Emma afirmó los costados del asiento
del copiloto del auto policial mientras el oficial aceleraba por la esquina.
Giró su cuello para mirar tras ellos a los reporteros siguiéndoles el rastro,
las vans de noticias y los autos baratos arrendados acosaban el parachoques del
policía como una jauría de lobos hambrientos Miró a Corcoran. Sus labios
estaban apretados.
Corcoran no respondió. Sus ojos
revolotearon al espejo retrovisor. Luego, sin advertencia, giró el manubrio en
una curva cerrada, bajando por un callejón que pasaba por detrás de un
Starbucks y un restaurant mediterráneo. Emma vio a tres vans pasar de largo.
Las manos de Corcoran estaban fijas en el manubrio, y luego apretó el
acelerador al máximo, y con un chirrido de las llantas el auto de patrulla
atravesó una intersección justo cuando la luz se puso verde.
Pensé en las veces que Mads y Thayer
y yo habíamos jugado Grand Theft Auto
en nuestra PlayStation vieja, antes de siquiera pensar que Thayer era lindo.
Esto era mucho mejor. Pero Emma no parecía muy feliz. Su pulso sonaba como loco
en sus oídos, y estaba agarrada de la manilla de la puerta, sus ojos muy abiertos.
– Menudo conducir, - murmuró.
Una sutil sonrisa pasó por los
labios de Corcoran, pero no dijo una palabra.
Condujeron el resto del camino hacia
la casa de Ethan en una ruta extendida, dándose una gran vuelta para volver a
la Ladera Catalina donde él vivía. Emma miraba a Corcoran por el rabillo del
ojo mientras conducía. No estaba segura de qué pensar de él, pero ciertamente
se había salido de su camino para protegerla de los reporteros, lo cual era más
de lo que Quinlan habría hecho.
Corcoran se estacionó afuera de la
casa de Ethan y apagó el motor. Ella se quedó sentada por un momento, mirando
el adosado desteñido, la luz del pórtico daba una débil luz sobre los escalones
y el columpio.
- Voy a esperar hasta que estés
adentro, - dijo Corcoran.
- Gracias, - dijo suavemente. Salió
del auto y caminó hacia la casa.
Antes de llegar a medio camino, la
puerta se abrió. Ethan bajó corriendo los escalones para recibirla, con la cara
llena de preocupación. Su cabello lucía negro como tinta en la oscuridad, pero
su cara estaba pálida. - ¿Qué está pasando?
- Los policías lo saben. – se
tropezó, sintiéndose debilitada. Ethan la abrazó y la estabilizó. – Quinlan
descubrió que no soy Sutton, usando mis registros dentales. Tiene a mi amiga
Alex de Henderson—sabe que le he estado mandando mensajes como Emma todo este
tiempo
Ethan tomó aire bruscamente. - ¿Y
creen que tú lo hiciste?
Asintió, rascándose los ojos con el
puño. La remera de Ethan tenía calaveras mexicanas estampadas por el frente, y
se encontró a si misma mirando los ojos vacíos. Le hizo pensar en las fotos de
la escena del crimen nuevamente, del cuerpo de su hermana arrasado por el
tiempo y los elementos. Cerró sus ojos con fuerza para borrar ese pensamiento,
inspirando el cálido aroma a vainilla.
- ¿Quién es ese?
Miró y vio que el auto de Corcoran
seguía allí. Sintió una avalancha de gratitud. Estaba muy oscuro para ver la
cara del hombre tras el parabrisas, pero sabía que estaba esperando para
asegurarse de que esté a salvo.
- Se quedaron con el auto de Sutton
para buscar evidencia, así que él intentó llevarme a casa. Pero… Los Mercer...
– sus labios temblaron. – Están furiosos, Ethan. Creen que yo maté a Sutton.
SU pecho subió y bajó al suspirar. –
Vamos, - dijo, llevándola escaleras arriba y por la puerta.
La casa de Ethan tenía un aura de un
gentil abandono. EL piso de madera estaba rayado, pero brillaba de lo limpio.
