dormitorio de la Sra.
Landry, y Emma suspiró del alivio. Odiaba admitirlo, pero encontrarse con la
mamá de Ethan—ver la mirada sorprendida y nerviosa en sus ojos café—la ponía
nerviosa.
Emma sacó una Coca Cola Zero del
refrigerador y entró al cuarto de Ethan. Su cama estaba perfectamente hecha,
con dobleces a los costados y todo, sus almohadas blancas estaban puestas
delicadamente en la parte de arriba—lo había visto hacer la cama esa mañana,
había tenido los labios entre los dientes por lo concentrado que estaba. Su
lado obsesivo compulsivo era adorable. Se sonrojó un poco al acomodarse en la
cama, pensando que ella e Ethan habían estado acurrucados allí hace pocas
horas.
Apoyándose contra la cabecera con
algunas almohadas, sacó el computador de Ethan y lo puso sobre sus piernas. Se
mordió la punta de un mechón de cabello, y luego escribió “Emma Paxton” en el
campo de búsqueda—y se arrepintió casi inmediatamente. El caso estaba por todos
lados, y Emma misma era la estrella del show. Era como una horrenda versión
pesadilla de los titulares que solía escribir sobre misma—solo que esta vez
eran reales. De Harapos a Riquezas, proclamaba
un sitio de noticias con letras grandes, y debajo: Emma Paxton vivía en la miseria y soñaba con escapar. ¿Hasta dónde
llegaría para obtener lo que quería? Todas las fotos feas que alguna vez
alguien le había tomado, ahora estaban online, luciendo siniestra de alguna
forma. Reconoció la casa de Clarice en varias de ellas—Travis obviamente había
estado tomándole fotos sin que ella lo sepa. Una incluso la mostraba durmiendo,
con la boca abierta, y el tirante de su camiseta caído por el hombro.
Un sitio web llamado En Silencio
había entrevistado a Clarice. Emma bajó por la página, llena de fotos de su
viejo cuarto e historias de lo perturbada que Emma parecía. Ella me dijo que estaba trabajando en una
montaña rusa, pero después escuché que estaba involucrada con alguna clase de
tropa de bailes exóticos. Solía andar con sus shorts cortos y blusas halter,
pero yo soy tan inocente que no noté lo que estaba ocurriendo.
Emma fue haciendo click de link en
link, su corazón se hundía. Ni una sola persona parecía siquiera considerar que ella podría ser inocente.
Un cuerpo especial llamado CGI—Coalición de Gemelas Idénticas—la llamaba un
monstruo y demandaba su arresto inmediato. Antiguos compañeros de Emma de las
Vegas, a quienes en su mayoría Emma ni siquiera recordaba haberles hablado una
vez, la retrataban como una mafiosa turbia y calculadora. Otro blog entrevistó
estudiantes de Hollier quienes juraban que habían sospechado de ella todo el
tiempo.
Mientras tanto, alguien en Hollier
había armado una página conmemorativa de Sutton Mercer, llena de fotos de
Sutton, con la canción “Candle in the Wind” de Elton John sonando de fondo. El
libro de visitas ya estaba lleno de comentarios de los compañeros de Sutton.
Leí la página por sobre el hombro de
Emma. ¿Estarían todos hablando de lo bravucona que fui? ¿Dirían que me lo
merecía? ¿Alguien me extrañaría? Pero la mayoría de los comentarios eran
superficiales. Siempre recordaré lo linda
que se veía en el baile de tercer año de secundaria, había comentado
alguien llamado chica_gatosalvaje. Me
gustaba tanto en octavo grado, decía otro comentario, y ¿Recuerdan su fiesta de cumpleaños 16? ¡Esa
noche marcó la historia de Hollier! Parecía que nadie realmente me conocía
por debajo de mi brillante y popular exterior. Pensándolo bien, no era como que
yo haya permitido que mucha gente vea más allá de esa parte mía.
Emma parecía notar lo mismo. Abrió
Twitter, segura de que encontraría algo de Gabby y Lili. Ciertamente, habían
estado comentando toda la situación.
@Lili_Fiorello: Yo lo diré ahora: Es una broma. Esto es muy loco para ser real.
@Gabby_Fiorello: Sutton Mercer no se dejaría ser aniquilada
por una endeble perra de segunda del mercado negro.
Y luego, pocas horas después,
simplemente:
@Gabby_Fiorello: Sutton, te amamos y te extrañaremos por
siempre.
Ambas habían cambiado sus fotos a
cuadrados negros. A Emma le dolía el corazón. Sabía que Sutton y sus amigas
nunca habían sido de hablar cosas íntimas, pero también sabía que por debajo de
la superficie, se preocupaban profundamente por cada una. Luego se dio cuenta
de algo: Gabby y Lili también eran gemelas. Se preguntó si creían los rumores
de que Emma había matado a su propia hermana. Quizás estaban uniéndose a la CGI
en ese mismo instante.
