Emma encendió el auto de Ethan, moviendo torpemente el
pedal, de modo que el auto avanzó un par de metros a saltos antes de avanzar
normalmente. Condujo hacia la salida, esquivando por poco a una chica rellena
quien llevaba una mochila con forma de panda. A un par de metros, Tricia
Melendez estaba de pie cerca de su camarógrafo. Emma rechinó sus dientes. Sin
mirar a la calle que se aproximaba, apretó el acelerador con fuerza, saliendo a
la calle justo cuando la reportera empezó a correr hacia el auto. Mientras el
auto rugía alejándose de la multitud, alcanzo a oír a Tricia gritando: - ¡Emma!
¡Emma! Emma, ¿Qué planeas hacer después?
Nunca había odiado tanto el sonido
de su propio nombre.
Sus ojos se pusieron borrosos por
las lágrimas mientras entraba a un vecindario rodeado de casas adosadas color
pastel. En un jardín un terrier corría a lo largo de una reja metálica,
ladrando mientras ella pasaba. Un anciano tambaleándose con un par de podaderas
en una mano la miraba de forma sospechosa.
Su corazón se hundió al mirar su
espejo retrovisor. Un BMW azul marino estaba siguiéndola de cerca. Lo reconoció
inmediatamente—era el auto de Thayer. Le tocó la bocina suavemente, haciendo
señas para que pare. Su pulso se aceleró. Si Madeline y Charlotte estaban
enojadas, él debía estar lívido.
De todos modos, Emma respiró
profundamente, luego se detuvo en la orilla. La culpa de ocultarle la muerte de
Sutton la había estado comiendo viva. Él se merecía la verdad, y parte de ella
creía que se merecía lo que estaba por recibir.
Bajó la ventana. Thayer la miró a
los ojos por un largo momento antes de hablar.
- Sabía que había algo raro contigo,
- dijo finalmente. – Lo sabía.
Emma tragó saliva. Su pulso era
audible en su oído. – Intenté decirle a todos al comienzo. Pero nadie me
escuchó. – Se dobló de dolor, preparándose para la arremetida de insultos.
Pero Thayer asintió, tenebrosamente
calmado. – Lo sé. Laurel me lo dijo.
Con un suspiro de alivio, Emma se
bajó del auto y siguió a Thayer hacia un parque de juegos vacío que estaba a la
vuelta de la esquina. Un carrusel oxidado se movía suavemente con el viento.
Los tubos de escalar tenía forma de una araña roja gigante, sus largas piernas
metálicas estaban cubiertas de puntos de apoyo para escalar. Emma se sentó en
uno de los columpios, sin energía, dejándose llevar lánguidamente. Thayer se
apoyó contra uno de los pilares de soporte del columpio, cruzándose de brazos.
- Estabas actuando demasiado amable.
– dijo Thayer.
Emma lo miró frunciendo el ceño. -
¿Qué?
- Eso es lo que dijo Laurel: Eras
demasiado amable para ser Sutton. No hiciste un buen papel actuando de ella. –
Thayer se encogió de hombros. – Bueno, supongo que hiciste un buen trabajo.
Todos se lo creyeron. Pensándolo bien, habría sido una locura no creerlo. Digo,
yo pensé que me estaba volviendo
loco.
- Thayer, lo lamento tanto— - Emma
comenzó a decir, pero Thayer la interrumpió.
- Guárdatelo, - dijo cortantemente.
Sus ojos se entrecerraron mirando a Emma. – Sólo dime— ¿Tú mataste a Sutton?
- No. – Emma miró hacia abajo,
sacudiendo su cabeza. Aunque todo el mundo pensaba que ella lo había hecho, de
alguna forma, que Thayer creyera que ella podría haber herido a su propia
hermana, le dolía más. – Todo este tiempo he estado intentando de averiguar
quién lo hizo. – Miró a Thayer, quien estaba mirando a la calle. – Pregúntale a
Laurel—mi primera mañana aquí, había un mensaje para mí en su auto. Pensó que
era una carta de amor. Pero era una amenaza del asesino. Decía que si no seguía
pretendiendo ser Sutton, yo sería la próxima. Está en el cuarto de Sutton, si
es que la policía no se la ha llevado. – Una nube se puso sobre el sol, y los
colores del mundo se suavizaron como si alguien estuviera girando una perilla.