La decoración era vieja—el papel decomural floral tenía un aspecto de “casa de
la abuela” —y el aire olía viciado, como si las ventanas hubieran estado
cerradas por mucho tiempo. No había cosas amontonadas en ningún lado, no había
correo apilado ni un montón de ropa limpia a medio doblar. Emma se sintió
mareada, y sus rodillas cedieron. – Vamos a la cocina, - dijo Ethan
rápidamente, atrapándola. – Luces como que necesitas un vaso de agua.
La llevó por un corto pasillo hacia
la cocina de los Landry. Al contrario de la cocina alegre y temática de piña de
los Mercer, esta se sentía vacía y sin alma, con algunos paños sin combinar y
un mantel gris. Un calendario de dos años de antigüedad con la foto de un gato
persa colgaba en la pared, puesto en Marzo.
No notaron a la madre de Ethan hasta
que prendieron la luz. Había estado sentada en la oscuridad en una mesa
cuadrada junto a la ventana, quieta y callada. Estaba en los huesos, su cabello
era liso y apagado, las orillas de sus ojos estaban arrugadas como pergamino.
Cuando entraron, saltó un poco por la sorpresa.
- Hola, Sra. Landry, - dijo Emma
nerviosa. No sabía cuánto sabía la mamá de Ethan— ¿Veía las noticias?
¿Recibiría en su casa a alguien que era el centro de tanto drama?
La mujer no dijo nada sino que miró
silenciosamente a Emma por varios segundos. Emma no sabía si era su imaginación
o no, pero creyó detectar una pista de miedo en los ojos de la mujer. Lo sabe, pensó Emma, con su corazón
hundiéndose. O al menos sabe de qué he
sido acusada.
Luego de un momento, la Sra. Landry
se levantó lentamente y se escabulló sin decir nada hacia el pasillo. Ethan ni
siquiera miró a su madre cuando ella pasó por el lado. Él acercó una silla para
Emma y gentilmente la empujó para que se siente.
- ¿Vas a estar en problemas por
recibirme aquí? – Preguntó temblorosamente.
- No te preocupes, - dijo. – Mi mamá
simplemente… no está acostumbrada a tener visitas. Se le va a pasar.
Aunque raramente hablaban de esto,
Emma sabía que Ethan tenía una relación tensa con su mamá. Su papá básicamente
se fue corriendo cuando le dio cáncer a la Sra. Landry, e Ethan la había
cuidado a lo largo de todo el sufrimiento. Pero cuando su papá comenzó a abusar
de la Sra. Landry, e Ethan golpeó a su papá
para hacer que pare, ella acusó a Ethan a la policía, no a su papá. Emma
sabía todo esto porque había encontrado un archivo psiquiátrico sobre Ethan hace
algunas semanas mientras buscaba el archivo de Becky, y él le había confesado
toda la historia. Tantas familias tristes,
pensó con pena.
Cuando Ethan empezó a servirle un
vaso de agua, Emma se volteó—y vio el fantasma de Sutton mirándola. Casi saltó
de su silla.
Pero luego volvió a mirar—y por
supuesto que no era el fantasma de Sutton. Era el reflejo de Emma, hechizada y
pálida en el vidrio de la ventana que daba hacia la oscura noche. Su cabello
estaba enredado, su cara manchada con lágrimas.
Ethan le pasó el agua. Estaba en un
vaso de souvenir con una foto de Miss Piggy en una motocicleta. – Hay más, -
Emma dijo. – Ethan, Garrett estuvo en el cañón esa noche. Vi el archivo del
caso del asesinato mientras Quinlan estaba fuera de la habitación. Su auto estaba
en el estacionamiento.
Ethan abrió los ojos. - ¿Estás
segura de que era él?
- Sí. – Tomó aire. – Y esta tarde,
antes de ir a la policía, fui a su casa.
Ethan tartamudeó, escupiendo el
trago que acababa de beber. - ¿Tú qué?