Por horas Emma estuvo sentada con el
computador, leyendo historia tras historia y buscando pistas. Cuando una puerta
de auto se cerró afuera, Emma se sorprendió de ver que ya eran las tres. Yendo
de puntillas hacia la ventana que daba hacia la parte de enfrente, movió un
listón de las persianas venecianas de Ethan—y se congeló.
Un auto policial había llegado a la
entrada de autos, e Ethan se estaba bajando por la puerta del acompañante. Se
detuvo para decirle algo al oficial en la parte de enfrente—Corcoran otra vez.
Reconoció el cabello castaño rapado. Luego Ethan asintió y caminó hacia la
casa.
Lo recibió en la entrada. Lucía
cansado pero tranquilo, su mochila colgaba de uno de sus hombros tras él.
- ¿Qué pasó? – exclamó.
- Está todo bien. – Él fue hacia
ella, dejando caer su mochila en el suelo junto a él. Al enderezarse, ella vio
una cicatriz que nunca había notado en su frente, sobresaliendo del borde entre
la cara y el cuero cabelludo. Ella repentinamente quiso besarla. – Fui por
cuenta propia.
Emma quedó boquiabierta. - ¿Qué?
- No podía simplemente quedarme sentado
y no hacer nada. Tienen que saber que eres inocente. – Levantó su mano y la
puso en la mejilla de Emma. – Les dije que yo no sabía que tu era Emma
realmente pero que no me importaba. Dije que te amo, seas quien seas—y que yo
creía que tú eras inocente.
Su mano en su cara la hizo sentir
momentáneamente mareada. El escalofrío que había sentido cuando vio el auto
policial fue reemplazado por un cálido cosquilleo.
Ahora la voz de Ethan era baja. – Y
les dije que había visto a Garrett corriendo por el cañón, la noche en que
Sutton murió.
Ella parpadeó. – Espera, ¿Qué? Si
viste a Garrett la noche del asesinato, ¿Por qué no me lo dijiste antes?
Él miró de lado a lado, aunque
parecían estar completamente solos en el pasillo. – No lo vi realmente. Pero
fue el único modo que se me ocurrió para hacer que la policía lo mire más de
cerca. Tú viste su auto en las instantáneas de la cámara de seguridad del
estacionamiento, ¿No? Puede que yo no lo haya visto, pero él estaba allí.
- Ethan, ¿Te das cuenta de lo profundo que es
el pozo que te estás cavando a ti mismo? – chilló. – No le vuelvas a mentir a
la policía—no por mí. ¿No es suficientemente malo que yo haya estado mintiéndole a todos?
Su mano se alejó de su mejilla, y
´se miró sus pies. – Lo siento. Sólo—pensé que ayudaría.
Una puerta se abrió en algún lugar
de la casa, el rápido tamborileo de un comercial de autos usados se escuchó.
Ethan miró furtivamente al pasillo. Luego de un momento se escuchó el sonido de
un la cadena de un baño, y luego la puerta se volvió a cerrar y el sonido de la
TV se volvió sordo y distante una vez más. La Sra. Landry había vuelto a su
cueva.
Emma respiró profundo. Garrett había estado en el cañón, después de
todo. Quizás Ethan estaba en lo cierto—ahora la policía tenía que investigar al
ex de Sutton. – Tienes razón, - dijo, tocándole el hombro. – Gracias. Lo siento
por alterarlo. Tengo mucho miedo de que la policía vaya a meterte a ti también
en esto.
Él negó con la cabeza. – Emma, haría
lo que sea por ti. Quiero mantenerte a salvo. – Se agachó para abrir su mochil,
y cuando se volvió a parar le puso algo en las manos. Emma miró hacia abajo y
vio un teléfono prepago, aun en el paquete. – También pasé por Radio Shack y te
compré esto.
Ella se acomodó. La caja se sentía
extrañamente pesada. – Ya has gastado demasiado dinero en mí, Ethan.
- Sí, pero necesitas un teléfono, -
dijo. – Ahora estoy a sólo una llamada de distancia. Si me necesitas, vendré
corriendo. – La abrazó por la cintura, acercándola a él. El contacto le hizo
sentir un brillo de calidez en su cuerpo, y ella lo abrazó por el cuello.
- Realmente necesito ponerme al día
en cálculo, - dijo, poniendo su frente contra la de ella. – Pero cuando acabe,
¿qué tal si compramos comida para llevar y hacemos un picnic? Sé de un sitio
genial a tan solo unos metros de distancia, donde los paparazis nunca nos van a
encontrar. Está justo detrás de mi casa, de hecho.
Ella sonrió. - ¿Te refieres a tu
patio?
- ¡Has oído del lugar! – la molestó.
– Vamos. Tú, yo, la luz de la vela de limoncillo. El mejor tom kha gai de la
ciudad…
- De acuerdo, - dijo riéndose.
Al verlos, era casi como si mi
corazón se relajara por un momento. Incluso con toda la locura en su vida, mi
hermana había encontrado a alguien quien realmente se preocupaba por ella.
Cuando vi el modo en que la miraba, me hizo desear que, algún día, cuando todo
esto acabe, puedan salir adelante.
Y me sentí agradecida de que se
tendrían el uno al otro cuando—si es que—fuera a ocurrir.
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