– He recibido tres mensajes desde que llegué aquí. Le conté a Quinlan. Hay un
cojín morado con una costura abierta en el cuarto de Sutton—las escondí al
interior y lo volví a coser. Pregúntale a Laurel si la policía ya lo fue a
buscar. – Emma se miró las piernas. – Y no fue sólo a mí a quién amenazó. Dijo
que heriría a todos ustedes si no hacía lo que él decía. A ti. A Laurel. A los
padres de Laurel. A todos.
Thayer afirmó el poste. - ¿Entonces
un maniaco ha estado observándote por meses, asegurándote de que sigas
engañándolos a todos con que eres Sutton? – Había un inequívoco tono de
escepticismo en su voz.
- Mira, sé que suena como una
locura. Es una locura. Pero sí. El
asesino de Sutton ha estado observando cada movimiento que hago. – Emma se
detuvo. – mi primera semana aquí, alguien me ahorcó con el collar de Sutton
durante una pijamada en la casa de Charlotte, advirtiéndome que siga actuando.
Luego esa lámpara casi se cayó sobre mí en el ensayo de la corte del baile de
bienvenida, con otro mensaje de advertencia. Y… - Su voz se puso más baja, pero
continuó. – Y creo que quien mató a
Sutton también mató a Nisha. Estoy casi segura de que Nisha se enteró de
la muerte de Sutton esa noche, y murió por ello.
La cara de Thayer palideció, pero no
se movió. Miró a Emma con sus ojos verdes muy quietos. – Supongo que eso
explica por qué me hiciste tantas preguntas raras cuando estuve en la cárcel.
Pensabas que yo lo hice, ¿no?
Emma titubeó, luego asintió. – Ahora
sé que no eres capaz de nada así. Pero cuando había llegado recién aquí, no
sabía nada de nadie. Todos eran sospechosos. Tú, Mads, Charlotte, Gabby, y
Lili. – Se detuvo. – Incluso Laurel.
Emma se quedó en silencio, temblando
con la brisa de la mañana. Por unos minutos, los únicos sonidos fueron las aves
canturreando en los bajos árboles. Una niñera de edad universitaria quien
llevaba un chaleco y calzas empujaba un coche por la calle. Empezó a entrar al
parque de juegos, pero pareció cambiar de opinión cuando vio a los dos
adolescentes allí durante las horas de escuela. Emma se balanceaba suavemente,
las cadenas crujían sobre su cabeza.
- ¿Bueno? – Thayer preguntó luego de
un momento de silencio. – ¿Quiénes son tus sospechosos ahora? ¿Tienes alguna
pista?
Emma se tiró una de sus cutículas,
su mente se echó a andar rápidamente. Thayer podría tener información que ella
necesitaba, algo que pudiera ayudarla a derrotar a Garrett antes de que él se
las arreglara para inculparla. Entonces esta pesadilla habría acabado.
Pero pensó en los mensajes que había
recibido, las advertencias. Había estado un paso más atrás que Garrett desde
que llegó a Tucson. Ethan ya estaba en peligro sólo por ayudarla. No quería
arriesgar más vidas.
- No, - mintió. – Y de todos modos,
no quiero que te involucres. Es muy peligroso.
Thayer dio un paso al frente
rápidamente, para estar directamente frente a Emma. – No soy estúpido. Sé que
tienes un sospechoso. – Bajó la voz. – Crees que es Garrett, ¿no? Por eso me
estabas haciendo todas esas preguntas sobre él el otro día.
Emma titubeó.
Thayer parecía leer sus miedos en su
cara. Él sacudió su cabeza impacientemente. – No voy a rendirme en esto. –
Apareció el luto en sus ojos, tan fresco
que Emma tuvo que mirar a otro lado. Su voz temblaba. – Alguien me quitó a
Sutton, - dijo ferozmente. – Y quiero que esa persona lo pague.
El dolor en la voz de Thayer me
quebró, el miedo y el amor se peleaban por controlar mi corazón. Yo no quería
nada más que Thayer esté a salvo, fuera del alcance de Garrett. Pero al mismo
tiempo, la violencia de sus sentimientos me emocionaba un poco. Thayer me
amaba—y no dejaría que Garrett se salga con la suya con lo que había hecho.