- Lo siento por no decírtelo
primero, - dijo rápidamente. – Pero ya terminé de jugar el juego según las
reglas de Garrett. Es tiempo de ir a la ofensiva. Como sea, hablé con Louisa.
Dijo que él llegó a casa bastante enojado la noche en que Sutton murió, que
estaba fuera de control. E Ethan… tiene una prescripción de Valium. – Bajó la
voz de nuevo. – Eso es lo que estaba en la sangre de Nisha cuando murió.
Mi mente recordó la mirada de rabia
en la cara de Garrett, esa noche en el cañón. Sabía por qué me había
matado—tuvo un ataque de celos después de que me pilló con Thayer. Pero la
muerte de Nisha parecía no haber sido por la agitación del momento; drogarla y
empujarla a la piscina habría requerido deliberación y planificación. ¿Qué hizo
que decida que ella tenía que morir?
Unas arrugas de preocupación
aparecieron en la frente de Ethan. – No deberías haber ido a su casa Ha estado
advirtiéndote que dejes de buscar respuestas. ¿Qué va a hacer cuando su mamá o
su hermana le digan que estuviste allí?
Emma golpeó su palma en la mesa por
la frustración. – Ethan, ¿Qué más me puede hacer? Ya me buscan por el asesinato
de Sutton. Si no puedo probar que él la mató pronto, voy a ir a prisión… y él
va a ser libre. No puedo permitir que eso ocurra.
- Lo s, - dijo, rascándose la cara
bruscamente con sus manos. – Es solo que odio que hayas tomado un riesgo como
ese. – Miró su vaso de agua. – Todo apunta hacia Garrett, ¿no?
Emma asintió. Todas las piezas
encajaban—y a partir de lo que había visto en el temperamento de Garrett, era
fácil creer que él era capaz de asesinar. – Pero aún no tengo nada que llevarle
a los policías.
- ¿Y la llave? – preguntó,
apoyándose en el respaldo de su silla. Emma sintió el bolsillo de sus jeans,
donde la pequeña llave plateada abrazaba su cadera. La sostuvo en la palma de
su mano, apretando los ojos para
intentar entender lo que estaba grabado en la placa metálica a la que estaba
unida.
- Es demasiado pequeña para un auto
o una causa. ¿Para qué más podría ser? – suspiró. – Hasta donde sabemos, podría
ser para la cadena de su bicicleta o algo así.
- No lo sé, Emma. – Ethan tocó la
parte de atrás de la etiqueta, donde las indistinguibles S.M. estaban rasgadas.
– Esas son sus iniciales.
Se quedaron sentados en silencio por
un momento, la llave sobre la mesa entre ellos. Los eventos de la tarde daban
vueltas furiosamente en la cabeza de Emma. En tan solo unas horas, había
perdido el lugar que había aprendido a llamar hogar, y la familia que había
llegado a querer.
- ¿Qué voy a hacer? – preguntó
suavemente, dibujando una línea en la condensación de su vaso. – No tengo
dinero, ni un lugar a donde ir. Las pocas cosas que traje a Tucson ahora son
evidencia, y todo lo demás era de Sutton. Ni siquiera tengo un cambio de ropa.
Ethan le puso una mano en la
rodilla, apretándola casi dolorosamente. – Vas a quedarte aquí. Al menos hasta
que podamos resolver esto.
- Ethan, no. No puedo ponerte en
peligro. Alex ya está en problemas por ayudarme. ¿Y qué hay de tu mamá? Ella no
me quiere aquí.
Ethan bajó su vaso y la miró, tenía
una expresión sincera y gentil en la cara. – Emma, te amo. Sé que nadie nunca
ha estado a tu lado cuando has estado en problemas, pero no importa lo que
cueste, voy a hacerte creer que yo voy a ser quien haga eso. No voy a dejarte.
Su corazón saltó violentamente.
Ethan estaba en lo cierto—nunca había dependido de nadie en su vida. Después de
ser abandonada por Becky, y sobrevivir al riachuelo de padres adoptivos
temporales decepcionantes que vinieron después, Emma había aprendido a no
depender de nadie aparte de sí misma. Sus amistades y relaciones habían sido
mayoritariamente cortas y superficiales, fácilmente hechas y fácilmente
deshechas. Hasta Ethan.
- No quiero que te involucres, -
susurró. – Van a acusar a Alex por instigación y complicidad—quizás incluso
conspiración. Podrían acusarte de las mismas cosas.
Él la acercó. – Nada me va a pasar.
– Le levantó el mentón gentilmente, mirándola a los ojos. – Quédate conmigo
Déjame ayudarte con esto, y protegerte.
Emma suspiró y se acurrucó en su
pecho con satisfacción. – No sé qué haría sin ti.
- ¿Bromeas? Yo no sé lo que yo haría
sin ti. Dios, Emma… - Sus ojos azul
oscuro eran grandes y sinceros. – No creo haber entendido el amor hasta que te
conocí.
Le entrelazó los dedos con los
suyos, el corazón de Emma cantaba en su pecho.
- ¿Entonces te quedas? – preguntó Ethan,
acariciándole la muñeca con la punta de sus dedos. Ella tembló, y por primera
vez en días no tuvo miedo.
- Me quedo, murmuró.
- Está arreglado entonces. – Su cara
se convirtió en una sonrisa chueca, y la tomó de la mano. - ¿Quieres ir a ver
TV, alejar tu mente de todo esto?
Al seguir a Ethan por el pasillo, de
repente Emma se preguntó— ¿Dónde iba a dormir esa noche? Sus mejillas se
enrojecieron al imaginarse la gran cama de Ethan con las cubiertas
cuidadosamente colocadas y estiradas. ¿La iban a compartir?
Las paredes del living estaban
pintadas de un color rosa grisáceo, con un complejo diseño en stencil de
enredaderas en pintura verde oscuro. Un reloj decorativo de oro estaba por
encima de una ventosa chimenea, imitando la habitación en su reflejo. Tal como
el resto de la casa, ese cuarto estaba impecablemente limpio, aunque había
partes sin tela en los brazos del sofá floreado azul, y la alfombra floreada
tenía manchas.
Emma se sentó junto a Ethan,
doblando sus piernas debajo suyo y acurrucándose en su hombro. La tv se
encendió con un gran zumbido—y casi inmediatamente, aparecieron fotos de Nisha
Banerjee en la pantalla. La respiración de Emma se detuvo al ver eso.
- La policía dice que el intruso
sabía el código de la alarma de la casa de los Banerjee, así que la alarma no
se activó. Sin embargo, el Sr. Banerjee estaba en casa en ese momento, y vio al
intruso enmascarado antes de que lograra escapar, - dijo una familiar voz
enérgica. Era Tricia Melendez reportando las noticias de la tarde.
Ethan frunció el ceño. – Quería alejar tu mente de esto, - murmuró,
buscando el control remoto. Ella le afirmó el brazo.
- Espera, - susurró.
Tricia Melendez continuó. – Los
oficiales llegaron a la escena en minutos, pero el delincuente ya se había ido
del lugar. La única información que el Dr. Banerjee pudo darnos fue que la silueta
lucía ser de al menos seis pies de altura y estaba usando una sudadera oscura con
gorro.
La cámara mostró a Quinlan, su cara
estaba profundamente marcada por las brillantes luces de la cámara. – Es
posible que esta haya sido alguna especie de broma. La muerte de la Señorita
Banerjee fue un caso de gran notoriedad, y desafortunadamente eso
ocasionalmente puede atraer un cruel acoso. Afortunadamente nada fue robado o
destrozado.
Emma miraba boquiabierta a la
pantalla, luego de repente se puso de pie, corriendo hacia la ventana y
moviendo las cortinas color palta. La casa de los Banerjee estaba al lado,
silenciosa y oscura. Podía ver la ventana de Nisha, las cortinas se veían
pálidas y fantasmales a la luz de la luna.