Emma se afirmó de las cadenas del
columpió, suspirando mientras dejaba
caer su cabeza. Un momento después Thayer se agachó junto a ella.
- ¿Emma? – insistió.
- Ok, - dijo finalmente en voz baja.
– Pero no hagas nada estúpido, Thayer. No puedes ir tras Garrett. Terminarás en
prisión, o peor.
- No me importa, - miró hacia atrás,
sus manos se estaban apretando en sus muslos. Ella le tiró con fuerza la manga,
forzándolo a mirarla a ella.
- A Sutton le importaría, - dijo suavemente.
Ella estaba en lo cierto. La imagen
de Thayer en prisión, mirando el bloque de cemento por el resto de su vida,
hizo que se me revuelva el estómago. Pero era aún peor la posibilidad de que
Thayer podría terminar como yo—asesinado, su familia y amigos lo perderían para
siempre.
Emma no dejó de mirar a Thayer a los
ojos. – Promételo. Por Sutton.
Su mandíbula se tensó, y se volteó.
Luego de un momento asintió con un movimiento pequeño. Ella miró las
amarillentas montañas, donde las esponjosas nubes se dirigían hacia el infinito
azul. – Garrett definitivamente estuvo en el cañón la noche que Sutton murió, -
dijo suavemente, abrazándose las rodillas. – Cuando la policía me interrogó, vi
una foto de cámara de seguridad que mostraba su auto en el estacionamiento. Y
Louisa mencionó que llegó a casa en medio de la noche. Lo recordaba porque él
había estado muy enojado. Algo realmente lo alteró. Ella pensó que él y Sutton
debían haber terminado
Thayer se quedó perfectamente
inmóvil, pero ella pudo ver que los músculos de sus hombros se pusieron tensos.
- Pero no tengo forma de
demostrarlo. Todo es circunstancial. Tú no viste nada sospechoso en el cañón
esa noche, ¿O sí? – Emma lo miró por el rabillo del ojo. Frente a su cara
triste y de mal agüero se estaban formando nubes tormentosas, tristes.
Repentinamente empezó a asustarse: ¿Y si había sobre estimado el control de
Thayer sobre sí mismo? ¿Y si no podía
cumplir su promesa? Antes de haber ido a terapia, su temperamento había sido
casi tan legendario como el de Garrett. De la forma en que lucía ahora, no
estaba segura de que él fuera a ir tras Garrett y despedazarlo en este
instante.
- ¿Además de que las luces del auto
apuntaban directo hacia mí? No. – Thayer entrecerró los ojos. - ¿Entonces también
crees que Garrett me atropelló?
Emma asintió, tocando uno de los
pequeños agujeros de desgaste en sus jeans. – Él es violento. Al comienzo lo
asocié al término de la relación. Pero creo que es más profundo que eso, - lo
miró a los ojos. – Todos hablan sobre algo que le pasó a Louisa, algo muy traumático.
¿Sabes de qué hablan?
Thayer parpadeó sorprendido. – Si,
lo sé. Fue bastante retorcido.
Mis orejas cosquillearon. Thayer
respiró hondo. – El año pasado, Garrett llevó a Louisa a una fiesta. Fue casi
como una broma—ella sólo era una pequeña chica rara e inocente de primer año.
Creo que se le metió en la cabeza que él iba a iniciarla en su vida de
secundaria o algo así. Ya sabes, emborracharla por primera vez, presentarla a
todos sus amigos. Pero la fiesta se salió de control. – Thayer se estremeció. –
Yo estaba allí. No es que recuerde mucho—estaba bien jodido. Como sea, en algún
punto de la noche Garrett le perdió el rastro a Louisa. Supongo que al comienzo
no se preocupó mucho. Digo, era una fiesta. Simplemente asumió que estaba
nadando o bailando o lo que sea. Pero después de un rato empezó a entrar en
pánico. Nadie la había visto en horas, y la gente estaba empezando a irse.
Desordenó todo el lugar buscándola. Finalmente terminó llamando a la policía.
Emma de repente se dio cuenta de que
había estado aguantando la respiración, y tomó aire profundamente. Una parte de
ella sabía lo que venía y no quería oírlo—pero necesitaba la verdad.