- ¿Sabes lo que significa esto? –
Exclamó Emma. Su reflejo la miraba emocionada. Sintió que Ethan se movió tras
ella y se volteó para mirarlo a los ojos. – Esto significa que Garrett aún no
tiene lo que sea que Nisha estaba ocultando. – Tomó la manga de la polera de
Ethan. - ¡La evidencia sigue allí!
Ethan palideció, el color se drenó
de sus mejillas. – Jesús, - murmuró. – Emma, espero que no estés pensando en
colarte allí también. EL Dr. Banerjee nunca va a dejarte entrar ahora que sabe
quién eres.
Pero un destello de energía crecía
en Emma. Finalmente, después de estar indefensa por tanto tiempo, había
encontrado la salida que había estado esperando. Sea lo que sea que Nisha
tenía, Garrett la había asesinado por eso. Ciertamente demostraría que había
matado a Sutton, si no a ambas.
- Tenemos que ir allí, - dijo. – Deberíamos
ir ahora, antes de que Garrett averigüe un modo de volver a entrar a la casa.
Estaba a mitad de camino hacia la
puerta cuando la mano de Ethan le agarró la muñeca, volteándola para darle la
cara. - ¿Estás loca? – preguntó, su voz ronca por la emoción. – Emma, Garrett
estuvo aquí. A una casa de distancia. Se escapó una vez que se dio cuenta de
que el Sr. Banerjee estaba en casa, pero
no va a cometer el mismo error otra vez. Y si te ve intentando entrar a casa de
Nisha, ¿Quién sabe qué va a hacer?
Lo miró incrédula. – Hay algo en la
casa de Nisha que podría acabar con esto. ¡Vale la pena el riesgo! – le apretó
las manos con las suyas. – Si puedo resolver este caso, seré libre. Tú y yo
podremos estar juntos sin toda esta… esta locura rondando nuestras cabezas.
Los labios de Ethan se voltearon
hacia abajo mientras la tomaba por los hombros. – Si Garrett te ve allí, te va
a matar. Emma, por favor. – Tomó aire profunda y temblorosamente, y luego exhaló.
– Además, Garrett no es el único observándote. Si la policía te pilla
intentando entrar, van a encontrar un modo de ponerte en la cárcel. Tú misma
dijiste que sólo están buscando un motivo.
Emma miró para atrás a la ventana,
la frustración estaba creciendo en su interior. Las respuestas estaban tan
cerca, y aun así no podía alcanzarlas. Pero quizás Ethan tenía razón. Estaba
siendo observada muy de cerca. De mala gana se sentó en el sofá, con las manos
en puños.
Pero al menos había esperanza.
En la ventana, el fantasma de Sutton
la miraba, con esperanzas y aterrorizada. Te
prometo que vamos a resolver esto, pensó desesperadamente, esperando que su
hermana pudiera oírla. Y luego, mientras observaba, pequeñas partes de la cara
de Sutton comenzaron a desaparecer, como si se estuviera descomponiendo.
Emma se paró y dio un paso hacia la
ventana. Estaba lloviendo. Las gotas estaban golpeando la ventana, rompiendo su
reflejo en el vidrio y destruyendo el momento provisional de conexión que había
sentido con su gemela muerta. Estás
siendo tonta, Sutton nunca estuvo aquí, intentó decirse a sí misma, aunque
no pudo quitarse la repentina y aguda sensación de pérdida de encima.
- Estoy contigo, - susurré. Como
siempre, mi voz desapareció en la ancha brecha entre nosotras. Pero me hizo
sentir mejor decirlo en voz alta. Ahora que tenía la entrada negada en mi casa,
Emma era todo lo que yo tenía. Estábamos en esto juntas—lo supiera ella o no.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Los comentarios pasan por moderación así que no aparecen de inmediato :) (Para evitar spam y/o spoilers)
Recuerda suscribirte a tu comentario para recibir una notificación cuando alguien responde :)