Los ojos de Thayer eran distantes y
brillaron cuando volvió a hablar. – La encontraron en el cobertizo de la piscina,
inconsciente. Golpeada fuertemente. – Sus labios se retorcieron con disgusto. –
La habían violado.
- Oh dios mío, - susurró Emma. Una
sensación de nauseas atravesó su cuerpo.
- Atraparon al tipo, - continuó
Garrett. – Su nombre era Daniel Preuss. Ya se había graduado, pero había estado
en el equipo de futbol. Era un buen amigo de Garrett.
El recuerdo resurgió en mí mientras
Thayer hablaba. Yo no estuve en esa fiesta—había sido la semana del campeonato
estatal, y había estado en Glendale con el resto del equipo de tenis. Garrett y
Louisa estuvieron fuera de la escuela por algunas semanas, pero recordaba el
momento en que volvió. Él lucía tan vulnerable, tan perdido. Eso hizo fácil
ignorar sus cambios de humor, sus rabietas temperamentales—porque después de
cada arrebato, lucía tan angustiado. Le inventaba excusas cada vez.
Pero estaba más roto de lo que yo
había notado. Vi su cara esa noche en el cañón, retorcida en una máscara de
rabia, las cosas terribles que me gritó. Lo celoso que estaba porque yo salido
con Thayer. Cómo me llamó puta por usar shorts, su respiración enojada y
caliente por el whiskey. Él odiaba el hecho de que yo quería acostarme con él—y
también se odiaba a sí mismo por querer acostarse conmigo. Lo que le pasó a
Louisa lo destrozó, y me castigaba a mí por su propio miedo y asco hacia sí
mismo por no haber podido protegerla.
El estómago de Emma se apretó en una
pequeña bola en su interior, su cabeza daba vueltas. – Eso es… horrible, -
suspiró.
Thayer asintió. – Si. Garrett nunca
se recuperó realmente.
A pesar de todo, Emma sintió una
punzada de lástima en su pecho. Ni siquiera podía imaginarse el tipo de dolor
que Louisa y Garrett habían sentido. Pensándolo bien, recordó que lo mismo le
había pasado a ella—alguien había herido a su hermana de forma inimaginable, y
tenía que vivir con eso. Sutton no se merecía lo que le pasó del mismo modo en
que Louisa no lo merecía.
Levantó la vista para ver a Thayer
mirándola de cerca. - ¿Entonces crees que lo que le pasó a Louisa lo hizo
cambiar? – preguntó.
Emma se enderezó, estirando las
piernas frente a ella. – Quizás. Pero no importa, ¿O sí? Él mató a mi hermana,
y no me importa cuales sean sus excusas. Él es peligroso, y tengo que encontrar
la forma de demostrarlo.
Thayer se quedó en silencio por un
momento, estudiándole la cara.
- Sabes, eres tan parecida a ella. –
Sonrió con tristeza. – Digo, no sólo la forma en que luces. Cuando tienes ese
brillo de determinación en los ojos, me recuerdas tanto a ella.
Emma se dio cuenta de que se estaba
inclinando ligeramente contra el hombro de Thayer, sus brazos a penas se
tocaban. Ella sabía que debía cambiarse de posición, poner más distancia entre
ellos, pero no pudo conseguir moverse. Por un instante, algo magnético la
atraía hacia Thayer.
- Pero yo no soy ella, - dijo
suavemente, forzándose para alejarse. – Y tienes que cumplir tu promesa. No sé qué
voy a hacer si Garrett también te hace daño a ti.
Thayer cerró la boca, y sus manos
hicieron firmes puños. Pero respiró profundo y se levantó, sus ojos lucían
repentinamente claros. – Lo prometo. Sabes dónde encontrarme si necesitas algo…
Emma. – Luego se volteó y caminó
hacia su auto.
Lo observé alejarse, esperando que
Emma haya tomado la decisión correcta al decirle—y esperando contra todo
pronóstico que Garrett no lo mate también.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Los comentarios pasan por moderación así que no aparecen de inmediato :) (Para evitar spam y/o spoilers)
Recuerda suscribirte a tu comentario para recibir una notificación cuando alguien responde :)